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miércoles, 30 de julio de 2014

LA SAGA DE "EL PLANETA DE LOS SIMIOS". Segunda parte.


LA CONQUISTA DEL PLANETA DE LOS SIMIOS
Conquest of the Planet of the Apes
J. Lee Thompson, 1972

Reconociendo que quizá la película anterior se pasó de la raya con lo camp y el tono cursilón, los realizadores de esta secuela decidieron volver al discurso social y el tono oscuro de las dos primeras partes. El guión original era una especie de panegírico que ensalzaba la Lucha por los Derechos Civiles en EE.UU. y los movimientos estudiantiles de finales de los sesenta alrededor del mundo; sin embargo, los ejecutivos de la 20th Century Fox decidieron quitar todos los elementos que pudieran incomodar sensibilidades, así como todos aquéllos que pudieran negarle la clasificación PG (Para todo público).
    Esta película se sitúa casi veinte años después de la anterior (en la década de 1990) y, según se cuenta en algún momento, durante la década de 1980 una pandemia extinguió a los animales de compañía —perros y gatos, básicamente— por lo que los humanos empezaron a adoptar simios como mascotas. Pasó poco tiempo antes de que empezaran a utilizarlos para las tareas domésticas y pronto se convirtieron en esclavos.
    Tras ser disfrazado como animal de circo para ocultarlo, Caesar (Roddy McDowall en la que me parece su mejor interpretación… y por cierto, el nombre del personaje cambió sin explicación alguna de Milo a Caesar de una peli a la siguiente) y su “amo” Armando (el legendario actor mexicano Ricardo Montalbán) tienen que viajar a la ciudad, donde un evento fortuito revela la verdad: Caesar es el hijo de Zira y Cornelius que las autoridades habían dado por muerto.


    Caesar es encarcelado y vendido como esclavo a unos científicos, pero en secreto organizará a los demás esclavos y se convertirá en el caudillo que encabezará la rebelión de los simios contra sus amos.
    No sólo se pasó por sendos borradores del guión antes de filmar esta cinta, sino que ya terminada, la gente de la Fox decidió cortar las escenas violentas, lo que resultó en que existan dos versiones de la película: La edición extendida y la versión para cine. Básicamente la diferencia son un montón de escenas sangrientas que estaban en el corte original y que fueron removidas de última hora de la versión para cines.
    Algo que me gusta mucho de esta película son sus locaciones, principalmente aquéllas en los exteriores de la Universidad de California. Me encanta cómo el diseño de los 60 y 70 es una muy particular visión futurista de un futuro que nunca llegó.


PARA LA TRIVIA: En el guión original de la película, ésta abría con la escena de un simio fugitivo siendo acribillado por la policía. Al acercarse, los agentes encontrarían su cuerpo lleno de heridas y cicatrices, producidas por años y años de maltrato. La escena nunca se filmó por considerarla demasiado grotesca.



LA BATALLA POR EL PLANETA DE LOS SIMIOS
Battle for the Planet of the Apes
J. Lee Thompson, 1973

Y así, una idea que fue revolucionaria en un principio fue exprimida hasta el punto de decir basta en apenas un lustro. Poco de la genialidad de la primera parte sobrevivió hasta esta quinta película, misma que busca poner fin a la saga. Y he de decir que, después de  tanta secuela, la culminación resulta bastante anodina y complaciente, más si se toma en cuenta lo incendiaria que fue la cinta que empezó todo.
    Más de una década ha pasado desde los eventos de la película anterior. Simios y humanos viven en una tensa calma, en la que éstos están subordinados a aquéllos, bajo el gobierno de Caesar (McDowall). Cierto día, en una expedición arqueológica que los lleva a las ruinas subterráneas de Manhattan, Caesar, el orangután Virgil (Paul Williams)  y el humano MacDonald (Austin Stoker) activan las alarmas de la ciudad de los mutantes. Los mutantes, liderados por el general Kolp (el mismo de la película anterior, pero ahora deforme, interpretado por Severn Darden) desconocían la ubicación de la Ciudad Simia hasta ahora y planean una ofensiva para aniquilar a sus habitantes y recuperar el control del planeta. Mientras tanto, el ejército gorila bajo el mando del general Aldo (Claude Akins) comienza una sublevación que llevará a la Ciudad a una guerra civil.


   Suena bien, ¿no? El poster es llamativo e incluso el tráiler está padre... por desgracia, la película no. Y esto, más que nada, tiene que ver con la filosofía de las grandes casas productoras en aquella época. Antes de Tiburón (Spielberg, 1975) no se consideraba negocio hacer secuelas de una película. Generalmente, segundas y terceras partes (o las que siguieran) eran productos de menor calidad, casi siempre hechos al vapor y con bajo presupuesto, tratando de aprovecharse de la fama de la película original antes de que se extinguiera. Así pues, pocos productores invertían dinero en las secuelas —a diferencia de la tendencia actual que es que cada película de una saga tengo mayor presupuesto que la anterior—. De tal suerte, esta película fue la más barata de la serie. Y se nota.
    Quizá las malas actuaciones, los maquillajes y los efectos especiales podrían disculparse. Pero la batalla final es increíblemente decepcionante. Cuando uno esperaba una confrontación de proporciones nibelúngicas entre humanos, simios y mutantes por el dominio de la Tierra, lo que recibe es una larga secuencia climática con cuatro o cinco actores disparando salvas y madreándose en medio de explosiones de tierra de Bataan[1]. Nada más.


    Así pues, este último capítulo de la serie no se siente tanto como una culminación, sino como los rescoldos removidos de una hoguera que se ha extinguido lentamente.
PARA LA TRIVIA: Nuevamente, se pensaba incluir un niño híbrido mitad humano, mitad simio, esta vez en el epílogo de la película. La idea era mostrar hasta que punto llegarían a coexistir las especies en el futuro; sin embargo, después de varias pruebas de maquillaje fallidas, se desechó la idea.


EN LA T.V.
Una vez concluida la saga fílmica, la mata seguía dando y se produjeron dos series de televisión basadas en el concepto. Por diversas cuestiones, ambas habrían de sufrir la misma suerte: Una muy corta duración.


EL PLANETA DE LOS SIMIOS
Planet of the Apes, 14 episodios producidos, 13 transmitidos, 1974.

Para aprovechar que se tenían los sets, la utilería y los vestuarios de las películas, se produjo esta serie que, entendiendo que la saga se había echado a perder en la tercera entrega, continúa con la historia de la primera cinta. Con un formato creado por el mismo Rod Sreling (quien participó en el guión de la cinta original y creó las series seminales de la TV La dimensión desconocida [1959-1964] y Galería nocturna [1969-1973]), esta serie se sitúa diez años después del incidente ocurrido con Taylor y manda a la goma todo lo que sucedió en las secuelas.


    Los astronautas Alan Virdon (Ron Harper) y Pete Burke (James Naughton) se estrellan en la Tierra en el futuro, sólo para encontrar a los humanos reducidos a esclavos (en esta serie no son salvajes, sino que están más ubicados en una especie de Medioevo) de una raza de simios inteligentes. Pronto, los astronautas, en compañía del joven científico chimpancé Galen (Roddy McDowall interpretando un personaje que es una copia al carbón del Conerlius original), se convierten en fugitivos de la ley y son buscados tanto por el Dr. Zaius (Booth Colman), quien quiere estudiarlos, como por el general Urko (es el mismo personaje que Ursus, pero con otro nombre, interpretado por Mark Lenard), quien desea exterminarlos.
    Si bien es cierto que la serie resulta ser “la misma gata nomás que revolcada” hay que concederle que sus valores de producción eran bastante elevados. Además, en general las actuaciones eran buenas y los guiones, decentes.


    A pesar de esto, la serie fue cancelada después de quince semanas al aire por sus bajos ratings en los EE.UU. —en Reino Unido fue un hitazo—, ya que los elevados costos de producción la hacían poco redituable. De hecho, aún hoy día, el estatus oficial de la serie permanece como “inconclusa” pues nunca se concluyó la historia.


REGRESO AL PLANETA DE LOS SIMIOS
Return to the Planet of the Apes, 13 episodios, 1975-1976.
La compañía franco-americana creadora de la exitosa serie de dibujos animados El show de la pantera rosa (1969-1976), en co-producción con la Twentieth Century Fox dio vida a este proyecto, una serie de animación basada en el concepto de El planeta de los simios.
    La historia es más o menos la misma, en la que tres astronautas de nuestra época viajan al futuro y se vuelven fugitivos de los simios inteligentes, que en esta ocasión incluyen a personajes como el Dr. Zaius, el general Urko, Cornelius y Zira.


