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lunes, 28 de enero de 2013

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, SEGUNDA PARTE


LAS DOS TORRES
The Lord Of The Rings: The Two Towers

Peter Jackson, 2002

Al igual que en la entrega anterior, existen 3 cortes de esta película: El corte original para cines (179 minutos), la edición extendida para DVD (223 minutos) y la edición extendida para Blu-Ray (235 minutos). Nuevamente, me referiré a la edición en Blu-Ray.

Uno de los objetivos de Jackson al filmar las tres películas de la saga en una sola producción fue precisamente que no pasara tanto tiempo entre una entrega y otra. Así, apenas un año después de La Comunidad del Anillo, llegó la segunda parte, Las Dos Torres. En general es considerada inferior a la primera, pero a mí me agrada porque es una película más vasta y más completa aún.
    La Comunidad del Anillo se ha desintegrado y sus miembros avanzan ahora por distintos caminos, inciertos de si volverán a encontrarse o no. Frodo y Sam (Sean Astin) continúan su camino hacia Mordor, en el cual se encontrarán a la criatura Gollum (Andy Serkis), antiguo propietario del Anillo Único y que busca recuperarlo a como de lugar. Mientras tanto, Aragorn (Viggo Mortensen), Legolas (Orlando Bloom) y Gimli (Sam Rhys-Davies) siguen la pista a una tropa de Uruk-Hai (que no me acaba de quedar claro si son híbridos de goblins con orcos, o de goblins con humanos… lo que tendría mucho más sentido) que ha tomado prisioneros a los hobbits Merry (Dominic Monaghan) y Pippin (Billy Boyd).
        Quizá la noción general de que esta parte de la trilogía es de una calidad ligeramente menor a las otras dos tiene que ver con el hecho de que sus fallas no son más numerosas, sino más notorias. A título personal, he de decir que muchas de estas fallas se corrigen en la edición extendida en Blu-Ray… aunque también la extensión origina otras tantas.
    En general la edición extendida de esta película es mucho más completa y mucho más redonda. Para la versión en Blu-Ray incluso se compuso nueva música y Jackson mismo volvió a editar la película para amarrar los cabos sueltos e integrar las escenas originalmente eliminadas.

    Entre muchas otras, las escenas reintegradas a este filme que más llamaron mi atención fueron un largo flashback en el que Aragorn se lamenta por perder a Arwen (Liv Tyler) y que, a mi gusto, da un poco al traste con el ritmo de la película y peca de lírico; pero a nivel anecdótico es interesante. La otra escena se trata de otro flashback, esta vez de Faramir (David Wenham) en la que se explora más a fondo su tormentosa relación con su hermano Boromir (Sean Bean) y su padre Denethor (John Noble). 
    Las actuaciones en esta cinta se sienten mucho más sólidas que en su predecesora. Sobre todo, Elijah Wood parece haber encontrado a Frodo y lo interpreta de modo mucho más convincente y mesurado. Mi actor favorito en esta entrega es Bernard Hill, quien interpreta el rey Théoden de forma magistral.
    Nuevamente la partitura musical corre a cargo de Howard Shore quien, también nuevamente, recurre al leit motiv para presentarnos nuevos personajes y locaciones. Son más que sobresalientes el tema de los Jinetes de Rohan y el tema de Gollum.
    Sustituyendo a Enya en el apartado de las canciones tenemos a Emiliana Torrini, quien hace un magnífico trabajo interpretando la melancólica Canción de Gollum. Francamente, me parece que el trabajo de Torrini supera con creces al de Enya.

    En esta película hace su aparición ya en forma el personaje de Gollum (Andy Serkis), quien se convirtió inmediatamente en uno de los consentidos del público y que representó además un hito en la historia de los efectos especiales generados por computadora.
    Gollum es el apodo que recibió, por el gorjeante ruido que hace al toser, el otrora hobbit Sméagol. Corrompido por el poder del Anillo Único, Sméagol se refugió en una caverna de las Montañas Nubladas y, poco a poco, se convirtió en el raquítico Gollum, un ser de apariencia repulsiva y mente desequilibrada que no pudo encontrar mejor intérprete que Andy Serkis, quien, a pesar de no aparecer tal cual en pantalla, brinda una actuación fenomenal que parece acercarse mucho a la idea que Tolkien tuvo de este personaje. Así, Gollum no se define como enemigo o aliado, sino simplemente como un desafortunado personaje, trágico y patético, víctima de un poder maligno mayor a sus fuerzas.
    A este mismo respecto, es interesante señalar la falta de continuidad en el diseño del personaje. En La Comunidad del Anillo logramos atisbar, de lejos y entre sombras, a Gollum en las minas de Moria. En esa ocasión se trataba de un ser más robusto, de ojos ambarinos y piel oscura. Cuando se hizo la postproducción para Las Dos Torres los encargados de los efectos especiales decidieron cambiar el diseño de la criatura para que fuera más parecida a Serkis.

    Al contrario de su predecesora, la conclusión de esta cinta es de un corte mucho más climático y épico. La cinta termina con la Batalla del Abismo de Helm, en la que las tropas de Saruman tratan de eliminar a la última resistencia de Rohan, y es una de las escenas de batallas más impresionantes de la historia del cine; en mucho, eso sí, apoyada en la narrativa de Tolkien.
    A modo de epílogo se muestra la batalla de Isengard. En ella, Merry y Pippin ayudan a un ejército de ents (especie de árboles antropomorfos) liderados por Bárbol (Voz de John Rhys-Davies) a cobrar retribución contra Saruman, quien ha deforestado salvajemente su hogar, el Bosque de Fangorn. Por cierto que las escenas de Pippin y Merry montados sobre Bárbol se ven terriblemente falsas.

