VEINTE AÑOS DE PARQUE JURÁSICO
Quienes elaboran las complejas y extensas campañas de marketing de las películas de Hollywood se jactan de que cada cinta que promocionan es “la película que cambió la forma de hacer cine”. Por exagerado que parezca, a veces esto es cierto; como lo fue en le caso de esta película. Sin embargo, no me estoy refiriendo exclusivamente a efectos especiales de punta (que en su época sí lo fueron), sino en toda la forma como las taquilleras superproducciones actuales son “fabricadas”.
Corría el año de 1990 cuando un librito de tapa dura y portada blanca con la silueta negra de un esqueleto de Tyrannosaurus rex apareció en las librerías de Estados Unidos. Jurassic Park era una novela de ciencia ficción escrita por el autor oriundo del género Michael Crichton, cuyos textos ya habían sido adaptados al cine desde la década de los 70 con moderado éxito.
En esta foto: la primera edición de Jurassic Park (pasta dura).
En esta foto: la primera edición de Jurassic Park (pasta dura).
En 1973 Crichton escribió el guión para una película de ciencia ficción que él mismo dirigiría, y que se convirtió rápidamente en un objeto de culto. Se trataba de Oestelandia (Westworld, Crichton, 1973). En esta cinta un grupo de turistas quedan atrapados en un parque de diversiones del futuro que recreaba el Salvaje Oeste gracias a androides de alta tecnología. Como cabría suponer, los androides se descomponen y empiezan a cazar a los turistas. Si alguien quería saber qué estaban parodiando los Simpson con La Tierra de Tomy y Daly ésta es la respuesta... además de Parque Jurásico, claro.
Para Jurassic Park, entonces, Crichton retomaría la idea de Oestelandia (que de hecho tuvo una secuela y una serie de televisión) sólo que cambiando los androides asesinos por dinosaurios clonados.
En esta foto: Un joven Michael Crichton en la silla de director.
A finales de 1990, la productora Kathleen Kennedy acababa de terminar su última colaboración con el director Steven Spielberg, la tercera entrega de la saga de Indiana Jones. De regreso, compró el ya mencionado librito de tapa blanca en el aeropuerto y lo leyó durante el vuelo. Con el buen ojo que Kennedy solía tener para ese tipo de cosas, inmediatamente reconoció el potencial comercial del libro y se puso a trabajar para conseguir los derechos para adaptarlo al cine.
Es poco sabido, pero al inicio de este proyecto un aire de escepticismo rodeaba a todos los involucrados. Y no era para menos, para 1990 el cine de dinosaurios estaba muerto y enterrado, por no decir extinto. Las películas con dinosaurios eran sinónimo de producciones baratas, de explotación, chafas e infantiloides que casi siempre estaban condenadas acumular polvo en los pasillos de algún videoclub. De tal suerte, la jugada de Kennedy era una bastante arriesgada.
La cuestión era entonces ¿cómo hacer que humanos y dinosaurios conviviesen en el mismo espacio-tiempo de forma creíble? Y ahí fue donde la novela de Crichton dio en el clavo. En el libro se explica que los genetistas de Jurassic Park molían los fósiles de dinosaurio para extraer secciones de médula ósea que aún se conservaran en buen estado. De esta médula los científicos extraían glóbulos rojos de dinosaurio (al estar emparentados con aves y reptiles se asume que, a diferencia de los mamíferos, los glóbulos rojos de los dinosaurios tienen núcleo) y a partir del ADN contenido en éstos, clonarían a los dinosaurios. Posteriormente, en la película, este método sería sustituido por el de extraer sangre de dinosaurio de los mosquitos conservados en ámbar.
Estos métodos para resucitar especies extintas se encuentran tan arraigados actualmente en nuestro inconsciente colectivo, que cualquier otro pretexto para juntar a humanos con dinosaurios se nos antoja poco creíble. De hecho, en la vida real este método ha sido usado para tratar de clonar, sin éxito hasta el momento, al mamut lanudo y al tigre de Tasmania.
Ya con un pretexto bastante plausible, el mismo Michael Crichton se encargaría de escribir el guión para la película dirigida por Steven Spielberg, producida por Kennedy y con efectos especiales del maestro de la animatrónica, Stan Winston, cuyos créditos en aquella época incluían las dos entregas de Terminator (Cameron, 1984 y 1992), Aliens: el regreso (Cameron, 1986). El estreno se planeó para la primavera de 1993.
PARQUE JURÁSICO
Jurassic Park, Steven Spielberg, 1993
En la remota Isla Nublar, el millonario John Hammond (Sir Richard Attenborough), dueño de la empresa InGen, ha creado un parque de diversiones de alta tecnología cuyas atracciones son dinosaurios de carne y hueso, traídos a la vida gracias a avanzadas técnicas de clonación. Luego de un accidente laboral, un grupo de expertos compuesto por dos paleontólogos (Sam Neill y Laura Dern en los papeles de sus vidas), un abogado (Martín Ferrero) y un matemático con personalidad de rockstar (Jeff Goldblum quien, a raíz de esta película y hasta 1997, fue el actor mejor pagado en Hollywood) visita el parque para avalarlo ante los inversionistas; pero un fallo en los sistemas de seguridad deja libres a los dinosaurios y el caos se desata.
La primera cinta de la trilogía, como he mencionado, marcó un hito en la historia del cine. Nunca antes los dinosaurios se habían visto tan reales en una película, efecto que se logró mezclando las más avanzadas técnicas animatrónicas y de animación digital de aquel entonces.
