EL MONSTRUO DE LA LAGUNA NEGRA
Creature from the Black Lagoon
Jack Arnold, 1954
La época de oro de los
monstruos de Universal Pictures ha quedado atrás y de ser las piezas de terror
gótico que impresionaban a las multitudes, habían pasado a convertirse en
programación habitual de las matineés infantiles de fin de semana y de las
funciones para citas de adolescentes en los autocinemas. Por no mencionar que cada
uno de los monstruos había engendrado su propia prole de secuelas de dudosa
calidad de las cuales creo que sólo se salvan La hija de Drácula (Hillyer, 1936) ‒que igual es malita, pero como
pionera del cine lésbico es interesante‒ y Frankenstein
contra el Hombre lobo (Neill, 1943)... por momentos.
Los grandes nombres de Universal eran
historia. Carl Laemmle y su hijo fueron despedidos en 1936 de la compañía que
ellos mismos fundaron y Jack Pierce, el genial y tiránico artista de maquillaje
detrás de iconos como la Creatura de Frankenstein o la Momia, había sido
despedido bajo la nueva administración que convirtió a los estudios en
Universal-International. Fue esta misma administración la que contrató a Bud
Westmore, el más joven de los hermanos Westmore, reconocidos maquillistas que
llegaron a rivalizar con Max Factor[1], como jefe del
departamento.
Del mismo modo, mientras los Lammle se
habían enfocado en fastuosas superproducciones con altos presupuestos, los
siguientes directores del estudio habían diversificado sus mercados produciendo
seriales, cintas de serie B y las infames secuelas de las películas clásicas de
monstruos. Además, con el inicio de la Era Atómica los intereses del público
fueron cambiando, lo que orientó a las películas de monstruos de Universal en
una dirección más cercana a la Ciencia Ficción que al Terror.
Justo en este ánimo de la Ciencia Ficción,
Universal produjo la clásica cinta Llegó
del más allá (1953), basada en un relato de Ray Bradbury, dirigida por Jack
Arnold y que hacía gala de la nueva tecnología del cine en 3D ‒ El 3D como tal existía desde mediados del
siglo XIX con los famosos estereogramas, pero fue hasta la década de 1950 que
esta tecnología se pudo aplicar a las imágenes en movimiento‒[2], estrenada el mismo año con
la clásica película protagonizada por el inmortal Vincent Price, El museo de cera (de Toth, 1953).
El éxito de Llegó del más allá alentó a Universal a seguir experimentando con
la tecnología 3D, por lo que le asignaron otro proyecto a Arnold. Éste retomó la
idea que le propuso el productor William Alland, quien fuera miembro del
Mercury Theatre de Orson Welles. A Alland, a su vez, un asistente de cámara en
la producción de la cinta Ciudadano Kane
(Welles, 1942) llamado Gabriel Figueroa le relató una leyenda sudamericana
sobre una salvaje tribu de hombres pez que vivían en el Amazonas.[3]
El
monstruo de la Laguna Negra sería la primera película con fotografía
subacuática en 3D. Ésta sería posible gracias a la cámara especial diseñada por
el fotógrafo Scotty Westmore[4] que consistía en dos
cámaras cuyos lentes se encontraban separados a una distancia proporcional a la
separación entre los ojos humanos y que rodaban en perfecta sincronización.
Todo el aparato se encontraba resguardado en una carcasa sellada
herméticamente.
La historia como finalmente quedó trata
sobre una expedición liderada por el Dr. Carl Maia (Antonio Moreno), quien
descubre un fósil en la jungla del Amazonas que podría pertenecer a un eslabón
perdido entre el ser humano y sus antepasados acuáticos. Poco sabe Maia cuando
decide regresar a la locación acompañado de su hija Kay (la sexy Julia Adams),
su colaborador y pretendiente de ésta, el Dr. Reed (Richard Carlson, quien se
convertiría en el arquetipo del científico aventurero) y el empresario a cargo
del Instituto de Ictiología, Mark Williams (Richard Denning), que el monstruo
al que pertenecen los restos fósiles aún ronda el misterioso paraíso conocido
como la Laguna Negra. Una vez que han llegado al lugar, la expedición tendrá
que decidir entre volver y quizá perder el más importante hallazgo científico
del siglo o quedarse y quizá no volver en absoluto.
Ahora, como bien puede advertirse, el
argumento de esta película es naïve incluso para la época. Y los parlamentos en
los que el Dr. Maia asegura que la Tierra terminó de enfriarse hace 15 millones
de años o que el Amazonas permanece intacto desde el periodo Devónico ‒que data
de hace entre 420 y 360 millones de años, cuando la masa continental sobre la
que se extiende el Amazonas ni siquiera se había formado‒ sólo vienen a rematar
esta característica.
