LA MASACRE DE TEXAS 2
The Texas Chainsaw Massacre 2
Tobe Hooper, 1986
¿Cómo haces para que la
continuación de una de las películas más exitosas en la historia del cine
supere a la original? ¡Ah, pues muy fácil! No lo intentas en absoluto. En vez
de eso, haces una película de un género completamente distinto ‒digo, le
funcionó a Aliens: el regreso
(Cameron, 1986)‒. Es más, haces una película que en realidad se está burlando
de la primera parte. Pocas parodias-secuelas a lo largo de la historia han
funcionado bien... en realidad, sólo puedo recordar La novia de Frankenstein (Whale, 1935) y Gremlins 2 (Dante, 1990), y La
masacre de Texas 2... pero por poquito.
La película cuenta la historia del teniente
“Lefty” Enright (el excelentísimo Dennis Hopper y sí, estoy seguro de que el
nombre de su personaje es un juego de palabras intencional), un policía del
estado de Texas que vive obsesionado con atrapar a los asesinos de sus
sobrinos, Sally y Franklin Hardesty ‒de la primera película‒, trece años atrás.
En los últimos años, una serie de desapariciones y extraños asesinatos parecen
indicar que los asesinos de los Hardesty han vuelto a las andadas y Lefty va
tras su pista. Días antes del esperado partido clásico de football Texas vs
Oklahoma, Vanita “Stretch” Brock (Caroline Williams), una guapa locutora de una
estación de radio local, registra en audiocinta el último asesinato de la
familia Sawyer (otro juego de palabras). Ahora, Lefty y Stretch unirán fuerzas
para rastrear a los Sawyer hasta su guarida y acabar con su reino de horror.
La historia de la génesis de esta película
siempre me ha parecido peculiar. Quizá hoy día no es poco común ver secuelas
que aparecen más de una década después de la película original, pero hace
treinta años esto era más bien extraordinario... y una especie de suicidio
comercial.
Cuando Tobe Hooper estrenó la primera cinta de La masacre… estaba listo para
hacer la secuela casi de inmediato. Y ya que, según los estudios que había
hecho, el género cinematográfico más popular era el horror, seguido muy de
cerca por la comedia, ya había decidido que la continuación de su película
fuera cómica. Por desgracia, la compañía que se encargó de distribuir la
primera cinta era en realidad un frente para lavar dinero de la mafia, por lo
que ni Hooper ni nadie recibieron las regalías que les correspondían, y el
director texano y sus abogados se enfrascaron en un litigio de más de una
década para recuperar los derechos de la cinta.
Para cuando Hooper consiguió los derechos
de La masacre de Texas y pudo
producir y estrenar una secuela, a nadie le importó. La película, producida por
Cannon Films, compañía experta en películas de serie B y en tomar malas
decisiones comerciales, fue un fracaso en taquilla. En gran medida, esto se
debió a que trece años antes la película original había sido única e
impactante, pero para 1986, año en el que el mercado ya había sido inundado por
Michaels; Noches de graduación; sangrientos San Valentines; Jasons; Freddys;
Re-Animadores; secuelas innecesarias, aunque sorprendentemente no tan malas de Psicosis; y toda la retahíla de slashers
y científicos sanguinarios, La masacre de
Texas 2 simplemente fue una película más del montón... y pasada de moda,
además.
Pero, ¿realmente era merecido tan infausto
sino? Francamente, creo que no. Creo que el público simplemente se ensañó con
esta película por ser tan diferente de la primera. O quizá sólo sea que la
tercera es aún peor y la cuarta raya en lo francamente insoportable, y por eso
ésta de pronto no se ve tan mal. Como sea, es entretenida y sí me hace reír en
algunas escenas.
La historia es descabellada; pero aun así
resulta más o menos verosímil y el guión le brinda una oportunidad a Tobe
Hooper, quien hace un cameo en la cinta como aficionado deportivo, de demostrar
que tiene mucho más talento para el horror que para la comedia. Quiero decir,
en general toda la cinta es más bien ramplona con un tono granguiñolesco y un
humor splatstick[1] que haría sonrojar a Tom y
Jerry.
Las actuaciones de todos son caricaturescas
y más tiradas hacia lo ridículo. Dennis Hopper hace un trabajo decente con
Lefty, quien en el último acto de la cinta se deschaveta por su fanatismo
religioso y termina en un fársico duelo de esgrima de motosierras contra
Leatherface (Bill Johnson). Y por si esto no fuera suficiente, Edwin Neil,
quien hiciera el papel de Hitchhiker en la primera cinta, no quiso regresar
para la segunda en el papel de Chop-Top, por lo que el personaje le fue dado al
actor ‒en aquel entonces novel, hoy día legendario‒ Bill Moseley, quien fuera
descubierto por hacer una parodia de Hitchhiker en el corto para TV The Texas Chainsaw Manicure.
Éste es otro elemento confuso en la
película. El personaje de Moseley podría pensarse que es una nueva versión de
Hitchhiker; pero no es así… aunque Hitchhiker sí aparece en la cinta. Me
explico: Chop-Top es el hermano gemelo de Hitchhiker (o algo así) que estuvo en
Viet-Nam y regresó después de los eventos de la primera cinta (ambientada en
1973, cuando la Guerra de Viet-Nam aún no concluía). Durante gran parte de la
segunda película, Chop-Top juega con un cadáver momificado que ha convertido en
títere; este cadáver se supone que es el de Hitchhiker, quien muere al final de
la primera Masacre…
En general, todo en esta película es
exageración. Es muchísimo más sangrienta que la primera y no repara en mostrar escandalosas
mutilaciones, cortesía del mago del maquillaje de efectos especiales Tom
Savini. De hecho, la escena en la que Enright llega a la guarida de los Sawyer,
rasga un lienzo y de él comienzan a brotar montones y montones de tripas quizá
sea un poco demasiado ‒por no decir absurda‒.
En realidad, la película iba a ser aún más
sangrienta. Hooper filmó una escena en la que el camión de comida rápida de los
Sawyer ‒chile con carne preparado con, adivinaron, carne humana‒ entra al
estacionamiento del estadio de football y es atacado por un grupo de hooligans.
Los Sawyer, faltaba más, contraatacan y terminan incorporando a los hooligans
al menú. Sin embargo, por razones de la censura ‒y un poco de ritmo y
narrativa, la verdad‒, esta secuencia quedó fuera del corte final de la
película y los negativos se perdieron ‒sólo se conserva la copia de seguridad
en Betamax‒. Sin embargo, algunas de las propuestas de Tom Savini para la
secuencia fueron retomadas para El regreso de los muertos vivientes parte II (Wiederhorn, 1988).
También la secuencia de créditos iniciales
y el intro eran diferentes, pero fueron cambiados de último momento para
parodiar al intro de la primera película.
Lo que sí es muy diferente a la primera
película es el personaje de Leatherface. Para empezar, el actor que lo
interpretara en la primera cinta, Gunnar Hansen, tampoco quiso regresar. En
esta película, Leatherface es presentado más como un niño que como un psicópata
¡y hasta se enamora! La escena en la que Leatherface acorrala a Stretch en la
bodega de la estación de radio y la amenaza/acaricia con esa motosierra
ridículamente larga es una escena de eyaculación precoz, ¿no?
Y cuando Bubba, como cariñosamente lo
llaman sus hermanos, se enamora, Cook (Jim Siedow) ‒que en esta película
sabemos se llama Drayton Sawyer‒ le pone una regañiza. Esto me devuelve a la
ambigüedad que se planteó entre estos tres personajes desde la primera cinta:
¿Leatherface, Cook y Chop-Top son hermanos? ¿O Cook es su padre? ¿O ambas
cosas? ¿Qué pasó con las mujeres Sawyer, por qué no hay ninguna? En la primera
peli sólo estaba la abuela disecada y en ésta, la misma abuela, pero momificada
en una especie de altar.
También es interesante que, a través de
toda la película ‒pienso en el Campeonato Interestatal de Chile con carne o el
parque de diversiones Texas Battle Land‒, y particularmente con los personajes
de Enright y LG (Lou Perryman), la cinta habla de la idiosincrasia texana.
Satirizándola unas veces, ensalzándola otras... ¡Es como un episodio de Los Reyes de la colina!
Ésta fue la última película de la serie
dirigida por Tobe Hooper ‒aunque produjo casi todas las demás‒ y, siendo
honestos, es el verdadero final de la saga. La historia ya no tiene más a dónde
ir, por eso todas las siguientes entradas de la saga han recurrido hasta cierto
punto al remake o a las escenas “tributo” de la primera parte. Siendo aún más
honestos y muy puristas, ésta fue la última película 100% original en toda la franquicia.
Y ya con tanta secuela, remake y reboot, la cronología y el canon de la saga se
vuelven confusos y más complicados que los de cualquier otro slasher. Pero no se preocupen, que para
desenmarañarlos elaboré un bonito cuadro explicativo.
Aun cuando le tengo un cierto cariño a esta
peli, he de reconocer que no es para todos. El tono sobreactuado de todo el
numerito puede volverse cansino y el tercer acto es tan exagerado que se vuelve
un sinsentido. Quiero decir, ¿alguien puede sacar algo en claro de las
secuencias de los Sawyer en su escondite? Como sea, lo mejor del último tercio
de la cinta son los sets de la guarida ‒la secuencia en la que Lefty encuentra
el esqueleto de Franklin está padre‒ en los que rinden un homenaje a la escena
de la cena de la primera película ‒oh, esperen... entonces ésta ya no fue la
única secuela 100% original...‒; pero las coreografías están terriblemente mal
montadas y el final, con Stretch haciendo el Leatherface Dance, aunque es un
lindo detalle, se vuelve ridículo. Véala si quiere revivir los años gloriosos
del VHS y los cineclubes, pero de otro modo puede obviarla.
PARA LA TRIVIA: Jim Siedow fue el único actor del reparto
original en regresar para la secuela. Siedow fue un prominente actor de teatro
desde la Segunda Guerra Mundial y ayudó a fundar muchos clubes teatrales en Houston,
Texas. Los estrenos locales de ¿Quién le teme a Virginia Woolf? Y La gata sobre
el tejado caliente fueron dirigidos por él. Siedow alcanzó la fama fuera de
Texas gracias a la primera Masacre…,
por lo que le guardaba un cariño especial y no quiso aparecer en ninguna otra
película que no le pareciera tan genial. La
masacre de Texas 2 fue su última película. Siedow murió en 2003, a los 83
años, por complicaciones relacionadas con el enfisema.
Guión
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1
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Dirección
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1
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Actuación
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0
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Fotografía
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1
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Música
|
1
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TOTAL
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4
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[1]
Término que es la mezcla de las palabras inglesas “splatter” (salpicar), que
fue el término con el que George A. Romero denominó a las cintas en las que se
derrama mucha sangre, pero tienen poco contenido y “Slapstick” (comúnmente
entendido como “payasada”, literalmente “golpe con bastón”), que se refiere a
la comedia simplona de infortunios físicos... o, como quien dice, de pastelazo.