¡Ah, los ochenta! Esa década
en la que la especulación financiera infló la economía de muchos países, aunque
en este caso específico nos interesa la de Japón. La oleada de productos
nipones que invadieron el mercado estadounidense a mediados de la década desató
una especie de enamoramiento con la cultura del país del Sol Naciente que se
vio enormemente reflejada en el entretenimiento. Así fue que tuvimos Karate Kid (Avildsen, 1984), Tortugasninja, una especie de culto al Nintendo y chistes sobre automóviles. Y, por
supuesto, Ninja americano.
La historia va así: Joe (Michael Dudikoff),
un marine con un oscuro pasado, es el chico nuevo en una base militar en las
Filipinas. Cuando un convoy de la base, en el que viaja Patricia (Judie Aronson,
a quien quizá recuerden por su escena topless en Viernes 13: El capítulo final [Zito, 1984]), la hija del Cnel.
Hickok (Guich Koock), es atracado por una banda de ninjas, Joe sale al rescate
exhibiendo conocimientos de artes marciales que son inexplicables aun para él
mismo. Por desgracia, las autoridades de la base culpan a Joe por las bajas
durante el enfrentamiento. Ahora, la investigación de Joe y sus amigos para
limpiar su nombre desenmascarará una operación internacional de tráfico de
armas que llega hasta altos mandos del Ejército, y revelará la verdad sobre el
origen de Joe y su profundo conocimiento del ninjitsu.
Al igual que grandes clásicos del cine de
acción de bajo presupuesta de la época, como las secuelas de El vengador anónimo, Fuerza Delta (Golan, 1986) ‒que lanzaran
al estrellato a Chuck Norris‒ y el remake de Las minas del rey Salomón (Thompson, 1985), Ninja americano fue producida por la compañía Golan-Globus (The
Cannon Group, antes de ser vendida a israelíes) quienes diseñaron un eficiente
modo de producción basado en el autofinanciamiento y lograron una gran difusión
gracias al mercado de video.
Y ya hablando de la película como tal es
estúpida. No encuentro otra palabra para describirla. Las situaciones son
absurdas, la trama es completamente inverosímil y las actuaciones le dan a uno
ganas de darle una patada a la tele. Y quizá por eso resulta tan divertida.
En general, las películas de artes marciales
tienen fama de estar mal actuadas; sin embargo, Ninja americano quizá recibiría un premio especial. De verdad, por
momentos se vuelve hilarante. Y no sólo es el hecho de que Dudikoff, detrás de
esa apariencia de chico, malo tenga voz de niña; sino la aparente incapacidad
de Aronson para articular dos malditas palabras... con razón la recuerdo por su
escena de Viernes 13...
Bueno, pero las malas actuaciones no
importan tanto, pues lo que queríamos ver con esta peli eran coreografías
espectaculares de artes marciales... qué lástima que no hay ninguna. La mayoría
de las coreografías son bastante malas y, aparte, están mal filmadas. Quiero
decir, de todos los emplazamientos posibles ¿por qué tenían que escoger el
ángulo en el que se ve que no se están golpeando de verdad?
Está bien, está bien. No todo está perdido
mientras haya buenos stunts, ¿no? Digo, es lo que salvó a la inmunda película
de El fantasma (Wincer, 1996)... ¿No?
Pues sí... Hay uno a dos stunts bien hechos en la película; pero cuando Joe
salta en su motocicleta por una rampa se ve que en realidad es un doble con una
peluca como de MiAlegría.
La leyenda en torno a los ninjas les
atribuía poderes mágicos y capacidades sobrenaturales, mismas que pueden
apreciarse de manera literal en esta película. Así pues, el sensei de Joe,
Shinyuki (John Fujioka), domina la habilidad de volverse invisible frente a sus
enemigos simplemente con el poder de su pensamiento.
Y algún otro poder mágico deben tener todas
las personas de esta película, porque aunque hay enormes cantidades de
violencia, balazos, espadas y casi todo tipo de armas imaginables, no se
derrama una sola gota de sangre.
Uno de los villanos (porque el principal es uno de esos yuppies que tan populares fueron como villanos en los 80), conocido sólo como el
Ninja de la Estrella Negra (Tadashi Yamashita), sólo tiene la habilidad de
agarrar flechas al vuelo; pero lo compensa escondiéndose viles artilugios
letales debajo de la manga. Literalmente. Las armas que esta sabandija tiene
listas para usar a traición son un lanzador de dardos, una rudimentaria
pistola, un lanzallamas y por supuesto, mi favorito, un rayo láser (tomemos un
minuto para recordar esa escena de Monsters
Inc. [Docter et al, 2001] Y reír).
