EL CIEMPIÉS HUMANO 2
The Human Centipede II: Full
Sequence
Tom Six, 2011
El fenómeno que ocurrió con
la primera parte fue bastante peculiar, pues se trató de una película que
apareció directamente en video y que prácticamente no tuvo ninguna difusión más
que en la prensa especializada. Toda la publicidad se hizo a la antigüita, de
boca en boca. En tan sólo un par de años, El ciempiés humano (Six, 2009), una de las películas más perversas jamás
filmadas, se ha convertido en un referente no sólo para los entusiastas del
cine de horror y el gore, sino de la
cultura pop.
Una secuela era de esperarse, como también
podía anticiparse que sería una labor titánica superar a la primera parte. Por
eso, el director Tom Six ni siquiera lo intentó y llevó la narración en una
dirección totalmente diferente.
De tal suerte, esta secuela es un ejercicio
de metacine en el que se narra la historia de Martin (Laurence R. Harvey).
Martin tiene retraso mental y es empleado en un estacionamiento de Londres,
vive en un pequeño departamento sufriendo los maltratos de su madre castrante
tras haber sido abusado sexualmente por su padre durante años y,
posteriormente, por su psicólogo. El único desahogo que Martin encuentra en su
infierno personal es una película que lo ha fascinado y que mira una y otra
vez: El ciempiés humano.
Pero Martin se ha obsesionado de forma
malsana con la película, por lo que empieza a secuestrar personas, entre ellas
la actriz Ashlynn Yennie que apareciera en El
ciempiés humano, para recrear el infame experimento del Dr. Heiter, sólo
que esta vez con doce individuos cosidos unos a otros en vez de tres.
Esta cinta es un ejercicio de metacine en
dos sentidos. Primero el que ya mencioné y, en segundo lugar, el hecho de que
toda la película es una especie de homenaje a la legendaria Cabeza borradora (1977) de David Lynch.
La segunda entrega en la trilogía de El
ciempiés humano está filmada enteramente en blanco y negro y con sonido
directo, además del hecho de que las locaciones se parecen a las de la película
de Lynch. Así pues, esta película se trata sobre un fanático que trata de
recrear su película favorita y, a su vez, fue hecha por un fanático que trata
de recrear su película favorita.
Por cierto, Tom Six declaró en alguna
entrevista que el originalmente filmó esta película en color; pero que mientras
la concibió siempre pensó en ella en blanco y negro, por lo que decidió
convertirla en la edición.
Si la primera película se jactaba de ser
“100% medicamente exacta”, la segunda hace exactamente lo opuesto. Sí, tal
cual, literalmente en la portada de la película dice “100% medically
(in)accurate”. Así pues, tenemos una cinta que si bien no es más perturbadora
que la primera, ni incluye escenas más crudas, sí es mucho más escatológica.
Al respecto de esto, ¿recuerdan la escena
del laxante en la primera película? Bueno, pues en ésta el director decidió
incluir una que la supera. ¿Se imaginan eso con doce personas y heces
salpicando por todos lados? Por cierto, para hacer todo el show aún más
impresionante, el excremento es el único elemento de la película que aparece en
colores.
En general, la película tiene una colección
de escenas bastante impactantes que podrían no ser aptas para los débiles de
estómago o las personas fácilmente impresionables. Además de la evidente
tortura y mutilaciones (que ahora se realizan con herramientas de ferretería en
vez de instrumental quirúrgico), y la escena del laxante que ya mencioné, hay
una escena de una mujer a la que le aplastan la cabeza, una escena de
masturbación con lija y otra de una violación con alambre de púas, para cerrar
con broche de oro con una predecible pero hilarante escena de un aborto
demasiado espontáneo.
Ahora bien, esta demostración de violencia
explícita, perversión y gore es el quid del asunto y, si bien es lo que une
esta secuela con su original, es también lo que la separa de ella.
Me refiero a que la primera parte se
vanagloriaba de ser gore realista —no lo era, en realidad tenía sendos fallos,
pero el tono de todo el numerito contribuía con esta premisa— y esta segunda se
convierte en un espectáculo de tripas y sangre que viola todas las leyes de la
medicina, la biología, la física o, para el caso, el sentido común. La película
termina convirtiéndose en un Grand Guignol contemporáneo que apela a dejar de
lado la lógica por un rato y simplemente disfrutar de la sensación que provoca
lo que se está mostrando en pantalla.
A este respecto sí señalaré una serie de
elementos que me llamaron la atención, porque está bien que quieran que uno
entre en la convención y deje la lógica por unos momentos, pero de verdad que
no puede dejar de notar cosas como que si las víctimas de Martin están
encerradas en una bodega ¿Por qué no se escapan? Digo... a algunos los balearon
en una o ambas piernas, ¿pero y a los que no? Sólo los ataron con cinta gaffer
—y a la embarazada ni eso— y durante todo el resto de la película se la pasan
contoneándose en un piso sucio como pescados en vez de, no sé, intentar
desamarrarse unos a otros o ponerse de pie.
Y el final… ¿Qué onda con ese final? Es ambiguo
y en general creo que es un cliché. Y como bien lo dijo Brian en el episodio de
Padre de familia titulado Lois mata a
Stewie “No sé, creo que el público podría molestarse.”
Me
gustó mucho el juego que hace el director con Yennie. Quiero decir ¿cómo es
posible que una misma actriz salga en dos entregas de la misma saga, haciendo
al mismo personaje, si la segunda parte sucede en un universo completamente
distinto? Pues así, a través de la metaficción.
Otra cosa que me gustó fue que Six sigue demostrando
un talento único para castear actores. Así como en la primera película gran
parte del efecto era logrado por el particular físico del actor Dieter Laser,
en esta segunda cinta se trata de emular ese mismo efecto con el actor Laurence
R. Harvey quien, por cierto, ya está confirmado para El ciempiés humano III. Algo que vuelve más perturbador al
personaje de Martin es el hecho de que no dice una sola palabra durante toda la
película.
A final de cuentas, se trata de una secuela
que no logra llegarle a su predecesora; pero quizá haya que concederle que
tenía unos zapatos muy grandes que llenar. Como ejercicio me parece muy
interesante, pero sí llega a caer en lo ridículo y se convierte, más que en una
película de horror, en una de repulsión.
PARA
LA TRIVIA: La idea de esta segunda parte le surgió a Tom Six debido
a que, al estar promocionando la primera película, una de las preguntas más
frecuentes que le hacían en las entrevistas era qué creía que pasaría si el
experimento del Ciempiés humano se llevara a cabo en la vida real.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario