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sábado, 14 de febrero de 2015

SANGRIENTO SAN VALENTÍN. Porque cada día festivo debe tener su película de horror.


SANGRIENTO SAN VALENTÍN
Que fue el título en video de la película que en México se llamó Aniversario sangriento cuando se estrenó en cines, pero que originalmente se llamó
My Bloody Valentine

George Mihalka, 1981

Existen dos versiones de esta película. El estreno original en cines de 1981, con 90 minutos de duración, y la Edición Extendida lanzada como parte de la Edición Especial en DVD de 2009, con 93 minutos de duración. Los tres minutos de diferencia corresponden a secuencias reinsertadas que originalmente habían sido retiradas de la.película

Siguiendo la tradición iniciada por Halloween (Carpenter, 1978)  de películas de horror ambientadas en días festivos, llega Sangriento San Valentín. Quizá esta producción canadiense es menos conocida que la citada obra de Carpenter, la controvertida El día de la mujer (Zarchi, 1978; posteriormente rebautizada como I Spit on your Grave por la presión de grupos feministas) o la divertida Nochede paz, noche de horror (Sellier Jr., 1984); pero no le pide nada a ninguna de ellas en cuanto a entretenimiento malsano se refiere. Y, en ciertos aspectos, creo que llega a superarlas.
    En la pequeña comunidad minera de Valentine Bluffs el baile anual de San Valentín es la fiesta que congrega a todo el pueblo, hasta que durante un baile, un grupo de mineros que seguían trabajando en los túneles quedó sepultado debido a la negligencia de sus supervisores, quienes se ausentaron para ir a la fiesta. Sólo uno de los mineros, Harry Warden (Peter Cowper), sobrevivió y para lograrlo tuvo que recurrir al canibalismo, lo que lo dejó completamente trastornado. Al año siguiente, durante el baile, los supervisores son brutalmente asesinados por un homicida maniático vestido con un traje de minero que parece ser Warden. El asesino advierte a las autoridades que si no detienen los bailes de San Valentín, regresará cada año para matar a los mineros del pueblo y, con esto, se vuelve una especie de leyenda local.


    Ahora, veinte años después de los asesinatos, el pueblo de Valentine Bluffs se prepara para volver a celebrar su baile anual pues Harry Warden lleva dos décadas encerrado en un hospital psiquiátrico… ¿O no? Conforme la fecha del evento se acerca, horribles asesinatos ocurren como advertencia, desquiciando a las autoridades. Los crímenes, además, coinciden con el regreso al pueblo del joven T.J. Hanniger (Paul Kelman), quien vuelve sólo para descubrir con amargura que su exnovia está saliendo con su mejor amigo, el fanfarrón local Axel Palmer (Neil Affleck).
    Sé lo que están pensando. Sé que en este momento dentro de sus cabezas están diciendo ¡Ay, qué güeva! Otro plagio de Halloween” y tienen razón. Las similitudes con la obra de Carpenter son muchas y muy notorias, incluso más que en Viernes 13 (Cunningham, 1980). Sin embargo, creo que las diferencias son suficientes como para que esta cinta resulte emocionante y no se sienta como “pan con lo mismo”.


    Si algo nos ha enseñado la escuela inaugurada por La masacre de Texas (Hooper, 1974) es que, para triunfar, una película slasher debe tener dos cosas sobresalientes, puede que apeste en todo lo demás, pero dos cosas deben estar ahí: Un asesino con una máscara interesante y una chica pechugona corriendo en camiseta. Lo asombroso en Sangriento San Valentín es que nos queda a deber a la chica, pero aun así funciona bien.
    El asesino enfundado en un sucio traje de minero con una máscara antigases que le cubre el rostro es un gran recurso porque, como bien lo maneja la cinta, cualquiera podría ser el homicida. Es decir, casi todos los hombres del grupo trabajan en la mina, por lo que tienen libre acceso a ese tipo de equipamiento. Éste es uno de los puntos fuertes de la cinta, lo mantiene a uno preguntándose si realmente Harry Warden escapó del manicomio o si se trata de un impostor.