¿Y qué le hace falta a una película mala
para ser aún mejor? ¡Explosiones, claro! Porque cuando la habilidad narrativa
de un realizador falla, las explosiones la componen dando ese nivel de acción y
dramatismo que tan miserablemente fracasó en conseguir... aunque en esta cinta
sólo hay dos y una es la conclusión de una de las peores escenas de choques de
autos que he visto.
¿Y alguien notó que la escena después de
que Joe rescata a Patricia es un plagio descarado de Dos bribones tras la esmeralda perdida (Zameckis, 1984)?
Por supuesto, esta película no es para
tomarse en serio y quien quiera hacerlo recibirá su merecido, eso se los
aseguro. Más bien es de esas cintas que uno pone como ruido de fondo para no
sentirse solo o de ésas que uno ve cuando quiere apagar el cerebro un ratito.
Mi recomendación al respecto es que se armen de cerveza y una bolsa de
frituras, se dejen llevar y se preparen para partirse de risa.
Quizá más importante que la película sea su
legado. Así de mala como la describo, generó cuatro secuelas: Ninja americano 2: La confrontación
(Firstenberg, 1987), Ninja americano 3:
Cacería sangrienta (Sundstrom, 1989), Ninja
americano 4 (Sundstrom, 1990), Ninja
americano 5 (Bralver, 1993) y una más actualmente en producción: American Ninja Apprentice; así como un
spin off: Samurai americano
(Firstenberg, 1992). Y por supuesto, mi favorita, nuestra bastardización
nacional El ninja mexicano (Fragoso
Montoya, 1991), con las actuaciones de la rubia de categoría Felicia Mercado y
nuestro querido vampiro nacional Germán Robles.
Además, no es difícil rastrear hasta Ninja americano y sus contemporáneas la fuente
de la que bebieron cantidad de videojuegos como Street Fighter (Campcom, 1987) y Street Fighter II: The World Warrior (Capcom, 1991), TheNinja
Warriors (Taito, 1987), Ninja Gaiden
(Tecmo, 1988) y Mortal Kombat
(Midway, 1992), por mencionar sólo algunos.
PARA
LA TRIVIA: Originalmente, Chuck Norris interpretaría el papel de Joe;
pero fue cambiado por Dudikoff de última hora. Dudikoff no sabía absolutamente
nada de artes marciales hasta que inició el rodaje.
Hace
mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana... en la que pasaron tres
generaciones y a nadie se le ocurrió inventar los barandales… Es un tiempo de
incertidumbre en la galaxia y entre la fanaticada. George Lucas ha vendido Lucasfilm
Ltd. A The Walt Disney Corporation y la Casa del Ratón, temerosa de que los
actores de la Trilogía Original murieran de viejos, apresuró la producción de un
nuevo episodio de la saga, mismo que continuaría con la historia a partir de
donde se quedó después de El regreso delJedi (Marquand, 1983). o algo así.
Treinta años han pasado desde la caída del
Imperio Galáctico. Luke Skywalker (Mark Hamill) ha desaparecido sin dejar
rastro tras su fracaso por entrenar una nueva generación de jedis. Sin su
apoyo, un grupo militarizado conocido como la Primera Orden, surgido de los
residuos del Imperio, ha cobrado fuerza y busca apoderarse de la galaxia, lo
que ha ocasionado el surgimiento de una guerrilla conocida como la Resistencia.
El mejor piloto de la Resistencia, Poe Dameron (Oscar Isaac), se encuentra en
una misión secreta asignada por la generala Leia Organa (Carrie Fisher) para
recuperar un mapa que podría indicar la localización de Skywalker.
Sin embargo, Dameron es interceptado por
las tropas comandadas por el caudillo de la Primera Orden, un wannabe de Lord
del Sith llamado Kylo Ren (Adam Driver), y se ve obligado a ocultar el mapa en
un droide BB-8 que queda vagando por el desierto en el planeta Jakku (que es
increíblemente parecido a Tatooine). BB-8 cae en manos de una chatarrera
llamada Rey, quien parece ser, de manera innata, sensible a la Fuerza (Daisy
Ridley).
