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domingo, 6 de noviembre de 2016

CRITTERS. "Los engendros" cumple 30 años.


LOS ENGENDROS
Critters

Stephen Herek, 1986

Debo haber tenido seis años y hacíamos un viaje en autobús. Seguro fue un viaje largo, porque lo hicimos de noche y nos pasaron tres películas. No tengo idea de cuáles hayan sido las otras dos, pero la que sí recuerdo muy bien fue la última, que en todo el autobús sólo yo terminé de ver: una peliculita muy divertida que mezclaba en partes iguales Ciencia Ficción, comedia y horror que se me quedó súper grabada en la memoria. Después supe que esa película se llamaba Critters y la volvía a ver cada que la pasaban en la televisión, que era con frecuencia, e incluso la renté varias veces de mi videoclub favorito, y cuando viajé por primera vez a Nueva York, me la compré en DVD. Ahora que la volví a ver, la disfruté tanto como siempre. Sé que no es buena, pero me gusta mucho.


    La peli narra la historia de la familia Brown, quienes viven tranquilamente en su granja de Kansas llevando la vida de cualquier familia rural estadounidense de ésas que dejaron de existir con el siglo XX. Bradley (Scott Grimes), el hijo menor, tiene una gran imaginación y un gran talento para fabricar petardos y, aunque a su padre no le gusta, se junta con el ebrio del pueblo, Charlie McFadden (Don Opper). Una noche en la que todo parece normal, una nave alienígena en la que las voraces criaturas conocidas como Crites se fugaron de la prisión espacial de máxima seguridad aterriza en las tierras de los Brown. Los Crites no pierden ni un segundo y comienzan a hacer de las suyas, destruyendo y matando con sus dientes de tiburón, los dardos venenosos que disparan de su espinazo, y sus habilidades de rodar para desplazarse y crecer más y más mientras tengan una fuente de alimento. Todo parece perdido para los Brown hasta que un par de cazadores de recompensas extraterrestres aparecen en el pueblo para destruir a los Crites. Sin embargo, los cazarrecompensas no están interesados en nada más que exterminar a las viles criaturas y destruirán todo lo que se interponga en su camino para lograrlo.
    Bien. Con ese argumento, podrán ustedes darse cuenta de que esta película no es ninguna joya del Séptimo Arte, pero es divertida. Creo que la mejor forma de describirla sería como una versión ácida de Gremlins (Dante, 1984). Ya saben, unas criaturas malditas causando alboroto en situaciones tan cómicas como macabras. Por lo menos en ésta no es Navidad, sino un fin de semana común y corriente.


    Las criaturas titulares se ven bastante bien... digo, para el bajo presupuesto y si a nadie le molesta que sean evidentes puppets de látex con pelo de yak. Pero el diseño está padre, esos malévolos ojos rojos brillantes se ven geniales y la verdad es que tienen carisma. Además de que hablan, pero por suerte podemos entender su idioma gracias a la magia de los subtítulos.   
    Los Crites fueron diseñados, construidos y animados por el reconocido estudio de efectos especiales de bajo presupuesto Chiodo Brothers Productions, Inc. De los hermanos Stephen, Charles y Edward Chiodo, a quienes quizá recuerden por su genial película Payasos asesinos del espacio exterior (Chiodo, 1988). Quizá sus nombres no sean tan conocidos como los de Stan Winston o Rick Baker, pero los Chiodo han trabajado en numerosas producciones haciendo pequeñas secuencias de efectos especiales, sobre todo cuando éstos requieren de la técnica Stop-Motion. También han participado en varios episodios de Los Thunderman (2013- ) y Los Simpson (1989- ) con esta técnica de animación (las parodias de David y Goliath, y Wallace y Gromit, por ejemplo).


    El casting es bueno y en general la película está bien actuada, quiero decir, a todos los que están en pantalla uno les cree sus personajes y, claro, ayuda el hecho de que la mayoría sean actores poco conocidos. Atención a un jovencísimo Billy Zane ‒claro que recuerdan a Billy Zane... ¿No? Ese muchacho de barba partida y ojos azules siempre delineados que hacía el papel de Kit Walker en El Fantasma (Wincer, 1996)‒ haciendo el papel de Steve, el novio de la hija mayor, April (Nadine Van der Velde), que sufre un infausto sino en el granero familiar a manos de los Crites.