La idea original de Phil Tippett, último gran maestro de la animación Go-Motion cuyos créditos incluyen El Imperio contraataca (Kershner, 1980) y Robocop (Verhoeven, 1987), era la de utilizar a los animatrónicos para los acercamientos y puppets de Stop-Motion para los planos generales. Sin embargo, las pruebas de animación por computadora que Industrial Light & Magic (la compañía de efectos especiales creada por George Lucas) le mostró a Spielberg lo convencieron de arriesgarse y utilizar tecnología prácticamente experimental para las tomas abiertas de los dinosaurios.
No sólo fue un logro de los efectos especiales, sino de la paleontología, pues los diseños de los dinosaurios estuvieron basados en las teorías científicas más recientes del momento, como las del afamado paleontólogo Bob Bakker, y el desempeño de los animatrónicos fue supervisado por el paleontólogo Jack Horner. La verdad sea dicha, mucho de la imagen que actualmente tenemos sobre los dinosaurios viene en realidad de esta película.
Al elenco de dinosaurios animatrónicos paleontológicamente precisos (excepto por algunos detalles que mencionaré más adelante) se unió un elenco de actores de primera categoría. En gran medida, la verosimilitud de los dinosaurios está determinada por las excelentes actuaciones de todos los involucrados... aun de los niños más odiosos que he visto en pantalla (Ariana Richards y Joseph Mazzello).
El score corrió a cargo del compositor de cabecera de Spielberg, John Williams; quien hace un trabajo muy bien logrado a pesar de repetir algunas frases de partituras anteriores como Cazadores del Arca Perdida (Speilberg, 1981) y El Imperio contraataca (Kershner, 1980). Siendo un músico de influencia claramente wagneriana, Williams suele crear leitmotivs más que memorables que señalan las entradas o salidas de los distintos personajes en escena. En el caso de esta cinta es menos notorio, pero Williams sí compuso temas diferentes para los diferentes dinosaurios.
Una película que se ha convertido en un referente obligado para la cultura pop y que goza de un buen número de parodias en películas y series de televisión. En su momento, el merchandising incluyó una serie de figuras de acción que se produjo hasta otoño de 1994, una adaptación en cómic que después se convirtió en serie regular, una colección de trading cards, una novelización (sí… la novela basada en la película basada en la novela), modelos para armar de vehículos y dinosaurios, videojuegos de distintos géneros para todas las plataformas existentes en la época (siendo los mejores el de arcadias y el de Super Nintendo, y el peor el de CDi), máscaras de Halloween, muñecos de peluche y básicamente cualquier chunche que uno se pueda imaginar. Irónicamente, los souvenirs que aparecen en la película en la tienda del restaurante nunca salieron a la venta; afortunadamente, los planes para una serie de dibujos animados nunca se concretaron… ¿A quién quiero engañar? Seguro la habría visto…
En conclusión, se trata de un formidable melodrama de aventuras con elementos de ciencia ficción. Cierto es que la película ha envejecido un tanto, pero ha envejecido bien; mis dos escenas favoritas, el escape del Tiranosaurio y la muerte de Dennis Nedry (Wayne Knight) a manos de un Dilophosaurus siguen luciendo tan espectaculares como hace veinte años.
REPARTO DE DINOSAURIOS
ESPECIE
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EFECTO (S) UTILIZADO (S)
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EN LA NOVELA…
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Animatrónico de la cabeza y CGI de cuerpo entero.
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No aparece. En la novela los saurópodos de mayor tamaño en el parque son Apatosaurus, erróneamente llamados Brontosaurus por Crichton. En la novela, la escena en la que Lex y Tim alimentan a un Brachiosaurus sucede en un cobertizo con una cría de Triceratops.
Cabe señalar que en una segunda edición de la novela, quizás para corregir el error mencionado, los Apatosaurus son sustituidos por Camarasaurus.
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CGI de cuerpo entero.
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No aparece.
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Dilophosaurus
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Animatrónico de cuerpo entero.
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Se les describe de color amarillo con motas negras, como un jaguar. No se menciona nada del vistoso penacho que exhibe en la película, pero sí de su escupitajo venenoso.
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CGI de cuerpo entero.
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No aparece. Los herbívoros pequeños en la novela son los Hypsilophodon.
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CGI de cuerpo entero.
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No aparece.
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Animatrónico de cuerpo entero.
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Tienen tan mala vista como un rinoceronte. En la novela, el dinosaurio enfermo es un Stegosaurus.
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Tyrannosaurus rex
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Animatrónico de cuerpo entero y CGI de cuerpo entero.
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Hay dos especímenes, un adulto y un ejemplar juvenil de cerca de tres metros de altura que fue la inspiración para una de las figuras de acción más vendida de todos los tiempos: el T.Rex Jr.
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Animatrónico de cuerpo entero y CGI de cuerpo entero.
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Son depredadores voraces como las hienas y, al igual que éstas, sus fuertes mandíbulas pueden doblar tubos de metal.
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PARA LA TRIVIA: Uno de los errores más duramente criticados de esta cinta viene desde la novela de Crichton y se trata del tamaño de los Velociraptor. Los verdaderos Velociraptor difícilmente superaban los 1.7m de longitud y 80cm de altura, mientras que sus contrapartes cinematográficas tienen casi el triple de ese tamaño. Curiosamente, en verano de 1994 se descubrieron los fósiles, en EE. UU., del Utahraptor, un pariente cercano del Velociraptor de dimensiones más parecidas a las de los raptores de Parque Jurásico.
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