FEROZ 2
Ginger Snaps: Unleashed
Brett Sullivan, 2004
Pesadilla en la calle del Infierno Parte 2: La venganza de Freddy (Sholder, 1985) me enseñó a mantener mis expectativas bajas ante la secuela de una película exitosa. Bien dicen que “segundas partes nunca fueron buenas”, y con la película mencionada anteriormente lo aprendí a la mala. Por suerte, Feroz 2 sigue la línea de El padrino II (Coppola, 1974), Aliens: El regreso (Cameron, 1986) o Terminator 2: El juicio Final (Cameron, 1992) al ser una secuela tan buena o incluso, por momentos, superior a la original.
Brigitte Fitzgerald (Emily Perkins) se ha vuelto adicta a la infusión de acónito que previene su transformación en mujer lobo, se escapó de su casa y ha caído en una debacle autodestructiva que incluye automutilaciones y alucinaciones con su hermana muerta. Brigitte es internada en una clínica de rehabilitación en la que se enfrentará a la incredulidad de todos, al desprecio de sus compañeras internas y a un custodio abusador sexual. Por si todo esto fuera poco, deberá intentar detener su transformación y escapar de la institución antes de que el licántropo que la busca para aparearse con ella la encuentre.
A pesar de que ese tono irreverente que tanto me agradó de la primera parte desaparece en esta segunda, ésta es una pieza de horror muy disfrutable que combina elementos góticos, de suspenso y terror. La influencia de cuatro películas (las cuatro se encuentran entre las consentidas de un servidor) es perceptible: Hay en esta cinta elementos de La mosca (Cronenberg, 1986) y La mosca II (Walas, 1990), Alien 3 (Fincher, 1992) y, quizá la más obvia, Pesadilla en la calle del Infierno Parte 3: Los guerreros del sueño (Russell, 1987).
En esta cinta el tono es siniestro y lúgubre, con atmósferas escalofriantes logradas gracias a la eficaz combinación de diversos elementos como una iluminación de corte expresionista y un soundtrack espeluznante con inspiración de la música concreta. La saga de Ginger Snaps deja atrás el tono irreverente y juvenil, buscando evolucionar en una obra más seria y madura.
Al igual que en su predecesora, en esta película es más que destacable la actuación de Perkins, quien en general logra desenvolverse con un aire natural en el papel de una adolescente perturbada. De repente, en algunas escenas la joven actriz tiende a sobreactuar, particularmente en parlamentos largos de ritmos más lentos. Sin embargo, en el resto de la película su interpretación es más que adecuada.
Un punto en el que esta secuela es indiscutiblemente superior a su original es el maquillaje. Quienes hayan leído mi crítica sobre la primera película recordarán que precisamente en ese apartado encontré uno de sus principales puntos flacos. En esta segunda parte los efectos de maquillaje están mucho mejor cuidados y su diseño es más interesante.
Me gustó sobre todo el licántropo completamente transformado, muy inspirado en la bestia cuadrúpeda de Un hombre lobo americano en Londres (Landis, 1980), que gracias a un diseño inteligente, una iluminación eficaz y un manejo correcto por parte de sus titiriteros, proyecta una imagen amenazadora y aterradora.
Aunque no es nada sobresaliente, el guión de esta película es bastante decente. Sus principales virtudes son algunos momentos de humor negro y el apoyarse más en la creación de imágenes poderosas, dejando un tanto de lado los diálogos innecesarios.
Al final de la película encontramos una perversa vuelta de tuerca que convierte Feroz 2 en una fábula macabra y retorcida, cuya moraleja es que hay monstruos peores que los hombres lobo… porque no tienen garras ni colmillos que los distingan.
En conclusión, ésta es una secuela que cumple el objetivo de las secuelas: Evolucionar lo planteado en la primera parte y explorar elementos nuevos que puedan ayudar a la construcción de una saga sólida e interesante.
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