Ahora Rey y el stormtrooper renegado Finn
(John Boyega) hacen suya la misión de llevar al droide al cuartel general de la
Resistencia, encontrando en el camino a los legendarios Han Solo (Harrison
Ford) y Chewbacca (Peter Mayhew). Mientras tanto, la Primera Orden pone en
funcionamiento el arma máxima: La estación de batalla Starkiller, que abarca
todo un planeta, y que roba la energía de las estrellas y la canaliza en un
rayo destructivo de capacidad inimaginable, capaz de aniquilar sistemas
planetarios enteros.
Así
como lo leen. El argumento de El
despertar de la Fuerza es un plagio descarado del argumento de La guerra de las galaxias (Lucas, 1977).
Incluso por ahí leí que, con esta película, J.J. Abrams había inventado la
secuela/reboot/remake ‒no estoy completamente de cauerdo, estoy casi seguro de
que debió haber algunos otros antes‒. Y
eso que ya ni narré la parte en la que Rey es capturada por Ren y es llevada
prisionera al interior de Starkiller, lo que desencadena un rescate por parte
de Solo y Finn, y un ataque al planeta liderado por Dameron. De verdad, es la
misma maldita película.
En general, pude notar dos cosas de esta
cinta: La primera es que estaban tan preocupados pro mandar a la goma la
Trilogía de Precuelas que cayeron en el absurdo de parecer que estaban jugando
al Día Opuesto de Bob Esponja. Me refiero a que hay muchos elementos en
pantalla cuya única justificación parece ser “llevarle la contraria a las
precuelas”. Y aunque sí pueden considerarse como un fracaso ‒quizá con
excepción de Episodio III (Lucas,
2005) que no está tan mal‒, la verdad es que plantearon un par de elementos
valiosos que merecían ser rescatados.
Digo, el resultado final es bueno. La gran
mayoría de las criaturas que se ven en la película son animatrónicos y el uso
de escenarios digitales fue reducido al mínimo. Así pues, la película tiene un
look diferente y se ve menos artificial que sus contrapartes de la década
pasada. Aunque pudieron esforzarse más con los personajes. Lo digo
particularmente por Maz (voz de Lupita Nyong’o, la segunda mexicana en Star Wars, cuyo personaje es más o menos
la misma idea que Dexter Jetser en EpisodioII), que es enteramente digital y sí contrasta con otras criaturas.
Del mismo modo, mandaron a volar casi por
completo los escenarios digitales y casi todas las escenas de esta película
fueron grabadas en sets o en locaciones reales, muchas de ellas bastante
impresionantes. La utilización de locaciones reales realmente realza la
película. Felicidades a los que hayan hecho el scouting.
En segundo término está lo que en verdad
odié de esta película: Se regodea en la autocomplacencia y el onanismo. Nadie
en esta cinta quiso salirse de su zona de confort: El argumento, pirateado de
la primera película; nuestros personajes favoritos están de regreso, a pesar de
que ninguno de ellos haga falta realmente (hagan la prueba, la historia se
puede contar perfectamente sin Han, Leia, Chewie, 3PO, R2 ni Luke); un villano
light que no se robaría la película ni aunque su vida dependiera de ello; la
música, variaciones de los temas clásicos de la saga; la historia prácticamente
no ha avanzado en 30 años y por aquí y por allá hay referencias a la Trilogía
Original, porque si todo lo demás falla, siempre se puede apelar a la
nostalgia.
El problema de plagar tu película de
referentes y de cosas prestadas de oras películas es que te niegas la
posibilidad de sorprender al público —porque sus giros de tuerca son
predecibles y están medios piteros, la verdad—. Por lo menos en la Trilogía de
Precuelas se atrevieron a tomar riesgos... en la mayoría de las cosas nuevas
que intentaron, fracasaron miserablemente, pero al menos se atrevieron a
probar.
De entrada, el panorama es bastante desalentador:
Han pasado tres décadas después de la caída del Imperio... ¡y todo sigue igual!
Yo esperaba ver a Leia en algún alto cargo diplomático, a Han quizá como un
empresario o no sé, o a Luke como el líder espiritual de la Nueva República;
pero no. Todos siguen haciendo exactamente lo mismo que cuando los dejamos y ni
siquiera parecen haber crecido o evolucionado intelectual o emocionalmente. Y
Luke ni siquiera anda por ahí, se fue a esconder en una línea argumental que es
casi un plagio del primer arco narrativo de los cómics de Thundercats de Image[1]. Así da la impresión de
que las grandes hazañas y los sacrificios de los personajes en la Trilogía
Original fueron en vano.
