POLICÍA MANIÁTICO
Maniac Cop
William
Lustig, 1988
Existen 3 versiones de
esta película. La edición para cines de 85 minutos, que fue la que también se
lanzó para Blu-Ray, y las dos ediciones en DVD, una de 88 y otra de 91 minutos
de duración. Francamente no he visto más que la versión de 85 minutos, por lo
que mi crítica se basará en ella.
Me
gustan las películas de Larry Cohen. En la superficie parecen comunes y
corrientes películas de explotación para disfrutarse en el autocinema, mezclan
elementos de distintos géneros “menores” y son súper sangrientas. Pero, en un
nivel más profundo, como todas las buenas películas de horror, son un
termómetro social increíblemente preciso. A través de metáforas poco sutiles,
Cohen expone los miedos comunes de su sociedad.
En ¡Estoy
vivo! (1974) Nos habla sobre el terror que puede causar la paternidad, en La serpiente voladora (1984), del terror
a los inmigrantes y en God Told Me To
(1976) sobre las sectas religiosas y la paranoia. En esta cinta, Cohen nos
habla del terror que inspira el sistema de administración de justicia.
Aunque en esta ocasión Cohen no ocupó la
silla de director, él levantó el proyecto, produjo la película y escribió el
guión, así que básicamente es una obra suya.
A ver... ¿De qué podría tratarse una
película que se llama Policía maniático?
Digo, teniendo antecedentes de películas como Brasil (Gilliam, 1984) y Almuerzo
al desnudo (Cronenberg, 1991) cabe la duda; pero no es el caso.
La cinta narra la historia de una serie de
brutales asesinatos cometidos por un misterioso agente de policía quien,
después de matar delincuentes, ha empezado a hacer presa en ciudadanos
inocentes de Nueva York. Por pura maldita casualidad, el oficial Jack Forrest
(el legendario Bruce “la Barbilla” Campbell) es arrestado como principal
sospechoso luego de que su esposa es degollada en el cuarto de hotel en el que
descubrió a Forrest con su compañera de trabajo, la oficial Mallory (Lauren
Landon).
Sin embargo, el detective Frank McCrae (el
gran Tom Atkins, quien prácticamente hizo una carrera de interpretar policías
en películas de los 80), quien está a cargo de la investigación, confía en la
inocencia de Forrest y está seguro de que alguien dentro de la Corporación le
ha tendido una trampa. Conforme la investigación de McCrae, Forrest y Mallory
se va desarrollando, descubren que los asesinatos podrían estar relacionados
con el oficial Matt Cordell (Robert Z’Dar), quien fue encarcelado por
acusaciones de brutalidad policiaca, y desfigurado y asesinado a cuchilladas
por los criminales que él mismo ayudó a encerrar.
Por principio de cuentas, puedo decir que
algo que llama poderosamente la atención de esta película es el reparto. La
elección de Campbell para el papel protagónico —bueno, para uno de los dos,
pues en realidad la cinta tiene dos líneas argumentales— ya es afortunada,
además de que le permitió al actor mostrarse en un personaje más “serio” al Ash
de El despertar del Diablo (Raimi,
1981), papel que lo elevara al Olimpo del cine de horror.
Del mismo modo, Tom Atkins cumple muy bien
con su rol y uno de verdad se la cree que es un detective honesto en busca de
la verdad. Además, tiene buenas escenas de acción.
Y, por supuesto, quien roba atención es el
gigantesco D’Zar en su papel de Matt Cordell... bueno, medía 1.85m; pero lo
hacían lucir en pantalla. El actor y productor estadounidense de ascendencia
lituana, a quien probablemente recuerden—su cara es difícil de olvidar— por su
papel de “Rostro” en la divertida Tango y
Cash (Konchalosvkiy y Magnoli, 1989), sufría de una rara afección genética
conocida como querubismo, misma que le daba su particular físico.
En segunda instancia... ¡Qué maldita buena
película! O sea, sí; es una película de bajo presupuesto llena de clichés y
situaciones absurdas —ahora que lo recuerdo, nunca explican por qué Cordell
parece no morir nunca, ni aunque le vacíen un revólver en el pecho… será
pariente de Michael Myers—, escenas sangrientas sin justificación aparente y
una persecución de autos, pero es condenadamente entretenida. Lo único que le
faltó, a mi gusto, fueron desnudos —quizá en las ediciones más largas sí haya,
si alguien sabe, confirme por favor—.
Y quizá esta película resulte tan
entretenida porque es un pastiche de películas de género muy bien armado. Todo
el primer acto, en el que el agente de
policía asesino serial aterroriza las calles de Nueva York es un gran slasher
flick. El segundo acto, el de la investigación de McCrae y Mallory y las
pesquisas subsecuentes, es un gran thriller policiaco. Y, finalmente, el tercer
acto, en el que ya descubrimos la verdadera identidad del asesino, éste ataca
una jefatura de Policía —en una escena que casi no parece plagio de El exterminador (Cameron, 1984)— y
nuestros héroes le dan caza, es una genial película de acción.
Así pues, quizá no sea para todos los
gustos; pero Policía maniático es
entretenimiento garantizado... en especial si uno anda en plan de no muy altos
estándares o tiene una bolsa de frituras y no encuentra con qué acompañarla. Además,
siempre es agradable recordar —o conocer por primera vez, ¿por qué no?— los
tiempos en los que el mercado de video-renta dominó el mundo.
La popularidad de la cinta por lo menos dio
para que se produjeran dos secuelas: Maniac
Cop 2 (Lustig, 1990), en la que el policía de ultratumba se alía con un
asesino serial que depreda la zona de Times Square, y Maniac Cop 3: Badge of Silence (Lustig, 1993), en la que el policía
maniático busca pareja en una agente de policía que fue brutalmente asesinada
durante una operación de rescate de rehenes.
Y desde que vi esta película por primera
vez no pude dejar de pensar: ¡Ah, qué bonito es el cine! Donde un policía tiene
que ser salvajemente masacrado para cobrársela con ciudadanos inocentes.
PARA LA TRIVIA: Larry Cohen y Sam Raimi son buenos
amigos. De tal suerte, Raimi hace un cameo en la escena del desfile de Día de
Acción de Gracias (de hecho, ayudó a filmarla), así como hay una escena en la
que Mallory se encierra en una habitación con cajas de cartón en las que se lee
“Westlake”, el apellido del personaje principal en Darkman: El rostro de la venganza (Raimi, 1990).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario