RESIDENT EVIL 3: LA EXTINCIÓN
Resident Evil: Extinction, Russell Mulcahy, 2007.
Creo que el título de
esta película debió ser ¿Y dónde está
Jill Valentine? Quiero decir que, después de que parecía que en la segunda
cinta se había compuesto la franquicia, uno esperaría que se siguieran
adaptando la historia de los videojuegos; pero no. En vez de eso, prefirieron
reciclar la trama de Mad Max II: el
guerrero de la carretera (Miller, 1981), añadirle elementos de western y
arrojar zombies a la mezcla con un soundtrack sospechosamente parecido al de El exterminador (Cameron, 1984). Es como
con Alien 3 (Fincher, 1992), que
luego de la segunda parte uno esperaba que se pusiera buenísima... y resultó que
no tenía nada que ver. Por lo menos, ésta no es tan mala como la primera.
La historia sucede cinco años después de
los eventos ocurridos en la peli anterior. La infección del Virus T se propagó
por todo el planeta llevando a la raza humana al borde de la extinción y
convirtiendo ‒de manera verdaderamente inexplicable‒ la Tierra en un gigantesco
desierto. Los sobrevivientes han formado pequeños grupos buscando protección en
los números. Uno de estos grupos es la caravana liderada por Claire Redfield (Ali
Larter en uno de los castings más inadecuados de la historia). En su recorrido
en busca de provisiones, la caravana se topará con Alice (Milla Jovovich),
quien continúa desarrollando sus poderes psíquicos y podría ser una aliada
invaluable... o una gran amenaza. Evidencias de un lugar libre de infección
llegan a la caravana; pero para poder llegar allá deberán enfrentarse a hordas
de zombies y al malvado Dr. Isaacs (regresa Iain Glen, porque alguien tenía que
actuar en esta madre), quien ha estado muy trabajoso insubordinándose en un
laboratorio subterráneo de Umbrella.
Ésta fue la última película apta para
consumo humano de la saga. Luego de ella, todo es despropósito ‒bueno, más‒.
Regresan los personajes de Carlos Olivera (Oded Fehr) y L.J. (Mike Epps) y se
une al elenco una que dicen que es Claire Redfield y Spencer Locke en el papel
de “K-Mart”. Esto también se volverá un sello de la franquicia: la aparición
anodina de personajes que supuestamente son los de los videojuegos, pero que en
realidad no tienen nada que ver... digo, en el videojuego se supone que Claire
tiene 19 años y cuando Larter la encarnó ya pasaba los 30. Del mismo modo, en
esta cinta aparece Albert Wesker (Jason O’Mara), como director de la
Corporación Umbrella ‒Por cierto que su cabello teñido de rubio súper falso es
una referencia a los infames videos del primer videojuego de la saga‒.
En el guión original para esta película,
Claire se dirigía a Alaska en busca de su hermano Chris y aparecería el
personaje de Leon S. Kennedy; pero ambas ideas fueron rechazadas por la
producción. También se suponía que Sienna Guillory regresaría como Jill
Valentine; pero la filmación se empalmaba con la de Eragon (Fangmeier, 2006), por lo que le fue imposible y su
personaje fue sacado de esta secuela. También el personaje de Cindy Lennox, del
videojuego Resident Evil: Outbreak (Capcom,
2003) se suponía que aparecería en el filme; pero fue dejado fuera.
También está medio chafón eso de que saquen
personajes nada más para que se mueran. Especialmente porque a uno como
espectador le importa un bledo... quizá si los personajes estuvieran bien planteados
o por lo menos bien escritos, a uno le importaría cuando se mueren.
Más arriba dije que esta película
prácticamente reciclaba el argumento de la segunda cinta de Mad Max; pero fui injusto. También retoma
muchísimo de la tercera entrada en la saga de los muertos vivientes de George
A. Romero, El día de los muertos
vivientes (1985). Al igual que en la cinta del Rey de los Zombies, la
civilización se ha colapsado y la humanidad volvió a la barbarie; al igual que
en la peli de Romero, hay un grupo de sobrevivientes ocultándose en un
laboratorio bajo tierra y, al igual que en El
día..., hay un científico intentando domesticar a los zombies. Hasta el
muerto viviente que es “rehabilitado” por el Dr. Isaacs se parece a Bub
(Sherman Howard), el zombie que está siendo condicionado en la cinta de Romero.
Es más, la escena en la que el zombie toma el teléfono celular es una clara refrencia
a El día…
En esta película vuelven los perros ‒Me
pregunto por qué todos los perros zombies son de la misma raza...
¿Predisposición genética o hueco argumental?‒ y a la lista de animales mutantes
se suman los cuervos, que aparecieran desde el primer videojuego de la serie.
La escena en la que atacan a la caravana está bastante decente y, por supuesto,
incluye un homenaje a Los pájaros
(Hitchcock, 1963).
Aparece también el que fuera el jefe final
del primer videojuego, el mutante conocido como Tyrant (Brian Steele)... o
bueno, más o menos. La cosa es que, por su diseño es más parecido al Tyrant; pero
en la forma como es creado, es más cercano al mutante creado por la infección
del Virus G en el Dr. William Birkin del juego Resident Evil 2 (Capcom, 1998). En general se ve bien, aunque su
tiempo en pantalla es bastante reducido. Lo que es irónico es que en la segunda
película no quisieron que Nemesis atacara con sus tentáculos como lo hacía en
el juego porque nunca lograron que se vieran bien; pero en esta cinta el Tyrant
tiene tentáculos... ¡Y se ven terribles!
Todo el CGI de la película es bastante malo
‒las cenizas que caen del cielo después de que Alice incinera a los cuervos son
hilarantes‒; pero los efectos físicos están decentes. Los zombies finalmente se
ven... pues como zombies y Tyrant se logró casi en su totalidad a través del
maquillaje, lo que se agradece.
Lo que también es muy interesante sobre
esta película es la forma tan formularia en la que está hecha, quizá por ello
funciona bien. Me refiero a que sigue, casi punto por punto, las reglas de las
terceras partes ‒según Scream 3: la máscara de la muerte (Craven, 2000)‒: se retoman elementos de la primera
parte, un personaje del pasado regresa para revelar información, cualquiera de
los personajes puede morir incluido el protagonista, etc.
También es muy peculiar el que la primera
trilogía de Resident Evil sigue
exactamente la misma secuencia que la Trilogía de los Muertos Vivientes de
Romero. En la primera cinta, los personajes se encuentran atrapados en un
ambiente aislado en el que tienen un primer contacto con la infección; en la
segunda parte, el mal se ha esparcido hacia las grandes ciudades y la
civilización ha comenzado a desmoronarse. Finalmente, en la tercera parte, la
humanidad ha sucumbido y ha pasado de ser la especie dominante en el planeta a
luchar contra la extinción.
Las actuaciones siguen siendo malas excepto
por Glen, el guión está más lleno de agujeros que los calzones viejos que acabo
de tirar esta semana ‒¿L.J. y Carlos no eran inmunes al virus? ¿Por qué no lo
eran? ¿De dónde salió el romance entre Carlos y Alice? ¿De dónde salió Claire
Redfield? Y una larga lista de etcéteras‒ y en general, la película sólo sirve
para pasar el rato… al menos. La fotografía está bien y el soundtrack se va a
lo seguro incluyendo canciones populares de los 60 en versiones originales y en
covers.
Así pues, Resident Evil 3: La extinción es una película bastante mediana.
Supera a la primera; pero no le llega a la segunda, aun cuando la segunda no es
ningún portento. Uno esperaría que en esta cinta se cerraran todas las líneas
argumentales; pero en vez de eso, deciden matar a varios personajes importantes
e iniciar una nueva línea argumental que, si bien parecía inverosímil, prometía
si estaba bien realizada. Al menos tiene la ya tradicional escena topless de
Jovovich.
PARA LA TRIVIA: Milla Jovovich diseñó su propio vestuario para
esta cinta a través de su firma, Jovovich-Hawk.
Guión
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0
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Dirección
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1
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Actuación
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1
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Fotografía
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1
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Música
|
1
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TOTAL
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4
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