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viernes, 24 de mayo de 2013

ESPECIAL CONMEMORATIVO DE 3000 VISITAS AL BLOG. LA MÚSICA DEL CINÉFILO INCURABLE

LA MÚSICA DE LAS PELÍCULAS

Para este artículo especial conmemorando tres mil visitas al blog quise hacer un recuento de mis soundtracks favoritos. Con frecuencia suele pasar inadvertida, pero la música es un elemento esencial de las películas. Una correcta musicalización puede hacer de una película mediana todo un clásico, mientras que una partitura inadecuada terminará dando al traste a una cinta entera.
    Antes que nada, me quiero curar en salud aclarando que mis conocimientos musicales son más bien bastante básicos, así que me disculpo de antemano por las metidas de pata que seguro cometeré.
    Así pues, ofrezco aquí la selección de mis diez soundtracks favoritos. Seleccioné bandas sonoras, sin importar que fuesen cantadas o sólo instrumentales, que hayan sido compuestas específicamente para la película en cuestión. De tal suerte, soundtracks como el de Excalibur (Boorman, 1981) o el de Amadeus (Forman, 1984), aunque sean geniales, no entran en la lista.
    Por otro lado, viéndome más laxo que de costumbre, incluí también en este conteo aquellos discos clasificados como “Music from and inspired by the Motion Picture (Música de la película e inspirada por ella)”; pues aunque pueden contener canciones que no aparecen como tal en alguna cinta, sí forman parte del concepto de una película.
    Los soundtracks abajo mencionados no están listados en ningún orden específico, ni hubo algún criterio más allá de mi gusto personal para incluirlos en la lista. Lo único que intenté fue no repetir autores y limitarme a mi banda sonora favorita de cada uno de los compositores mencionados.
    Cuando Steven Spielberg filmó Tiburón (1975), una de sus obras maestras, debido a las múltiples fallas del escualo mecánico sus apariciones en pantalla tuvieron que reducirse drásticamente y secciones completas del guión fueron reescritas. Spielberg entonces tuvo que optar por un terror más velado en lugar de un horror explícito, y para ello se ayudó de tomas subjetivas del pez asesino y una edición ágil e inteligente, pero, sobre todo, de la genial partitura compuesta por John Williams, misma que como lo dice el personaje de Jack Black en El descanso (Meyers, 2006) con sólo dos notas crea un personaje.  
    Con este antecedente, cuando a Spielberg se le entrevistó al respecto, dijo que Tiburón no era una película suya. Tiburón es una película de John Williams.
    Así de importante es la música en el cine.


1.- Conan, el bárbaro
Conan, The Barbarian, 1982. Dirigida por John Milius. Música compuesta por Basil Poledouris
Sin duda alguna, este soundtrack es mi favorito de toda la vida. Recuerdo que fue el primer disco “caro” que compré con el dinero de mis domingos (en 1997 doscientos sesenta pesos era caro para un disco).
    Las coreografías de la película no son nada sobresalientes y los efectos especiales son apenas cumplidores, sin embargo, toda la peli queda revestida de un enardecido tono épico gracias a la música del desaparecido Poledouris.
    Con marcadas influencias de Orff, Wagner y Mahler, la música de esta película se expresa en una sinfonía poderosa con muchos metales y un coro asombroso que, me atrevo a decir, es como la mitad del efecto de la peli. Años después, Poledouris retomó esta partitura, le hizo un par de arreglos y la presentó como la Sinfonía de Conan el Bárbaro.
    Como dato curioso, en 2011 se estrenó una nueva versión fílmica de las aventuras del guerrero cimmerio y un servidor, al igual que muchos seguidores más, sentimos que la música de Poledouris le hizo muchísima falta a esta cinta (Nispel, 2011). Hubo incluso algunos ociosos que subieron a Youtube una edición apócrifa de esta nueva peli con la música de la original de 1982.

