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domingo, 28 de agosto de 2016

CITA DE SANGRE. ¡Y creíste que a ti te había ido mal en la prepa!


CITA DE SANGRE
The Loved Ones

Sean Byrne, 2009

Antes de que el found footage colapsara el mercado de cine de horror, hubo una época dorada del género. En la década pasada, las películas slasher tuvieron un auge insospechado ‒bueno, la verdad es que, desde su aparición en los 70, han tenido un auge intermitente pero inextinguible‒ que no sólo produjo obras maestras como el remake de La masacre de Texas (Nispel, 2003), sino que también impulsó al cine independiente y de otras latitudes a arriesgarse en direcciones antes insospechadas.
    Australia, al igual que prácticamente todo el mundo, vivió una fiebre por el cine slasher en la década de los 80 que incluyó toda una legión de producciones oriundas de este subgénero. Pero, a diferencia del resto del mundo, la Tierra “Down Under” retomó su romance juvenil a principios de este siglo; principalmente debido al éxito de El cazador (McLean, 2005), película basada, de hecho, en un caso de la vida real.


    Así pues, en la tradición del cine slasher australiano llega para cerrar la década pasada, Cita de sangre, la película que fue definida como una mezcla entre La masacre de Texas (Hooper, 1974) y Se busca novio (Hughes, 1984).
    La peli cuenta la historia de Brent (Xavier Samuel), un chavo de prepa que es invitado por Lola (Robin McLeavy, de antología), la marginada antisocial de la escuela, a su baile de graduación. Brent se niega pues piensa ir al baile con su novia, la guapa Holly (Victoria Thane). Con lo que el desdichado Brent no contaba era con que Lola no aceptaría un “no” por respuesta y que su padre (John Brumpton), quien es un psicópata sádico igual que ella, no tendrá reparos en secuestrarlo y llevarlo a casa para darle a su princesa la noche de graduación de sus sueños y a él, la peor de sus pesadillas.


    Lo que llama la atención inmediatamente sobre esta película es la destreza de su autor para tomar esquemas perfectamente asentados en el cine e invertirlos. Por principio de cuentas, la cinta se puede ver como una especie de versión invertida de Graduación sangrienta (Lynch, 1980), en la que la víctima no son los tiernos adolescentes que quieren tener un baile y caen víctimas de un maniático; sino que es una maniática la que quiere tener su baile de graduación a costa de los tiernos adolescentes.



    Del mismo modo, en esta película no hay un pervertido acosador que secuestra a una bella chica; sino que es una chica trastornada la que secuestra a un atractivo muchacho. Y, siguiendo esta misma línea, aquí no hay un novio atlético y lleno de recursos que se embarque en una mortal aventura para rescatar al objeto de su afecto; sino que la novia guapa e inteligente de nuestro “damiselo en desgracia” es quien se pone las pilas para salir a rescatarlo.


    A final de cuentas, gracias a un guión ingenioso lleno de vueltas de tuerca, situaciones que empujan a los personajes cada vez más hacia sus límites y enmarañadas relaciones entre personajes que se van descubriendo poco a poco, Cita de sangre termina siendo una película interesante, intrigante y poco predecible ‒mantiene un par de sorpresas incluso para los más avezados en las fórmulas del género‒ que lo mantiene a uno al borde del asiento.
    Por supuesto que su mayor atractivo es el personaje de Lola, interpretado por la debutante en el género Robin McLeavy, a quien seguramente no recuerdan como la mamá de Abe Lincoln en Abraham Lincoln, cazador de vampiros (Bekmambetov, 2012)… y está bien, porque teniendo esta interpretación suya increíble ¿por qué deberíamos recordarla por una peli mediocre? Para su interpretación de la desequilibrada adolescente, McLeavy, quien nunca ha sido afecta a las películas de horror, tomó como influencias las películas Miseria (Reiner, 1990), Carrie (De Palma, 1976) y Asesinos por naturaleza (Stone, 1994); así como también enriqueció a su personaje con lecturas de material sobre Jeffrey Dahmer ‒cuya referencia es obvia durante la película‒ y de la lectura del libro El hombre que confundió a su esposa con un sombrero, del neurólogo británico Oliver Sacks.


