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lunes, 25 de enero de 2016

LOS EXPEDIENTES SECRETOS X: QUIERO CREER. O "Mulder y Scully y el misterio del fracaso en taquilla"


LOS EXPEDIENTES SECRETOS X: QUIERO CREER
X-Files: I Want to Believe

Chris Carter, 2008

Había dos tipos de episodios de la serie de TV Los expedientes secretos X ‒que por las razones que ya expliqué llamaré simplemente, Expedientes X‒: Aquéllos que eran el hilo conductor de la serie y hablaban sobre invasores alienígenas, colonización extraterrestre y conspiraciones gubernamentales; y los que los realizadores cariñosamente apodaban “Monster of the Week”.
    En los episodios de Monster of the Week, Mulder (David Duchovny) y Scully (Gillian Anderson) se enfrentaban a fenómenos sobrenaturales, preternaturales o, para deleite de los fans, a monstruos y criaturas extrañas, frecuentemente basadas en leyendas urbanas. Así, los agentes del FBI se vieron las caras con el hombre-lombriz (un híbrido humano-tenia solitaria creado por los soviéticos), al Demonio de Jersey, a los hombres polilla, a un pueblo de vampiros, una secta caníbal, la sirena Piggy, una especie de Creatura de Frankenstein con dos caras, el Chupacabras, un hombre de Neanderthal, Eugene Tooms (un asesino serial con la habilidad de modificar su estructura ósea para pasar por espacios estrechos), zombies, una especie de hongos que se gestaba en la garganta humana, un sistema computacional militar que cobra consicencia de sí mismo, un golem y una larga lista de etcéteras.


    Esta segunda película no es una secuela directa de la primera (ésa sería la sexta temporada de la serie), sino una especie de reinterpretación de los episodios Monster of the Week y sucede cinco años después del final de la serie original de TV.
    La idea original de Chris Carter era hacer una cinta que terminara definitivamente con el arco argumental de la “Mitología” de los Expedientes X y que sería una especie de epílogo de la serie. Sin embargo, la producción se retrasó durante tanto tiempo, que decidió hacer una película con un argumento aparte para que fuera atractiva no sólo para los fans de la serie, sino para el público en general. La idea de la invasión alienígena que concluiría con la “Mitología” quedó enlatada para el argumento de una posible tercera película... que seguimos esperando. 


    Los Expedientes X no existen más. La Dra. Dana Scullly se ha dedicado de lleno a la Medicina, trabajando en el área infantil de un hospital religioso; mientras Fox Mulder vive recluido en una aislada granja en Virginia, prófugo del FBI ‒siempre me pregunté ¿por qué carajos no huyó de EE.UU.? ‒. Cuando la agente especial del FBI Monica Bannan (Xanta Radley) es secuestrada, la oficina gubernamental emprende una búsqueda auxiliada por el exsacerdote Joseph Crissman (Billy Connolly) quien, a pesar del escepticismo de todos, dice poseer poderes psíquicos. La agente Dakota Whitney (Amanda Peet, quien siempre me ha parecido muy guapa) contacta a Scully y a Mulder ‒a quien le ofrecen un indulto a cambio de su participación‒ para que colaboren con el FBI. Conforme la investigación avanza, se descubrirá que otras mujeres están siendo secuestradas y que lo que en un principio parece una operación internacional de tráfico de órganos es en realidad un proyecto que retoma tecnología soviética para prolongar la vida más allá de sus límites naturales a través de monstruosos transplantes.
    Voy a atreverme a afirmar algo controversial: En la cuestión técnica, creo que esta película es superior a la primera. Las actuaciones son mejores, la dirección se nota más sólida, la fotografía es más propositiva y la estética, al no estar subordinada a la de la serie de TV, se siente más propia, con más identidad; el guón me parece mejor armado que el de la primera cinta. Y a pesar de todo eso, la película fue un rotundo fracaso que decepcionó tanto a los fans como a la crítica; pero ¿por qué?


    Cierto es que esta peli llegó más de un lustro después de que terminó la serie y en realidad nadie la esperaba, pero hubo algo más. Y ahora que la volví a ver, creo que encontré la respuesta: Todo está en el tono.
    ¿Vieron Millennium? Se trataba de una especie de “hermana menor” de Los expedientes X… que también fue poco exitosa. Millennium contaba la historia de Frank Black (el legendario Lance Henriksen), un exagente del FBI con poderes psíquicos a quien la agencia gubernamental recurre para atrapar a los más salvajes criminales. Así, mientras Mulder y Scully perseguían hombrecitos verdes, Black sufría por su don de meterse en la mente de violadores y asesinos seriales.


    Millennium apenas duró tres temporadas, aunque en ese tiempo logró granjearse una pequeña pero leal legión de fanáticos. Sin embargo, atribuyo la culpa de su fracaso a que la cadena FOX no supo venderla. Su planteamiento fue como: “¡Ah! Es del creador de los Expedientes X, vamos a vendérsela a los fanáticos de los Expedientes X”. Craso error. Millennium era una serie enteramente diferente. Era mucho más “adulta”, más oscura y más densa emocionalmente. Aunque ambas series suceden dentro del mismo universo, Mulder y Scully llegaron a hacer un par de cameos y, como tal, Frank Black aparece como personaje secundario en un episodio de los Expedientes X; la verdad es que son dos propuestas muy diferentes.
    Ahí es donde creo que esta cinta de los Expedientes X falla. No es la segunda película de los Expedientes X, es la película de Millennium, pues tanto el tono como la narrativa como la mayoría de los elementos del argumento son más propios de esta serie que de aquélla. Incluso, a aquéllos de ustedes que sí vieron Millennium los invito a hacer un experimento... ¡Vamos! Será divertido y el resultado los sorprenderá. ¿Listos? De acuerdo, vean Los expedientes secretos X: Quiero creer, pero en lugar de Mulder y Scully imaginen a Frank Black. ¿No les parece que la película funciona mucho mejor así?


    Asimismo, dos de las grandes interrogantes que mantuvieron la tensión entre los personajes de la serie han desaparecido: El misterio sobre el destino de Samantha, la hermana de Mulder abducida por extraterrestres, ha sido esclarecido ‒en la temporada 7 y, de hecho, supe de mucha gente que dejó de seguir la serie por eso‒ y la relación sentimental que se infería entre los dos agentes ‒prácticamente nunca la vimos en pantalla, sólo vimos sus consecuencias en las últimas dos temporadas‒ en esta película se vuelve completamente explícita.
    Derivado de esto mismo, la peli es un excelente thriller; pero quizá tiene demasiado suspenso. Me refiero a que me parece que el elemento de Ciencia Ficción entra demasiado tarde en la película. En vez de ir dando pistas sobre ello a lo largo de la cinta, prefieren soltarnos todo de sopetón cuando faltan como diez minutos para que termine. Y en Millennium hubiera funcionado a la perfección, pero ¿en Expedientes X?


    Otra cosa que me llamó la atención fue el prácticamente nulo cambio de locaciones. En la dinámica de la serie nos enseñaron que los episodios transcurrían en muy diversos sitios; empero, esta cinta se desarrolla prácticamente toda en el mismo páramo nevado y eso puede llegar a ser monótono, en especial si uno recuerda los episodios de la TV.
    Por cierto que el procedimiento con el que experimentan los médicos rusos de la película está basado en investigaciones reales realizadas por los soviéticos durante la Guerra Fría. Por no mencionar que, en el espíritu de Monster of the Week, hace referencia a películas de serie B como El cerebro que no podía morir (Green, 1962) y El increíble transplante de dos cabezas (Lanza, 1971). Y quizá, si uno se ha dejado llevar hasta ese punto por la narrativa de la película, la escena más aterradora en toda ella es precisamente la de la cabeza del capo ruso.


    Y esa es la historia de una película que nadie esperaba, nadie pidió y que, ultimadamente, nadie vio. Pero que, a pesar de todo, es buena. Quizá su principal problema sea que, como Millennium, no pudo encontrar su público: Al tener en el título la etiqueta de Expedientes X alejó a la audiencia casual, quien prefirió dejar esta cinta para los fans de la serie de TV; pero, por otro lado, la película es tan diferente de la serie que sus fans no se sienten atraídos a ella, aun cuando hay cantidad de cameos, “easter eggs” y referencias a la serie.


PARA LA TRIVIA: El segundo hijo de Gillian Anderson se llama Felix porque es un anagrama de “X-File” (“Archivo X”, en inglés).



   

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