1980. Dirigida por Mike Hodges. Música compuesta e interpretada por Queen.
Además de Un ángel enamorado (Siberling, 1998) y Flash Gordon me es difícil pensar en otra película cuyo único acierto sea su banda sonora. La descuidada producción de Dino DeLaurentiis en conjunto con un diseño de arte que buscaba plagiar, más que rendir tributo, el estilo camp del serial cinematográfico de los años 30 dieron como resultado una película completamente anacrónica e infantiloide.
    Sin embargo, para salvar el día está la música del inmortal cuarteto glam. En general, los temas cantados de la cinta tienen el inconfundible estilo de Queen; mientras que las partes instrumentales son más que interesantes y conforman un telón de fondo colorido y dinámico… vamos, suena a glam.
    Al igual que en el caso anterior, sólo que en éste es mucho más notorio, el soundtrack sobrevive perfectamente sin ligársele a la película que lo originó. De hecho, recuerdo que escuché el disco por primera vez, perdido en la colección de LP’s de mi padre, mucho tiempo antes de ver la película. Cuando por fin pude ver la cinta me decepcionó y preferí seguir recreándola en mi mente con las imágenes que la música de Queen me sugería.


3.- Los muchachos perdidos
The Lost Boys, 1987. Dirigida por Joel Schumacher. Música de varios intérpretes.
Una película sobre una banda de vampiros adolescentes motociclistas (dicho así suena como a título de peli de serie B) seguro debe tener un buen soundtrack. Y ése es precisamente el caso con esta cinta. No solo se trata de una de mis pelis favoritas, sino que el disco también tiene un sitio privilegiado en mi fonoteca.   
    Contrario a lo que podría parecer, no se trata de uno de los mencionados álbumes de “Music from and inspired by the motion picture”, sino de un verdadero compendio de las canciones que aparecen en la película, siendo sus mayores atractivos un par de temas de INXS y un cover de People Are Strange. Sin embargo, las verdaderas estrellas del show son las dos canciones tema de la película: Lost In The Shadows de Lou Gramm y Cry Little Sister de Gerard McMann. ¡Son sensacionales!
    Incluyo este soundtrack  en la lista, además de porque me encanta, por ser un digno representante de la música de su época.

 4.- Romeo y Julieta
Romeo + Juliet, 1996. Dirigida por Baz Luhrman. Música de varios intérpretes.
Ésta es una de las películas de mi generación. La amas o la odias, pero te aseguro que recuerdas exactamente dónde estabas cuando las adolescentes empezaron a enloquecer por Leonardo DiCaprio.
    Muy aparte del fenómeno que fue la película y de las opiniones diametralmente opuestas que sobre ella generó, el soundtrack es realmente bueno. Al igual que en el caso anterior, se trata de una compilación de temas que aparecen (o no, aunque en su mayoría sí lo hacen) en la cinta y que conforman un epítome de la música popular de su época.
    Es un álbum bastante completo que, al igual que la peli que lo inspiró, se mueve campechanamente entre el pop y el rock suave con un toque de glam. Incluye temas de Garbage, The Cardigans, Kym Mazelle y Radiohead.  


Aliens, 1986. Dirigida por James Cameron. Música compuesta por James Horner.
Otro de mis grandes favoritos es este soundtrack que marca la primera colaboración entre Cameron y Horner. La música, que en su mayoría se compone de marchas militares, dota a la cinta de un tono bélico que ha sido muchas veces imitado y nunca igualado. Casi todos los videojuegos de la franquicia de Alien, desde esta cinta hasta la fecha, han tratado de igualar el tono único de esta partitura (siendo los casos más afortunados, a mi gusto, Alien 3 para Super Nintendo [1992] y Aliens vs Predator para PC y Mac [1999]).
    A pesar de que el acento de esta banda sonora se encuentra en las percusiones y los metales, es muy interesante el manejo que Horner hace de los silencios o de notas muy largas en un volumen bajo para crear suspenso, y para rematar ese suspenso con un buen susto, nada mejor que un sonido agudo y estridente de cuerdas.
    Este soundtrack es uno de los más utilizados para promocionar películas. El tema del Alien reina aparece prácticamente en todos los trailers de cintas de acción de la época… incluso en el tráiler de Misery (Reiner, 1990), la obra maestra del suspenso basada en la novela de Stephen King. También, como dato curioso, un tema de este soundtrack fue usado para musicalizar las escenas finales de Duro de matar (McTiernan, 1988)… Supongo que se les acabó el presupuesto para pagarle al compositor o yo qué sé.


