DONNIE
DARKO
Richard Kelly, 2001
Existen
dos versiones de esta película. La edición regular de 113 minutos de duración y
la Edición del Director de 133 minutos. Esta crítica es sobre la edición
regular.
¿A qué se refiere el término
“película de culto”? Según yo, para que una película se vuelva “de culto”, que
no es lo mismo que “de arte” o “de autor” o “independiente” ‒términos que
siempre me han parecido falaces‒, debe reunir ciertas características: Por
principio de cuentas, debe ser poco conocida. También es recomendable que trate
de algún tema poco popular o polémico, o que trate un tema convencional de
forma polémica. Pero, sobre todo, lo que lleva a una película al estatus de
“culto” es una nutrida legión de fans que, con frecuencia, pertenecerán a algún
sector de la cultura “alternativa” y para los que la película significa un
antes y un después en sus vidas... o algo así.
Y Donnie Darko cumple cabalmente con todas
esas características.
La película trata sobre Donnie Darko (Jake
Gyllenhaal, que ya se ve un tanto grandecito para el papel, pero qué le va uno
a hacer), un adolescente depresivo de un típico pueblito suburbano clasemediero
estadounidense ‒sí, de ésos que ya no existen más que en las películas‒ que
vive en una familia tan disfuncional como típica ‒o eso me han enseñado Los Simpson‒: Los padres trabajan,
aunque ella es una neurótica llena de estrés y el padre un desobligado, la
hermana adolescente mayor (Maggie Gyllenhaal, hermana de Jake en la vida real) se
la vive en la fiesta y la hermanita más pequeña es miembro de un equipo de
porristas. Todo parece normal hasta que la turbina de un avión, de manera
completamente inexplicable, cae una noche sobre el cuarto de Donnie. Menos mal
que él no se encontraba dentro porque había salido de la casa persiguiendo a su
amigo imaginario, Frank el Conejo (James Duval), un tipo metido en una
escalofriante botarga de conejo, que se le aparece a Donnie en visiones para
alertarlo sobre el Fin del Mundo con una voz tan serena y aterciopelada como
perturbadora. Por órdenes de Frank, Donnie comienza a investigar cómo viajar en
el tiempo para así salvar a la humanidad. Pero... ¿realmente está pasando todo
esto o es sólo la alocada imaginación de Donnie en acción? ¿Es Donnie un héroe
en ciernes o se trata sólo de un psicópata latente a punto de estallar?
Y ya con esa sinopsis uno puede hacerse a
la idea de que esta película es extraña y muy densa. Y de verdad lo es. Densa y quizá
más profunda de lo que uno podría imaginar. No sólo por toda la cuestión de los
viajes en el tiempo y la psicología de Donnie que parece olla express, sino por
el montón de detalles que adornan la historia y que vuelven a los personajes
complejos y reales.
Creo que al final el discurso de viajes en
el tiempo y todo eso viene siendo lo menos importante... o bueno, no, porque en
realidad ése es el hilo conductor de toda la historia. Pero es que en esta peli
pasan tantas cosas. De verdad es como para que a uno le explote el cerebro.
A pesar de todo, la narrativa es lo suficientemente ágil como para mantenerlo a uno interesado todo el tiempo y en todas sus líneas argumentales simultáneamente. Eso es saber contar una historia.
Y precisamente creo que son todos los
elementos satelitales los que enriquecen la película y los que logran crear
toda una mitología, todo un universo aparte... que es el nuestro, pero
retorcido. O quizá no retorcido, sino sólo entendido con el cinismo y la
desesperanza de los que fuimos adolescentes a finales del siglo pasado. O de
los que lo fueron en la época en la que se ambienta la historia, finales de los
80, porque de hecho, me parece una cinta pionera en el retro de esa época.
Eso fue algo que me gustó mucho de la
cinta. La forma en la que mira la adolescencia. Ni cae en el amarillismo de Kids: Vidas perdidas (Clark, 1995) ni en
lo ramplón ‒aunque divertido‒ de American
Pie: Tu primera vez (Weitz, 1999). Los chavos en esta película son
inteligentes, irónicos y ácidos... y uno de ellos podría ser un asesino seriala
punto de empezar su carrera criminal. Me recordó un poco al tono de Daria. Y si películas como Quadrophenia (Roddman, 1979) hablan del
desmadre de ser adolescente y de las pandillas, Donnie Darko habla de cosas más
oscuras como el rechazo social, el bullying, la melancolía y que quizá, aun
peor que ser delincuente juvenil, es estar completamente solo.
Al final, Donnie es un muchacho buscando
respuestas en una sociedad que es incapaz de dárselas. Padres, profesores,
amigos. Todo mundo tiene respuestas y consejos, todo mundo parece saber cómo se
hacen las cosas y todo mundo responde. Pero nadie le dice a Donnie lo que de
verdad necesita saber.
Y hablando de oscuridad ¿Esta película es
oscura o qué? Me refiero a que la fotografía es oscura. Aun cuando las escenas
son diurnas, están filmadas de tal forma que se crean interesantes claroscuros
y sombras que generan no sólo una atmósfera, sino que reflejan el estado de
ánimo de los personajes de un modo que el cine expresionista podría envidiar.
Al mismo efecto contribuye el maravilloso
soundtrack constituido por música ochentera y música nueva ‒bueno, bueno, nueva
para cuando salió la película‒ con estilo retro.
En oposición, se pueden mencionar los
efectos visuales cuya manufactura dependió enteramente de la animación
digital... ¡Y qué mal han envejecido!
Así pues, la película es difícil de
clasificar. Tiene elementos de película de terror adolescente ‒incluso hay
sendas referencias a Stephen King‒, pero también tiene mucho de Ciencia Ficción
y de drama familiar. También algunas escenas apuntan hacia la comedia estilo
Teen Movie... pero siendo justos, también tiene algo de película de aventuras y
mucho de Film Noir.
En general, me gusta decir que se trata de
un thriller, uno bastante heterodoxo. Lo mantiene a uno atento al montón de
cosas que pasan en él durante su hora y cuarenta y cinco minutos de duración. Y
siguiendo con el mood, creo que la
principal cuestión que trata la cinta es precisamente aquélla que a todo el que
ha sufrido una depresión adolescente le cruzó alguna vez por la mente: ¿Si
muriera en este momento, cambiaría algo? ¿Le importaría a alguien? ¿Mi vida
tiene algún propósito? Donnie descubrirá que la única respuesta que
verdaderamente necesita, es la de estos cuestionamientos. Descubrirá que sí
tiene un propósito en la vida. Y será devastador.
PARA
LA TRIVIA: Para añadir un toque psicótico al personaje, Jake
Gyllenhall rara vez parpadea en pantalla.
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