CONTAGIO
Contagion
Steven Soderbergh, 2011
He conocido gente que dejó de bañarse durante una semana después de ver Tiburón. En serio. Esa misma gente dejará de salir por no sé cuántos meses después de ver esta película.
La cinta sigue las historias de seis personajes a través de los casi cinco meses que dura una epidemia global que básicamente mata a la tercera parte de la población en la Tierra. Cada uno de estos personajes representa un sector específico de la sociedad contemporánea: Un médico a cargo de las investigaciones de punta en el campo de los virus, una representante de la OMS que está más atrapada en la política que en el verdadero trabajo de la organización, un padre de familia clasemediero, un blogger difusor de teorías conspiratorias, etc.
Al principio pensé que se trataría solamente de una actualización de Epidemia (Outbreak, Petersen, 1995), pero pronto esta cinta zanja sus diferencias con el amarillista blockbuster noventero y he de admitir que, en general, me pareció superior. Sigue siendo un thriller alarmista con fuertes coqueteaos al melodrama, pero la verdad fue que encontré en él más aciertos que fallas.
Por principio de cuentas, un reparto multiestelar de actores ganadores de Óscares (oh, esperen… también así era en Epidemia, sólo que eran menos) que incluye, entre otros, a Matt Damon, Jude Law, Kate Winslet y Marion Cotillard. Todos y cada uno se desempeñan bien en su papel y hacen lucir a personajes que, desde la dramaturgia, fueron concebidos como simples y unidimensionales; además de que el mismo casting y la caracterización son más que adecuados para cada uno de ellos.
En segundo lugar habrá que mencionar el guión. Se trata de un guión simple pero inteligente que, probablemente pos su misma sencillez, es poderoso y efectivo. Cual película de zombies de Romero, el hilo conductor de la película se basa más en las acciones e imprudencias humanas que llevan al colapso de la civilización que en la pandemia misma. Si de algo peca, hay que decirlo, es de quererse volver sensiblero en la recta final de la peli, final con justicia poética incluido; pues al no haberse planteado el melodrama desde un principio, el sentimentalismo del final se siente forzado y ciertamente rompe con el tono realista de la cinta.
Como último acierto mencionaré la brillante edición de esta película. Gran parte de la emoción que logra transmitir al espectador lo logra a través de un montaje de ritmo impecable. No hay un solo momento aburrido o innecesario en esta película. Llama particularmente la atención el último tercio de la misma pues, por el giro que toma la trama, parecería que llegaría a carecer de interés; sin embargo, conecta con el espectador de tal forma que uno quiere verla hasta el final.
En conclusión, no es la mejor película del mundo ni la que va a cambiar tu vida, pero ciertamente es una película muy bien hecha y muy disfrutable. No será recordada como una obra maestra y tiene el gran problema de que uno no puede dejar de comprarla con Epidemia, pero a final de cuentas cumple con su objetivo de entretener y demostrar el terrible miedo (bastante justificado, creo) que le tienen los estadounidenses a los asiáticos.
Para cerrar, quiero citar una frase de esta cinta que me pareció genial:
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