    Y claro, la actuación de McLeavy se ve complementada por la de Brumpton, quien luce aún más siniestro con su rostro imperturbable. Y aunque sí, su personaje tiene momentos explosivos y está lleno de manierismos, es en los microgestos y en las sutilezas en donde estriba su mayor fuerza. Creo que sus escenas más interesantes son aquéllas en las que actúa de manera más contenida y es más sugerente que explícito, pues tanto el personaje como la relación que tiene con el de Lola, nos sugieren que si lo que vemos en pantalla es grotesco, lo que no estamos viendo y lo que podemos inferir es aún peor.



    Menos mal que, para aligerar la tensión, tenemos al personaje del amigo de Brent, Jamie (Richard Wilson), el clichesoso personaje junkie y chistosito con corazón de oro y su cita, la guapa y clichesosa chica gótica Mia (Jessica McNamee), quienes funcionan como vis comica. Y si eso fallara, a lo largo de la cinta hay un par de escenas topless bastante bien logradas.


    El soundtrack es bueno, armado en la primera mitad de la cinta principalmente con canciones pop juveniles que lo ponen a uno a tono para lo que sigue, y se complementa con una escalofriante musicalización instrumental durante la segunda mitad.
    En conclusión, Cita de sangre quizá sea una de las películas más subestimadas de la década pasada. Por supuesto, en gran medida esto se debió a que la película permaneció casi exclusivamente en su natal Australia durante tres años después de su estreno, hasta que una distribuidora estadounidense finalmente se animó a traerla al mercado americano en 2012.


    Sin embargo, la cinta rápidamente se hizo de una legión de fans a nivel internacional y causó sensación en los festivales en los que se presentó, y no es difícil ver por qué. Aun cuando no está inventando el hilo negro, Cita de sangre es un virtuoso intérprete de melodías ya conocidas. El guión y las actuaciones son geniales y, en general, la película se disfruta ‒bueno, saben a lo que me refiero‒ de principio a fin. Quizá la fotografía pudo ser un poco más arriesgada, pero es súper eficiente al darle realismo a los geniales maquillajes prostéticos que aparecen a lo largo de la cinta.
    Sin temor a equivocarme, creo que es de lo mejor que el género de horror ha dado en los últimos años.

PARA LA TRIVIA: El crítico de cine Chase Whale nombró al personaje de Lola “uno de los más grandes villanos en la historia del horror”.

Guión
2
Dirección
2
Actuación
2
Fotografía
1
Música
1
Total
8

domingo, 21 de agosto de 2016

ESCUADRÓN SUICIDA. "Send in the clowns!" (porque no sólo ellos pueden aderezar algo insípido con canciones famosas)


ESCUADRÓN SUICIDA
Suicide Squad

David Ayer, 2016

¿Jugaron Arkham City (Warner Bros. Interactive Entertainment, 2011)? ¿Recuerdan cómo cuando te mataban los secuaces del Dr. Hugo Strange aparecía una animación en la que éste decía: “So you failed to live up to his expectations. How predictable” (“Así que fallaste en vivir a la altura de sus expectativas. Qué predecible”)? Bueno, pues eso pasa exactamente con Escuadrón suicida. Quizá no debieron anunciarla con dos años de anticipación.
    Tras los eventos sucedidos en Batman v Superman: el amanecer de la justicia (Snyder, 2016), Condoleeza Rice... ah, no, perdón, se llama Amanda Waller (Viola Davis), recluta a criminales metahumanos (que son como los mutantes de Marvel, pero en DC) para crear un escuadrón secreto de defensa que atienda situaciones de alta peligrosidad: el Escuadrón Suicida (en adelante, ES). En su primera misión, el Escuadrón se enfrentará a un ser sobrenatural con un increíble parecido físico a Galactus, despertado por uno de los miembros del mismo escuadrón: June Moone, AKA Enchantress (interpretada por Christian Castro con bubis, ¡ah no, perdón! Se trata de Cara Delevingne).