    La idea no suena mal, excepto porque el resultado final es espantoso. La calidad de la animación es tan rudimentaria que haría sonrojar a  series como Laboratorio submarino 2020 (1972) o El fantasma del espacio (1966-1968). Sin ánimo de exagerar, incluso hay escenas donde se ve el borde de los acetatos que deslizan sobre fondos fijos mal pintados.
    Por si esto fuera poco, los realizadores de esta serie se tomaron grandes libertades en relación con el concepto original. Por ejemplo, el ejército gorila no anda a caballo, sino en jeeps y tanques, y Ciudad Simia es una avanzada metrópoli, mezcla entre Roma y Washington D.C., en la que los más modernos servicios públicos como electricidad, y señales de radio y T.V. están disponibles.


 [1] Se le llama así a la mezcla de materiales, principalmente diversos tipos de arcilla, que se utiliza en efectos especiales cuando se necesita que una explosión levante una densa nube de polvo.

miércoles, 23 de julio de 2014

LA SAGA DE "EL PLANETA DE LOS SIMIOS". Primera parte.

En anticipación al estreno de la nueva película de esta franquicia, El planeta de los simios:Confrontación (Reeves, 2014) —y por favor un aplauso para una de las peores traducciones de un título de película— el Cinéfilo Incurable pasa revista a toda la franquicia. Se trata de las cinco películas originales, las dos series de televisión, el remake, y el reboot de la saga. He aquí la primera parte:



EL PLANETA DE LOS SIMIOS
Planet Of The Apes
 Franklin J. Schaffner, 1968

Para alguien que no vivió esa época, y por supuesto me incluyo en este grupo, es muy difícil imaginarse la conmoción que debe haber causado esta cinta en su estreno.  Se trataba de una historia de Ciencia Ficción de alto presupuesto con un claro mensaje nihilista, muy acorde con los tiempos que corrían, que logró colarse al cine mainstream.
    La película, cuyo guión corrió a cargo de Rod Serling, creador de la serie de TV La dimensión desconocida (1959-1964), está basada en la novela de Pierre Boulle Le planete des singes (1963) y ésta, a su vez, retoma un pasaje de la novela producto del pensamiento ilustrado Los viajes de Gulliver (1726) de Jonathan Swift. En dicha aventura, el explorador Lemuel Gulliver llega a una isla en la que los caballos, llamados Houyhnhnms, son la especie predominante y los humanos, llamados Yahoos, son bestias salvajes y deformes que apenas si son buenos como esclavos.


    Así pues, en El planeta de los simios, se narra la historia de cuatro astronautas cuya nave se siniestra en un planeta desconocido en su viaje de regreso a la Tierra. Dicho planeta tiene aire respirable, agua en estado líquido y luz solar, e incluso hay seres humanos, y en líneas generales es sospechosamente parecido a la Tierra, excepto por una cosa: Los humanos son seres primitivos incapaces del habla articulada y son cazados por deporte y utilizados como esclavos por simios inteligentes con una muy marcada estructura social basada en la religión y los tabúes: Los chimpancés se encargan de la ciencia, los gorilas de la milicia y los orangutanes de la religión y la política.
    Al caer preso de los simios, el comandante George Taylor (Charlton Heston) es descubierto por una joven pareja de científicos chimpancés, Zira (Kim Hunter) y Cornelius (Roddy McDowall en el papel que nació para interpretar), quienes descubren que es diferente a los demás humanos. Taylor entonces deberá encontrar las evidencias que lo ayuden a probar que los seres humanos no son inferiores a los simios en una carrera contra el tiempo antes de ser eliminado por órdenes del Dr. Zaius (Maurice Evans). En su búsqueda, Taylor descubrirá el terrible secreto del destino de la humanidad en el pasado.
    La película no sólo fue una revelación por su temática, sino por la calidad de su producción en una época en la que las películas de Ciencia Ficción estaban relegadas a producciones de bajo presupuesto enfocadas al público púber.