    En esta escena, Tolkien hace una de sus múltiples referencias a Shakespeare. Según el autor sudafricano, una de sus mayores frustraciones de niño fue ver una representación de la obra maldita del bardo inmortal, Macbeth, y que las brujas le profetizaran al guerrero escocés que sólo sería vencido cuando el Bosque de Dunsinania caminara. Finalmente, resulta que el ejército invasor corta ramas de los árboles para camuflarse, y al avanzar hacen parecer que el bosque camina. Tolkien menciona que él se sintió timado de no ver árboles caminando y atacando el castillo de Macbeth, y que esta escena fue su mayor inspiración para la Batalla de Isengard.
    En conclusión, se trata de una película mucho más extensa y rica que la primera y en la cual los elementos que habrían de caracterizar y definir a esta saga fílmica se encuentran mucho más afianzados. Al igual que la novela de Tolkien, vale más ver a esta trilogía como una sola película dividida en tres partes que como una peli original y sus dos secuelas.
PARA LA TRIVIA: El personaje del líder ent, Bárbol (Trebeard), fue creado por J.R.R. Tolkien basándose en uno de sus amigos más cercanos, el también escritor C.S. Lewis. El autor de Las crónicas de Narnia contaba con una altura impresionante, una voz grave y cavernosa y unos ojos profundos de color miel.

viernes, 25 de enero de 2013

DJANGO SIN CADENAS


DJANGO SIN CADENAS
Django Unchained

Quentin Tarantino, 2012

Después de que me declaré detractor de Tarantino tras haber visto la infumable A prueba de muerte (2007), me reconcilio con su cine luego de ver Django sin cadenas. En esta cinta veo una obra mucho más madura, menos pretenciosa y alejada de trucos y artificios formales... bueno, digamos que hay un poco menos que en otras pelis de Tarantino. Aunque retoma el nombre del héroe de las películas de los 60’s, este Django es otro personaje completamente diferente y no tiene nada que ver con el original.
    A mediados del siglo XIX en Estados Unidos de América, el esclavo Django (Jamie Foxx) es comprado y liberado por el exdentista convertido en cazarrecompensas King Schultz (Christoph Waltz). El Dr. Schultz entrena a Django como aprendiz de su oficio y rápidamente lo convierte en su socio. Ahora que el esclavo liberado es un hombre libre y entrenado para matar, buscará ajustar cuentas con el terrateniente Calvin Candie (Leonardo DiCaprio) quien mantiene a su esposa como esclava en su plantación de algodón.

    Como básicamente todas las películas de Tarantino (quizá excluyendo Perros de Reserva [1992]) esta obra se mueve cómodamente entre una película de acción y una parodia, entre una farsa y un epítome del género al que satiriza.
    En este caso en particular, Django siempre se anunció como la incursión de su director en el género del western. La verdad es que el producto final es una parodia del spaghetti western(películas de vaqueros producidas y filmadas en italiana pero que se hacían pasar por estadounidenses para atraer al público) mezclado con el cine de blaxploitaion (subgénero de la década de los 70 en el que todos los protagonistas son negros, esto para atraer al público de dicha raza) con muchos elementos característicos tarantinescos: Violencia gratuita, chistes de mal gusto, baños de sangre al por mayor, diálogos referenciales, señalamientos a los clichés del género  y un guión escrito con saña.
    En este caso, a diferencia de otros proyectos, la narrativa es súper convencional, si acaso aderezada por algunos flashbacks. El director deja de lado los guiones burdos de estructuras complejas y cortes duros para entregar una epopeya que se narra de principio a fin, y que si en su mayor parte es una comedia de acción también incluye elementos del cine de suspenso y del Splaterstick (comedias de pastelazo [slapstick] mezcladas con cine splatter).

    Las actuaciones son expresionistas y grandilocuentes y apenas dan cabida a algún momento de sobriedad y mesura. Destaca nuevamente el trabajo de Christoph Waltz, quien de hecho ganó el Oscar a Mejor Actor de reparto con la pasada producción de Tarantino Bastardos sin gloria (2009), y que en esta obra encarna al dentidta/cazarrecompensas, creando un personaje simplemente encantador. Se trata de un típico “pez fuera del agua”: un médico alemán que habla con acento británico, poseedor de un humor mordaz y concreto y que por momentos recuerda al gran Peter Sellers.
    El Django creado por Foxx, por su parte, es a la vez sátira y héroe con un pie en el arquetipo y el otro en el estereotipo. Este Django (rebautizado en México por el común de la gente, de manera incomprensible para mí, como “Diyango”) es un personaje complejo que emprende un viaje interno de víctima a victimario y que empieza siendo una especie de versión tarantinesca de Hucleberry Finn para terminar siendo una versión tarantinesca de Sabata. Entre las múltiples referencias de la cinta, hay una escena en la que el Django de Denzel Washington habla con un caballero italiano, interpretado por Franco Nero, quien fue el Django original.
    Finalmente, quien se ve que se divierte a sus anchas interpretando a su personaje es el comúnmente genial Leonardo DiCaprio. Calvin Candie es ese villano que nos encanta odiar y, a pesar de que la película sigue todas las estructuras de un melodrama convencional, el personaje resulta más complicado e interesante precisamente por su simpleza. Candie es un malvado que no se sabe malvado, pues en su esquema del mundo él está actuando correctamente. Este villano representa, básicamente, la confrontación del pensamiento burgués decimonónico promedio con el pensamiento del hombre contemporáneo.