    El Escuadrón Suicida que aparece en la cinta está basado principalmente en el segundo ES de los cómics, que apareciera en Legends #1 en noviembre de 1986 y que tenía entre sus miembros a Deadshot (Will “me quedé sin carrera por mis películas inmundas” Smith en la película), Capitán Boomerang (Jay Courtney en la película), Amanda Waller y el Cptn. Richard Flag Jr (Joel Kinamann en la cinta) ‒anécdota curiosa, dicho ES también incluía a Poison Ivy y Oracle[1]‒.
    En la peli, el resto del Escuadrón está conformado por una versión sui generis de Harley Quinn (Margot Robie, cumplidora como siempre), Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje, actuando como La Mole en un papel en el que siempre imaginé a Ron Perlman), El Diablo (Jay Hernandez, a quien seguro no recuerdan por haber protagonizado Hostal [Roth, 2005]), Katana (Karen Fukuhara, y ya sé que Katana fue primero pero yo, que crecí con los comics de Image, no pude dejar de pensar en Shi cada que la veía), Enchantress y Turok… que diga, Slipknot (Adam Beach).


    Oh, ¿por dónde empezar? Supongo que debería comenzar hablando de los puntos buenos que tiene esta película, porque los malos son muchos más.
    El soundtrack es bueno. Digo, tiene que serlo porque es completamente a prueba de tontos. Incluyendo canciones de The Animals, The Rolling Stones, Creedence Clearwater Revival, Skrillex y Eminem no puede fallar. Lo interesante es que estas canciones se incluyen casi sin interrupción, una tras otra, durante la primera mitad de la película, son sustituidas por música instrumental durante la escena climática y regresan al final. Porque hay que terminar la película con Queen, cómo chingados no.



    Lo que más bien me da la impresión de que quienes hicieron la película sabían que la ésta no lograba llevar al público al mood que necesitaban, así que mejor dejaron que rockeros comprobados lo hicieran.
    La fotografía está bien. No es nada del otro mundo; pero al menos le da a la película el tono oscuro y sombrío que, quiero pensar, primariamente se pensó para ella ‒aunque, según parece, eso cambió después de los test screenings‒.
    Y ya. Creo que es todo lo bueno que puedo recordar de la cinta. De lo demás, hablaré a continuación.


    Creo que lo que más me disgustó de ES fue su pésima narrativa. De verdad, es increíble que quien haya editado esta cinta ‒y nótese que culpo a los editores, porque es notorio que a la película le cortaron escenas y que luego no supieron llenar los huecos‒ no sepan ni contar una historia. Ya no digamos que manejen las distintas líneas argumentales de la peli ¡Sino que establezcan las más básicas relaciones de causa y efecto! Es más, los reto a que digan cómo o por qué funcionaba la máquina que estaban armando Enchantress y su hermano.
    Digo, la forma en la que se relata la historia es tan mala que antes de iniciar con el tercer acto de la cinta, vuelven a explicar lo que ya explicaron en el primero; pero que se dieron cuenta de que no se entendió. Trataron de disfrazarlo como una vuelta de tuerca; pero no, se trata de falta de información ocasionada porque la gente que armó el corte final de la película no tuvo la más mínima habilidad para ordenar una relación de hechos.


    Del mismo modo, todo el primer acto se les va en la soporífera presentación de los integrantes del Escuadrón Suicida ¡Uno por uno! ¡De verdad, lo juro! Tomaron la idea mala #1 de la lista de malas ideas para películas y la llevaron a la práctica en una secuencia que también se nota como un parche sobre el corte original de la peli. Sí, está bien que quieran poner al tanto a los no iniciados sobre quiénes son los personajes que aparecen en pantalla; pero ¿de verdad era la única forma de hacerlo? Había mil maneras de integrar estas historias en la película ‒en forma de flashbacks, a través de los diálogos, etc.‒ sin retrasar toda la acción.
    De todos modos, a final de cuentas los personajes terminan siendo tan unidimensionales y acartonados que bien pudieron no explicarlos, ¿O no, Killer Croc? Pero estoy siendo injusto, la verdad es que sí había flashbacks de la historia de Killer Croc, pero los removieron del corte final.


    Lo que sí está del nabo con Croc es que se nota que sólo su desproporcionadamente grande cabeza y sus hombros llevaban maquillaje prostético; el resto se ve claramente que es Body Paint... ¡Ah, los peligros del HD!
    O peor aún, le dan en la torre al planteamiento de los personajes. Porque si Joker (Jared Leto) no está deforme ¿entonces qué le queda? Digo, porque la inspiración para la creación del personaje fue la película El hombre que reía (Leni, 1928), basada en el relato de Victor Hugo, en la que Conrad Veidt interpreta a un niño que es secuestrado por gitanos, quienes le tasajean el rostro en una macabra sonrisa. Pero este Joker, ¿qué? Porque lo de la manita tatuada más bien da pena.


