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jueves, 7 de mayo de 2015

POR FAVOR, QUITEN ESO ¡QUITEN ESO! Las 10 peores películas que he visto. Segunda parte.

LAS 10 PEORES PELÍCULAS QUE HE VISTO II: LA VENGANZA


Después de una larga convalecencia de la primera parte de mi lista de las peores películas que he visto, aquí está la segunda. Presento otras cinco películas que La muerte de Freddy (Talalay, 1991) parezca Bergman.





6.- Mortal Kombat: La aniquilación
Mortal Kombat Annihilation, John R. Leonetti, 1997.

De acuerdo, de acuerdo; nadie dice que la primera película de Mortal Kombat (Anderson, 1995) sea una joya de la cinematografía; pero es entretenida, el soundtrack es pegajoso y, en aquel entonces, fue la mejor película de videojuegos jamás producida… Cabe señalar que en esa época sólo existían Doble dragón (James Yukich, bajo el seudónimo “James Nickson”, 1994), Super Mario Bros. (Jankel y Morton, 1993) y StreetFighter: La batalla final (de Souza, 1994)—.
    El final de aquella película quedaba abierto para la secuela, quiero decir, todo mundo sabía que habría una Mortal Kombat 2 y, dos años después, la película se materializó. Y ojalá no lo hubiera hecho.

    ¿Qué carajos es esto? Quiero decir, de verdad ¿Qué carajos es esto? Pocas veces me he encontrado con una película en la que de verdad no haya nada, pero de verdad, nada rescatable. Incluso desde el inicio se nota que el presupuesto debe haber sido apenas una fracción del de la película anterior.
    ¿O por qué la mitad del elenco es diferente? De verdad, casi todos los actores son distintos a los de la primera película. Me pregunto si estaban cobrando demasiado para los productores tacaños que parecen haber orquestado todo este numerito.

    Los efectos especiales son hilarantes, las actuaciones terribles, las coreografías malas y los vestuarios… ¡He visto mejores cosplayers en el Comic Rock Show! Por no decir que esta película cuenta con la que probablemente sea la aglería de monstruos más ridícula de la década de los 90: Motaro, un tipo dientón con peluca; Baraka, cuya máscara parece ser cortesía del botadero de descuentos de Wal-Mart (de hecho, se puede ver la cara del actor a través de los dientes de la máscara…) y Sheeva, quien nos recuerda a la selenita de Conquistador de la Luna (González, 1960) con Antonio Espino “Clavillazo”… pero en cutre.
    ¿Y cómo olvidar la pelea final entre Liu Kang y Shao Kahn? Probablemente sean las dos peores creaturas CGI jamás mostradas en pantalla, peores aún que el Reptile de la primera peli, peores que el hombre lobo de Un hombre lobo americano en París, peores aún que el Mamut asesino de… El mamut asesino (Cox, 2006) ¡Hombre! Si hubieran hecho un copy-paste del dragón en el que se transformaba Liu Kang en MKII nadie habría protestado.
    ¡Ah! Y no olvidemos que en esta película se encuentra el que es considerado el peor diálogo en la historia de los guiones cinematográficos:

KITANA:- ¡Madre! ¡Estás viva!
SINDEL:- Qué lástima que … ¡morirás!


7.- Killjoy, payaso diabólico
Killjoy, Craig Ross, 2000.

Full Moon Entertainment, antes conocido como Empire Entertainment, la casa productora de películas de bajo presupuesto exclusivas para video que nos trajo clásicos como Herbert West, Reanimador (Gordon, 1985), El juguetero del diablo (Schmoeller, 1989) y Mi mamá es un lobo (Fischa, 1989) —no, de verdad son clásicos… en su género— decayó mucho a principios de la década pasada, particularmente por la desaparición del mercado de video renta. Y así como mermó la cantidad de su producción, lo hizo la —de por sí cuestionable— calidad de la misma.
    Una de las últimas películas de Full Moon que tuvieron éxito, aunque sigo sin entender por qué, fue Killjoy, payaso diabólico. Esta cinta, grabada directamente en video digital, es una especie de mezcla de entre Pesadilla en la calle del Infierno (Craven, 1984) y Pumpkinhead (Winston, 1988), sin llegar, en momento alguno, a la genialidad de ninguna de ambas. ¡Ah! Por supuesto, tiene un payaso diabólico como Eso (Varios, 1990)... pero en chafa.