    Como parte de su sello característico, Tarantino busca una musicalización ecléctica para su cinta, aunque en este caso me parece más heterogénea que en sus obras anteriores. Partituras originales del maestro Ennio Morricone conviven armónicamente con el rap más estrafalario lo mismo que con Bob Marley. Todo el soundtrack da una sensación de retro y de kitsch que le van como anillo al dedo a las imágenes en la pantalla.
    Ésta es una buena película a menos que a uno de verdad no le guste el cine de Tarantino. Yo me la pasé riéndome durante las casi tres horas que dura. Sólo me surge una inquietud después de haber analizado mi experiencia durante el visionado de una película: ¿Qué tanto mérito tiene en realidad el que, con pretexto de satirizarlos, se copien casi al carbón los elementos ya probados que hicieron a un género cinematográfico exitoso?

lunes, 21 de enero de 2013

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, PRIMERA PARTE


EL SEÑOR DE LOS ANILLOS:
LA COMUNIDAD DEL ANILLO

The Lord Of The Rings: The Fellowship Of The Ring

Peter Jackson, 2001

En esta reseña hablaré de la edición extendida de Blu-Ray. Existen tres cortes diferentes de esta película: La edición original para cine (180 minutos), la edición extendida en DVD (208 minutos) y la edición extendida para Blu-Ray (228 minutos). En las ediciones extendidas se incluyen escenas eliminadas del corte original y escenas extendidas.
Frodo Baggins (Elijah Wood), un hobbit de la Comarca, hereda de su tío Bilbo (Ian Holm) un anillo que tiene el poder de hacer a su portador invisible. Poco después, con ayuda del mago Gandalf (Ian McKellen), Frodo descubre que este anillo es en realidad un artefacto de gran poder, forjado por el Señor Oscuro, Sauron (Voz de Alan Howard). Ahora que el anillo ha sido encontrado, Sauron buscará recuperarlo por todos los medios para poder sumir a la Tierra Media en una era de oscuridad bajo su dominio. Para impedir esto, un consejo de representantes de las distintas razas de la Tierra Media conforma la Comunidad del Anillo, cuya misión será destruir tan terrible objeto en el fuego del Monte del Destino, donde fue forjado.
    La primera entrega de la Trilogía es una sorprendente aventura con un ritmo impecable, a pesar de su extensa duración y de algunas escenas que son demasiado narrativas. Empero, algo que sí debe notarse es que esta película no necesariamente atrae a todo el mundo; como algunas personas que conozco, si después de la primera media hora no te ha cautivado o te desesperas por el montón de nombres complicados que se han mencionado ya, lo mejor es dejarla por la paz porque después se pone peor.

    El detallista guión de Jackson et al  da como resultado una cinta que es una recreación casi literal del texto original de J.R.R. Tolkien, pero que pone énfasis en el hilo conductor de la historia, resumiéndola, y deja de lado muchos pasajes tangenciales o poco importantes para la historia central (alabado sean los dioses, el ridículo y cursi capítulo de Tom Bombadil quedó fuera).
    En cuanto a la edición extendida, cabe señalar que fue pensada exclusivamente para el consumo casero; sin embargo, en algunos países se proyectó en cines cuando se estrenó la tercera parte. Al no haber restricciones de tiempo, la edición extendida está diseñada pensando en que su visionado puede dividirse en varias sesiones.
    En general, las escenas reinsertadas y extendidas de esta entrega son más de corte explicativo y muchas de ellas son pasajes del libro que hacen la adaptación aún más fiel al original, pero que tuvieron que ser excluidas del corte final por cuestiones de tiempo.
    Las actuaciones de casi todos los involucrados son excelentes, destacan sobre todo las interpretaciones de Ian McKellen, Ian Holm y Viggo Mortensen. Decir los parlamentos tan extraños que dice Gandalf y sonar convincente no es una tarea sencilla. En este rubro, sin embargo, siento que me quedan a deber Elijah Wood quien se siente inseguro en su papel durante toda la primera mitad de la película y Liv Tyler (quien interpreta a la elfa Arwen) con su eterna cara de malestar estomacal y su pronunciación tan campechana del kwenya.

    Las distintas tomas en esta cinta están pensadas para crear atmósferas y, en general, lo logran. No son sólo un súper anuncio turístico de Nueza Zelanda, sino que realmente lograr introducir al espectador en un mundo diferente y, dentro de este mundo, en cada una de sus variadas regiones. Así, gracias a tomas propositivas y cuidadosas y a otros tantos elementos como el diseño y la música, uno puede sentirse relajado y apacible en la Comarca, enervado en los bosques de Lothlórien y hasta podría uno jurar que percibe el hedor a muerte en los sombríos salones de Khazad Dum.
    En el aspecto musical tenemos un soundtrack poderoso y épico de inspiración wagneriana obra del compositor Howard Shore, quien ya había dado muestras de su talento con el angustioso y grandilocuente score de La mosca (Cronenberg, 1986) y la excéntrica y conmovedora partitura para Ed Wood (Burton, 1994). En este caso, Shore presenta todo un abanico de leit motivs que, junto con los elementos ya mencionados y por mencionar, construyen atmósferas únicas. El tema del puente de Khazad Dum, identificado universalmente como “Tema del Señor de los Anillos”, es tan reconocible como otras partituras del cine de la talla del “tema de El padrino” o la “Marcha Imperial” de Star Wars. 
    En el apartado musical también es memorable el “tema de amor” Aníron y el tema May It Be, compuestos en kwenya e interpretados por la reaparecida cantante de New Age, Enya.