    Lo mismo pasa con Harley Quinn. El personaje fue creado por el escritor Paul Dini y el artista Bruce Timm para la serie de dibujos animados de Batman (1992-1997); que, por cierto, fue el mismo equipo que creó a los Tiny Toons (1990-1995). Por eso la Quinn es una especie de Babs Bunny mezclada con Annie Wilkes. De hecho, en la serie nunca se explicó su origen; sino que éste se narró en el cómic de edición especial Mad Love (1994), a cargo de Dini y Timm.
    La Harley Quinn de los dibujos animados era genial; pero ésta de la pantalla grande... no sé, como que algo se perdió en la traducción. Como si de la Harley de la serie de TV a la del cómic se hubiera malinterpretado algo, y de la del cómic a la de la película, algo más. Como cuando uno saca fotocopias de la fotocopia de la fotocopia...


    Y eso de que Joker la someta a terapia de choques... no convence ni a Joker. ¿No pudo seducirla al Lado Loco de la Fuerza con su puro carisma? ¿Manipulando su mente? ¿Contándole historias de abuso infantil que nunca pasaron? ¿Algo cercano al cómic? Digo, porque en la peli ella se enamora de él y todo, pero ¿por qué tienen que electrocutarle el cerebro? La Harleen Quinzell original siempre estuvo medio loca en el fondo, sólo se deschavetó gracias al Joker.[2]
    De hecho, la Harley Quinn de la cinta me pareció algo odiosa. Así como ese profesor que siente que tiene que hablar porque es su clase, aun cuando dice pura pendejada. Como “ésta es mi película y tengo que decir un chiste malo cada que salgo en pantalla... aunque de verdad sea malo”. Y eso no es culpa de la Robbie, creo que ella hace un trabajo decente ‒vamos, cumple sin más‒; sino del guión que es espantoso.   


    Y llega el momento que todos esperábamos: No me gustó su Joker. Para empezar, ni parece Joker; sino una especie de plagio de Tuco Salamanca que de repente se les va hacia Güicho Dominguez. Y luego, hay escenas en las que descaradamente está plagiando al Joker de Ledger, mientras que en otras está imitando al Pingüino de Danny DeVito. En general, me pareció soso y plano. Digo, podría uno justificarlos diciendo que no tenía por qué sobresalir, porque, después de todo, no es su película... ¡Pero es el Joker! No sé si después vaya a salir una edición extendida o algo así en la que Leto tenga chance de redimirse, porque lo que yo vi en pantalla fue al peor Joker de todos (el mejor, en opinión de su servidor, sigue siendo Mark Hamill).   
    Finalmente, creo que la premisa daba para más y en verdad pudieron hacer una película retorcida y oscura... Pero les dio miedo, porque al mainstream eso no le gusta ‒fue la principal crítica que le hicieron a Batman v Superman‒y como ellos tenían que recuperar su inversión en el fin de semana de estreno a como diera lugar, mejor hacen una cosa más digerible y ramplona. A final de cuentas, Escuadrón Suicida no me pareció mucho más que una reinterpretación del Mago de Oz en la que June Moon puede regresar a casa, Harley Quinn descubre que tiene cerebro, Deadshot que tiene corazón y El Diablo encuentra su coraje.


    Aunque si de algo puede ufanarse esta película es de haber inventado el Anti-chiste. Hay varios chistes a lo largo de toda la cinta que son tan increíblemente malos y caen con tan mal timing que lo dejan a uno pensando si son chistes que a propósito son malos pero que salieron mal, o si de plano nunca fueron chistes.
    Y este es un triste ejemplo de lo que pasa cuando los ejecutivos de un estudio se ponen inflexibles con las fechas de entrega, cuando cambias de editor después de estrenar cada nuevo teaser y, ultimadamente, cuando se trata de complacer a todo mundo. Escuadrón suicida pudo ser una gran película y si no, por lo menos algo se pudo haber rescatado... poquito, la verdad, pero hay cosas rescatables.


