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miércoles, 16 de enero de 2013

EL ATLAS DE LAS NUBES


EL ATLAS DE LAS NUBES
Cloud Atlas

Tom Tykwer, Andy Wachowski y Lana Wachowski, 2012

Mi primera impresión sobre esta película es que es como si alguien tomara El efecto mariposa (Bress y Gruber, 2004) y la hiciera bien… O como si la hubiera hecho alguien que sí entendió en qué consiste el Efecto Mariposa, para el caso. Un proyecto arriesgado dirigido por los afamados Hermanos Wachowski, responsables de la Trilogía Matrix (1999-2003), y el director de Corre, Lola, corre (1998) que se convierte en una epopeya más bien críptica, compleja y que abusa de una narrativa barroca y poco convencional.
    La forma en que está escrita esta cinta es difícil de describir y no hay en sí una “trama”. Más bien, al más puro estilo de Bertolt Brecht, se trata de una historia larga que se va contando a través de varias historias más pequeñas que son independientes unas de otras; pero que se relacionan por medio de elementos pequeños y sutiles.

    Aunque en una primera instancia parecería que se trata de un melodrama cursilón sobre el destino y el amor eterno y esas cosas, o una película de ciencia ficción muy refrescante, no es ninguno de ambas casos.
    Un viajante estadounidense del siglo XIX que se vuelve amigo de un esclavo a bordo de un barco; un agente literario que estafa a su cliente y termina encerrado en un asilo de ancianos; una mesera genéticamente diseñada que se niega a aceptar su condición en un futuro cercano; un pueblo de marineros que son asediados por un clan caníbal en un distante futuro postapocalíptico; una reportera que descubre una conspiración enérgetica en una central nuclear en la década de los 70; y un compositor incipiente que busca componer su obra maestra son los cuentos que, muy en el estilo narrativo de Las mil y una noches, conforman esta historia en un entramado que va y regresa en el tiempo durante casi tres horas.

    Es curioso que todas estas historias tienen más o menos la misma estructura y todas hablan más o menos de lo mismo, sólo cambiando lo anecdótico. En general, los temas tratados son el amor, la esclavitud, la lealtad, la libertad y la rebeldía. Así, aunque interesante, por el lado del subtexto la película termina siendo un tanto complaciente e injustificadamente optimista. No sé si esta complacencia venga de la fuente literaria original, la novela de David Mitchell en la que está basada la película, o si ha sido un valor agregado de la cinta (como el tratamiento melodrámatico y ramplón que le dieron los Wachowski a V de Venganza [2005]).
    Según parece, donde todos los involucrados se dieron vuelo fue en el rubro de la caracterización. Parte de la propuesta de esta cinta, y que es su principal encanto, es el juego de transformar a un elenco con estrellas tan reconocibles como Tom Hanks, Halle Berry, Susan Sarandon, Hugh Grant y Hugo Weaving (quien por fin, después de diez años, pudo dejar de actuar como el agente Smith) en una compañía de perfectos desconocidos, apoyándose en un trabajo minucioso de la actuación y el maquillaje, convirtiendo actores negros en blancos, jóvenes en ancianos, caucásicos en asiáticos y hombres en mujeres… y todas las viceversas aplicables.
    Al no ser una obra realista, el maquillaje tampoco lo es. De tal suerte, parece que el chiste del maquillaje en esta cinta es que se note que los personajes son en realidad actores maquillados. Desde el momento que estaba viendo la peli en el cine casi pude sentir envidia de lo mucho que se habrán divertido los actores al interpretar tres, cuatro o más personajes cada uno.

    Algo que me pareció muy agradable fue precisamente eso. Se nota que quienes hicieron esta película se divirtieron muchísimo con su realización. El guión, por ejemplo, está lleno de referencias a la literatura y al cine; y películas como Cuando el destino nos alcance (Fleischer, 1973), Blade Runner (Scott, 1982), Shaft (Parks, 1971) y Cleopatra Jones (Starrett, 1973) son visitadas y revisitadas. Por si esto fuera poco, hay varios chistes a lo largo de toda la cinta que se burlan precisamente de las referencias que se hicieron en otras escenas o incluso de la narrativa misma del filme.
    El diseño de arte es genial, al crear vestuarios y sets que recrean otras culturas de tiempos pasados y futuros. Me encantó la recreación de los 70’s, se ve muy auténtica e incluso los encuadres, la música y la iluminación tratan de emular las de las películas de esa época.
    Es una buena película, aunque no necesariamente será del agrado de todo el público; en contra tiene el hecho de que sí hay que ponerle atención (las historias no son complicadas, pero la estructura es artificiosamente compleja) y que es bastante larga. Es diferente a los anteriores trabajos de los Wachowski, aunque puede verse su sello a lo largo de la peli (no, no hay tomas de acción congelada en 360°), así como también es evidente a la aportación de Tykwer. En general, todos los relatos que conforman esta cinta mantienen un mismo nivel de calidad, aunque queda opacado por la artificiosidad del montaje.

    Por todo lo expuesto anteriormente, no me queda sino terminar este artículo con la misma interrogante que se hicieron muchos críticos de cine cuando se estrenó 2001: Odisea del espacio (Kubrick, 1968): “¿Estamos ante un nuevo clásico o ante una tomada de pelo?” Como en el caso de la monumental epopeya de ciencia ficción, sólo el tiempo lo dirá.

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