EL
PLANETA DE LOS SIMIOS: CONFRONTACIÓN
Dawn of the Planet of the Apes
Matt Reeves, 2014
La saga de El planeta de los simios continúa con esta secuela directa de El planeta de los simios: (R)Evolución
(Wyatt, 2014) que, de hecho, comienza justo donde ésta terminó. Y aunque
continúa con el planteamiento de su antecesora de mezclar eficientemente el
melodrama de aventuras y acción con la Ciencia Ficción dura, esta cinta, que en
un principio se pensó dirigiría Guillermo del Toro, adopta un tono mucho más
inclinado hacia la tragedia shakespeariana.
Diez años han pasado desde los eventos
ocurridos en (R)Evolución y la raza
humana parece haberse extinguido por la epidemia de la Gripe Simia
desencadenada por el virus ALZ-112. Caesar (de nuevo interpretado por Andy
Serkis) gobierna una próspera comunidad de simios súper inteligentes cuya
organización es muy parecida a la de las primeras sociedades humanas.
Justo cuando los simios creían que los
humanos eran cosa del pasado, los sobrevivientes de la epidemia prosperan en
las ruinas de la ciudad de San Francisco. Ahora lo único que necesitan para
seguir reconstruyendo su hogar es luz eléctrica, que bien podrían obtener si
restauraran una presa cercana. ¿El problema? Que los simios han construido sus
asentamientos justo encima de la represa. Todo podría solucionarse por la vía
pacífica, excepto porque el mejor amigo de Caesar, Koba (Básicamente la versión
bonobo de Ricardo III, interpretada por Toby Kebbell) no confía en los
humanos... y con razón.
Me
gusta hacia dónde están llevando esta franquicia. Finalmente, se trata de una
saga que ha sabido evolucionar con el tiempo y cuya columna vertebral ha sido
el saber reflejar los miedos de su época. Mientras que la peli original versaba
sobre la guerra nuclear, la segunda parte de la pentalogía hablaba más sobre la
segregación racial y la discriminación. El remake de Burton... bueno, creo que
ése no hablaba de nada, por eso fracasó; pero la cinta anterior exponía
cuestiones bioéticas y esta última, habla sobre un miedo muy patente en
nuestros días: el colapso de la civilización y el regreso a las sociedades
antiguas.
Así pues, la película va transcurriendo
desde un planteamiento de personajes que si bien es sencillo, es más que
suficiente; pasando la compleja relación entre simios y humanos, hasta llegar a
una confrontación de proporciones épicas que cimbrará los cimientos de la
civilización en ciernes.
En realidad se trata de una película
bastante buena. Entretenida, emocionante y que logra conmover en ciertos
momentos y es que ¿cómo podría fallar Shakespeare? Pues si El rey león (Allers y Minkoff, 1994) es una adaptación de Hamlet, pero con animales de África, El planeta de los simios: Confrontación
es sospechosamente parecida a Julio César...
¡Hasta el líder simio se llama Caesar —y el líder humano (Jason Clarke),
Malcolm; pero ésa es otra obra—! El resultado final es muy efectivo, pero eso
no borra el hecho de que no haya nada nuevo bajo el sol.
Las actuaciones son bastante decentes,
aunque es muy notoria la decisión de los productores de castear actores no tan
conocidos para no robarle foco a las interpretaciones de los simios. A
excepción del camaleónico Gary Oldman, quien aunque parece seguir en su papel
del comisionado Gordon en las trilogía de Batman de Chris Nolan, está ahí para
que su nombre venda la película.
Y al respecto de las actuaciones, tengo que
hablar de las estrellas del show: los simios. Puedo decir que hace tiempo ya
que no veía una película que me dejara preguntándome “¿cómo hicieron eso?”,
pero ésta lo logró. Y es que por primera vez, creo que en toda la historia de
la franquicia, los simios que aparecen en pantalla se ven absolutamente reales…
excepto porque tienen características humanizadas, por supuesto.
