MÁRTIRES
Mártyrs
Pascal Laugier, 2008
Durante la década
pasada, Francia vivió una especie de enamoramiento con el cine de horror y el gore. Películas como El despertar del miedo (Aja, 2003), Cena con el diablo (Shapiron, 2006) y La frontera del miedo (Gens, 2007)
representan la créme de la créme de
la producción de dicha época. Mártires
llegó un poco tarde, pero lo que no se puede negar es que muchos críticos la
consideran la primera película de la Nueva Ola de Horror Francés —que no estoy
muy seguro de en qué consista, sinceramente— y que fue la primera película de
género en recibir una clasificación restrictiva para mayores de 18 años en el
País Galo. Sea simple publicidad o que a los censores de verdad les pareció muy
intensa, yo no estoy seguro de calificarla como buena o mala; lo único que me
queda claro es que es una película rara.
La cinta cuenta la historia de Lucie
(Mylène Jampanoï), quien siendo niña escapa de un edificio donde la tuvieron
secuestrada y la torturaron durante años. Quince años después, Lucie, en
compañía de su única amiga de la infancia y ahora algo así como pareja
sentimental, Anna (Morjana Alaoui), rastrea a sus captores y viaja hasta su
casa para vengarse. Luego de la masacre, Anna descubrirá que hay mucho más
detrás del secuestro y suplicio de Lucie de lo que parecía en un principio, y experimentará
de primera mano la más desquiciante y perversa serie de torturas jamás
concebida.
En la introducción a la edición sin censura
en DVD, Pascal Laugier, director de la película, dice que se odia a sí mismo
por haberla hecho; pero que al mismo tiempo se siente orgulloso de ella. Estoy
casi seguro de que lo dice sólo por llamar la atención, pero en un nivel más de
análisis, creo que el tipo tiene razón. Sí hay razones para odiar a quien hizo
esta película nihilista y depresiva, y no sólo por su mensaje, sino porque no
es tan buena. Y también hay razones para odiar la película en sí, pero también
tiene algunos logros bastante encomiables.
Por principio de cuentas está el hecho de
que es estúpida. Digo, empieza más o menos bien, como cualquier película de home invasion común y corriente. Luego
viene una vuelta de tuerca... y luego otra... después otra más y otra y otra...
y la trama da tantos giros y se vuelve tan rebuscada que cae en lo absurdo y
cuando la película apenas lleva poco menos de una hora, uno ya se está
preguntando si todo ese desmadre realmente lleva a algo.
Y lo peor es que en realidad no. Todo ese
desmadre no lleva a nada. El final es tan anticlimático y, a pesar del montón
de giros mareadores en la trama, tan predecible que uno no puede evitar
sentirse timado.
Sobre todo, está el asunto de la
revelación. Mientras veía la película de verdad sentí una poderosa curiosidad
por saber qué fin justificaba toda esa violencia. No me malinterpreten, siempre
he sido muy aficionado al gore; pero
hasta a mí me llega a aburrir una película que casi sólo se trata de ver cómo
torturan a una chava durante más de hora y media —además de las escenas
escatológicas, claro—, y cuando por fin van a revelar la clave de todo...
bueno, mejor no se los cuento. De todos modos, uno lo infiere.
Se trata de una película bastante
“visceral” en todo sentido. Desde que hay mucho grito (o jadeo o gruñido o
resuello) y poco contenido hasta que, literalmente, hay vísceras en pantalla...
bueno, no exactamente. Por cierto, esta cinta me trajo a la memoria una
pregunta que siempre me he hecho pero, puesto que mis conocimientos médicos son
prácticamente nulos y mis conocimientos anatómicos están más enfocados al arte,
nunca he podido responder: ¿Qué le pasa a una persona cuando la desuellan viva
en la vida real? Digo, porque mi idea es que moriría de una megainfección en
muy poco tiempo; pero la verdad no sé.
