SEIS MUJERES PARA EL ASESINO
Que en Estados Unidos se llamó
BLOOD AND BLACK LACE(o sea, Sangre y encaje negro)
Pero que originalmente se llama
Sei donne per l’assassino
Sei donne per l’assassino
Mario Bava, 1964
El Giallo (que significa “amarillo” en italiano) es un subgénero del cine de suspenso que toma prestados elementos del cine de horror con un refinado sentido estético. En estas películas lo importante son dos cosas: la primera, que las escenas de asesinatos sean espectaculares hasta llegar al punto del barroquismo; y la segunda, jugar con las expectativas del público y el suspenso por conocer la identidad del asesino hasta que de verdad sea imposible continuar, incluso si esto requiere de vueltas de tuerca truculentas al final de la cinta. Mario Bava, el legendario director italiano de terror y suspenso, dirige esta película que es una de las pioneras del Giallo.
En la ciudad de Roma, las modelos de la casa de modas de la condesa Cristina Como (Eva Bartok) comienzan a aparecer misteriosa y brutalmente asesinadas. Todas las chicas y los hombres involucrados con ellas son sospechosos de ser el terrible asesino de la máscara blanca, todos tienen secretos y son víctimas de chantajes, pero mientras la policía investiga el caso los sospechosos van cayendo uno a uno.
Este temprano ejercicio del Giallo resulta ser una entretenida obra de suspenso que, como las grandes de este subgénero, prueba al espectador invitándolo a que adivine quién es el asesino antes de que sea revelado. Como también se volvería clásico en el Giallo con el paso del tiempo, la película está plagada de un erotismo larvario, velado y subrepticio que es mucho más potente mientras es menos implícito.
La fotografía de esta peli es simplemente espectacular. Las tomas buscan encuadres poco convencionales y que, frecuentemente, buscan ocultar más de lo que muestran. La iluminación logra realzar texturas y volúmenes, creando juegos de claroscuros, particularmente en las escenas de asesinatos, que casi parecen los de una pintura de la Escuela Flamenca. Finalmente, y esto se volvería un elemento recurrente en el Giallo, la iluminación expresionista toma inspiración fauvista y colorea los escenarios de colores irreales, principalmente densos, puros y primarios, para resaltar el impacto de las imágenes y de los estilizados homicidios.
Aunado a este efecto de crear impacto por medio de una simplicidad aparente, se suma el asesino. Lo primero que noté al verlo fue la inspiración para Rorschach, el antihéroe de Los vigilantes (Snyder, 2009), pero en un análisis más concienzudo pude ver una genialidad del diseño por su simpleza. El asesino de esta película es un tipo con una gabardina corta de color negro, los correspondientes guantes de piel a tono y un sombrero Fedora de ala corta. Lo que más llama la atención de este personaje es la máscara que usa, una simple manta de color blanco ceñida a la cara, pues su imagen causa una sensación de desconcierto.
El soundtrack es una cosa memorable y una epítome de la música kitsch en las películas. Tratando de crear una atmósfera sórdida, la partitura se apoya principalmente en sonidos metálicos que me recordaron mucho a las bandas sonoras de las películas mexicanas de rumberas.
Otro aspecto interesante, que no necesariamente elogiable, es la práctica ausencia de un protagonista. En realidad, todos los personajes tienen su participación en la historia y la narración va saltando de uno a otro sin ahondar realmente en ninguno. No es sino hasta el final de la peli, cuando la vuelta de tuerca es revelada y todas las piezas del rompecabezas se acomodan, que un personaje recibe atención por sobre todos los demás, ya que es éste quien esclarecerá todo el misterio.
En conclusión, contrario a lo que podría parecer, el Giallo no nació con Dario Argento y esta película es una prueba fehaciente de ello. Se trata de una obra de fina factura, aunque con tendencias hacia el cine de explotación. Su guión, genial y truculento, invita al espectador a desconfiar de todos los personajes y lo lleva por una espiral de suspenso que culmina con un final que raya en el deus ex machina, pero que no por eso se siente menos satisfactorio.
Recomendable, sin duda, no es ninguna obra maestra del género; pero sí una de las pioneras. Algo que me parece encomiable es el hecho de que, a pesar de tener casi 50 años, la peli ha envejecido poco pues habla de temas que para su época debieron ser más que escandalosos. Si de algo no puede acusarse a esta cinta es de que, como muchas otras por el estilo y época, peque de naive.
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