6.- Alarido
Suspiria, 1977. Dirigida por Dario Argento. Música compuesta e interpretada por Goblin con la colaboración de Dario Argento.
La música de la banda italiana Goblin es en verdad difícil de definir. Es completamente bizarra, fantástica, setentera y única. En algún lugar leí que la clasificaban en un subgénero propio al que denominaban “Goth ElectroFunk”… sea lo que sea eso; a mí me parece que Goblin es un género en sí mismo. En una entrevista al respecto, el rockero Alice Cooper dijo: “No sé que sea… pero definitivamente suena a europeo.”
    Para la obra maestra de Argento, Goblin compuso una obra maestra de los soundtracks. La banda utiliza música concreta y un sintetizador, tan en boga en aquellos días, para crear una banda sonora que no sólo expresa el tono de pesadilla de la cinta, sino que parece una pesadilla en sí.
    Gótico, electrizante, onírico y alucinante, el soundtrack de Alarido es toda una experiencia que tiene que escucharse de primera mano.


7.- Frankenstein, de Mary Shelley
Mary Shelley’s Frankenstein, 1994. Dirigida por Kenneth Branagh. Música compuesta por Patrick Doyle.
También se trata de una de mis películas favoritas. El actor y director Shakespeariano sale de su zona de confort con esta adaptación de la novela clásica de terror del Romanticismo inglés.
    Compuesto por su inseparable colaborador, Patrick Doyle, el soundtrack de esta cinta es impresionante a la vez que conmovedor. Así como la cinta logra con bastante éxito capturar el espíritu romántico de la novela (por contradictorio que suene), la música, con cierta influencia wagneriana, hace lo propio para ambientar y dar tono.
    Estridente y apasionado, mis temas favoritos de este disco son el de la escena en la que Victor Frankenstein dota de vida a su creatura y cuando le pide perdón a su amada Elizabeth; siendo éste conmovedor sin llegar a lo cursi y aquél, sobrecogedor sin ser grandilocuente.


8.- Matrix: Revoluciones
Matrix: Revolutions, 2004. Dirigida por Andy y Larry Wachowski. Música compuesta por Don Davis, con algunas colaboraciones de Juno Reactor.
Para bien o para mal, La Trilogía Matrix cambió la forma de hacer, ver y promocionar películas; además de que llenó la cultura popular de nuevos referentes, clichés y lugares comunes. A su vez, las películas están llenas de referencias a otras cintas e influencias claramente identificables.
    Así pues, el soundtrack original de las tres películas es único, pero prefiero por sobre todos el de la última cinta por tener el estilo más definido.
    La música compuesta por Don Davis para la conclusión de la trilogía es trepidante y dinámica y, sobre todo, ayuda a los demás elementos de la película a construir el tono de una gran epopeya de ciencia ficción. La conjunción de épica música sinfónica y coral con música electrónica, y elementos de música del Lejano Oriente, (habiendo adaptado la estética del Anime al Live Action, las películas de esta saga se regodean mostrando sus influencias culturales), principalmente de la India, resulta en un sonido estilizado digno representante del Cyberpunk.



9.- Saga Star Wars
1977-2005 (por lo menos hasta ahora). Varios directores. Música compuesta por John Williams.
La saga fílmica/emporio comercial más grande de todos los tiempos necesariamente habrá de poseer una musicalización a su nivel. Dicha tarea recayó en el músico estadounidense John Williams, colaborador inseparable de George Lucas y Steven Spielberg.
    Así como las seis películas son difícilmente divisibles (aunque un servidor prefiere El imperio contraataca [Kershner, 1980] por sobre todas las demás y me gusta verlas en el orden en el que se estrenaron, no en el de sus numerales), de igual manera resulta complicado separar una obra musical de tal magnitud.
    La música creada por Williams a lo largo de casi treinta años recibe una notable influencia de Wagner y Tchaikovsky y, de hecho, se ha convertido en un referente cultural imperdible. Aunque jamás haya uno visto las películas, puedo asegurar que, aun sin saberlo, ha escuchado algún tema de Star Wars.
    Utilizando leit motivs que se vuelven pegajosos para el público, Williams compuso la música de estas películas dotando a cada personaje de un tema específico y haciendo girar la música de toda la película en torno a dicho tema.
    Al contrario de las películas mismas, los soundtracks de la nueva trilogía no desmerecen en comparación los de la trilogía clásica. Así, en los episodios I, II y III encontramos temas tan memorables como Duel Of The Fates, Across The Stars y Battle Of The Heroes; que se pueden medir en cualquier momento con temas clásicos como March Of The Jedi, The Imperial March o la magistral Battle Of Endor.


