LA
CONQUISTA DEL PLANETA DE LOS SIMIOS
Conquest of the Planet of the
Apes
J. Lee Thompson, 1972
Reconociendo que quizá la
película anterior se pasó de la raya con lo camp y el tono cursilón, los
realizadores de esta secuela decidieron volver al discurso social y el tono
oscuro de las dos primeras partes. El guión original era una especie de panegírico
que ensalzaba la Lucha por los Derechos Civiles en EE.UU. y los movimientos
estudiantiles de finales de los sesenta alrededor del mundo; sin embargo, los
ejecutivos de la 20th Century Fox decidieron quitar todos los elementos que
pudieran incomodar sensibilidades, así como todos aquéllos que pudieran negarle
la clasificación PG (Para todo público).
Esta película se sitúa casi veinte años
después de la anterior (en la década de 1990) y, según se cuenta en algún
momento, durante la década de 1980 una pandemia extinguió a los animales de
compañía —perros y gatos, básicamente— por lo que los humanos empezaron a
adoptar simios como mascotas. Pasó poco tiempo antes de que empezaran a
utilizarlos para las tareas domésticas y pronto se convirtieron en esclavos.
Tras ser disfrazado como animal de circo
para ocultarlo, Caesar (Roddy McDowall en la que me parece su mejor
interpretación… y por cierto, el nombre del personaje cambió sin explicación
alguna de Milo a Caesar de una peli a la siguiente) y su “amo” Armando (el
legendario actor mexicano Ricardo Montalbán) tienen que viajar a la ciudad,
donde un evento fortuito revela la verdad: Caesar es el hijo de Zira y
Cornelius que las autoridades habían dado por muerto.
Caesar es encarcelado y vendido como esclavo a
unos científicos, pero en secreto organizará a los demás esclavos y se
convertirá en el caudillo que encabezará la rebelión de los simios contra sus
amos.
No sólo se pasó por sendos borradores del
guión antes de filmar esta cinta, sino que ya terminada, la gente de la Fox
decidió cortar las escenas violentas, lo que resultó en que existan dos
versiones de la película: La edición extendida y la versión para cine.
Básicamente la diferencia son un montón de escenas sangrientas que estaban en
el corte original y que fueron removidas de última hora de la versión para
cines.
Algo que me gusta mucho de esta película
son sus locaciones, principalmente aquéllas en los exteriores de la Universidad
de California. Me encanta cómo el diseño de los 60 y 70 es una muy particular
visión futurista de un futuro que nunca llegó.
PARA LA TRIVIA: En el guión
original de la película, ésta abría con la escena de un simio fugitivo siendo
acribillado por la policía. Al acercarse, los agentes encontrarían su cuerpo
lleno de heridas y cicatrices, producidas por años y años de maltrato. La
escena nunca se filmó por considerarla demasiado grotesca.
LA
BATALLA POR EL PLANETA DE LOS SIMIOS
Battle for the Planet of the Apes
J. Lee Thompson, 1973
Y así, una idea que fue
revolucionaria en un principio fue exprimida hasta el punto de decir basta en
apenas un lustro. Poco de la genialidad de la primera parte sobrevivió hasta
esta quinta película, misma que busca poner fin a la saga. Y he de decir que,
después de tanta secuela, la culminación
resulta bastante anodina y complaciente, más si se toma en cuenta lo
incendiaria que fue la cinta que empezó todo.
Más de una década ha pasado desde los
eventos de la película anterior. Simios y humanos viven en una tensa calma, en
la que éstos están subordinados a aquéllos, bajo el gobierno de Caesar
(McDowall). Cierto día, en una expedición arqueológica que los lleva a las
ruinas subterráneas de Manhattan, Caesar, el orangután Virgil (Paul Williams) y el humano MacDonald (Austin Stoker) activan
las alarmas de la ciudad de los mutantes. Los mutantes, liderados por el
general Kolp (el mismo de la película anterior, pero ahora deforme,
interpretado por Severn Darden) desconocían la ubicación de la Ciudad Simia
hasta ahora y planean una ofensiva para aniquilar a sus habitantes y recuperar
el control del planeta. Mientras tanto, el ejército gorila bajo el mando del
general Aldo (Claude Akins) comienza una sublevación que llevará a la Ciudad a
una guerra civil.
Suena bien, ¿no? El poster es llamativo e
incluso el tráiler está padre... por desgracia, la película no. Y esto, más que
nada, tiene que ver con la filosofía de las grandes casas productoras en
aquella época. Antes de Tiburón (Spielberg,
1975) no se consideraba negocio hacer secuelas de una película. Generalmente,
segundas y terceras partes (o las que siguieran) eran productos de menor
calidad, casi siempre hechos al vapor y con bajo presupuesto, tratando de
aprovecharse de la fama de la película original antes de que se extinguiera. Así
pues, pocos productores invertían dinero en las secuelas —a diferencia de la
tendencia actual que es que cada película de una saga tengo mayor presupuesto
que la anterior—. De tal suerte, esta película fue la más barata de la serie. Y
se nota.