    Esta cinta también significó una revolución en el campo de los efectos de maquillaje. La caracterización de los actores en simios corrió por cuenta del legendario maestro del maquillaje Dick Smith, cuyos créditos posteriores incluyeron la increíble transformación de Max Von Sydow en el padre Merry  para El exorcista (Friedkin, 1973) o la de Marlon Brando en Vito Corleone para El padrino (Coppola, 1972). Las dos grandes innovaciones en el maquillaje para El planeta de los simios fueron la creación del maquillaje por piezas prostéticas —en oposición al tradicional de una sola pieza— y la utilización de un material de reciente creación (en esa época) conocido como espuma de látex, que permitía a los actores transpirar a través del maquillaje.
    Uno de los grandes clásicos de la Ciencia Ficción, esta película es una obra referencial para el género y es, además, un vivo retrato del pensamiento de su época, en la que la amenaza de una guerra nuclear no era cosa de ficción.

PARA LA TRIVIA: De manera completamente espontánea, durante los recesos de la filmación, los actores que interpretaban simios solían juntarse con otros de su misma “especie”. Es decir, los actores que hacían chimpancés se ponían a platicar con otros actores que hacían chimpancés, gorilas con gorilas y orangutanes con orangutanes.



BAJO EL PLANETA DE LOS SIMIOS
Beneath The Planet of the Apes
Ted Post, 1970

La película comienza justo donde terminó lo anterior, con Taylor (Vuelve Charlton Heston aunque su personaje desaparece durante la mitad del filme) y Nova (Nuevamente interpretada por la guapa Linda Harrison) adentrándose en la Zona Prohibida. Poco después, una nueva nave se estrella en las inmediaciones de Ciudad Simia. Esta vez se trata del equipo de rescate que partiera en busca de la nave de Taylor y cuyo único sobreviviente será el capitán Brent (James Franciscus).
    Pero Brent no podría llegar en peor momento, pues en el Consejo de Ciudad Simia se presenta un acalorado debate entre dos facciones. La primera, representada por Zaius (Vuelve Maurice Evans), Zira (De nuevo Kim Hunter) y Cornelius (David Watson y esta es la única película de la serie original que no cuenta con la participación de McDowall) quienes quieren restringir la exploración de la Zona Prohibida, y la encabezada por el implacable general Ursus (James Gregory) quien, tras advertir la amenaza que significaba Taylor, desea emprender una expedición militar al lugar.


   Finalmente, la expedición armada liderada por Ursus llega a la Zona Prohibida y la ciudad subterránea que se extiende debajo de ella, donde Taylor se encuentra prisionero y que es habitada por humanos mutantes con poderes psíquicos. Ursus decide entonces exterminar a los mutantes, quienes no tienen armas pues siempre habían usado sus poderes para mantener a los simios a raya; sin embargo, no están indefensos, pues en el santuario de la ciudad subterránea guardan al Bomba Omega, la última bomba atómica creada por la humanidad a finales del siglo XX, a la que adoran como a un dios (sí, de ahí salió ese chiste de Futurama) y que, de usarse, tendría la capacidad para aniquilar toda la vida en el planeta.
    Si bien se trata de una secuela marcadamente inferior a la película original, esta entrega de la saga es muy interesante y entretenida. Me gusta además porque fue la peli que le dio forma a toda la mitología de la saga, expandiéndose en aspectos como la política o la religión del pueblo simio.
    Además, me gusta mucho el diseño de los mutantes y el concepto detrás de ellos: Los únicos humanos inteligentes en el planeta han evolucionado a un estado tal que ya casi no son humanos.


    Como en el caso de Aliens: El regreso (Cameron, 1986) será esta segunda parte la encargada de plantear el universo del cual se desprenderán obras basadas en el mismo concepto, pero adaptadas a otros medios como los cómics, la televisión y los juguetes, por mencionar sólo algunos.
    Por cierto, el final de esta película es considerado por la crítica como uno de los peores finales en la historia del cine. Creo que se refieren a la realización y no al concepto...

PARA LA TRIVIA: Originalmente esta película incluiría una breve escena en la que aparecería un niño híbrido de simio y humano. Los productores decidieron no filmarla pues sería confusa y temían que la película perdiera la clasificación G (para todo público).



