LOS
EXPEDIENTES SECRETOS X: QUIERO CREER
X-Files:
I Want to Believe
Chris Carter, 2008
Había dos tipos de episodios
de la serie de TV Los expedientes
secretos X ‒que por las razones que ya expliqué llamaré simplemente, Expedientes X‒: Aquéllos que eran el
hilo conductor de la serie y hablaban sobre invasores alienígenas, colonización
extraterrestre y conspiraciones gubernamentales; y los que los realizadores
cariñosamente apodaban “Monster of the Week”.
En los episodios de Monster of the Week,
Mulder (David Duchovny) y Scully (Gillian Anderson) se enfrentaban a fenómenos
sobrenaturales, preternaturales o, para deleite de los fans, a monstruos y
criaturas extrañas, frecuentemente basadas en leyendas urbanas. Así, los
agentes del FBI se vieron las caras con el hombre-lombriz (un híbrido
humano-tenia solitaria creado por los soviéticos), al Demonio de Jersey, a los
hombres polilla, a un pueblo de vampiros, una secta caníbal, la sirena Piggy,
una especie de Creatura de Frankenstein con dos caras, el Chupacabras, un
hombre de Neanderthal, Eugene Tooms (un asesino serial con la habilidad de
modificar su estructura ósea para pasar por espacios estrechos), zombies, una
especie de hongos que se gestaba en la garganta humana, un sistema
computacional militar que cobra consicencia de sí mismo, un golem y una larga
lista de etcéteras.
Esta segunda película no es una secuela
directa de la primera (ésa sería la sexta temporada de la serie), sino una
especie de reinterpretación de los episodios Monster of the Week y sucede cinco
años después del final de la serie original de TV.
La idea original de Chris Carter era hacer
una cinta que terminara definitivamente con el arco argumental de la
“Mitología” de los Expedientes X y
que sería una especie de epílogo de la serie. Sin embargo, la producción se
retrasó durante tanto tiempo, que decidió hacer una película con un argumento
aparte para que fuera atractiva no sólo para los fans de la serie, sino para el
público en general. La idea de la invasión alienígena que concluiría con la
“Mitología” quedó enlatada para el argumento de una posible tercera película...
que seguimos esperando.
Los Expedientes X no existen más. La Dra. Dana
Scullly se ha dedicado de lleno a la Medicina, trabajando en el área infantil
de un hospital religioso; mientras Fox Mulder vive recluido en una aislada
granja en Virginia, prófugo del FBI ‒siempre me pregunté ¿por qué carajos no
huyó de EE.UU.? ‒. Cuando la agente especial del FBI Monica Bannan (Xanta
Radley) es secuestrada, la oficina gubernamental emprende una búsqueda
auxiliada por el exsacerdote Joseph Crissman (Billy Connolly) quien, a pesar del
escepticismo de todos, dice poseer poderes psíquicos. La agente Dakota Whitney
(Amanda Peet, quien siempre me ha parecido muy guapa) contacta a Scully y a
Mulder ‒a quien le ofrecen un indulto a cambio de su participación‒ para que
colaboren con el FBI. Conforme la investigación avanza, se descubrirá que otras
mujeres están siendo secuestradas y que lo que en un principio parece una
operación internacional de tráfico de órganos es en realidad un proyecto que
retoma tecnología soviética para prolongar la vida más allá de sus límites
naturales a través de monstruosos transplantes.
Voy a atreverme a afirmar algo
controversial: En la cuestión técnica, creo que esta película es superior a la
primera. Las actuaciones son mejores, la dirección se nota más sólida, la
fotografía es más propositiva y la estética, al no estar subordinada a la de la
serie de TV, se siente más propia, con más identidad; el guón me parece mejor
armado que el de la primera cinta. Y a pesar de todo eso, la película fue un
rotundo fracaso que decepcionó tanto a los fans como a la crítica; pero ¿por
qué?
Cierto es que esta peli llegó más de un
lustro después de que terminó la serie y en realidad nadie la esperaba, pero
hubo algo más. Y ahora que la volví a ver, creo que encontré la respuesta: Todo
está en el tono.
¿Vieron Millennium?