10.- La Mosca
The Fly, 1986. Dirigida por David Cronenberg. Música compuesta por Howard Shore.
La grotesca versión de Cronenberg de la clásica historia de ciencia ficción en tono de tragedia clásica acerca de un científico que, por un accidente, termina convertido en un híbrido de humano e insecto posee una de las bandas sonoras más interesantes que he escuchado.
    Shore apuesta por una composición de corte expresionista que exalta el patetismo y los estados de ánimo de Seth Brundle (Jeff Goldblum), el personaje central. Así, la música se mueve en distintos tonos que van desde un tema principal de corte épico y majestuoso a temas mucho más bizarros y fantásticos, pasando por temas románticos e intimistas.
    El resultado del trabajo de Shore fue interesante que, basado en ella y el guión de la película, la adaptó como una ópera rock, estrenada la década pasada.

lunes, 20 de mayo de 2013

FANTASMA. Una oscura fantasía de culto.


FANTASMA
Phantasm

Don Coscarelli, 1979

Había oído hablar de esta película varias veces y sabía además que su creador participó en la serie de TV Maestros del horror. Sobre todo en los libros europeos sobre cine de terror la mencionaban mucho, pero ni incluían una sinopsis clara ni los fotogramas eran más que un par. Por fin pude ver la cinta y he de decir que entiendo por qué es considerada un clásico.
    Esta película generó tres secuelas tardías que aún no he visto: Fantasma II (Coscarelli, 1988), Fantasma III: El amo de los muertos (Coscarelli, 1994) y Fantasma IV: El olvido (Coscarelli, 1998).
    Mike (Michael Baldwin), un joven adolescente quien recientemente perdió a sus padres siente cierto distanciamiento con Jody (Bill Thornbury), su hermano mayor, quien parece que lo dejará solo. Con este temor, Mike sigue a todos lados a Jody y lo espía. Mike vigila desde lejos a Jody durante el funeral de su amigo Tommy, apuñalado por una misteriosa y guapa mujer en un cementerio. Al terminar el funeral Mike es testigo de cómo un misterioso extraño levanta el ataúd sólo con una mano y se lo lleva. Intrigado, Mike, junto con su hermano y su amigo Reggie (Reggie Bannister), investigan al Hombre Alto (Angus Scrimm), quien resulta ser sólo la punta del iceberg en una trama que involucra misteriosos enanos encapuchados y cadáveres resucitados.

    Esta es una gran película que lo mantiene a uno al borde del asiento. Aunque el suspenso y el terror son las estrellas del show, la cinta también incluye eficazmente elementos de otros géneros; paseándose cómodamente del thriller con tintes góticos al cine de aventuras para después llegar a la fantasía oscura, la ciencia ficción y rematar en un terror estilizado y efectivo.
    Una escenografía sobria y una iluminación magistral demuestran que menos es más. En realidad, muchas de las tomas de esta peli son primeros o medios planos, las tomas cerradas y la iluminación cargada de claroscuros crean una atmósfera claustrofóbica que atrapa al espectador en una pesadilla que parece no tener fin. Las escenas en el interior del mausoleo son simplemente sensacionales, tétricas y asfixiantes. Incluso el mentado Hombre Alto ni es tan alto ni tan feo, pero la dirección de cámaras es tan eficiente que logra crear la ilusión de que se trata de una criatura sobrehumana (como el video de Wuthering Heights de Kate Bush… no, no, es broma; te queremos Kate Bush).

    Tanto en la ya mencionada ambientación como en la musicalización, esta película le debe mucho a las cintas giallo de Dario Argento; si bien nunca alcanza el nivel de maestría de éstas, Fantasma explora sus propios recursos y les saca el mayor provecho, creando un lenguaje intimista que busca, y en el caso de un servidor logró, hacer clic con el espectador.
    Esto es sin duda lo que encontré más valioso de la cinta: logré identificarme con los personajes porque la película logró conectar conmigo. Con esta cinta, Coscarelli logró hacerme recordar mis miedos infantiles y el cómo traba de afrontarlos en esa época. Y parte de la premisa de esta cinta es precisamente ésa: ¿Qué pasaría si las explicaciones fantásticas que una mente infantil le encuentra a sucesos cotidianos son apenas una probadita de los verdaderos horrores que se esconden en nuestros propios vecindarios?