   Sí, todos eran benditos desconocidos, excepto dos: Uno de los atractivos para comercializar la película es la aparición, en el papel del sheriff Harv, de M. Emmet Walsh, cuya carrera es larguísima y nutrida, tanto en cine como en TV, pero lo recordamos mayormente por su rol de Bryant en Blade Runner (Scott, 1982); convirtiéndose así en ese actor de amplia trayectoria que ya está más o menos acabado y que aparece en películas chafonas como para certificar que sí son películas de verdad.


    Y por el otro lado, está Dee Wallace, quien saltara a la fama como la reportera Karen White en la seminal película de hombres-lobo El aullido (Dante, 1981); pero que terminara convirtiéndose en el arquetipo de la mamá gringa clasemediera de los 80 gracias a su participación en películas como E.T. El extraterrestre (Spierlberg, 1982) y Cujo (Teague, 1983), además de un montón de películas para televisión en las que la hacía de mamá.
    La producción está bastante bien y se ve que aprovecharon los 2 millones de dólares que costó la película. Se ve como si tuviera un presupuesto más grande ¡Y me encantan los vestuarios de los cazadores de recompensas! Es tan… Glam ‒perdón, no pude evitar pensar en Jem‒ sobre todo porque el cazarrecompensas Ug (Terrence Mann) toma la apariencia de la ficticia estrella de rock Johnny Steele en una escena de transformación verdaderamente de antología, en la que se lucen los recursos creativos más que los económicos.
    Por cierto que es el propio Mann quien interpreta la pegajosa canción Power of the Night, tema musical de la cinta.


    Como buena película nerda, Critters tiene un cierto número de referencias a otras cintas del género. Por principio de cuentas, la campaña publicitaria de “la casa que construyó Freddy”, New Line Cinema ‒cuando aún eran una casa productora independiente y su logotipo al inicio de las películas parecía como de juego de SuperNintendo‒, anunciaba a los Critters como los “primos” de los Gremlins. En la escena en la que los Crites destrozan la habitación de Bradley, además del peluche de E.T. al que le arrancan la cabeza a mordidas, en una de las paredes hay un poster de la película La galaxia prohibida (Holzman, 1982), una divertida bastardización de Alien, el octavo pasajero (Scott, 1979), producida por Roger Corman en Alemania; el logo del equipo de bolos bordado en la camisa de Jay Brown (Billy Green Bush) es una parodia del logo de Los Cazafantasmas (Reitman, 1984). Y, finalmente, la escena del Critter que sale del excusado es un guiño a otra copia de Gremlins: Ghoulies (Bercovici, 1984), producida por la legendaria Empire Entertainment. Y el hecho de que el gato de Bradley se llame Chewie siempre me hace pensar en Star Wars (Lucas, 1977).


    En los apartados técnicos, puedo elogiar la edición. Me parece que el corte y montaje de la película está bien logrado y la dota de una narrativa dinámica que tiene un gran ritmo. Asimismo, la iluminación es súper característica de las películas de los 80, con sus noches de tonos azules saturados.


    Así pues “la película de las bolitas ésas que se comen todo”, que es como la llama mi papá, no es ninguna obra de arte; pero sí que es divertida y por eso le guardo cariño. Al menos, fue lo suficientemente popular como para generar tres secuelas: Critters 2: el plato fuerte (Garris, 1988), en la que Bradley regresa a su pueblo natal en el peor de los momentos; Critters 3 (Peterson, 1991), en la que los Crites invaden un edificio de apartamentos en la ciudad de Los Ángeles y actúa un incipiente Leonardo DiCaprio; y la inmunda Critters 4 (Harvey, 1992) que, de hecho, fue filmada simultáneamente con la tercera,  en la que Charlie y los Critters son congelados para despertar en el año 2045 a bordo de una estación espacial, y cuyo único punto rescatable es la participación de Brad Douriff.
    ¡Y qué suerte que los mercenarios de una galaxia distante hablen inglés!
    ¡Ah! Por cierto: el argumento de Critters es casi casi un plagio del argumento de otra película de ínfimo presupuesto, la súper sangrienta Engendro diabólico (McKeown, 1983).


PARA LA TRIVIA: Corey Burton era el actor que hacía las voces de los Critters y dijo haber inventado su idioma mezclando francés con japonés.

Guión
0
Dirección
1
Actuación
2
Fotografía
1
Música
1
TOTAL
5



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