 PARA LA TRIVIA: Tom Hardy fue casteado originalmente para el papel de Rick Flag, pero tuvo que declinar el proyecto porque la filmación de El renacido (González Iñárritu, 2015) se extendió más de lo previsto. De haber participado, hubiese significado la segunda incursión de Hardy en el universo de Batman, siendo la primera su interpretación como Bane en El Caballero de la Noche asciende (Nolan, 2012). 

Guión
0
Actuación
1
Dirección
0
Fotografía
1
Música
1
TOTAL
3




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[1] DOUGALL, Alaister (Ed.), The DC Comics Encyclopedia, DK Publishing, New York, 2004. P.295
[2] Ibid. 140.

miércoles, 10 de agosto de 2016

RESCATE EN EL BARRIO CHINO. La alocada obra de John Carpenter cumple 30 años.


RESCATE EN EL BARRIO CHINO
Big Trouble in Little China

John Carpenter, 1986

Muy probablemente ya haya dicho esto antes, pero si hay algo que le admiro a John Carpenter es que es un cineasta por demás eficiente. Tiene el don de comprender perfectamente las reglas de un género o subgénero, utilizarlas en su beneficio y crear películas que suelen ser más que la suma de sus partes. Obras maestras como Masacre en el precinto 13 (1976), Halloween (1978), Escape de Nueva York (1981) o La cosa de otro mundo (1982) son prueba del talento especial de Carpenter... por otro lado, cochinadas como El Príncipe de las Tinieblas (1987) o Presas del diablo (2010) confirman que, por cada obra maestra, Carpenter mete la pata hasta el fondo por lo menos una vez.
    Rescate... está un poco con un pie adentro y el otro afuera... aunque está muy inclinada hacia el lado malo.


    A principios de la década de los 80, Universal Pictures para que produjo el remake de una de las películas favoritas de Carpenter: El enigma de otro mundo (Nyby, 1951), tratando de colgarse del éxito de Alien, el octavo pasajero (Scott, 1979). Pero la casa productora se equivocó ‒además de que estrenaron la película el mismo fin de semana que Blade Runner (Scott, 1982)‒ y La cosa de otro mundo fue un fracaso en la taquilla y con la crítica... nos tardamos alrededor de veinte años en descubrir que en realidad es genial, pero en su época fue prácticamente lapidada cuando no pasó sin pena ni gloria.


    Después del estrepitoso fracaso de la que él mismo considera su obra maestra, Carpenter intentó por segunda vez adaptar una novela de Stephen King, obteniendo un resultado bastante decente (Christine [1983]). Después, hizo una película romántica aderezada con elementos de Ciencia Ficción que fue un hitazo con la crítica ‒aunque en lo personal no me encanta‒, El hombre de las estrellas (1984). Finalmente, cansado de los modos de producción de los grandes estudios, Carpenter decidió producir tres películas de forma independiente. La primera de ellas fue Rescate 


    La película narra la ‒dizque‒ historia de Jack Burton (el actor fetiche de Carpenter, Kurt Russell, quien parece haberse divertido como enano cuando filmó esto), un trailero cínico y pendenciero que logra esquilmar a su amigo Wang Chi (Dennis Dun), quien tiene un restaurante en el Barrio Chino de San Francisco, en una partida de Poker. Chi accede a pagar la deuda con la condición de que Burton lo acompañe a recoger a su novia al aeropuerto. Justo al llegar, Miao Yin (la hermosa Penthouse Pet, Suzee Pai) es secuestrada por una banda de punks, y Chi y Burton intentarán rescatarla. Sin embargo, lo que iniciaría como el descubrimiento de una operación común y corriente de trata de blancas, llevará a Chi y Burton a un edificio que es en realidad un portal hacia el Inframundo en el que deberán enfrentarse con toda clase de guerreros sobrenaturales, comandados por el diabólico Lo Pan (James Hong, a quien quizá recuerden como el artesano genetista Hannibal Chew en Blade Runner).