    El lado flaco de la cinta son, sin duda alguna, los efectos especiales. ¿Por qué será que, salvo raras excepciones, la sangre de las películas de los 70 se ve siempre tan roja? Supongo que no habían perfeccionado la fórmula aún… De cualquier modo, no sólo la sangre color grosella de esta cinta se ve falsa, sino en general todos los efectos de maquillaje y otros tantos (atención a la escena de la mosca demoniaca, es de antología); pero los realizadores de la película lo sabían y tratan de usarlos lo menos posible, llevándolos además hacia un tono más cercano al del Grand Guignol que al del realismo.
    A pesar de todo, las escenas de asesinatos son bastante ingeniosas y divertidas. Además, las secuencias del… ¡Caray, no sé que sea! Llamémosle el Orbe de la Muerte (una esfera del tamaño de una pelota de baseball completamente lisa cromada que busca a las presas del Hombre Alto) son muy efectivas y, de hecho, incluyen algunos de los mejores efectos especiales de la película. Siendo honestos, creo que sólo los efectos de sangre y mutilaciones desmerecen, pues la verdad es que los efectos visuales (la mayoría de ellos logrados a la antigüita, con espejos y trucos de cámara) son bastante efectivos ¡En tu cara, CGI!

    Realmente disfruté esta película. No me dio miedo, eso sí lo dejo bien claro, pero me gustó mucho. Lo único que me pareció un poco decepcionante fue el epílogo; es bastante predecible y ocioso. De cualquier modo, es una película muy recomendable para cualquier cinéfilo, particularmente para aquellos amantes del cine de terror. Al terminar de verla, recordé el título de uno de los capítulos de los cómics originales de Aliens vs Predator: “Los viejos hábitos parecían más honestos”.

viernes, 17 de mayo de 2013

EL ABOMINABLE HOMBRE DERRETIBLE. ¡Guácatelas!


EL ABOMINABLE HOMBRE DERRETIBLE
Conocida en España como Viscosidad,
pero que originalmente en EE. UU. se llamó
The Incredible Melting Man

William Sachs, 1977
Recuerdo que la primera vez que vi esta película debo haber tenido alrededor de diez años o menos, pero no la vi completa. Apenas hoy, a casi veinte años de distancia, pude llenar los huecos y verla de principio a fin; en sus ochenta y siete asquerosos minutos. Por desgracia creo que esta película era mucho mejor en mis recuerdos de lo que es en realidad.
    El astronauta Steve West (Alex Rebar) regresa a la Tierra después de sufrir un terrible accidente, que mató a los otros dos tripulantes de la nave, durante su última misión espacial orbitando Saturno. La radiación de los rayos solares a través de los anillos de Saturno (o algo así, nunca lo explican bien) hace mutar el cuerpo de Steve, que comienza a derretirse. Ahora, el monstruo que fue Steve West debe consumir carne humana para (inexplicablemente) evitar que su cuerpo gelatinoso se desintegre.

    Después de leer la anterior sinopsis uno no puede sino darse cuenta de que cualquier intento por tomar en serio esta cinta terminará en serias frustraciones; pero de otro modo llega a ser muy divertida (y algo impresionante si uno tiene diez años). Por desgracia, los realizadores creo que sí se la tomaron en serio, tanto como que la promocionaban como “La primera nueva criatura del horror” (dice el poster).
    Como cabría esperar, las actuaciones son bastante malas. Particularmente Burr DeBenning, quien interpreta al Dr. Ted Nelson, científico encargado de rastrear al desfigurado West, da una cátedra de lo que no se debe hacer en actuación… es un deleite verlo. Todos los demás intérpretes se mueven cómodamente entre lo mediocre y lo soportable. Y por si llegaran a cansar, a media película hay un desnudo injustificado de la sexy (y desaparecida) Cherry “Rainbeaux” Smith, actriz reconocida por sus desnudos injustificados en las películas de bajo presupuesto de los setenta (¡Rayos! hasta eso suena mediocre).

