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domingo, 15 de enero de 2017

TERROR A BORDO. Como la viste en "La casita del horror XXI"... bueno, casi.


TERROR A BORDO
Dead Calm

Phillip Noyce, 1989

Como tantas otras películas, ésta debo haberla visto por primera vez en un autobús. No recuerdo exactamente cuál fue mi reacción cuando la vi por primera vez, pero sí recuerdo muy claramente que también en un autobús vi el tráiler de la película y me intrigó. También recuerdo que casi no recordaba nada de esta cinta hasta que muchos años después vi la parodia que hicieron Los Simpson; así que, para salir de dudas, la volví a ver y me dejó un buen sabor de boca... aunque, francamente, yo la recordaba mejor.


    Después de la muerte de su pequeño hijo en un accidente automovilístico, Rae Ingram (Nicole Kidman cuando aún se parecía a Nicole Kidman) queda psíquicamente devastada. Su esposo, el capitán John Ingram (Sam Neil, a quien seguro recuerdan como el Dr. Alan Grant en Parque Jurásico [Spielberg, 1993], lo que lo convierte en el actor neozelandés más famoso del mundo), decide que, por alguna razón, la mejor forma de que ella se recupere es pasando una temporada aislados en un velero en altamar. Al poco tiempo de haber comenzado su viaje, los Ingram rescatan a Hughie Warriner (Billy Zane, a quien probablemente recuerden de El fantasma [Wincer, 1996]), un náufrago sobreviviente de una terrible tragedia. Pero cuando John aborda el barco siniestrado para investigar lo sucedido, Warriner lo abandonará y secuestrará a su esposa. Mientras lucha por escapar, John descubrirá que el náufrago no es en absoluto lo que aparenta y su esposa lo descubrirá de la peor manera.


     Creo que el mayor acierto de esta película son las actuaciones. El hilo conductor de la cinta básicamente es la relación entre los tres personajes y cómo el poder en ésta va cambiando de manos. Los tres actores están muy bien en sus papeles y no puedo decir que uno sea mejor que otro. Kidman se luce como la damisela en desgracia que resulta más llena de recursos que el caballero a su rescate, Zane se avienta una increíble y terrorífica interpretación como el psicópata Warriner, y Neill está perfectamente creíble en su papel del Cap. Ingram... hasta uno pasa por alto que el vestuario que le escogieron es casi idéntico al que usa en aquella película de dinosaurios que tanto me gusta.


    El guión es bueno, pero no es nada del otro mundo. Quiero decir que es súper simple y bastante predecible, conformando un thriller/melodrama estándar. Pero los diálogos son buenos y la realización logra realzar lo que, en papel, sería bastante ordinario. También la actuación lleva el guión a otro nivel. Además, la narrativa es buena y le da un poco de profundidad a todo el asunto.


    Lo que es interesante es que la peli invierte el paradigma de la princesa secuestrada y el caballero de brillante armadura que va a su rescate. En esta cinta, la chica se da cuenta de que debe escapar de su captor por sus propios medios ‒¿De veras Rae se coge a Warriner sólo por supervivencia?‒, lo que es más, debe ser ella quien rescate al héroe, quien tiene sus propios problemas poniendo en riesgo su vida. A final de cuentas, es un poco triste. Si se relacionan directamente el prólogo y el final del tercer acto de la cinta, uno cae en cuenta de que John Ingram es incapaz de salvar a su esposa de situación alguna.


    Aun así, hay puntos del guión que me causan conflicto, como la muerte del hijo. Digo, es un evento muy poderoso que podría haber ayudado a añadir otra dimensión a los personajes; pero al final está completamente desperdiciado. A lo largo de la cinta, tan traumático evento realmente no repercute en el presente de los personajes y sólo termina siendo un pretexto para que se hagan a la mar. Por cierto, también me quedó la duda sobre si en verdad, luego de seis meses en el mar, un capitán tendría ganas de pasar su tiempo libre navegando...


    La fotografía es increíble y enriquece la narrativa apoyándose en contrastes. Opone luz contra oscuridad, colores vibrantes contra pardos y grises, y tomas muy abiertas contra planos cerrados y claustrofóbicos. Empero, ni la buena fotografía la salvan de que notemos que muchas de las escenas de exteriores se filmaron en un tanque.


    Lo que sí queda a deber terriblemente es el final. La confrontación dizque climática con Warriner es ciertamente anticlimática; pero lógica. Sin embargo, gracias a las proyecciones de prueba, en las que el público se mostró insatisfecho por el destino ambiguo del villano al que les pareció que le faltaba punch, los ejecutivos del estudio se empeñaron en filmar un epílogo que no sólo rompe con la lógica de la narración; sino con la de los personajes y hasta con el realismo... Está bien que una de las características del melodrama sea que el malo recibe un castigo ejemplar, pero el de esta película haría sonrojar a Tom y Jerry.


    Así pues. Terror a bordo es una cinta entretenida, que logra mantener el suspenso y tiene un par de escenas escalofriantes. Los stunts son buenos y en general logra atrapar la atención del público, aun cuando uno ya sabe qué es lo que va a pasar. Mi consejo para disfrutar más su visionado es que la quiten después de la escena en la que Warriner se aleja en la balsa. De verdad. Así se quedarán con una agradable impresión de la cinta y se ahorrarán una vergonzosa risotada al final.



PARA LA TRIVIA: La película está basada en la novela homónima de Charles Williams. Entre 1967 y 1969, Orson Welles filmó una adaptación titulada The Deep, que quedó inconclusa debido a la muerte del actor principal, Laurence Harvey. En 1997 circuló el rumor de que la viuda de Welles, Paola Mori, recuperó el material filmado por su difunto esposo y tenía intención de editar la película y distribuirla; sin embargo, esto nunca sucedió.  

Guión
1
Dirección
2
Actuación
2
Fotografía
2
Música
1
TOTAL
8





   

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