Francamente, me cuesta trabajo creer que la
gente de la compañía neozelandesa Weta Workshop (Trilogía de El Señor de los Anillos [Jackson,
2001-2003]), los actuales líderes en efectos especiales, hayan logrado que por
primera vez en pantalla no se vean actores interpretando simios, sino simios
actuando, solamente a través de la animación digital.
He estado buscando videos de “Detrás de
cámaras”, pero en ninguna fuente he encontrado mención alguna a efectos de
maquillaje o a la utilización de animatrónicos para esta cinta; a pesar de
ello, estoy casi seguro que los usaron para un par de tomas. Y si no fue así,
me callo el hocico y retiro lo que dije sobre el maquillaje de la versión de
Tim Burton (aunque no por ello está exento de su encanto).
Aunque la película fue filmada en 3D de
origen y en los cines pudo disfrutarse en dicho formato tanto como en 4DX —que
a mi opinión es más una atracción de Disneyworld que ir a ver una peli—, la
verdad siento que no le hizo falta. La película se sostiene por sí misma y,
además de la escena de Koba cabalgando en medio de un mar de fuego que sí lo
deja a uno sin aliento, no recuerdo de otras secuencias que explotaran
realmente la Tercera Dimensión.
La música compuesta por Micahel Giacchino
es también un gran logro. La partitura tiene el tono y el estilo necesarios
para resaltar las emociones generadas en pantalla y por momentos me recordó, en
su sonido tribal, a lo logrado por John Williams para El mundo perdido: Jurassic Park (Spielberg, 1997).
En general creo que es una película muy
recomendable que si bien no es tan densa en el rubro del guión como la anterior,
si la supera, y con creces, en el apartado de efectos especiales. Sin duda, una
fina adición a la franquicia de El
planeta de los simios que creo que está incluso por encima de la calidad de
algunas películas de la saga original.
Donde sí hubo fallo, aunque repito, no es
culpa de la película en sí, sino de la distribuidora en México, fue en el
título tan feo que tiene. ¿Qué de malo había en dejarle El amanecer del planeta de los simios? Finalmente, el título hace
referencia al primer episodio de la obra maestra de Stanley Kubrick, 2001: Una odisea del espacio (1968),
titulado El amanecer del hombre.
PARA
LA TRIVIA: El personaje de Caesar es llamado así en honor al
personaje interpretado por Roddy McDowall en las últimas películas de la saga
original; mientras que su hijo, “Ojos azules” (Nick Thurston) lleva ese nombre
pues era el apodo que la Dra. Zira (Kim Hunter) le pone a George Taylor
(Charlton Heston) cuando lo está estudiando, en la primera película de El planeta de los simios (Schaffner,
1968). Finalmente, el orangután que se vuelve consejero de Caesar en la
película anterior y en ésta, Maurice (Karin Konoval), fue nombrado así en honor
a Maurice Evans, el actor que interpretó al orangután Dr. Zaius en la película
original.
¡¡Excelente crítica!! Muy documentada y completa.
ResponderBorrarRealmente la película es buena, tanto por la trama como por los efectos especiales.
Muy recomendables ambas: película y crítica.
Muchas gracias. Además, a la función que fuimos nos echaron agüita y humo, jaja.
BorrarDe hecho según leí en alguna página de efectos especiales, el gran logor de esta película fue precisamente que no usó ningín prstático ni muñeco animatrónico para los efectos puees todo está hecho en CGI con la técnica de captura de movimiento La escena que mejor lo ejemplifica es cuando Caesar y todos los monos van a mostrar su mñusculo y fuerza ante los humanos sobrevivientes después del primer encuentro en el bosque. Esta empresa neo-zelandesa ya hizo levantar preocupadamente la ceja a Industrial Light and Magic. Yo en lo personal ya había perdio la fé en que alguna película gringa pudiera aportar algo nuevo pero aqui si se cumple a la perfección sobre todo por el final abierto para la tercera parte en la cual si empezará la guerra de verdad por el control del planeta o no?
ResponderBorrarTodo parece indicar que así será. Y entonces, después de lo que comentas, me pongo de pie y me quito el sombrero ante Weta.
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