Sin embargo, algo que es muy interesante es
que sí, se trata de una película dirigida principalmente a un público
adolescente y que no tiene demasiadas pretensiones más allá de ser una “date
movie”; pero nada es tan simple con Jack Arnold, quien siempre trataba de poner
algún discurso político en sus cintas.
En esta ocasión, la película habla de temas
como la evolución y el ambientalismo[5]. Hay dos escenas en ella
con un claro mensaje ecológico: La primera es en la que Kay está fumando en la
cubierta del Rita, porque además en esta película todos fuman, y al terminar
arroja su cigarrillo al agua. La cámara sigue al pitillo y después nos muestra
una toma en la que éste llama la atención del monstruo, quien se encuentra
escondido debajo de la superficie. La otra escena es en la que los científicos
prueban la droga que usarán para sedar a la criatura y terminan con toda una
laguna llena de peces muertos.
En general, a lo largo de toda la peli se
hace mucho énfasis en el argumento de que el monstruo es un animal salvaje que
está siendo hostigado en su hábitat natural. Esto lleva también al viejo debate
de la ciencia contra los negocios en cuanto a los descubrimientos se refiere,
lo que me recordó mucho a cuestiones que cuatro décadas después plantearían películas
como Parque Jurásico (Spielberg,
1993) y Congo (Marshall, 1995). Pero
no se preocupen que, cumpliendo con la fábula, el empresario ambicioso muere
presa de su ambición.
En este último visionado que hice de ella
noté increíbles similitudes con King Kong
(Cooper y Schoedsack, 1933). Tanto que hasta me he puesto a reflexionar si no
serán la misma película. Ambas hablan sobre un grupo de exploradores que viajan
a una jungla en la que encuentran a una poderosa bestia prehistórica que,
casualmente, se enamora de la chica que va con la expedición... y eso es otra
cosa ¿Por qué los monstruos de las películas siempre quieren tener relaciones
inter-especies? ¿Cómo se le llamará a esa desviación? ¿Antropofilia?
Hablemos de eso abiertamente: Esta es una
película con un profundo subtexto erótico. La escena de Kay nadando en un sexy
y revelador traje de baño, demasiado atrevido para la época y que fue diseñado
y confeccionado exclusivamente para Julie Adams[6] ‒quien era una de las
estrellas más taquilleras de Universal y no quería hacer esta película, pero
estaba obligada por contrato y en realidad se divirtió mucho durante el rodaje‒,
es descrita por muchos estudiosos como una “estilizada representación de una
relación sexual”[7];
por no mencionar que quizá sea la “escena de amor” más recordada de toda la
saga de monstruos de Universal.
Por cierto, muchas de las escenas acuáticas
de Kay no fueron filmadas por Adams, sino por su doble Ginger Stanley.
En muchos aspectos, esta película es la más
explícita de la colección original de monstruos de Universal. No sólo en lo
referente a las escenas subidas de tono de Julia Adams y su escandaloso traje
de baño, sino también a la violencia. Es una de las pocas películas de esta
serie en la que se ve sangre en pantalla. La combinación de violencia y sexo,
que ya se había visto antes, pero en formas mucho más sugeridas, marcará la
pauta del cine de horror y de explotación en las décadas siguientes.
Por no mencionar que muchos críticos han
entendido, si bien hay que escarbar un poco más, un subtexto homoerótico al
mostrar al Dr. Reed y a Mark con los musculosos torsos desnudos y pequeños
shorts durante gran parte de la película. Para estos críticos que ambos personajes
se disputen el afecto de Kay en un triángulo amoroso en el más clásico estilo
de las películas de monstruos de Universal (recordemos Frankenstein [Whale, 1931] y El hombre invisible [Whale, 1933]) parece no ser tan relevante.
Al respecto, lo que me parece muy
interesante es el cambio radical de la visión del científico cinematográfico en
la concepción de Arnold. Mientras que tradicionalmente el científico en
películas de Ciencia Ficción como las diferentes versiones de Dr. Jekyll y Mr. Hyde o el Hombre invisible es un genio demente con
un marcado complejo de superioridad ‒estereotipo que, de hecho, surge después
de la Primera Guerra Mundial‒; en las películas de Arnold es un héroe
aventurero, varonil y guapo. Incluso me atrevo a decir que Richard Carlson,
quien protagonizara Llegó del más allá
y El monstruo…, se convirtió en el
arquetipo del científico heroico en el cine. Piénsenlo, el Profesor de La isla de Gilligan (1964-1967) es una
clara parodia de Carlson, mientras que personajes como Grant (Stephen Boyd) en Viaje fantástico (Fleischer, 1966),
Neville (Charlton Heston) en El último
hombre... vivo (Sagal, 1971) y el Dr. Alan Grant (Sam Neill) en Parque Jurásico retoman el arquetipo
creado por Reed.
Basado en las características que he
descrito, puedo afirmar que El monstruo
de la Laguna Negra con su criatura ‒a quien a partir de ahora llamaré
Gill-Man (en inglés hombre-agalla), que es el nombre con el que se refieren a
él en la cinta‒ es la primera película de monstruos moderna. La cinta combina
elementos del terror gótico de las primeras películas de Universal con
novedosos elementos de Ciencia Ficción.[8] Hablando de las películas
sobre las que ésta ha influido, me di cuenta de que son más de las que
parecería. No sólo en copias obvias como La
isla de los hombres pez (Marino, 1979) o La ciudad sumergida (Tourneur, 1965); sino que también se nota una
poderosa influencia suya en Alien: el octavo pasajero (Scott, 1979), Depredador
(McTiernan, 1987) o incluso Tiburón
(Spielberg, 1975). Y por no dejar, mencionaré que también en la inmunda Anaconda (Llosa, 1997).
Gill-Man, quien es uno de los monstruos más
reconocibles de Universal y muy probablemente sobre el que más merchandising se ha producido, es todo
un icono por mérito propio. Su diseño y construcción fue encargado
originalmente a Bud Westmore y Jack Kevan del departamento de maquillaje de
Universal, pero su propuesta original fue rechazada. Una segunda propuesta era
la de un monstruo de piel lisa y lustrosa, más parecido a una anguila, que en
pruebas de cámara demostró no funcionar en absoluto. La versión final de la
criatura fue la propuesta por la diseñadora Millicent Patrick, miembro del
equipo de Westmore, que retomó la idea básica del diseño de éste, pero le dio
un aspecto mucho más salvaje y primitivo.
Aunque siempre me he preguntado: Si
Gill-Man es un anfibio, de la época de los grandes anfibios, como lo explican
en la película ¿Por qué tiene escamas?
El traje del monstruo fue modelado en
arcilla, luego moldeado y vaciado en espuma de poliuretano, con recubrimiento de
látex y pintado a mano, para finalmente ser cortado en pequeñas piezas que se
pegaban una por una sobre un leotardo usado por el actor en turno. Aunque en la
mayoría de las fotografías promocionales Gill-Man aparece de color verde
chillón y labios carmesí, o de un color broncíneo en el mejor de los casos, el
traje original era de color verde musgo que le permitía camuflarse con la
vegetación subacuática. La máscara usada para las escenas fuera del agua tenía
además un mecanismo a base de tubos de aire comprimido que le permitía a la
criatura mover las agallas alrededor de su mandíbula.
Gracias a un gran trabajo de edición, la
mayoría de los espectadores no nota que Gill-Man fue interpretado por dos actores
diferentes. En las escenas fuera del agua, el disfraz de monstruo lo usaba Ben
Chapman, un doble que había sido Marine y que alcanzaba la prodigiosa estatura
de 1.99m.
Para las escenas debajo del agua, Gill-Man
era interpretado por Ricou Browning, un estudiante universitario de veintitrés
años y nadador profesional que trabajaba en el rancho Wakulla Springs, donde
fue filmada la película, y que fue seleccionado por los productores después de
que les diera un tour por la locación y de hacer las pruebas de la cámara
subacuática usándolo de modelo. A los realizadores les gustó la forma elegante
y orgánica en la que nadaba Browning y lo contactaron para hacer el papel del
monstruo. Los rumores que corrían desde aquella época decían que Ricou podía
contener la respiración por cinco minutos; pero la verdad era que había un
equipo de cuatro buzos con mangueras de aire cuidándolo. El mismo Browning dijo
en una entrevista: “Puedo contener el aliento por bastante tiempo, pero si
estás peleando y moviéndote y nadando rápido, estás usando tu oxígeno”.[9]
En la tradición inaugurada por Lon Chaney
de que los actores que interpretaban monstruos en películas de Universal debían
sufrir tortuosas transformaciones para convertirse en sus personajes El monstruo... no podía quedarse fuera.
Para convertirse en Gill-Man, ambos actores debían vestirse con un ajustado
leotardo sobre el cual eran pegadas, una por una, las piezas de hulespuma y
látex que formaban la botarga de la criatura. Esto les permitía mayor movimiento
que una botarga completa; pero tardaba entre dos y media y tres horas en su
aplicación. Además, para asegurarse de que no se despegaran, las aplicaciones
eran adheridas con pegamento industrial que a veces lograba filtrarse a través
del leotardo y causaba dolorosas quemaduras en la piel de los actores.