    Y aquí haré un breve paréntesis para señalar un hecho asombroso. Muchas personas recuerdan que el papel del asiático que hace Dun en esta cinta lo interpretaba Jackie Chan. Y es que Carpenter escribió el papel para el actor hongkonés; pero los productores no quisieron contratarlo pues pensaron que su inglés era muy malo y que tendrían que gastar más dinero en doblar su voz en postproducción. Así que Carpenter trabajó con Dun y lo hizo actuar como Chan, por lo que mucha gente juraría que en esta cinta lo vieron en pantalla.
    Así pues, entendiendo las reglas de las películas de artes marciales de los 60 y 70, Carpenter se las ingenia para sacar adelante una cinta que es, por ponerlo en términos coloquiales, una mamada. De verdad. Al menos es una mamada divertida que mezcla un guión que de verdad pone a prueba la buena voluntad del público con malas coreografías de artes marciales, con efectos especiales excéntricos ‒los efectos hechos con animatrónicos y puppets son decentes, pero los efectos visuales son realmente espectaculares, en especial si uno los ve en la edición en Blu-Ray‒, con un diseño de producción que peca de naïve pero que al mismo tiempo es fastuoso, con elementos de fantasía, con Kim Catrall de joven con... ¡Wow! Esta película es alucinante...


     Algo que es muy interesante dentro del flujo de la cultura pop es una tendencia que apareció a mediados de los 80 y sobre la que pocos teóricos del cine han reflexionado: Las películas-videojuego. No me refiero a adaptaciones fílmicas de videojuegos, ésas oficialmente empezaron en los 90, ni a películas-comerciales de videojuegos como la extraña The Wizard (Holland, 1989); sino a películas que siguen la estructura de un videojuego.
    Con esto me refiero a que el protagonista (o protagonistas) de la película es un personaje con un objetivo de lo más ramplón y debe ir superando diferentes etapas, cada una más difícil que la anterior, hasta llegar a enfrentarse con un enemigo final. Justo como en un videojuego. En este selecto grupo de películas incluyo El sobreviviente (Glaser, 1987) ‒uno de mis placeres culpables, basada en la novela de Stephen King y protagonizada por Arnold Scwarzenegger‒, Duro de matar (McTiernan, 1987) y Rescate en el Barrio Chino.


    Las actuaciones van más sobre lo caricaturesco y no son particularmente buenas... por no decir que la neta sí son malas, jaja. Incluso hay personajes como el de Suzee Pai, o los ninjas de los elementos, que ni siquiera tienen parlamentos en toda la película. Digo, no los necesitan y Pai no es más que un bello bulto, pero ¿es que de verdad no podían articular dos palabras?
    Y el guión tampoco es un ningún portento. Los diálogos son malones y está lleno de tantos huecos e inconsistencias… que vamos, al final ni siquiera importa, porque uno no ve las películas de artes marciales, o las de Kurt Rusell para el caso, por sus maravillosos guiones. Lo que siempre me ha dado mucha risa es el romance entre Jack y Gracie (una joven Kim Cattrall) que surge de manera tan injustificada y espontánea como queda trunco al final de la cinta. Lo mismo que el personaje de nuestro querido Victor Wong, que es un guía de turistas; pero resulta ser un antiguo cazador de demonios. O el final abierto que, afortunadamente, nunca generó una secuela más que en los cómics.


    Rescate en el Barrio Chino no es una gran película, pero es divertida y sí logra mantener ese encanto camp de las películas de kung fu de los 60 y 70. Los elementos de Fantasía están más o menos bien trabajados y tiene el gran acierto de no tomarse demasiado en serio, por lo que a final de cuentas funciona también como una parodia. De hecho, por momentos creo que esta película funciona mejor como adaptación de Mortal Kombat que la película de Mortal Kombat (Anderson, 1995) ... digo, también hay un ninja con sombrero chistoso que lanza rayos de los dedos.


    Así que, si uno quiere apagar el cerebro un ratito y pasar una tarde amena con una comedia de acción, Rescate en el Barrio Chino es una gran elección. De otro modo, resulta larga, llena de clichés e infantiloide. Y, por cierto, ya se confirmó la realización de un refrito con Dwayne “The Rock” Johnson en el papel de Jack Burton.



PARA LA TRIVIA: En el guión original escrito por Carpenter la acción se desarrollaba en el Viejo Oeste. Sin embargo, el estudio decidió transportarla a la época actual para reducir costos (o sea, aparte esta mamada era un western).

Guión
0
Dirección
2
Actuación
0
Fotografía
2
Música
1
Total
5