ESCAPE DEL PLANETA DE LOS SIMIOS
Escape From the Planet of the Apes
Don Taylor, 1971

La tercera entrega de la saga es, muy probablemente, la más débil e incluso creo que bien podría echarse un Tête à Tête contra la versión de Tim Burton por el título de La Peor Película de la Franquicia. Y es que, al haber agotado la premisa original y ver reducido el presupuesto para la cinta, los creadores decidieron producir una película de El Planeta de los Simios quitando todos los elementos que caracterizaron a las anteriores.
    Una extraña nave espacial se estrella en la Bahía de Nueva York en 1975 causando gran revuelo. Sus tripulantes son tres simios con inteligencia humana llamados Zira (Hunter), Cornelius (Regresa McDowall y vaya si se le extrañó) y Milo (Sal Mineo). Los simios causan sensación no sólo entre la comunidad científica, sino que rápidamente se convierten en celebridades y se ganan el corazón de la gente… hasta que el Ejército de los EE.UU. descubre que vienen del futuro y que la supervivencia de estos tres simios significará el colapso de la civilización humana, pues el hijo nonato de Zira (quien también será llamado Milo) será el primer simio súper inteligente.


    El planteamiento de esta historia es absurdo. Ya que Zira y Cornelius desaparecen como a la mitad de la película anterior, ahora nos salen con que en secreto habían reparado la nave de Taylor y la utilizaron para viajar al pasado ante la amenaza de la Bomba Omega.
    Y por si esto fuera poco, esta es la película que le da al traste a toda la cronología planteada hasta ahora, adelantando los sucesos catastróficos que llevaran a los simios a ser la especie dominante en el planeta. Así pues, en vez de que éstos sucedieran en algún momento indeterminado a lo largo de 2000 años como un largo proceso evolutivo más basado en el darwinismo y con un empujoncito de la guerra nuclear, resulta que todo se precipitó en las últimas dos décadas del siglo XX.


    De tal suerte, al introducir esta especie de “Efecto Terminator” en la saga, la aparición de los simios inteligentes depende enteramente de los simios del futuro, lo cual contradice por completo el discurso de la primera película.


PARA LA TRIVIA: Esta fue la única película de la serie original escrita con un final abierto pensando específicamente en hacer una secuela.


domingo, 13 de julio de 2014

PAYASOS ASESINOS DEL ESPACIO EXTERIOR... No, en serio.


PAYASOS ASESINOS DEL ESPACIO EXTERIOR (T. del A.)
Pero cuyo título oficial en video para nuestro país es Clowns asesinos,
Y que originalmente en EE.UU. se tituló Killer Klowns from Outer Space



Stephen Chiodo, 1988

“Algunos nos hacen reír, algunos nos hacen llorar/ estos payasos sólo te harán morir” y con un tema musical en tono de glam con ese par de versos como estribillo, ¿qué se puede esperar de esta cinta? Por principio de cuentas uno debe estar de cierto humor y ponerse en la disposición de no tomársela demasiado en serio. Una vez asumido este punto, uno puede disfrutar de una pizza y un par de cervezas mientras su cerebro se relaja con esta genial peli de bajo presupuesto.


    En un pequeño pueblo del medio oeste estadounidense, de ésos que en las películas son tan comunes como el pie de atleta, una nave extraterrestre aterriza en medio del bosque. Los ocupantes de dicha nave son alienígenas antropófagos con grotesco aspecto de payasos que comienzan a invadir el pueblo, atacando a sus habitantes con escopetas de palomitas de maíz, pies de betún ácido y aprisionándolos dentro de capullos de algodón de azúcar. Ahora, la salvación de la ciudad, y probablemente del mundo, está en manos de los nerdos y los perdedores de la prepa local.


    Esta película es sensacional. Contiene todos los elementos que uno esperaría de una clásica peli de serie B, e incluso deja ver sus limitantes de presupuesto: Una historia absurda, un guión de lo más naïve, malas actuaciones y efectos especiales apenas cumplidores. Todo ello en un sentido homenaje a las películas de extraterrestres de los 50 y 60.
    ¿Y qué sería de una película de payasos sin payasadas? Claro, que éstas resultan mortales… pero no por eso dejan de ser divertidas. Si algo me encanta de esta cinta, es precisamente el ingenio que los realizadores pusieron en las escenas de matanzas. Creo que éste es el punto fuerte de cualquier película de horror y en esta, a pesar de la escasez de recursos, logran hacer cosas interesantes. Pistolas de rayos que encapsulan a la gente en algodón de azúcar, palomitas de maíz que son en realidad esporas carnívoras y, mi gran favorita: la sombra chinesca de un dinosaurio... ¡que se come a la gente!