A esto se le suma la anécdota que cuenta
que Arnold quería que Gill-Man se viera más torpe fuera del agua que dentro de
ella, como la mayoría de los animales acuáticos, por lo que decidió agregar
pesas de cinco kilos en los zapatos del traje del monstruo usado por Chapman
para que caminara con torpeza. Por cierto, los sonidos que hace la criatura
fuera del agua son los sonidos de una morsa.[10]
Browning tampoco estuvo exento de los gajes
del oficio de ser un monstruo de Universal, teniendo que interpretar al
personaje “a ojo pelón” pues la máscara que usaba no llevaba ningún tipo de
protección para los ojos y se rehusó a llevar goggles por la dificultad que
representaría quitárselos si se llenaban de agua. Además, ya que la botarga
estaba hecha de hulespuma, se hinchaba con el agua y se volvía muy pesada.
También es mérito de la gran edición de la
película que la mayoría de la gente no note que se filmó en dos locaciones muy
diferentes: Mientras que las escenas del bote Rita en la Laguna Negra fueron
filmadas en el estanque exterior en el complejo de Universal City, adaptado por
los escenógrafos de la compañía para parecer una selva brasileña; las escenas
debajo del agua y en las orillas de la laguna fueron filmadas en el rancho
Wakulla Springs en Florida, donde el dueño había dejado a la flora del pantano
crecer libre alrededor de un manantial de aguas cristalinas que resultó ser la
locación perfecta para la película.
Por último, quiero mencionar la música. Es
increíble que en realidad muy poca música original se compuso para esta cinta y
aun así el soundtrack funcione tan bien. Salvo por el estridente y extravagante
leit motiv de Gill-Man, la mayor
parte de la música usada en esta película fue compuesta para otros filmes,
incluidos westerns, películas románticas y thrillers. El uso que se hizo de toda
esta música fue muy inteligente, pues sirve para darle dramatismo a las escenas
submarinas en las que el diálogo está por completo ausente.
Esta es una de mis películas favoritas de
monstruos de la Universal y probablemente una de mis favoritas de todos los
tiempos. Quizás en la actualidad peca de naïve y el racismo apto para toda la
familia de aquellos tiempos no sea bien recibido por los nuevos espectadores
‒ya saben, los indios son tontos y torpes, y saben mucho menos de la jungla que
el hombre blanco, aunque llevan generaciones viviendo ahí‒; pero se trata de
una gran película, una reinterpretación de la leyenda de la Bella y la Bestia
que abriría la brecha para todo un subgénero. Además, Universal lanzó la
edición en Blu-Ray 3D que permite ver la película tal y como fue concebida...
¡Y es toda una experiencia!
El
monstruo de la Laguna Negra, al igual que todas las otras películas de
monstruos de Universal, dio paso a secuelas de calidad desigual. Una segunda
entrada titulada La venganza del monstruo
de la Laguna Negra (Arnold, 1955) retoma la historia donde terminó la
primera película y narra cómo un grupo de científicos captura a Gill-Man para
llevarlo a un laboratorio y exhibirlo en un parque acuático, además de que
cuenta con la participación de un jovencísimo Clint Eastwood interpretando a un
personaje secundario. En la última parte de la trilogía, El monstruo de la Laguna Negra camina entre nosotros (Sherwood,
1956), Gill-Man es sometido a una cirugía que le permite respirar aire y lo
vuelve más “humano”... con todos los problemas que ello conlleva. Aunque el
arco argumental de las secuelas es inteligente y propositivo, su realización
deja que desear y convierte lo que pudo ser una trilogía en una única película
clásica y sus productos residuales.
PARA LA TRIVIA: El diseño de Gill-Man se basa en grabados
hechos por exploradores del siglo XVI en los que se describe a las extrañas
criaturas conocidas como Pez Monje y Pez Obispo. Según estas ilustraciones, se
trataba de peces grandes que superficialmente tenían la forma de un monje
dominico y un obispo con mitra, de este último además se decía que podía
conceder deseos. A la fecha no se sabe con exactitud qué animales pudieron haber
inspirado estas leyendas, pero las hipótesis más comunes sugieren al tiburón
ángel, el calamar gigante, la foca, el lobo marino o incluso el celacanto como
probables responsables.
[1]
Sí, son la misma familia Westmore de la que provienen Michael y su hija
Mckenzie, del reality show Face-Off.
[2] La
implementación de tecnología 3D en las salas de cine ha sido un recurso
constante cuando el público deja de asistir a ellas. En la década de 1950 el
cine tuvo que competir contra la TV, en 1980 contra el video y en 2010 contra
el streaming.
[3]
MALLORY, Michael, Universal Monsters: A
Legacy of Horror, Universe Publishing, New York, 2009. P.223.
[4]
SKAL, David J., Back to the Black Lagoon,
Universal Home Entertainment, 2000.
[5]
WESTWOOD, Emma, Monster Movies,
Pocket Essencials, Great Britain, 2008.
[6]
Idem.
[7]
SKAL.
[8]
MALLORY.
[9]
Citado en SKAL.