Tampoco me encantó la música. Además de un
par de variaciones sobre temas clásicos de la Trilogía Original, no encontré
ningún elemento que me indicara que ésta era una partitura de John Williams. Al
diablo mandó las composiciones operísticas y wagnerianas que se basaban en la
utilización de leit motivs y que tanta personalidad le dieron a las películas
originales. Quizá le parecieron anticuadas o yo qué sé, pero recuerdo que en la
Trilogía Original si bien no compuso un tema para cada personaje, sí se tomó la
molestia de por lo menos hacer un tema musical para cada película (Duel of the Fates para Episodio I, Across the Stars para Episodio II y Battle of the Heroes para el III).
Y, ¿qué onda con Kylo Ren? ¿Será atrevido
de mi parte llamarlo el peor villano de la saga? Es decir, Jango Fett es
pésimo, pero al menos tiene escenas padres. Darth Maul ni siquiera habla, pero
tiene uno de los mejores diseños y el arma más padre de toda la saga... ¿Pero y
Kylo Ren? Es débil, no sólo como Sith sino como personaje, no está muy bien
actuado que digamos y la verdad es que toda la fuerza o presencia que pudo
haber tenido la pierde cuando nos es revelada su identidad... Lo que sucede
como a la media hora de película. De ahí en adelante sólo es ver cómo el
muchacho hace sus berrinches y cómo la intervención que quisieron hacer sus
padres fracasa.
¡Caray! Era un personaje que daba para
tanto... incluso mantener el misterio de su identidad hubiese sido una jugada
válida y un pretexto para meter otra escena referencial a El Imperio contraataca(Kershner, 1980) cuando Ren habla con Han
Solo ‒sí, hubiera estado medio mamón, pero habría funcionado‒. Pero no,
señores. Abrams, bien plantado en su zona segura, no se atreve a mantener el
enigma por demasiado tiempo, quizá porque sabe que eso fue lo que vinimos a ver
y que las nuevas generaciones, hacia quienes va más enfocada esta peli, son muy
desesperadas y no soportarían ir atando cabos hasta el final de la cinta para
adivinar quién es.
Finalmente, el lightsaber de Ren está
padre. Es un poco más burdo que los lightsabers que hemos visto en otras
películas de la saga, pero esto simplemente nos indica que las habilidades de
Ren aún no están pulidas del todo y eso me pareció un buen detalle. Aunque
también creo que se pudo explotar más.
Por cierto que el líder supremo Snoke (Andy
Serkis porque, coño, el tipo es un gran actor de criaturas y hay que tenerlo en
una peli de Star Wars haciendo… algo)
también me pareció un villano bastante decepcionante. Y en general todo el
rollo de la Primera Orden. Vuelvo a lo mismo ¿Por qué pudo formarse un grupo
así debajo de las narices de la República? Digo… se ve que mantenerlo sale
caro. Creo que la historia del advenimiento de la Primera Orden hubiera sido un
argumento muy interesante.
Lo que sí me encantó fue la actuación de
Ridley. En general, todos actúan bastante bien; pero es Rdley quien se roba el
show. Además, su personaje es entrañable y la chica lo interpreta bien.
Nuevamente, quizá habría sido mejor ver un poco más de desarrollo en cuanto al
uso de la Fuerza; pero en general creo que está bien.
Me hubiera gustado que no todo le saliera
perfectamente bien a la primera y que necesitara adiestramiento para hacer...
todas las maravillas que hace y para las que parece tener un talento innato
‒hasta Luke era medio güey al prinicpio‒. Supongo que será tarea de los
Episodio VIII y IX justificar sus habilidades y, sobre todo y espero que de
verdad lo sepan hacer, poner en crisis al personaje, como le pasó a Luke en El Imperio contraataca.
Esta película es como muchas personas:
Pierde un poco su identidad al tratar de complacer a todos. Aunque, por otro
lado, debo reconocer que en ese aspecto es sobresaliente: Logra entretener y
hasta cautivar al público, la trama no es demasiado complicada para que sirva
como película introductoria a nuevos públicos; pero aun así complace a los fans
de la Trilogía Original no sólo retomando elementos de ella, sino prácticamente
borrando de la existencia la Trilogía de Precuelas. Y también hay mucho material
que puede ser consumido por neófitos y villamelones. Además, hay una tarea
sumamente importante con la que la cinta cumple cabalmente: Sí me dejó con
ganas de más y esperando con ansias el Episdoio VIII.
