EL
VENGADOR TÓXICO
The
Toxic Avenger
Michael Herz y Lloyd
Kaufman, 1984
Éste es otro de esos casos
de películas que hacen mucho con muy poco. Claro, hay que entender los tiempos
que corrían. Para mediados de los ochenta, con la popularización de las
videocaseteras había nacido un nuevo mercado. Muchas compañías productoras, como
Empire Entertainment (posteriormente Full Moon Entertainment), New Line Cinema
(hoy subsidiaria de Warner Bros.) y Troma Entertainment comenzaron a producir
películas de bajo presupuesto que llenaran ese nicho.
Los beneficios de este nuevo modo de producción
eran sorprendentes. Al no tener las presiones de las grandes distribuidoras,
los productores y directores tenían una libertad creativa prácticamente
absoluta. Mientras que New Line se enriqueció con la saga de Freddy Kuegger,
cuyas películas generalmente gozaban de una mínima exposición en cines para
después salir en vídeo, Empire y Troma se enfocaron en producir sus propias
películas directo para el mercado del entretenimiento en casa.
Así pues no había límites: Películas con contenido
sexual (y desviado, por cierto) explícito como Del más allá (Gordon, 1986), o violencia y sangre al por mayor como
El juguetero del Diablo (Schmoeller,
1989), o con planteamiento y títulos tan absurdos como Los surfistas nazis deben morir (George, 1987) o Terror en el centro comercial (T. del
A., Chopping Mall, Wynorski, 1986) empezaron a construir el catálogo de sendos
videoclubes alrededor del mundo. ¿Alguien puede negar que esto sea cine de
autor? En esos tiempos de bonanza es cuando nace El vengador tóxico.
En la película se narra la historia de
Melvin Junko (Mark Torgl), un pobre nerdo perdedor que trabaja como conserje en
el club deportivo de la ficticia ciudad de Tromaville, tiradero de desperdicios
tóxicos de la Ciudad de Nueva York. Melvin es víctima del bullying de varios
jóvenes físicoculturistas del club quienes son tan malvados que, por diversión,
salen por las noches a atropellar gente en su auto deportivo... Pero tienen que
regresar temprano para levantarse a tiempo de ir a la iglesia. El acoso llega a
tal punto que Melvin se ve obligado a saltar por una ventana y caer en un
camión que transporta desechos tóxicos.
El material radioactivo causa una mutación
en Melvin que lo transforma en un gigante deforme con fuerza y agilidad
sobrehumanas, piel tóxica y un tutú rosa permanentemente adherido a su cintura.
Además, el ahora llamado Toxie (Mitch Cohen) siente una irresistible compulsión
por asesinar gente malvada en ataques que incluyen golpes, lanzamientos,
miembros arrancados y el sello de Toxie: mechudos sucios encajados en la cara
de sus enemigos.
La sed de justicia de Toxie lo llevará a
limpiar a Tromaville del crimen, lo que no será del agrado de las corruptas
autoridades de la ciudad.
Sí, es una película de humor ramplón y
políticamente incorrecto —chistes sobre nazis, homosexuales, discapacitados,
ancianos, negros, enanos, escenas de niños masacrados, mascotas baleadas y otro
montón de temas que en la actualidad casi son ilegales—, llena de gore y
desnudos injustificados, efectos especiales de a dólar la docena y que exuda su
bajo presupuesto por cada poro —aunque producciones posteriores de Troma fueron
mucho más baratas, ésta por lo menos se estrenó en algunas salas de cine—. Y
también es divertidísima… Además, el maquillaje no es tan malo.
Cualquiera que quisiera tomarse en serio
una película con esta premisa y este título, merece la decepción subsecuente.
Sólo hace falta ver el póster.
Si algo disfruto enormemente de las
películas de género de bajo presupuesto —de algunas, aclaro— es su honestidad.
El producir algo que por todos lados diga “No tenemos dinero, pero nos quisimos
divertir haciendo esto”. Y esta cinta es el perfecto ejemplo.
Las actuaciones son caricaturescas y
grandilocuentes, y las escenas de peleas son divertidamente violentas,
incluyendo la controvertida escena de la cabeza triturada con máquinas de
gimnasio —que fue retirada del corte original de la cinta—. Y la escena de la
pelea en el restaurante mexicano, cuando Toxie le arranca un brazo a uno de los
asaltantes y lo agarra a “brazazos”, es de antología.
A pesar de que casi parece que a estos
actores los dirigió Tex Avery, uno no puede evitar sentir empatía con Toxie
cuando es cazado como un animal por la Guardia Nacional y debe huir de la ciudad
para refugiarse en el campo en compañía de su sensual y moderadamente estúpida
novia invidente, Sarah (Andree Maranda).
Y aun con lo ramplón del humor en esta peli y de que muchos de sus
gags son clichés casi tan viejos como el cine, resultan por demás efectivos;
como las escenas en las que aparece Toxie haciendo demostraciones de su gran
fuerza y son musicalizadas con Una noche
en el monte pelado de Mussorgsky o aquéllas en las que después de masacrar
a los malosos, Toxie habla con mucha propiedad y corrección.
En general toda esta película tiene un tono
socarrón que la hacen parecer un chiste de morros de secundaria... Pero uno
bueno, uno de ésos que se quedan con uno y que al recordarlos a los treinta
años aún hacen reír.
La película rápidamente se convirtió en una
de ésas que llaman “de culto” y se granjeó un buen número de seguidores. Su
legado incluye tres secuelas: El vengador
tóxico Parte II (Herz y Kaufman, 1989), en la que Toxie viaja a Japón; El vengador tóxico Parte III: La última
tentación de Toxie (Herz y Kaufman, 1989), con un mínimo porcentaje de
material nuevo y armada con escenas no utilizadas de las primeras dos partes y Ciudadano Toxie: El vengador tóxico IV
(Kaufman, 2000), en la que Toxie se enfrenta a su döppleganger conocido como
The Noxious Offender. Además, se rumora sobre un próximo refrito de alto
presupuesto protagonizado por Arnold Schwarzenegger —C’mon, people!— que es ya
casi un hecho.
El personaje también llegó a la TV con la
serie de dibujos animados The Toxic
Crusaders (1991-1993) y su serie de figuras de acción alusiva, así como un
videojuego para Nintendo, uno para SuperNintendo, otro para GameBoy y uno más
para Sega Genesis (inmundos los cuatro). Por qué la gente de mercadotecnia
insiste en producir artículos para niños basados en películas para adultos sigue
siendo un misterio para mí.
¡Ah, sí! A lo anterior súmesele que en 2008
se estrenó la obra de teatro musical basada en El vengador tóxico que terminó su temporada en 2013 después de una
gira por varias ciudades de EE.UU.
PARA
LA TRIVIA: Durante la filmación de una de las escenas en los
callejones, un indigente se robó una pistola de utilería e intentó asaltar a
los miembros de la producción con ella.
PARA
LA TRIVIA GEEK: A mediados de los noventa New Line Cinema estaba
en pláticas con Troma Entertainment para producir una película de Live Action
basada en la serie Toxic Crusaders;
sin embargo, por franca negligencia de parte de New Line, el proyecto nunca se
concretó.
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