EL
HOMBRE LOBO
The
Wolf-Man
George Waggner, 1941
“Aún un hombre puro de corazón
y que dice sus oraciones por las noches puede convertirse por la noche en lobo
cuando el acónito está en flor y la luna de otoño brilla”. Ésta es la rima que
vez tras vez se repite a lo largo de El
hombre lobo, la que es considerada la última película de monstruos de la
era clásica de Universal y, al mismo tiempo, la que iniciaría el segundo ciclo
de producciones que sobre esta temática realizarían los estudios. Aunque este
texto ha pasado a formar parte de la cultura popular y comúnmente se da por
hecho que es parte del folklor gitano de Europa Oriental, en realidad fue la
creación del guionista Curt Siodmark para la cinta.
En realidad, a diferencia de las películas
anteriores de monstruos de la Universal, esta no se encuentra basada en ningún
texto previo —bueno, La novia deFrankenstein (Whale, 1935) tampoco, pero saben a lo que me refiero— y la
mayoría de los elementos de su universo son atribuidos a Siodmark. Empero,
algunos de ellos sí son retomados de la tradición, como el que los licántropos
son vulnerables a la plata —que, de hecho, es un elemento tomado de la
mitología vampírica[1]—,
o el pentagrama que aparece en las manos de sus víctimas.
La película cuenta la historia de Larry
Talbot (Lon Chaney Jr.), quien regresa a la mansión de su familia en el pueblo
galés de Llanwelly después de estar ausente durante dieciocho años. Allí es
recibido por su padre (el genial Claude Rains en una actuación bastante por
debajo del nivel al que nos tiene acostumbrados), conoce a una bella chica del
lugar (Evelyn Ankers) y, en una fatídica noche en la que visita un campamento
de gitanos en compañía de unos amigos, es mordido por un gigantesco lobo en el
bosque cercano. Después del ataque, el comportamiento de Larry es errático y
comienza a escaparse por las noches sin poder recordar sus acciones. Mientras
tanto, entre los pobladores de la zona se desata una ola de brutales asesinatos
perpetrados por un enorme lobo...
Esta película, sin embargo, no fue el
primer acercamiento de Universal Pictures al cine de licántropos. En 1935 se
estrenó El hombre lobo de Londres
(Walker), estelarizada por Henry Hull, en la que un científico es mordido por un
licántropo en un viaje al Tíbet y regresa a Inglaterra infectado por la
maldición, buscando una cura para ella. Esta cinta retomaba muchos elementos de
la historia del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, tenía un tratamiento más cercano a la
Ciencia Ficción y, hasta donde sé, es la primera película de hombres lobo.
El primer tratamiento de guión para la
versión de 1941, escrito por Robert Florey fue rechazado por los ejecutivos de
Universal, pues mostraba una escena de un niño convirtiéndose en lobo en el
confesionario de una iglesia, lo que les pareció que podía herir algunas
susceptibilidades (Skal).
Posteriormente, el escritor alemán exiliado
Curt Siodmark escribió un guión más encaminado hacia el thriller psicológico,
en el que jugaba con la ambigüedad sobre si Larry Talbot realmente se convertía
en un hombre lobo o si todo sucedía dentro de su cabeza. Asimismo, Siodmark se
aseguró de enfatizar el carácter de Lawrence como el de una víctima, pues
finalmente él no tuvo la culpa de lo que le pasó y, en el momento en el que se
da cuenta de que no puede curar la maldición, busca el suicidio (Landis, 49-50).
Siodmark además sentía una cierta
identificación con el personaje como una víctima de la sociedad. Talbot es
perseguido en la película como Siodmark lo fue en su natal Alemania con el
advenimiento del Tercer Reich. No es para nada coincidencia, sino un guiño a la
crítica política, que el hombre lobo identifique a su próxima víctima al ver
una estrella dibujada en la palma de la mano del condenado.
Universal aceptó el guión escrito por
Siodmark titulado Destiny, pero con
algunos cambios. En el texto original del guionista, el licántropo sólo
aparecía una vez en pantalla cuando, después de un asesinato, va a enjuagarse
la boca en un arroyo y, siendo humano, ve reflejado en el agua el rostro del
hombre lobo. Del mismo modo, esta versión del guión mostraba a Larry Gills como
un técnico americano que viajaba a Inglaterra para instalar el telescopio de
Sir John Talbot, con quien no tenía ninguna relación (Mallory, 90-95).
El
estudio eliminó la sutileza y ambigüedad del texto de Siodmark y convirtió el
thriller en una película de terror tal cual. Volvió las apariciones del
licántropo en pantalla más numerosas y más significativas, y convirtió a Larry
Hill, el especialista americano, en Larry Talbot, el hijo pródigo que regresa a
la mansión familiar tras la muerte de su hermano mayor, lo que lo convierte en
el heredero de los bienes de Sir John.