    El guión casi es una broma de mal gusto, lleno de situaciones inverosímiles y absurdas que, en su mayoría, terminan teniendo un involuntario tono fársico. En cuanto a lo que se refiere a las escenas de asesinatos, en realidad son mucho menos violentas y sangrientas de lo que cabría esperar. De hecho, ahora que lo recuerdo, creo que el hombre derretible nunca mata a nadie en pantalla.
    Esta es una forma de ver el guión.
    La otra es la de un guión económico y efectivo que no pierde tiempo en mostrar escenas asquerosas apenas transcurridos diez minutos de película. Fuera quedan las explicaciones de ciencia ficción, los monólogos emocionales o el sentido común. Incluso algunas escenas que uno consideraría importantes para seguir el hilo narrativo de la historia resultan no serlo y son dejadas de lado sin reparo alguno. Desde este punto de vista, se trata de un guión súper eficiente y económico que va directo al grano.
    Hablando del punto “fuerte” de la película, los efectos de maquillaje fueron realizados por el maestro en este campo, Rick Baker (Hombres de negro, Un hombre lobo americano en Londres). Sólo que claro, en aquel entonces Baker no tenía tanta experiencia y los materiales y presupuesto a su disposición para esta película eran ínfimos. Así las cosas, el llamado hombre derretible se ve bastante bien durante la mayor parte de su tiempo en pantalla, dejando un rastro de restos de piel y de pus por todos los lugares que visita.

    Asimismo, aunque el monstruo radiactivo no asesina en pantalla a ninguna de sus víctimas, sí vemos las consecuencias de sus crímenes en cadáveres mutilados y miembros cercenados que se ven bastante bien. Atención al cadáver de la enfermera durante la escena de la autopsia, por favor; es una muestra de que menos es más y de que la mitad de los efectos de maquillaje funciona por la iluminación.
    También la impresión que me dio al estar viendo esta película fue que originalmente estaba planeado que la mutación del hombre derretible fuera progresiva, que cada vez se viera más y más descompuesto; pero ya durante la realización no les fue posible mostrarlo así. Quiero decir, desde que West se quita los vendajes en el hospital hasta que asesina a su segunda víctima la transformación es notoria; pero de ahí en adelante cambia muy poco. El resto de la película solamente aparece chorreando y goteando tejido, sí hay cambios, pero son casi imperceptibles… más bien debió llamarse El abominable hombre escurrible (por cierto que no pude dejar de pensar en ese episodio de Bob Esponja en el que Bob cree que convirtió a Calamardo en helado con un truco de magia).

    Así pues, después de casi veinte años de estar buscando esta película, que combina elementos de horror y gore, para terminar de verla (porque hasta eso, es difícil de conseguir la desgraciada) quedé más que satisfecho al verla y apreciarla en su justa dimensión: Es pura basura. Pero basura muy divertida, de ésa que se disfruta apagando el cerebro un ratito para relajarse al final de un día atareado acompañado de unas cervezas y una bolsa de botanas (aunque yo no recomendaría nachos).

viernes, 10 de mayo de 2013

EVENT HORIZON: LA NAVE DE LA MUERTE. Un clásico de "terror en el espacio".