También me botó bastante la línea
argumental de la sociedad secreta. Digo, los giros de tuerca de la trama se
habían complicado hasta el punto de lo absurdo y uno ya hasta se hace de la
vista gorda con tal de enterarse bien del chisme; pero cuando de plano salió la
secta no pude sino pensar en la infumable La
masacre de Texas: La nueva generación (Henkel, 1994). ¡Válgame! Mártires comienza siendo una película
gore y termina siendo una cinta religiosa... como a la inversa de La Pasión de Cristo (Gibson, 2004).
Pero creo que lo que más me molestó de esta
cinta, más allá de que termina siendo una apología de la deshumanización y del
quebranto del espíritu, fue su actitud. ¡Es una película súper mamona! Se cree
mucho mejor de lo que en realidad es y no tiene reparos en restregárselo en la
cara al público. Parece que los realizadores de verdad creían que estaban
haciendo algo muy profundo cuando en realidad sólo estaban haciendo una pieza
medianona de torture porn... ¡Ah,
franceses!
Como sea, la cinta sí tiene un par de
puntos muy rescatables. El primero de ellos creo que es la fotografía. Sobre
todo, en la era en la que comenzaban a popularizarse el Blu-Ray y la Alta
Definición es raro ver una película tan bellamente fotografiada. Sí, a veces la
Alta Definición le da un poco al traste al maquillaje —sobre todo hace un
lustro, el maquillaje prostético y el HD no se mezclaban bien—; pero en general
la película se ve muy bien, tiene una fotografía bella y rica en claroscuros
que tiende hacia el expresionismo.
Precisamente, el siguiente acierto de la
película es el maquillaje. Hay un par de fallos en cuanto a que, de repente, la
sangre se ve demasiado aguada; pero el maquillaje durante toda la cinta es
bueno. De verdad uno cree que las marcas en los cuerpos de esas muchachas son
el resultado de una tortura constante y sistemática, y la ya mencionada escena
de la chica desollada es bastante impresionante. De hecho, me gustó esa escena
en particular. Creo que una gran fotografía y un maquillaje artísticamente
sorprendente se conjugan en esta escena para crear una experiencia estética
bastante interesante.
Pero no mucho más. No es una película para
todos, en realidad dudo que alguien que no esté familiarizado con el gore soporte más de la mitad y, aun así,
con una narrativa tan enredada y rebuscada, es difícil seguirla hasta el final.
Además, está el inconveniente de que, si uno de verdad es un fan del gore, entonces ya habrá visto mejores
películas del género que ésta. Aunque me gusta la forma en que ésta habla de la
culpa.
A
final de cuentas se reduce a una película rara con una pésima actitud pretenciosa
y un par de escenas impresionantes que se ve justo como debe verse: Como la
contrapropuesta europea y “de arte” al Hostal
de Eli Roth (2005). El mismo Pascal declaró en alguna entrevista que una de sus
principales influencias fue la película de Roth, pero que mientras aquélla
trataba sobre la tortura, él quería que la suya hablara sobre el dolor.
Por cierto, ¿alguien que haya visto esta
película puede decirme si las fotos de “mártires” que aparecen en el sótano de
la casa son reales?… Porque se ven bastante auténticas.
PARA LA TRIVIA: Desde 2008, Laugier comenzó las negociaciones
para la realización de un remake americano de la cinta que sería dirigido por
Daniel Stamm (El último exorcismo,
2010), escrito por Mark L. Smith (El renacido, 2015), producido por la gente detrás de Crepúsculo y protagonizado por Kristen Stewart. Después de un
prolongado estira y afloja, Stamm confirmó su salida del proyecto en 2014
debido al ínfimo presupuesto con el que querían que hiciera la película. Ésta
fue finalmente producida por dos pequeñas compañías independientes que
compraron el guión de rebote, se estrenó en febrero de 2015 y pasó sin pena ni
gloria por la cartelera estadounidense. De hecho, el tráiler del remake ostenta
la engañosa y poco dignificante frase “De un productor de El Conjuro y Annabelle”.
*Por favor, noten la utilización del soundtrack de La isla del Dr. Moreau (Frankenheimer, 1996) para musicalizar el trailer francés.
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