Por cierto… ¿Fui el único al que le molestó
que no le quitaran el casco a la capitana Phasma (Gwendoline Christie)? ¿Fui el
único que le mentó la madre a Maz cuando se niega a explicar cómo recuperó el
lightsaber de Luke ‒digo, porque lo perdió cuando le mocharon la mano en
Bespin‒? En general, aunque me gustó bastante El despertar de la Fuerza, la
sentí un tanto superficial. En el sentido de que tuvieron muchos elementos que
pudieron explotar mucho más.
A final de cuentas, me gustó bastante y
salí contento del cine... Pero no puedo quitarme la molesta sensación de que me
están vendiendo una versión edulcorada de algo que ya vi.
Así pues, el Starwarsómetro del Cinéfilo
Incurable, que por supuesto está basado únicamente en la apreciación y gusto personal
que he venido argumentando en críticas anteriores, y en el que 1 es lo más alto
y 8 lo más bajo (sólo estoy tomando en cuenta las películas de Star Wars), queda así:
8.- Clone Wars (Filoni, 2008)
7.- Episodio I (Lucas, 1999)
6.- Episodio II (Lucas, 2002)
5.- El despertar de la Fuerza (Abrams, 2015)
4.- Episodio III (Lucas, 2005)
3.- El regreso del Jedi (Marquand, 1983)
2.- La guerra de las galaxias (Lucas, 1977)
1.- El Imperio contraataca (Kershner, 1980)
PARA LA TRIVIA: En
cierto momento, tanto Mihcael Fassbender como Hugo Weaving fueron considerados
para el rol de Kylo Ren.
[1]Al final de la serie de dibujos animados, una vez que los Thundercats
han vencido a Mumm-Ra, Leon-O inicia un viaje místico al interior del Libro de
Thundera para entrenarse como Señor de los Thundercats. En los cómics regresa años más
tarde, ve que Nueva Thundera ha caído en manos de los mutantes, quienes han
esclavizado a sus compañeros, incapaces de resistirse sin su guía.
Y así, toda una era llega a su fin. Y no me refiero
sólo al gobierno del Senado Galáctico, sino a la Trilogía de Precuelas de Star
Wars. En aquel lejano 2005, los cinéfilos nos sentíamos satisfechos y en cierto
modo completos, y algunos ingenuos hasta creyeron que no volverían a ver una
película de Star Wars en la pantalla grande, creencia que se incrementó cuando
George Lucas públicamente declaró que no filmaría los episodios VII, VIII y IX
porque “ya estaría demasiado viejo para entonces y no sería divertido”. Hay que
reconocer que el hombre cumplió con su palabra.
En esta
última película de la Trilogía, que según el canon original sucede tres años
después de Episodio II, se narra la
historia de cómo la Antigua República se encuentra devastada por la guerra
promovida por el conde Dooku (de nuevo el inmortal Christopher Lee) y el
general droide —bueno, en realidad es un cyborg— Grievous (voz de Matthew Wood).
El supremo canciller Palpatine (Ian McDiarmid) ha retenido el poder por
demasiado tiempo, lo que comienza a causar descontento entre el Consejo Jedi. El
joven jedi Anakin Skywalker está a punto de convertirse en padre; pero
terribles visiones del futuro lo sumen en la desesperación y la incertidumbre,
lo que lo lleva a acercarse al misterioso Lord del Sith Darth Sidious, cuyas
enseñanzas del Lado Oscuro podrían salvar la vida de Padme (regresa la
Portman), la esposa secreta de Anakin. Sin embargo, seguir las enseñanzas de
Sidious significaría traicionar a la Orden Jedi y destruir todo por lo que
Anakin y los jedi han luchado.
Siempre que
veo esta película me da la misma impresión: En mi mente veo a George Lucas como
un estudiante irresponsable que se pone a estudiar tratando de aprender todos
los contenidos del semestre la noche anterior al examen. Es como que de repente
dice: “¡Madres! ¡Llevamos dos películas haciéndonos tontos, tenemos un montón
de cosas que explicar y sólo nos queda una película de dos horas y cuarto!
Porque así es como se siente Episodio III”.
Principalmente me llama la atención el personaje del general Grievous.