    En esta cinta encontramos un diseño de producción fastuoso y vasto. No hay un solo elemento, ya sea utilería, vestuario o escenografía, que no parezca haber sido creado exclusivamente para la película. Cada artefacto y cada mueble dan al espectador una sensación contradictoria de familiaridad por conocer su función; pero de extrañeza al mismo tiempo, por no reconocer su forma precisa.
    Los personajes que, desde que vi esta cinta por primera vez, me han impresionado han sido los Nâzgul. Estos jinetes esclavos de Sauron alguna vez fueron reyes humanos y ahora, seducidos por el poder del Anillo Único, son meros esbirros sin voluntad. Pero más allá de la concepción trágica de estos personajes, su diseño es realmente espectacular. Desde el vestuario que utilizan, el cómo se mueven e incluso el escalofriante chillido que emiten al lanzarse al ataque, todo en ellos es sobrecogedor.
    Saben que no podía terminar el artículo sin decirlo: Aun con toda su tecnología de punta y su cuidado diseño de producción, los realizadores de esta cinta recurrieron a varios trucos que son tan viejos como el cine mismo para lograr los efectos que deseaban. Específicamente me refiero al uso de dobles de baja estatura, siempre de espaldas, en los planos generales para que pareciera que los Hobbits y los enanos sí eran de una menor estatura que el resto de los actores. Sin embargo, este truco, junto con el de la Perspectiva Forzada (colocar un objeto o actor más cerca de la cámara y otro más lejos, de forma que éste se vea más pequeño que aquél) en general son bastante evidentes en pantalla.

    Las tres grandes fallas que yo encuentro en esta película (nótese que, como ha resultado evidente, soy un fan acérrimo) son las siguientes:
1.- A pesar de seguir el esquema del héroe épico clásico (según Joseph Campbell), para mucha gente es en realidad difícil sentirse identificada con Frodo. Ya no digamos que en verdad, he conocido personas a las que el concepto no les pareció atractivo en absoluto.
2.- La duración de la película puede ser un impedimento para que gran parte del público la disfrute. Aun en su versión más corta, estamos hablando de aplastarse casi tres horas frente a la pantalla.
3.- El final es poco concluyente. Aunque se conserva el mismo final que en el libro, éste es poco concluyente. Después de tres horas de película, en realidad puede resultar un poco anticlimático; conocidos y familiares míos se sintieron timados porque la película “no tenía final” (esto puede tener más que ver con su desconocimiento de la obra que con una verdadera falla inherente a la cinta).
PARA LA TRIVIA: El escalofriante chillido de los Nâzgul, Espectros del Anillo, fue creado por los ingenieros de sonido de los estudios a partir de la grabación de un grito de emoción de Fran Walsh, esposa de Peter Jackson.


jueves, 17 de enero de 2013

IRON MAN


IRON MAN: EL HOMBRE DE HIERRO
Iron Man

Jon Favreau, 2008

Desde el inicio de la década pasada, Marvel Comics descubrió el secreto del éxito: Hacer películas de superhéroes bien hechas (¿Alguien recuerda alguna anterior a El Hombre-araña [Raimi, 2002] además de las Batman de Tim Burton?); con actores de primer nivel, efectos especiales de altísima tecnología, un diseño de producción de proporciones bíblicas y una campaña mercadotécnica aprendida de George Lucas.
     Marvel se enfrentó, además, a la tarea de actualizar los orígenes de sus personajes, la mayoría de ellos creados en los 60’s por Stan Lee y Jack Kirby, respetando lo más posible sus historias originales. Algunas películas, como Daredevil: El hombre sin miedo (Johnson, 2003) y El vengador fantasma (Johnson, 2007) se cuentan entre los casos lamentables, pero Iron Man fue un ejercicio exitoso de adaptación.  

    El multimillonario fabricante de armas, Tony Stark, es secuestrado en una zona de combate en Afganistán y mantenido vivo a duras penas, luego de que un misil explotara cerca de él, mediante un electroimán que evita que las partículas de metralla en su cuerpo lleguen a su corazón. Stark, ducho como él solo en la ingeniería, modifica el electroimán para convertirlo en la fuente de poder de una armadura que lo ayuda a escapar. Ya de regreso en EE.UU., Stark mejora su diseño de la armadura y la utiliza para combatir el terrorismo.
    Una vez que uno ha leído la sinopsis anterior, es difícil no notar los elementos que hicieron de este melodrama patriótico un éxito en los Estados Unidos. Sin embargo, por supuesto que está imbuido por ese espíritu de universalidad propio de los superhéroes que los vuelve ciudadanos del mundo, y que logró que los cómics de Capitán América se leyeran en la Unión Soviética.
    Y es que, en el fondo, Iron Man es una historia sobre la responsabilidad y la toma de conciencia; sobre el darse cuenta de que los actos de uno afectan a muchas personas, etc. Realmente el encanto de la peli es ver a Robert Downey Jr. Interpretando el papel de un multimillonario cínico y ególatra… que además quiere salvar al mundo. Lo interesante es que el quid del asunto reside precisamente en que Tony Stark se da cuenta de que primero debe salvar al mundo de él mismo.

    Hablando del elenco y la actuación, creo que es necesario mencionar que un servidor considera precisamente este rubro como la columna vertebral de la cinta. Robert Downey Jr., como lo mencioné arriba, interpreta a Tony Stark quien, de hecho, parece compartir mucho de su carácter con Downey Jr.; Gwyneth Paltrow interpreta a una Pepper Potts que luce por su sagacidad y belleza (humildemente, creo que desde Grandes esperanzas [Cuarón, 1998] que la Paltrow no se veía tan bien en pantalla) y el ordinariamente extraordinario Jeff Bridges interpreta a Obadiah Stane, un agresivo y ambicioso ejecutivo empresarial mano derecha de Stark.
    Los efectos especiales francamente no son nada impresionante, quiero decir, nada impresionante para 2008; pero son bastante cumplidores y están utilizados con mesura (para una película del género). Resalta sobre todo el hecho de que la transición entre el Iron Man digital y el físico es prácticamente imperceptible. Por otro lado, las escenas en las que Tony Stark es investido automáticamente por una serie de robots, al estilo de una línea de ensamblaje automotriz, se ven bastante falsas ya en el DVD, más aún en Blu-Ray.
    Otro gran acierto de la película es su ritmo. Dirección y edición se conjugan en un montaje de acción sustanciosa y emocionante que no decae ni un solo minuto durante las dos horas de duración de la cinta. La única escena que me decepcionó un poco fue la batalla final, pero eso quizá tiene que ver con mis referentes, pues me pareció una copia descarada del enfrentamiento final de Robocop 2 (Kershner 1990).

    No es la película que va a cambiar tu vida, ni la que cambiará el cine de superhéroes para siempre. Es simplemente un producto bien manufacturado destinado al mercado del entretenimiento palomero, una correcta adaptación del material original que dejará satisfechos tantos a los fanáticos más acérrimos como a aquellos espectadores que jamás hayan oído hablar del personaje (que debe ser una minoría, francamente).
    En el siglo XXI, los comics no son sólo para pubertos y adultos inmaduros, son una industria de miles de millones de dólares que ha sabido sacar del paso a la anquilosada y oxidada creatividad hollywoodense.

  

miércoles, 16 de enero de 2013

EL ATLAS DE LAS NUBES


EL ATLAS DE LAS NUBES
Cloud Atlas

Tom Tykwer, Andy Wachowski y Lana Wachowski, 2012

Mi primera impresión sobre esta película es que es como si alguien tomara El efecto mariposa (Bress y Gruber, 2004) y la hiciera bien… O como si la hubiera hecho alguien que sí entendió en qué consiste el Efecto Mariposa, para el caso. Un proyecto arriesgado dirigido por los afamados Hermanos Wachowski, responsables de la Trilogía Matrix (1999-2003), y el director de Corre, Lola, corre (1998) que se convierte en una epopeya más bien críptica, compleja y que abusa de una narrativa barroca y poco convencional.
    La forma en que está escrita esta cinta es difícil de describir y no hay en sí una “trama”. Más bien, al más puro estilo de Bertolt Brecht, se trata de una historia larga que se va contando a través de varias historias más pequeñas que son independientes unas de otras; pero que se relacionan por medio de elementos pequeños y sutiles.

    Aunque en una primera instancia parecería que se trata de un melodrama cursilón sobre el destino y el amor eterno y esas cosas, o una película de ciencia ficción muy refrescante, no es ninguno de ambas casos.
    Un viajante estadounidense del siglo XIX que se vuelve amigo de un esclavo a bordo de un barco; un agente literario que estafa a su cliente y termina encerrado en un asilo de ancianos; una mesera genéticamente diseñada que se niega a aceptar su condición en un futuro cercano; un pueblo de marineros que son asediados por un clan caníbal en un distante futuro postapocalíptico; una reportera que descubre una conspiración enérgetica en una central nuclear en la década de los 70; y un compositor incipiente que busca componer su obra maestra son los cuentos que, muy en el estilo narrativo de Las mil y una noches, conforman esta historia en un entramado que va y regresa en el tiempo durante casi tres horas.

    Es curioso que todas estas historias tienen más o menos la misma estructura y todas hablan más o menos de lo mismo, sólo cambiando lo anecdótico. En general, los temas tratados son el amor, la esclavitud, la lealtad, la libertad y la rebeldía. Así, aunque interesante, por el lado del subtexto la película termina siendo un tanto complaciente e injustificadamente optimista. No sé si esta complacencia venga de la fuente literaria original, la novela de David Mitchell en la que está basada la película, o si ha sido un valor agregado de la cinta (como el tratamiento melodrámatico y ramplón que le dieron los Wachowski a V de Venganza [2005]).
    Según parece, donde todos los involucrados se dieron vuelo fue en el rubro de la caracterización. Parte de la propuesta de esta cinta, y que es su principal encanto, es el juego de transformar a un elenco con estrellas tan reconocibles como Tom Hanks, Halle Berry, Susan Sarandon, Hugh Grant y Hugo Weaving (quien por fin, después de diez años, pudo dejar de actuar como el agente Smith) en una compañía de perfectos desconocidos, apoyándose en un trabajo minucioso de la actuación y el maquillaje, convirtiendo actores negros en blancos, jóvenes en ancianos, caucásicos en asiáticos y hombres en mujeres… y todas las viceversas aplicables.
    Al no ser una obra realista, el maquillaje tampoco lo es. De tal suerte, parece que el chiste del maquillaje en esta cinta es que se note que los personajes son en realidad actores maquillados. Desde el momento que estaba viendo la peli en el cine casi pude sentir envidia de lo mucho que se habrán divertido los actores al interpretar tres, cuatro o más personajes cada uno.

    Algo que me pareció muy agradable fue precisamente eso. Se nota que quienes hicieron esta película se divirtieron muchísimo con su realización. El guión, por ejemplo, está lleno de referencias a la literatura y al cine; y películas como Cuando el destino nos alcance (Fleischer, 1973), Blade Runner (Scott, 1982), Shaft (Parks, 1971) y Cleopatra Jones (Starrett, 1973) son visitadas y revisitadas. Por si esto fuera poco, hay varios chistes a lo largo de toda la cinta que se burlan precisamente de las referencias que se hicieron en otras escenas o incluso de la narrativa misma del filme.
    El diseño de arte es genial, al crear vestuarios y sets que recrean otras culturas de tiempos pasados y futuros. Me encantó la recreación de los 70’s, se ve muy auténtica e incluso los encuadres, la música y la iluminación tratan de emular las de las películas de esa época.
    Es una buena película, aunque no necesariamente será del agrado de todo el público; en contra tiene el hecho de que sí hay que ponerle atención (las historias no son complicadas, pero la estructura es artificiosamente compleja) y que es bastante larga. Es diferente a los anteriores trabajos de los Wachowski, aunque puede verse su sello a lo largo de la peli (no, no hay tomas de acción congelada en 360°), así como también es evidente a la aportación de Tykwer. En general, todos los relatos que conforman esta cinta mantienen un mismo nivel de calidad, aunque queda opacado por la artificiosidad del montaje.

    Por todo lo expuesto anteriormente, no me queda sino terminar este artículo con la misma interrogante que se hicieron muchos críticos de cine cuando se estrenó 2001: Odisea del espacio (Kubrick, 1968): “¿Estamos ante un nuevo clásico o ante una tomada de pelo?” Como en el caso de la monumental epopeya de ciencia ficción, sólo el tiempo lo dirá.

domingo, 13 de enero de 2013

MARTIN, EL VAMPIRO


MARTIN
Martin

George A. Romero, 1976

Una de las películas menos conocidas del maestro del horror George A. Romero, director de La noche de los muertos vivientes (1968), y también uno de los trabajos en que muestra mayor pericia. Varios conocedores del cine vampírico me habían recomendado esta cinta, pero al ser bastante difícil de conseguir apenas tuve oportunidad de verla. Empero, el esfuerzo valió la pena, pues puedo asegurar que ésta es una de las películas más interesantes que he visto en los últimos años.
    Martin (John Amplas) es un muchacho tímido y retraído que llega a vivir a un pueblo cercano a Pittsburgh a la casa de su primo Cuda (Lincoln Maazel), quien tiene edad suficiente para ser su abuelo. O tal vez no, pues Martin afirma tener ochenta y cuatro años a pesar de que difícilmente aparenta veinte. Y es que Martin es un vampiro… O no. Lo cierto es que Martin no tiene ningún poder sobrenatural, además de la ligera molestia que experimenta con la luz solar directa, Martin es un chico normal… excepto porque la única excitación sexual que puede gozar la obtiene bebiendo sangre de mujeres bellas. Su familia está completamente convencida de que Martin es un Nosferatu y por ello lo ha marginado y excluido, al punto de que el muchacho se ha convertido en un activo y especializado asesino serial.
    Precisamente el mayor gancho de esta cinta es la cuestión de que nunca se aclara si Martin es en realidad un vampiro o si es un joven perturbado, víctima de la superstición; el hecho es que ni siquiera el mismo Martin lo tiene completamente claro. Así, Romero nos presenta una historia que mezcla varios géneros diferentes, y que un servidor podría definir como un giallo con tintes de comedia negra.

    Gracias a ese tono de chiste macabro, la película puede hablar sin tapujos de temas tan oscuros como la infidelidad, la violencia doméstica, la necrofilia, el fanatismo religioso, la marginación y la discriminación. Como todas las buenas películas de terror, Martin es una metáfora de otra cosa y habla de terrores mucho más mundanos y más cercanos a nosotros que los vampiros. A final de cuentas, esta peli retrata el terror a convertirse en adulto y verse obligado a integrarse a la sociedad.
    La musicalización es minimalista, parca y lacónica y tiene una gran influencia del soundtrack de La masacre de Texas (Hooper, 1973) y de la música concreta. La música de esta cinta ayuda a transmitir los sentimientos y pensamientos de Martin de una forma directa y eficaz..
    En general, se trata de una película inteligente y divertida, además de que resulta alternativa y subversiva en lo que a cine vampírico se refiere. Aunque no llega a los niveles de genialidad de la obra maestra de Romero, La noche de los muertos vivientes, me parece que Martin está cargada de una sensibilidad muy particular que el clásico de zombies no posee; es una lástima que esta cinta haya tenido tan pobre difusión, incluso en la época de su estreno, pues se trata de una obra excelente.  
PARA LA TRIVIA: Tal vez son figuraciones mías, pero noté una gran influencia de esta película en la popular serie de televisión (y consentida de un servidor) Dexter (2006-).