EVENT HORIZON: LA NAVE DE LA MUERTE
Event Horizon

Paul Anderson, 1997

Según parece ahora que hago memoria, las imitaciones de ALIEN (Scott, 1979) fueron prácticamente un subgénero durante la década de los 90. Con el éxito en televisión de los Expedientes X y el renovado interés por la ciencia ficción venido con el retro de los 70’s y las pantallas para encubrir los desatinos de la administración Clinton en EE.UU., estas películas tuvieron un terreno fértil para desarrollarse. Algunas fueron de lo más mediocre, pero otras, como ésta, resultaron bastante bien logradas.
    En el año 2047 la nave militar de salvamento “Lewis & Clark” viaja a la órbita de Neptuno en una misión secreta. A bordo llevan a un asesor científico, el Dr. Weir (interpretado por Sam Neill, el actor neozelandés que alcanzó la fama por su actuación como el Dr. Alan Grant en Parque Jurásico [Spielberg, 1993]) quien diseñó el generador de la nave Event Horizon.
    Siete años atrás, la nave experimental Event Horizon, cuyo generador gravitacional a bordo era capaz de crear “Hoyos de Gusano”, desapareció sin dejar rastro al acercarse a la órbita de Neptuno. Ahora ha reaparecido y los tripulantes de la Lois & Clark, con la ayuda de Weir deben rescatar a su tripulación.
    Sólo hay un problema: cuando los militares abordan la Event Horizon se encuentran con una nave fantasma y la tripulación brutalmente descuartizada.
    Muchos críticos definen esta película como una mezcla entre la citada Alien y El resplandor (Kubrick, 1980)… y en su mayor parte así es. En cuanto a la parte anecdótica es casi idéntica a la obra maestra de Ridley Scott, excepto porque aquí no hay un alienígena a bordo de la nave, sino que el monstruo en esta cinta es la nave misma. Se ven entonces influencias claras de otras películas como Hellraiser (Barker, 1987), La mansión de los espíritus (Wise, 1963) y Barco Fantasma (Sewell, 1962).
    Es interesante cómo, poco a poco, la Event Horizon va cerniendo su amenaza sobre los miembros del equipo de rescate. La nave se convierte en cazador y trampa, en medio y fin, desatando un horror preternatural que ataca a sus presas desde el interior. La nave conoce sus deseos, sus miedos y sus culpas y los materializa para conducir a sus víctimas al horror y la locura.
    Las actuaciones son un tanto disparejas y aunque algunas son bastante medianas, otras, como las de Sam Neill y Lawrence Fishburne son bastante efectivas e introducen al espectador en el ambiente retorcido que busca la película.
    Mención aparte merece el apartado del diseño de arte. Los vestuarios son monos de piloto comunes y corrientes, pero que dan una sensación de realidad a los personajes bastante interesante. Lo que me llamó más la atención fueron los escenarios, que juegan con formas ojivales y líneas curvas para crear el interior de la nave espacial, el cual termina pareciendo alguna especie de monasterio medieval, pero con un inquietante toque orgánico.
    En este rubro tengo que mencionar el dichoso Generador Gravitacional, el artefacto que hace que la nave pueda crear un agujero negro en miniatura y plegar el espacio alrededor de ella. Se trata de una esfera con aros girando a su alrededor encerrada en un cuarto esférico lleno de tubos y picos, todo con la apariencia más bizarra. La apariencia del corazón de la Event Horizon recuerda más la de una máquina de tortura medieval que la de un aparato de alta tecnología.
    Del mismo modo, la música juega un papel importantísimo para definir la atmósfera. No recuerdo haber escuchado algo parecido en el soundtrack de otra película… quizá sí lo haya, pero yo no recuerdo algo así. Principalmente se trata de música electrónica pero compuesta al estilo de la música concreta; es decir, se compuso música a partir de grabaciones de sonidos reales pero modificados con filtros electrónicos. La musicalización es en verdad especial, pues al final de cuentas la música es la voz del demonio. Es la Event Horizon la que está hablando.
    La película conjuga elementos de terror y de horror eficazmente, logrando generar angustia en el espectador. No hay sustos gratuitos, eso sí, pues el terror de esta cinta se basa más en el suspenso y en no mostrar claramente la amenaza que acecha a los personajes. Esto, por lo menos, durante la primera mitad, ya que en la segunda el suspenso y el terror creados en la primera desembocan en algunas escenas bastante sangrientas y bastante interesantes.
    Entre las debilidades de la cinta se encuentran las actuaciones de quienes interpretan a los personajes secundarios. Es decir, se nota que son “los que se van a morir” casi desde el inicio de la película, pues aunque en general todos los personajes están trazados de forma superficial, éstos lo están particularmente y además son encarnados por los actores menos convincentes.
    Finalmente, concluyo que la principal fortaleza de esta película es también su principal debilidad: Es demasiado parecida a Alien y uno no puede dejar de pensar en este clásico mientras ve La nave de la muerte.
    No es una mala película, se defiende bastante bien y algunas de sus escenas sí son bastante escalofriantes. Se agradece además el intento de mezclar dos géneros y salir bien airada del intento: el de la ciencia ficción dura y densa y el del horror sobrenatural. A final de cuentas, la mejor forma de entender esta disfrutable cinta es como una película de casas embrujadas en el espacio.