    Y si ya para este momento está usted pensando, amable lector, que hablo con desmerecida emoción de una película que a leguas se nota que es malísima entonces la cinta no es para usted. Lo que sí puedo garantizar es que se trata de una película hecha con el corazón por los creadores de los Critters (Herek, 1986), que cae en lo ramplón, sí, sin duda, pero esta cinta es una de ésas hechas sin mayor pretensión que “vamos a hacer una película porque es divertido hacer películas”.
    Entre todas las cosas de las que esta cinta termina pitorreándose habría que incluir también toda la parafernalia de los “alienígenas ancestrales”. Así pues, en una parte de la película se explica que quizá estas creaturas llegaron a la Tierra en el pasado y los humanos trataron de recrear su aspecto, dando origen a los payasos.


    También una cuestión que ha intrigado a los fans desde 1988 es un arma que se encuentra dentro del arsenal de los payasos pero que aparece poco en pantalla: Los globos. En la película, los payasos empaquetan a los humanos en los ya mencionados sacos de algodón de azúcar, presumiblemente para comerlos después; excepto a las mujeres, quienes son encerradas vivas en unos coloridos globos y nunca se explica qué hacen con ellas… ¿Guiño a Alien: el octavo pasajero (Scott, 1979)?
    Así pues, ésta es una de esos éxitos de los videoclubes de los ochenta. Nunca se volvió realmente famosa, pero sí se granjeó una muy leal legión d seguidores que desde 1988 piden una secuela. Sin embargo, nadie ha querido producir una segunda parte de esta película considerada “de culto”... y quizá sea mejor así, de este modo Payasos asesinos del espacio exterior podrá seguir conservando esa mezcla única de ingredientes que la vuelven tan especial, quizá una serendipia eso sí, pero una muy afortunada.


    ... Y como mientras todo el tiempo que estuve escribiendo esta crítica no pude dejar de canturrear el tema de la película, ahí les dejo otra estrofa, jaja:
“Ringmaster shouts let the show begin
Send in the klowns, then they let you in
—Killer Klowns!—
See a rubber nose on a painted face
Bringing genocide to the human race.”


      
 PARA LA TRIVIA: El presupuesto total de la película fue de dos millones de dólares, mismos que se gastaron casi enteramente en producción. Los efectos especiales fueron creados por los mismos hermanos Chiodo a un muy muy bajo costo.


jueves, 3 de julio de 2014

CÓMO ENTRENAR A TU DRAGÓN 2. El regreso de Hipo y Chimuelo.


CÓMO ENTRENAR A TU DRAGÓN 2
How To Train Your Dragon 2

Dean DeBlois, 2014

Recuerdo que realmente disfruté la primera parte de esta saga, con todo y que la vi en un avión. No he leído el libro en el que está basada, pero según he escuchado, la adaptación está bastante bien lograda. De tal suerte, cuando me enteré de que aparecería la secuela de inmediato mi alerta escéptica se encendió. Quiero decir, ya antes agradables sorpresas me habían decepcionado con secuelas que dejaban mucho qué desear, como fue el caso de Shrek 2 (Adamson et al, 2004) o 30 Días de noche: Días oscuros (Ketain, 2010). Sin embargo, puedo decir que esta segunda parte sale bastante bien librada.
    La historia sucede cinco años después de la película original, cuando Hiccup (Hipo en español, voz original de Jay Baruchel) logró domesticar a un dragón. Ahora toda la aldea de Berk, otrora temerosa de los dragones, vive en armonía con estas criaturas y lo que es más, se ha convertido en un santuario para ellos. Stoick (Stoiko en español, voz original de Gerard Butler), jefe de la aldea y padre de Hiccup, está muy ilusionado con heredar el cargo a su hijo; pero éste no sólo no se cree apto para asumir tal rol, sino que prefiere pasar el tiempo explorando nuevas tierras en compañía de su dragón Chimuelo (sí, sí, ese dragón de la especie sombra nocturna que tiene cara de gato y nos robó el corazón en la primera parte) tratando de encontrar a otros miembros de su especie.