martes, 8 de enero de 2013

FEROZ: EL INICIO


FEROZ: EL INICIO
Ginger Snaps Back: The Beginning

Grant Harvey, 2004

Ya he mencionado antes que cuando la historia de una película, o serie de películas, ya no da para más y no puede seguir adelante, entonces hay que ir para atrás. En general, eso de las “precuelas” me parece un recurso truculento y chafón, pues si algo requería ser explicado desde la primera cinta de una saga, lo hubieran hecho. A veces, como en el caso de esta cinta, la “precuela” no es tal, sino simplemente es una historia alterna que retoma elementos, situaciones o personajes de la original.
    A principios del siglo XIX, Ginger (Katharine Isabelle) y su hermana Brigitte (Emily Perkins) llegan a refugiarse en un fuerte de comerciantes situado en la frontera canadiense-americana. Ya en el lugar, descubren que la tripulación que debía llevar provisiones al fuerte jamás regresó y que una jauría de hombres lobo tienen sitiado le lugar. Cierta noche, Ginger es mordida por uno de los licántropos, sólo que parece que éste no ha venido del exterior del fuerte, sino que siempre estuvo ahí…
    La primera entrega de esta saga se convirtió rápidamente en una de mis películas favoritas. La segunda me pareció un buen ejercicio en el que se experimentó la expansión de la historia. Esta tercera no me pareció mala, sólo que la fórmula empieza a sentirse ya gastada. Se nota que retomaron elementos de las primeras dos entregas, pero que no buscaron llevarlos más allá, sino que, como ya habían funcionado, decidieron no arriesgarse y repetir fórmulas.
    La ambientación y el tono son más que correctos. Esta cinta es una mezcla de horror, terror y suspenso con elementos prestados del cine de acción, que termina emulando a los más clásicos relatos de la Literatura Gótica Americana. 


    Como en las dos entregas anteriores (sobre todo en la primera) lo más disfrutable de la película es la química entre las dos actrices principales quienes, como si fuesen hermanas en la vida real, se complementan de forma ideal. Las actuaciones durante toda la película son bastante decentes y logran momentos de verdadera fuerza dramática.
    El maquillaje es bastante disparejo. Es interesante notar que, de las tres películas, ésta es en la que menos cambios físicos vemos en Ginger al comenzar su transformación en mujer-lobo. Lo que sí vemos es a un niño-lobo deforme, que mientras se mantenga en claroscuros se ve muy bien, pues en cuanto lo fotografían  a plena luz del día luce bastante falso.
    Por otro lado, en esta cinta vemos finalmente una encarnecida batalla con una jauría de licántropos. En opinión de un servidor, dos aciertos encomiables tiene esta cinta, a saber: Primero, que las mismas actrices de la primera parte sigan protagonizando ésta de una forma tan natural y fresca como cuatro años antes; y segundo, que los realizadores sigan negándose rotundamente a usar efectos digitales para crear a los hombres-lobo. Y se agradece, pues aunque de repente sufren del efecto “Guy In A Rubber Suit (el tipo en el traje de goma)”, a la fecha no he visto hombres-lobo que luzcan bien en CGI.
    Así pues, la creación de un “universo expandido” en la saga de Ginger Snaps deja abiertas las posibilidades para que esta franquicia se continúe indefinidamente; precisamente esta tercera parte podría servir como enlace para ello. Sin embargo, puesto que ya casi han pasado diez años desde que se estrenó esta peli y no parece que vaya a haber otra, podemos considerar de forma más o menos definitiva a Feroz: El inicio como el último capítulo de la trilogía… A menos que, diez años después, alguien saque una secuela tardía e innecesaria como la cuarta peli de Indiana Jones. Esperemos que no suceda.  
    En conclusión, se trata de una película bastante promedio; no es mala, pero tampoco es particularmente buena, sobre todo si tomamos en cuenta las primeras dos partes de la trilogía. Una película entretenida y por momentos terrorífica y emocionante, aunque sí se extrañan el ingenio y la acidez de la peli original. Por suerte, dadas sus características, esta cinta puede verse por separado sin problema alguno, ya que prácticamente no guarda continuidad con las otras dos.

domingo, 6 de enero de 2013

KING KONG


KING KONG
King Kong

Peter Jackson, 2005

Existen dos cortes diferentes de esta película: La edición para cines (3 horas y 8 minutos) y la Edición Extendida (3 horas y 21 minutos). En general, las escenas reincorporadas incluyen varios dinosaurios y otras criaturas que no aparecieron en el montaje final de la cinta.En este artículo, me referiré a la versión extendida.

Después de un largo periplo que incluyó la odisea de filmar la Trilogía de El Señor de los Anillos, Peter Jackson tuvo la oportunidad de retomar su proyecto de ensueño: filmar su versión de su película favorita, aquélla por la cual se decidió a hacer cine. A pesar de toda la parafernalia en torno a la cinta y de la vorágine de efectos especiales que en ella aparecen, un servidor considera que éste es el proyecto más personal de Peter Jackson. El resultado final es una peli de aventuras con grandes dosis de acción, que tuvo un recibimiento tibio en la taquilla y que fue prácticamente ignorada por la crítica.
    Durante la Gran Depresión en Estados Unidos Carl Denham (Jack Black), un fracasado y poco escrupuloso productor de cine, consigue el mapa para llegar a una isla desconocida que sería la locación ideal para su siguiente película. Acompañado por el dramaturgo Jack Driscoll (Adrien Brody),  la incipiente y famélica actriz Ann Darrow (Naomi Watts) y una tripulación de marineros dedicados al tráfico de animales, Denham se embarca hacia la isla huyendo de sus acreedores. Ninguno sospechó que la isla estaba habitada por bestias prehistóricas sobre las que se impone Kong, un poderoso gorila de siete metros de altura.

    Esta cinta es un remake de la versión original de 1933 (Cooper y Schoedsack), todo un clásico del cine de aventuras y un parteaguas en el terreno de los efectos especiales. Ya antes el afamado (o infame) productor Dino de Laurentiis intentó hacer su propia versión en 1976 (Guillermin) con Jessica Lange y Jeff Bridges en los papeles protagónicos y resultados desastrosos.
    Pero ahí donde John Guillermin fracasó, Jackson pudo salir airoso. Para muchos (incluyéndome), el error de de Laurentiis y Guillermin consistió en modernizar a la fuerza un clásico. Así, en la versión de 1976 no es un equipo de filmación el que visita la isla, sino una compañía petrolera; Kong no mide siete metros de altura, sino alrededor de quince; los dinosaurios que lucían geniales en la versión de 1933 quedaron fuera de la cinta; y Kong no escala el Empire State Building en el climático final, sino el World Trade Center.
    Originalmente, hacia 1994, Jackson había empezado el borrador de un guión para King Kong ambientado en la época contemporánea. Sin embargo, la negativa de Universal Pictures para darle los derechos de la película echó por tierra el proyecto. Universal pretendía colgarse de la fama de que aún gozaba Parque Jurásico (Spielberg, 1993) y sacar su propia película de gorilas basada en una novela de Michael Crichton: la terriblemente fallida Congo (Marshall, 1995). 
    Rindiendo homenaje a su película favorita, Jackson decidió ambientar la cinta en 1933; y acertadamente, pues se dio cuenta de que esta historia sólo podría funcionar en su época. La recreación histórica de la ciudad de Nueva York en la época de la Gran Depresión es simplemente apabullante. De hecho, mucha de la fuerza dramática de la cinta de Jackson está apoyada precisamente en la crisis económica y social por la que pasaban los Estados Unidos en ese momento. ¿De qué otra forma una actriz de vaudeville aceptaría embarcarse hacia una isla desconocida con un productor que apenas conoció en una esquina?

    La película es, más que otra cosa, una versión “corregida y aumentada” de la King Kong original, con una duración del triple de tiempo que ésta. Es interesante notar que Jackson incorporó muchas escenas basadas en pasajes descritos en la no poco popular novelización de la película de 1933, escrita por Delos W. Lovelace. Asimismo, integra muchas escenas que se encontraban en el guión original de la primera versión, pero que nunca se filmaron o escenas que se filmaron pero quedaron fuera del corte final, como la famosísima escena perdida de la araña gigante (sustituida en esta versión por wetas y euriptéridos gigantes) que ataca a los marineros en el fondo de una cañada.
    Un punto más que notable es la actuación de la triada protagonista: Naomi Watts, Adrien Brody y Jack Black. No sólo cada uno de ellos interpreta su papel de forma magistral, sino que la química entre los tres y la de cada uno de ellos con los otros dos es simplemente maravillosa.
      Para beneplácito mío ¡volvieron los dinosaurios! Sin embargo, la propuesta de Jackson en esta cinta es la presentar especies ficticias de dinosaurios, en lugar de intentar recrear especies reales. Se supone que estas especies son el “cómo hubieran evolucionado estos animales si no se hubiesen extinto”. De tal suerte, en esta cinta Kong se enfrenta a un Vastatosaurus rex (cruza entre un Tyrannosaurus rex y un caimán), y los marineros del S.S. Venture son atacados por Venatosaurus (una especie superdesarrollada de Velociraptor) y por un Ferrucutus Cerastes (cruza entre un Pachyrhinosaurus y un Pentaceratops). Y con todo este párrafo quise exponer que la atención a los detalles del equipo de producción llegó al grado de ponerles nombres científicos a las especies que inventaron… y lucir mis conocimientos de aficionado a la paleontología.

    Otro de los méritos de la peli es que, por fin, King Kong se ve como un gorila real. No como un muñeco de goma como en la versión original (no me malinterpreten me encanta cómo luce, sólo que no se ve como un gorila, se ve como King Kong), ni como un actor en un traje de peluche, como en la versión de 1976; sino como un gorila de verdad. Para crear a Kong se usó la técnica del Motion Capture para trasladar los movimientos del actor Andy Serkis, quien en la Trilogía de El Señor de los Anillos interpretó a Gollum y en esta cinta interpreta a Kong y al cocinero “Lumpy”, a una computadora y, con base en esa información, crear un personaje digital.
        En general, esta película es un poco simple en cuanto a su contenido, pero sin duda es entretenida. Más que otra cosa, debe vérsele como lo que es, el homenaje de un artista hacia su principal fuente de inspiración. En muchas secuencias, de hecho, parece que estamos viendo a un niño jugando con sus juguetes favoritos. Y precisamente ése es el quid de la cosa, pues la principal virtud de esta cinta es, al mismo tiempo, su principal defecto: Para realmente disfrutar de esta peli se necesita ser, al igual que Peter Jackson, todo un connoisseur de la película original de 1933.
PARA LA TRIVIA: Cuando King Kong es capturado es presentado en un teatro en Broadway acompañado por un bailable y música de lo más kitsch. Tanto la música como el bailable y los vestuarios que usan los supuestos aborígenes son réplicas de los usados en la cinta de 1933.
PARA LA TRIVIA GEEK: Como lo mencioné arriba, la propuesta de esta película fue presentar dinosaurios ficticios. Los saurópodos (dinosaurios de cuello largo) que aparecen en la película son llamados Brontosaurus. Ésta es una pequeña broma geek de parte de Jackson y su equipo, pues el animal que conocemos comúnmente como Brontosaurus (“Lagarto trueno”) en realidad se llama Apatosaurus (“Lagarto engañoso”).  Lo que sucedió fue que dos científicos lo descubrieron por separado y cada uno lo bautizó con el nombre de su predilección, haciéndose más famoso el de Brontosaurus; sin embargo, el nombre Apatosaurus fue acuñado primero para este animal y fue el que se le dejó definitivamente. El nombre Brontosaurus fue desechado.

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