    La historia se trata de Michael (Kareem J. Grimes), un prepo tímido víctima del bullying de sus compañeros que, al coquetearle a la novia de un narcomenudista local recibe una paliza. Para vengarse, Michael invoca a Killjoy (Ángel Vargas), un demonio de la venganza con apariencia de payaso; pero sin resultados. Al día siguiente, Jamal (Lee Marks), el mafioso local y sus amigos matan a Michael como una broma pesada que salió mal. Tras su muerte, Killjoy llega al mundo para vengarlo, cazando a los pandilleros que lo asesinaron y transportándolos a una dimensión alterna que… ¡Coño! No sé qué quisieron representar, pero se ve que es un estudio de grabación como de 4X4.

    Full Moon tuvo algunas películas geniales a pesar de su falta de presupuesto. Títulos como Subespecies (Nicolau, 1991) y Prehisteria (Band y Band, 1992) me vienen a la mente. Pero Killjoy no tiene nada que ver con ellos y no es ni la sombra de lo que esta compañía produjo en sus mejores años.

    Quizá la película no sería tan molesta si al actor que interpreta a Killjoy no se le dificultara articular cada maldita palabra que dice por culpa del prostético que le pusieron para simular colmillos…




8.- Alicia en el País del Ácido
Alice in Acidland, John Donne, 1969.

¿Una película independiente de los sesenta que tiene toda la pinta de ser una cinta de explotación sobre una chica que usa drogas y participa en orgías? ¡Claro que quiero verla!

    Entonces, la joven e inocente estudiante universitaria Alice (Sheri Jackson) y su amiga Kathy (Janice Kelly) son invitadas por su profesora, Freida (Julia Blackburn), a una fiesta en una piscina. Esto, por supuesto, es sólo un plan de Freida para seducir a la pobre Alice quien, en la fiesta, bebe y se droga para después unirse a una banda de hippies que gustan de practicar orgías con la pequeña Alice.

    Para ser el argumento de una película de explotación no suena nada mal, ¿cierto? Es decir, por lo menos habrá desnudos ¿no? Bueno, bueno, pero habrá psicodelia, ¿no? Bueno, sí un poco, pero sólo en la música que más de la mitad de la película es en blanco y negro y… ¿Por qué rayos sigo viendo esta madre? Creo que desperdiciaría menos mi vida si me diera al LSD que si sigo viendo esta película.

    Y bueno, al final ésta no es una película tanto de explotación, sino una fábula moralina y súper aburrida de por qué no debe uno usar drogas o tener relaciones homosexuales o... ¡Caramba! Salir de su casa, creo.
    Deberían hacer películas que advirtieran a la gente de películas como ésta.


9.- Alucinaciones de un demente
Delírios de um Anormal, José Mojica Marins, 1978.

Ya he hablado en este espacio del legendario/infame director brasileño José Mojica Marins y su ópera prima A medianoche me llevaré tu alma (1964). ¿Pues qué creen? Que ese bodrio del cual el propio productor admite que “Cuando leí el guión por primera vez creí que se trataba de la broma de un retrasado mental”[1] generó suficientes ganancias como para filmar una secuela… Y no sólo eso, sino toda una retahíla de películas de explotación dirigidas y muchas veces estelarizadas por el propio Mojica Marins  ̶ he de admitirlo, de esa montaña de basura Finis hominis (1971) no es tan mala ̶ .


    En el caso de Alucinaciones de un demente, Mojica Marins usa el pretexto de un tal Dr. Hamilton (Jorge Peres), psiquiatra, quien se ha obsesionado con las películas de horror del director brasileño y cree que lo que sucede en ellas es real; debido a esto comienza a sufrir terribles alucinaciones. Hamilton se acerca a Mojica Marins (interpretándose a sí mismo) en busca de ayuda.

    Y digo que esto es puro pretexto y no argumento porque alrededor de tres cuartas partes de la película es material reutilizado de anteriores películas de Mojica Marins. Esta cinta toma extensas secuencias de Esta noche poseeré tu cuerpo (1967), la secuela de A medianoche me llevaré tu alma que originalmente fue prohibida en Brasil, El despertar de la bestia (1970, también conocida como Ritual sádico) y Exorcismo negro (1974).
    A final de cuentas, la película no tiene pies ni cabeza (realmente parecen alucinaciones de un demente… ¡Oh, ya entendí!) y si uno ha visto anteriormente las películas de Mojica Marins que se reciclan en esta cinta, entonces tampoco tiene nada nuevo qué ofrecer.


    Como todas las películas del director brasileiro, ésta luce su falta de presupuesto, además de que la parte original (y las demás también, la verdad) está mal actuada, peor escrita, en algunas tomas la cámara ni siquiera está afocada, y editada de tal forma que parece que, en efecto, fue hecha por un demente.




10.- El último guerrero estelar (no la pude terminar, juro que lo intenté)
The Last Starfighter, Nick Castle, 1985.

No es un secreto para nadie que el cine de bajo presupuesto de los 80 se vio invadido, a la par de las slasher flicks, por dos especies de películas que trataban de aprovecharse de la fama de otras películas exitosas.
    Así pues, tenemos dos vertientes: Los pastiches de Alien: el octavo pasajero (Scott, 1979) y los de La guerra de las galaxias (Lucas, 1977). Sobre las copias de Alien ya he escrito un artículo y he de decir que hay varias que sí son aptas para el consumo humano.
    Del lado de las copias de la obra de Lucas, la cosa está un poco más dispareja. Mientras hay algunas tan bien llevadas que hasta se vuelven entrañables, como Krull, la fortaleza negra (Yates, 1983), hay otras que francamente le dan ganas a uno de sacarse los ojos, como Galáctica (Colla, 1978).


    En la segunda categoría podemos encontrar esta película que narra la historia de Alex Rogan (Lance Guest), un adolescente (ya se ve treintón, pero qué le vamos a hacer) experto en maquinitas que vive en una casa rodante con su madre. Cierta noche, tras ser rechazado por la universidad en la que había solicitado una beca, Alex es reclutado por un misterioso e increíblemente odioso hombre llamado Centauri (Robert Preston) quien se supone que trabaja para la compañía que creó el videojuego Starfighter.
    Lo que Alex no sabe y, de hecho, tarda más tiempo de lo que sería normal para darse cuenta, es que en realidad está siendo reclutado por una flota extraterrestre para convertirse en piloto de una nave en la guerra contra otra raza de extraterrestres malvados.
    Así pues, el guión de la película le da demasiadas vueltas al asunto, enfocándose más en la desidia de Alex que en las batallas espaciales. Lo que más pronto que tarde termina siendo aburrimiento garantizado y hasta da gusto cuando SPOILER AUNQUE ESPERO QUE NUNCA LA VEAN masacran a la flota entera que busca la ayuda de Alex y un cazarrecompensas interplanetario lo caza en la Tierra TERMINA SPOILER, DE NADA, LES AHORRÉ UNA HORA Y CUARENTA DE ABURRIMIENTO, porque por fin el muchacho encuentra sus testículos y sale de su pasmo.


    Los efectos especiales ni están tirados en la calle como los de Flash Gordon (Hodges, 1980) ni son soberbios como los de El Imperio contraataca (Kershner, 1980). Dejémoslo en que son bastante estándar para la época aunque, eso sí, utiliza algunas imágenes por computadora muy innovadoras… por desgracia, el CGI se encontraba en aquel entonces en una etapa tan rudimentaria que estas terminan siendo las escenas más falsas de la película. Es como “sé que sus intenciones fueron buenas, pero la tecnología aún no estaba ahí”.
    Pero además de todo lo anterior, la principal falla de esta cinta, después de su guión soporífero, se encuentra en la caracterización. A unos diseños de personajes y vestuario lamentables hay que agregarles un pésimo maquillaje y unas actuaciones de pena ajena. No es difícil entender por qué Alex no logra identificarse con ellos.


    Vaya, en general toda esta película transmite el sentimiento que sus imágenes por computadora: Se ve que tenían buenas intenciones, se ve que le echaron muchas ganas, se ve que tenían un presupuesto decente; pero simplemente nadaron en la dirección equivocada. 
    El fracaso de esta película en taquilla hizo que la línea de 12 figuras de acción que Galoob planeaba sacar como merchandising fuera cancelada.




[1] Iruam, Arildo en Barcinksi, Andre e Ivan Finnotti, Maldito: O Estranho Mundo de José Mojica Marins, Praticamente Filmes, Brasil, 2001.


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