    En el otro apartado, la cinta fracasa miserablemente. Ya no digamos que, a gusto de un servidor, le faltaron desnudos; sino que casi no hay explotación de escenas de sexo. Sólo en el prólogo hay una secuencia de una rubia en ropa interior, ni es un desnudo y se ve tan fuera de lugar que estoy casi seguro de que los productores la pusieron ahí para que la película vendiera más y captara la atención del público desde el inicio.
    Hasta el momento, para ser una película slasher y según nuestro análisis, Sangriento San Valentín lleva un acierto (un asesino con máscara interesante) y un fallo (no hay desnudos) ¿Cuál será el punto del desempate? ¡Las escenas de asesinatos por supuesto! Admitámoslo, ya sea ver a Kevin Bacon con una flecha atravesada en la garganta (Viernes 13), a Johnny Depp succionado por un colchón asesino (Pesadilla en la calle del Infierno, Craven, 1984) o a Paris Hilton con el cráneo ensartado en un tubo —sin albur— (La casa de cera, Collet-Serra, 2005), una parte medular de las películas slasher es la creatividad que los realizadores le pongan a las escenas de asesinatos.
    Y aquí es donde nuestra película supera tanto a Halloween como a Viernes 13 y a La masacre de Texas (que eran los principales slashers que existían en aquella época). Sus secuencias de homicidios son impresionantes, tan impresionantes que nadie pudo verlas en 1981.


    Las escenas de asesinatos en Sangriento San Valentín son gloriosas y el equipo de efectos especiales no escatimó recursos para mostrar heridas, quemaduras y sangres tan realistas como pocas veces se habían visto en pantalla. Tan, pero tan realistas que estas escenas fueron retiradas del corte original para cines de la película por los censores, quienes las consideraron demasiado perturbadoras para el público. Apenas en la Edición Especial lanzada en DVD en 2009 estas escenas fueron difundidas al público por primera vez y reinsertadas en la película. Mis favoritas son al tipo al que le cuecen la cara en una olla con salchichas hirviendo y el cadáver de la señora metido en una secadora.
    Las actuaciones no son precisamente buenas, pero ¿Quién ve películas slasher por las actuaciones? Particularmente Kelman desmerece por lo que, aun cuando al principio de la cinta parece asumir un rol protagónico, los realizadores tuvieron el buen tino de no cargar todo el interés de la historia en él. Así, para la segunda mitad de la peli, se vuelve mucho más interesante descubrir quién es el asesino en traje de minero.


    Como no podía ser de otro modo, esta película está plagada de lugares comunes (bueno, digamos que en 1981 no eran tan comunes) como el viejo del pueblo que advierte a todos sobre la tragedia que está por desatarse y al que todos tiran de loco, el policía estricto pero incompetente, el gordito simpático que nos duele cuando muere (o al revés), la fiesta celebrada a escondidas y otros tantos más. A pesar de todo, la historia está bien llevada y el ritmo es bueno, por lo que nada de esto cansa en momento alguno.
    Hay una linda vuelta de tuerca al final, mismo que se ve truncado por la censura por contener una secuencia en la que alguien se corta un brazo con un cuchillo de caza. Es muy interesante hacer la comparación con la edición original, porque particularmente el final es difícil de entender sin algunas de las escenas que se eliminaron de este corte.
   ¡Me encantan las tomas de corazones extirpados y metidos en cajas de chocolates, se ven repugnantes!


    Extraña y quizá afortunadamente, esta película no generó secuelas —Mihalka se acercó a Paramount con el argumento para una segunda parte, pero la casa productora rechazó la oferta debido a los pobres resultados en taquilla de la peli original—; aunque sí un remake en 3D en 2009, que resulta, por lo menos a mi gusto a nivel de argumento y narrativa, anodino y cansino, y que trata de emular la vuelta de tuerca de la primera versión resultando increíblemente predecible. Eso sí, he de admitir que ver un zapapico volando hacia uno en glorioso 3D es una experiencia única que vuelve a esta cinta una de las mejores pelis de horror en Tercera Dimensión.
    La única historia de horror para San Valentín más terrorífica que ésta es la de su origen, cuando las compañías fabricantes de tarjetas de felicitación notaron que sus ventas bajaban terriblemente entre Año Nuevo y Día de las Madres, y decidieron crear una festividad para llenar ese déficit.


PARA LA TRIVIA: Las sangrientas escenas de mutilaciones y destripamientos creadas por el artista de efectos especiales Thomas R. Burman son tan grotescas que el director George Mihalka vomitó al ver una de ellas durante la revisión del material filmado aquel día.

PARA LA TRIVIA FOBOCINÉFILA: Esta película fue producida por Paramount Pictures, la misma casa que produjo Viernes 13. En una toma puede apreciarse un calendario que marca “Jueves 12”, de lo que se infiere, siguiendo esta pequeña broma de los realizadores, que el Viernes anterior a San Valentín es Viernes 13 —¡Justo como este año!—.


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