Quizá las malas actuaciones, los
maquillajes y los efectos especiales podrían disculparse. Pero la batalla final
es increíblemente decepcionante. Cuando uno esperaba una confrontación de
proporciones nibelúngicas entre humanos, simios y mutantes por el dominio de la
Tierra, lo que recibe es una larga secuencia climática con cuatro o cinco
actores disparando salvas y madreándose en medio de explosiones de tierra de
Bataan[1]. Nada más.
Así pues, este último capítulo de la serie
no se siente tanto como una culminación, sino como los rescoldos removidos de
una hoguera que se ha extinguido lentamente.
PARA
LA TRIVIA: Nuevamente, se pensaba incluir un niño híbrido mitad
humano, mitad simio, esta vez en el epílogo de la película. La idea era mostrar
hasta que punto llegarían a coexistir las especies en el futuro; sin embargo,
después de varias pruebas de maquillaje fallidas, se desechó la idea.
EN
LA T.V.
Una vez concluida la saga
fílmica, la mata seguía dando y se produjeron dos series de televisión basadas
en el concepto. Por diversas cuestiones, ambas habrían de sufrir la misma
suerte: Una muy corta duración.
EL
PLANETA DE LOS SIMIOS
Planet
of the Apes, 14 episodios producidos, 13 transmitidos,
1974.
Para aprovechar que se
tenían los sets, la utilería y los vestuarios de las películas, se produjo esta
serie que, entendiendo que la saga se había echado a perder en la tercera
entrega, continúa con la historia de la primera cinta. Con un formato creado
por el mismo Rod Sreling (quien participó en el guión de la cinta original y
creó las series seminales de la TV La
dimensión desconocida [1959-1964] y Galería
nocturna [1969-1973]), esta serie se sitúa diez años después del incidente
ocurrido con Taylor y manda a la goma todo lo que sucedió en las secuelas.
Los astronautas Alan Virdon (Ron Harper) y
Pete Burke (James Naughton) se estrellan en la Tierra en el futuro, sólo para
encontrar a los humanos reducidos a esclavos (en esta serie no son salvajes,
sino que están más ubicados en una especie de Medioevo) de una raza de simios
inteligentes. Pronto, los astronautas, en compañía del joven científico
chimpancé Galen (Roddy McDowall interpretando un personaje que es una copia al
carbón del Conerlius original), se convierten en fugitivos de la ley y son
buscados tanto por el Dr. Zaius (Booth Colman), quien quiere estudiarlos, como
por el general Urko (es el mismo personaje que Ursus, pero con otro nombre,
interpretado por Mark Lenard), quien desea exterminarlos.
Si bien es cierto que la serie resulta ser
“la misma gata nomás que revolcada” hay que concederle que sus valores de
producción eran bastante elevados. Además, en general las actuaciones eran
buenas y los guiones, decentes.
A pesar de esto, la serie fue cancelada
después de quince semanas al aire por sus bajos ratings en los EE.UU. —en Reino
Unido fue un hitazo—, ya que los elevados costos de producción la hacían poco
redituable. De hecho, aún hoy día, el estatus oficial de la serie permanece
como “inconclusa” pues nunca se concluyó la historia.
REGRESO
AL PLANETA DE LOS SIMIOS
Return to the Planet of the Apes, 13 episodios, 1975-1976.
La compañía franco-americana
creadora de la exitosa serie de dibujos animados El show de la pantera rosa (1969-1976), en co-producción con la
Twentieth Century Fox dio vida a este proyecto, una serie de animación basada
en el concepto de El planeta de los
simios.
La historia es más o menos la misma, en la
que tres astronautas de nuestra época viajan al futuro y se vuelven fugitivos
de los simios inteligentes, que en esta ocasión incluyen a personajes como el
Dr. Zaius, el general Urko, Cornelius y Zira.
La idea no suena mal, excepto porque el
resultado final es espantoso. La calidad de la animación es tan rudimentaria
que haría sonrojar a series como Laboratorio submarino 2020 (1972) o El fantasma del espacio (1966-1968). Sin ánimo de exagerar, incluso
hay escenas donde se ve el borde de los acetatos que deslizan sobre fondos fijos
mal pintados.
Por si esto fuera poco, los realizadores de
esta serie se tomaron grandes libertades en relación con el concepto original.
Por ejemplo, el ejército gorila no anda a caballo, sino en jeeps y tanques, y
Ciudad Simia es una avanzada metrópoli, mezcla entre Roma y Washington D.C., en
la que los más modernos servicios públicos como electricidad, y señales de
radio y T.V. están disponibles.
[1] Se
le llama así a la mezcla de materiales, principalmente diversos tipos de
arcilla, que se utiliza en efectos especiales cuando se necesita que una
explosión levante una densa nube de polvo.
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