Por muchas razones. Se supone que Grievous, cuyo diseño original corrió a cargo
del artista Warren Fu, fue creado para el Episodio
III por George Lucas; pero su primera aparición se dio en la serie de
cortometrajes animados Guerras Clónicas,
para ir calentando el ambiente antes del estreno de la cinta. Así pues, el
inicio de Episodio III se entiende
más como un cierre a la serie animada… y si uno no la ha visto, sí le da la
sensación de que se perdió de algo antes de la película.
Grievous funciona
como una especie de antecedente de Darth Vader: al igual que Vader, es un cyborg[1] con problemas de asma que
se embarca en una cruzada para cazar a los jedi, conservando sus lightsabers
como trofeos. Ahora bien, en este último visionado que hice de Episodio III me surgió la duda: Grievous
es un antecedente de Darth Vader… ¿O es su sustituto? En mi crítica del Episodio II, mencioné que las precuelas
desaprovecharon por completo los dos poderosos ejes argumentales que pudieron
usar: las Guerras Clónicas y la Cacería de los Jedi.; ahora me dio la impresión
de que Lucas llegó a un punto en el que aún le quedaban demasiados jedi vivos,
por eso utilizó el recurso de la Orden 66 y, claro, lo más lógico era que
tuviera un personaje que se dedicara a cazar jedis, sólo que, por desgracia,
Darth Vader aún no existía. Por eso tuvo que crear a Grievous.
En resumen:
creo que se perdió tanto tiempo narrando las comiquísimas aventuras de Jar Jar
Binks (Ahmed Best) y el romance estudiantil/chafón de Anakin y Padme en los
Episodios I y II, que la historia en Episodio
III se comprime al punto de necesitar un personaje que, según su propio
planteamiento, ni siquiera existe aún.
Por
supuesto, el plato fuerte de esta película es el origen de Darth Vader, el
cual, por cierto, permaneció prácticamente igual a como lo narra el espíritu de
Obi-Wan Kenobi en la novelización de Elregreso del Jedi:
… Cuando vi lo que había llegado a ser, intenté disuadirlo, atraerlo de
nuevo a la luz. Luchamos... y tu padre cayó en un crisol de fundición. Cuando
tu padre salió arrastrándose de ese terrible estanque, el cambio en él había
sido impreso con fuego para siempre. Se convirtió en Darth Vader, sin el más
leve asomo de Anakin Skywalker. Irremediablemente maligno. Surcado por
cicatrices y mantenido con vida sólo por su maquinaria y su propia y negra
voluntad…[2]
Y en ese sentido, la película cumple. La
esperada pelea entre Obi-Wan y Anakin es espectacular, y la subsecuente derrota
y destrucción de Anakin están de antología. Lo único que no me encanta es el
epílogo. Francamente creo que la película dura más de lo que debería; por mí,
pudieron haber metido los créditos finales justo cuando terminan de ponerle la
máscara a Vader. Así se habrían evitado el legendariamente ridículo grito de
“¡No!”, además de que ésta sería la única película de la saga en terminar con
un primer plano.
La que sí me
pareció un tanto ociosa fue la pelea entre Yoda y Darth Sidious en el Senado
Galáctico. Tampoco creo que aporte nada a la historia y para lo único que sirve
es para ver lo poco que se parece el Emperador del Episodio III al de El regreso
del Jedi (Marquand, 1983), a pesar de haber sido interpretados por el mismo
actor.
Al respecto
de la transformación de Palpatine en pantalla, también quisiera hacer notar que
me pareció decepcionante. Quiero decir, en el aspecto de que fue inmediata. Uno
entendía que la apariencia de Palpatine en El
regreso del Jedi se debía a que sí era muy viejo, pero además había sido
consumido por el Lado Oscuro a lo largo de los años. Nuevamente, como perdieron
tiempo con otras cosas en los episodios anteriores, tuvieron que acelerar la
degradación del personaje... Y ahora que me fijo, ¿por qué Palpatine ruge?
A pesar de
la duración de la cinta, creo que el montaje y la edición son más que
eficientes. Aun cuando es la película más larga de la Trilogía de Precuelas, es
la que mejor fluye. Esto sin duda se debe a la edición, pero también,
seguramente tiene que ver con que es la única en la que de verdad pasan cosas
interesantes.
Del mismo
modo, parece que Lucas y su equipo por fin se pusieron a hacer la tarea, porque
de las tres precuelas ésta es la única que más o menos se acerca al tono de las
películas originales. Y eso sí, es la más oscura después de El Imperio contraataca (Kershner, 1980).
Aunque no
por eso está exenta de cada mamada... como... ¿Qué onda con Kashyyk y los
wookies? Está más metido a la fuerza que Jango Fett en el Episodio II y peor lograda, porque en este caso ni siquiera
contribuye a la historia, de verdad, hagan el intento: Saquen las secuencias de
Kashyyk y la película sigue siendo la misma. Ni siquiera hace falta explicar
por qué Yoda no fue muerto en el ataque al Templo Jedi —digo, uno entiende que
Yoda es demasiado chingón como para morir a manos de los clone troopers—. Por
no mencionar que la navecita del Maestro Jedi se parece muy sospechosamente a
la nave de E.T. El extraterrestre
(Spielberg, 1982) y, sobre todo... ¿Están tratando de decirme que Chewbacca
(Peter Mayhew) conoció a Yoda mucho antes que Luke? ¿Y no le dijo nada? ¿Aun
cuando lo vio esforzarse en su entrenamiento para ser jedi? ¡No mamen!
¿Y qué tal
su explicación tardía, forzada y no solicitada sobre por qué los jedis de la
Trilogía Original se desvanecían y los de la Trilogía de Precuelas sí dejan sus
cadáveres ahí tirados? En el corte original de la película había una secuencia
donde Qui-Gon lo explicaba a fondo; pero la dejaron fuera desde la primera
edición.
Y R2-D2 (Kenny
Baker) sigue teniendo retrocohetes. ¿O es que debo suponer que cuando le borran
la memoria a los droides se le olvida que los tiene? No, pero esperen, sólo
borraron la memoria de 3PO (Anthony Daniels), la de R2 se mantuvo intacta... Además,
en la Trilogía Original, R2 podía comunicarse con Luke a través de la interfaz
de la computadora del X-Wing. ¿Y no pudo decirle nada sobre Vader? ¿O sobre
Obi-Wan? O sobre... ¡Cualquier cosa!
Hablando de
droides ¿se fijaron que en los trece años que pasaron entre Episodio I y III la
tecnología de la Federación de Comercio apenas si se desarrolló? O sea,
empezaron siendo unos buenazos que tenían naves caza autómatas y, más de una
década después, siguen teniendo el mismo modelo de naves caza autómatas, sólo
que pintado de otro color y con un lanzamisiles integrado…
¿Y qué onda
con la muerte de Mace Windu? Desde antes de que saliera la película supuse que
Anakin sería el encargado de darle muerte. Digo, finalmente, fue Windu más que
cualquier otro quien se oponía a que Anakin fuera entrenado como jedi…
curiosamente, ni siquiera Yoda puso tantos peros hasta este episodio. Y a final
de cuentas no lo mata —no directamente, quiero decir— y el pobre Windu perece
en circunstancias que harían sonrojar al Equipo Rocket.
Las
actuaciones siguen siendo malas. Afortunadamente, Christensen como que se metió
a clases o algo, porque la verdad es que sí mejora un poco en esta película;
pero Portman está perdida. Completamente. Sin ánimo de exagerar puedo decir que
la de esta cinta es la peor actuación que le he visto en la vida. Incluso en
esa película en la que la abandonan en el Wal-Mart se ve mejor... ¡Hasta en la
soporífera Thor (Brannagh, 2011) actúa
mejor! Y si la lamentación de Anakin en el Episodio
II estaba de risa loca, sin duda se echa un Tète-a-tète con el “Anakin, you’re breaking my heart!” de Padme en
esta cinta. Mmhhh... quizá no es tanto que Christensen haya mejorado, es sólo que
Portman se ve peor.
Así pues, de
todos, de absolutamente todos los que aparecen en esta película, al único que
le creo que se convertirá en el personaje que vimos en la Trilogía Original es
a Ewan McGregor como Obi-Wan Kenobi. Y eso excluye a Vader, Yoda, Chewbacca,
C-3PO, R2-D2 y a Palpatine, con todo y que casi todos ellos son interpretados
por los actores originales y que las transformaciones de Vader y Palpatine
incluso suceden en pantalla.
Oh, bueno y el
(en este momento apenas) gobernador Tarkin (Wayne Pygram) también es bastante
convincente. Quizá porque se le ve de lejos y no se escucha ninguno de sus
parlamentos.