Se trataba de una especie de “hermana menor” de Los expedientes X… que también fue poco exitosa. Millennium contaba la historia de Frank
Black (el legendario Lance Henriksen), un exagente del FBI con poderes
psíquicos a quien la agencia gubernamental recurre para atrapar a los más
salvajes criminales. Así, mientras Mulder y Scully perseguían hombrecitos
verdes, Black sufría por su don de meterse en la mente de violadores y asesinos
seriales.
Millennium
apenas duró tres temporadas, aunque en ese tiempo logró granjearse una pequeña
pero leal legión de fanáticos. Sin embargo, atribuyo la culpa de su fracaso a
que la cadena FOX no supo venderla. Su planteamiento fue como: “¡Ah! Es del
creador de los Expedientes X, vamos a
vendérsela a los fanáticos de los Expedientes
X”. Craso error. Millennium era
una serie enteramente diferente. Era mucho más “adulta”, más oscura y más densa
emocionalmente. Aunque ambas series suceden dentro del mismo universo, Mulder y
Scully llegaron a hacer un par de cameos y, como tal, Frank Black aparece como
personaje secundario en un episodio de los Expedientes
X; la verdad es que son dos propuestas muy diferentes.
Ahí es donde creo que esta cinta de los Expedientes X falla. No es la segunda
película de los Expedientes X, es la
película de Millennium, pues tanto el
tono como la narrativa como la mayoría de los elementos del argumento son más
propios de esta serie que de aquélla. Incluso, a aquéllos de ustedes que sí
vieron Millennium los invito a hacer
un experimento... ¡Vamos! Será divertido y el resultado los sorprenderá.
¿Listos? De acuerdo, vean Los expedientes
secretos X: Quiero creer, pero en lugar de Mulder y Scully imaginen a Frank
Black. ¿No les parece que la película funciona mucho mejor así?
Asimismo, dos de las grandes interrogantes
que mantuvieron la tensión entre los personajes de la serie han desaparecido:
El misterio sobre el destino de Samantha, la hermana de Mulder abducida por extraterrestres,
ha sido esclarecido ‒en la temporada 7 y, de hecho, supe de mucha gente que
dejó de seguir la serie por eso‒ y la relación sentimental que se infería entre
los dos agentes ‒prácticamente nunca la vimos en pantalla, sólo vimos sus
consecuencias en las últimas dos temporadas‒ en esta película se vuelve
completamente explícita.
Derivado de esto mismo, la peli es un
excelente thriller; pero quizá tiene demasiado suspenso. Me refiero a que me
parece que el elemento de Ciencia Ficción entra demasiado tarde en la película.
En vez de ir dando pistas sobre ello a lo largo de la cinta, prefieren
soltarnos todo de sopetón cuando faltan como diez minutos para que termine. Y
en Millennium hubiera funcionado a la
perfección, pero ¿en Expedientes X?
Otra cosa que me llamó la atención fue el prácticamente nulo cambio de
locaciones. En la dinámica de la serie nos enseñaron que los episodios
transcurrían en muy diversos sitios; empero, esta cinta se desarrolla
prácticamente toda en el mismo páramo nevado y eso puede llegar a ser monótono,
en especial si uno recuerda los episodios de la TV.
Por
cierto que el procedimiento con el que experimentan los médicos rusos de la
película está basado en investigaciones reales realizadas por los soviéticos
durante la Guerra Fría. Por no mencionar que, en el espíritu de Monster of the
Week, hace referencia a películas de serie B como El cerebro que no podía morir (Green, 1962) y El increíble transplante de dos cabezas (Lanza, 1971). Y quizá, si
uno se ha dejado llevar hasta ese punto por la narrativa de la película, la
escena más aterradora en toda ella es precisamente la de la cabeza del capo
ruso.
Y esa es la historia de una película que
nadie esperaba, nadie pidió y que, ultimadamente, nadie vio. Pero que, a pesar
de todo, es buena. Quizá su principal problema sea que, como Millennium, no pudo encontrar su
público: Al tener en el título la etiqueta de Expedientes X alejó a la audiencia casual, quien prefirió dejar
esta cinta para los fans de la serie de TV; pero, por otro lado, la película es
tan diferente de la serie que sus fans no se sienten atraídos a ella, aun
cuando hay cantidad de cameos, “easter eggs” y referencias a la serie.
PARA
LA TRIVIA: El segundo hijo de Gillian Anderson se llama Felix porque es un anagrama de “X-File” (“Archivo X”, en inglés).
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