De tal suerte, muchos teóricos consideran
que, de forma intencionada o no, El
hombre lobo se convierte en una metáfora sobre la adolescencia: Es la
historia de un hijo distanciado de su padre con quien no puede entablar
comunicación, que presenta repentinos cambios en su cuerpo que no puede
controlar ni explicar y que incluyen el agrandamiento de miembros y el
crecimiento de mucho pelo. Más aún, desde el principio de la película se nota
en Larry una necesidad por exhibirse ante las mujeres.
Así las cosas, debo confesar que ésta es mi
película menos favorita de los monstruos de Universal, por no decir que
francamente me gusta muy poco. No sé qué es lo que le hace falta. Quizá sea la
grandilocuencia de Drácula (Browning,
1931), la melancolía de Frankenstein
(Whale, 1931) o el romanticismo de La momia (Freund, 1932) o el nihilismo de El hombre invisible (Whale, 1933); pero siento que El hombre lobo simplemente no termina de cuajar.
Creo que lo que más me disgusta de la cinta
es el reparto. Claude Rains me parece genial, pero en esta peli no me acaba de
convencer y Lon Chaney Jr. Me parece bastante competente, incluso cuando
interpreta a otros monstruos —no sólo el Hombre lobo fue el único monstruo de
Universal en ser interpretado siempre por el mismo actor, sino que Chaney Jr.
También interpretó a la Momia y a la Creatura de Frankenstein—, pero en esta
cinta simplemente no le creo nada.
Me parece que eso es lo que no me permite
entrar en la convención de la película, la barrera que me impide dejarme llevar
por ella: Que en ningún momento Chaney Jr. Parece el hijo de Rains, pues se ven
prácticamente de la misma edad. Y no sé qué sea más impactante, si la mala
elección del reparto o el hecho de que Rains era traga-años y Chaney estaba muy
avejentado para su edad, pues aquél le llevaba 17 años a éste, ¡por lo que sí
tenía edad para ser su papá!
Fuera de eso, la historia se cuenta bien y
el monstruo es interesante. Nuevamente creado mayormente por Jack Pierce, el
maquillaje del personaje tomaba alrededor de cuatro horas en ser aplicado y
otras tres para removerse y estaba hecho principalmente de pelo de yak que
Pierce chamuscaba todos los días con un rizador de cabello para darle una
apariencia más hirsuta. Y digo que lo creó parcialmente porque no creía en la
aplicación de prostéticos de hule en los rostros de los actores —que para este
momento ya se encontraban disponibles, aunque no eran de muy buena calidad—,
por lo que el hocico canino del hombre lobo tuvo que ser fabricado por el
departamento de utilería de Universal.
Como la gran mayoría de las personas que
trabajaron con Jack Pierce, Lon Chaney Jr. Tuvo diferencias con él. Pero, a
pesar de eso, y de que utilizar el nombre de su padre fue idea del estudio
aunque él se resistió hasta donde pudo, Chaney se sentía orgulloso de su
trabajo con el licántropo y desarrolló un gran cariño por el personaje.
El hombre lobo fue la película de
transición que marcó el final de la era de oro de Universal y el inicio de su
decadencia... por lo menos en cuanto a películas de terror y ciencia ficción se
refiere. Y aun cuando no acaba de encantarme, reconozco que tiene una cierta
magia, un cierto encanto innegable que la convierte en un clásico. Y parece
mucho mejor película cuando uno ve el espantoso remake dirigido por Joe Johnston
(2010) y protagonizado por Benicio Del Toro... Pero esa es otra historia y
deberá ser contada en otra ocasión.
PARA
LA TRIVIA: La escena en la que Larry y John Talbot van a la iglesia
fue filmada en las escalinatas de la fachada de la catedral de Notre Dame que
se construyó como parte de los sets del clásico silente de Universal El jorobado de Notre Dame (Worsley,
1923), estelarizada por Lon Chaney Sr.
Bibliografía
LANDIS, John, Monsters in the Movies: 100 Years of
Cinematic Nightmares, DK Publishing, US, 2011.
MALLORY, Michael, Universal Studios Monsters. A Legacy of
Horror, Universe Publishing, New York, 2009.
Otras
fuentes
Skal, David J. Monsters by Moonlight! The Inmortal Saga of
The Wolf Man, Universal Home Video, 1999.
[1] La
idea de la plata como metal purificador tiene una base real. Debido a sus
poderes antibióticos, se sabe que varias culturas la usaban como antiséptico.
Por ejemplo, colocando piezas de plata en los recipientes que contenían leche
para que no se agriara tan pronto.
Asimismo, uno de los hombres lobo más famosos de la historia, la Bestia de Gevaudin, fue muerto al dispararle con una bala de plata.
Asimismo, uno de los hombres lobo más famosos de la historia, la Bestia de Gevaudin, fue muerto al dispararle con una bala de plata.
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