Al respecto
de esa escena: sólo logra reforzar lo que ya había mencionado sobre por qué no
me encanta El regreso del jedi. Se
supone que Episodio III sucede casi
veinte años antes que La guerra de lasgalaxias (Lucas, 1977), ¿no? Y ya aparece por lo menos la estructura de lo
que será la Estrella de la Muerte; es decir, que se tardaron más de veinte años
en su construcción ¿y me salen con la mamada de que en el Episodio VI construyeron otra, que además es diez veces más grande
que la primera?
Y en esta
película no hay trajecitos sexys de Padme, pero lo compensan con las escenas de
Ayla Secura (Amy Allen, quien de hecho no es actriz, sino asistente de
producción en Industrial Light and Magic).
En general,
el guión es mejor que en las entregas anteriores. Tiene mayor cohesión y se
atreve a explorar un poco de la psicología de los personajes. Digo, a pesar de
sus deficientes actuaciones, podemos ver el conflicto de Anakin y la decepción
de la política que siente Padme, y me hubiera encantado que la relación entre
Obi-Wan y su discípulo se hubiera planteado mejor en las cintas anteriores para
que en ésta de verdad le doliera a uno que se resquebrajara.
En parte, la
mejoría en el guión se debe a que el guionista Tom Stoppard, responsable por
los guiones de películas como Brasil
(Gilliam, 1984), El Imperio del Sol
(Spielberg, 1987) y Shakespeare enamorado
(Madden, 1988), le dio “una pulidita” al guión original que había escrito
Lucas.
A pesar de todo, me gusta esta película. Ésta
sí. Creo que es realmente superior a los episodios anteriores y sí le anda
llegando al nivel de El regreso del jedi...
aunque no salen Jabba y su corte de muppets, y eso le quita puntos. Ésta es la
precuela que los fans esperábamos, y que nos merecíamos, desde 1999. ¿Era tan
difícil hacer esto desde el principio?
Una vez que he concluido mi visionado de la Trilogía de Precuelas, puedo
decir que hay algo que me incomoda, pero no lo había notado hasta ahora. El
hecho de que todo se explique y de que resulte que todos los personajes están
relacionados y todo mundo conocía a todo mundo me deja con la desagradable
sensación de que la galaxia es mucho más pequeña y mucho menos vasta de lo que
habían planteado las películas originales.
No puedo
terminar este artículo sin decir que hay algo que siempre me ha llamado la
atención de la saga. Si era tan tremendamente importante que Darth Vader no
descubriera que tenía un hijo, es decir, el futuro de la galaxia dependía de
ello, ¿por qué a nadie se le ocurrió cambiarle el apellido a Luke SKYWALKER?
PARA LA TRIVIA: Para concluir este artículo, les dejo algunos datos
de trivia interesantes sobre esta cinta y un par del resto de la saga, así nos
entretenemos mientras esperamos El
despertar de la Fuerza.
·Episodio III es la única película de la saga en la que aparece un
signo de exclamación en el intro.
·El Imperio contraataca es la única película de la saga en la que no aparece
el planeta Tatooine. Irónicamente, es la primera en la que se menciona su
nombre.
·Episodio III es la única película con un cameo de George Lucas
(aparecen él y sus hijas a la entrada de la ópera).
·En
cada una de las películas de la saga, por lo menos una vez, suena el efecto de
sonido conocido como Wilhelm Scream.
·En Episodio III se insertaron escenas
reales de la erupción del Monte Etna, que ocurrió en las mismas fechas que la
filmación, para ambientar el planeta Mustafar.
·La tos
del general Grievous es la tos real de George Lucas, quien se enfermó de
bronquitis durante la filmación.
·Originalmente,
Gary Oldman interpretaría la voz de Grievous; pero se vio forzado a abandonar
el proyecto debido al veto que los sindicatos de actores le impusieron a George
Lucas desde la década de los 80.
·La
frase más repetida en toda la saga es “I have a bad feeling about this” (“Tengo
un mal presentimiento sobre esto”), que básicamente terminó convirtiéndose en
un chiste local.
[1]Originalmente se suponía que
le habían implantado prótesis biónicas para curar las heridas sufridas en
batalla. En la espantosa serie de animación CGI The Clone Wars, la historia cambia y ahora se plantea que Grievous,
por su propia voluntad, sacrifica su cuerpo orgánico para obtener las
habilidades que le permitan combatir a los jedi.
[2]KAHN, James, El retorno del Jedi, Best Sellers 52,
Origen/Planeta, México, 1985. P.66.