    En una de estas expediciones, Hiccup y su novia Astrid (voz original de America Ferrera) encuentran el barco de un grupo de vikingos cazadores de dragones, capitaneado por Eret (voz de  Kit Harrington). Sin embargo, Eret es tan sólo un esbirro al servicio de Drago (voz original de Djimon Hounsou), un cruel guerrero que busca dominar a todos los dragones para así crear un ejército que le permita someter a los demás pueblos.
    Hiccup encuentra además un santuario de dragones oculto en una fortaleza de hielo, completamente aislado del mundo exterior y gobernado por un rey dragón. Este mundo perdido es custodiado por Valka (voz en inglés de Cate Blanchett… por cierto, ¿este personaje es una mamá hippie o sólo es impresión mía?), la madre que durante veinte años Hiccup creyó muerta. Cuando Drago se entera de la existencia de este paraíso de los dragones, emprenderá una ofensiva para conquistarlo y esclavizar a las creaturas.
    Esta película se ve genial en Alta Definición y aunque está disponible en 3D, francamente siento que no le hace falta. La calidad de la animación es excelente, eso sí; y poder ver las escamitas de cada dragón cuando se mueve en la pantalla grande es todo un deleite.


    Es muy interesante que, aunque el diseño de todos los personajes de la película, tanto humanos como dragones, es caricaturesco más que realista, logran dar gran verosimilitud a todo el asunto. Con tantos y tan elaborados detalles, los diseñadores y animadores nos transportan a este mundo de fantasía y lo hacen cobrar vida ante nuestros ojos.
    Lo que es curioso, eso sí, es que en esta película se muestra muchísimo menos de la aldea de Berk en comparación con su predecesora.  En ésta, casi todos los paisajes que se muestran son el vasto mar congelado y uno creería que serían mucho más sencillos de plasmar en pantalla; pero la verdad es otra. Lograr los colores, las texturas y los volúmenes del hielo debe haber sido un arduo trabajo en el que los animadores se esmeraron… y se ve cada minuto que le dedicaron a dicha tarea.
    El guión está bastante logrado y tiene muchas escenas muy emotivas. Si la primera parte les puso los ojitos de Remi, espérense, porque esta segunda tiene varias escenas que sí le apachurran el corazón a uno.


    El discurso también es muy interesante: Hiccup se rebela contra su padre, quien desea que siga sus pasos como jefe de la aldea y planea montar una defensiva contra el ejército de dragones de Drago. El muchacho, por el contrario, no cree tener madera de líder y confía en que podrá disuadir a Drago de llevar a cabo su maquiavélica empresa si tan sólo lo hace razonar.
    Al final, tanto Hiccup como Stoick aprenderán una valiosa lección de vida: Que por más que uno quiera preparar a los hijos para los retos de la vida, es mucho más valioso para ellos que los enfrenten a su manera. En sí, los tres personajes en los que se centra la historia, Hiccup, Stoyk y Valka buscan el mismo objetivo; sólo que los tres tienen ideas muy diferentes sobre cómo conseguirlo.


    En general, esta es una de esas secuelas que buscan ser mucho más grandes que sus primeras partes… un poco como Aliens: El regreso (Cameron, 1986) o El Imperio contraataca (Kershner, 1980, que por cierto es la principal influencia que DeBlois reconoce en el film), que buscan expandir el universo planteado en la cinta original. En esta película hay muchos más dragones en pantalla, además de que son de tipos más variados y, por cierto, el combate entre los reyes dragones es espectacular... de repente parece que es une peli de kaijus, pero igual es espectacular.
    Si de algo se le puede acusar a esta secuela es de ser un tanto superficial y eso lo digo, cabe señalar, en comparación con la primera parte. Por momentos como que se deja llevar más por lo espectacular y la narrativa deja de fluir... pero en realidad no afecta tanto a la cinta. Es en general una buena película, con un bonito mensaje y de buena manufactura. Aunque eso sí, quizá sea demasiado pesada para los más pequeños —me vienen a la mente las hordas de niños aburridos en los cines viendo El viaje de Chihiro (Miyazaki, 2001) —... eso explicaría porque, al menos en la función a la que yo asistí, casi todo el público estaba conformado por adultos jóvenes.



PARA LA TRIVIA: Originalmente Valka iba a ser el villano de esta cinta, pero la idea se desechó en versiones posteriores del guión.