SANGRIENTO SAN VALENTÍN
Que fue
el título en video de la película que en México se llamó Aniversario sangriento cuando se estrenó en cines, pero que
originalmente se llamó
My Bloody Valentine
George Mihalka, 1981
Existen
dos versiones de esta película. El estreno original en cines de 1981, con 90
minutos de duración, y la Edición Extendida lanzada como parte de la Edición
Especial en DVD de 2009, con 93 minutos de duración. Los tres minutos de
diferencia corresponden a secuencias reinsertadas que originalmente habían sido
retiradas de la.película
Siguiendo la tradición
iniciada por Halloween (Carpenter,
1978) de películas de horror ambientadas
en días festivos, llega Sangriento San
Valentín. Quizá esta producción canadiense es menos conocida que la citada
obra de Carpenter, la controvertida El
día de la mujer (Zarchi, 1978; posteriormente rebautizada como I Spit on your Grave por la presión de
grupos feministas) o la divertida Nochede paz, noche de horror (Sellier Jr., 1984); pero no le pide nada a ninguna
de ellas en cuanto a entretenimiento malsano se refiere. Y, en ciertos
aspectos, creo que llega a superarlas.
En la pequeña comunidad minera de Valentine
Bluffs el baile anual de San Valentín es la fiesta que congrega a todo el
pueblo, hasta que durante un baile, un grupo de mineros que seguían trabajando
en los túneles quedó sepultado debido a la negligencia de sus supervisores,
quienes se ausentaron para ir a la fiesta. Sólo uno de los mineros, Harry
Warden (Peter Cowper), sobrevivió y para lograrlo tuvo que recurrir al
canibalismo, lo que lo dejó completamente trastornado. Al año siguiente,
durante el baile, los supervisores son brutalmente asesinados por un homicida
maniático vestido con un traje de minero que parece ser Warden. El asesino
advierte a las autoridades que si no detienen los bailes de San Valentín,
regresará cada año para matar a los mineros del pueblo y, con esto, se vuelve
una especie de leyenda local.
Ahora, veinte años después de los
asesinatos, el pueblo de Valentine Bluffs se prepara para volver a celebrar su
baile anual pues Harry Warden lleva dos décadas encerrado en un hospital
psiquiátrico… ¿O no? Conforme la fecha del evento se acerca, horribles
asesinatos ocurren como advertencia, desquiciando a las autoridades. Los
crímenes, además, coinciden con el regreso al pueblo del joven T.J. Hanniger
(Paul Kelman), quien vuelve sólo para descubrir con amargura que su exnovia
está saliendo con su mejor amigo, el fanfarrón local Axel Palmer (Neil
Affleck).
Sé lo que están pensando. Sé que en este
momento dentro de sus cabezas están diciendo ¡Ay, qué güeva! Otro plagio de Halloween” y tienen razón. Las similitudes
con la obra de Carpenter son muchas y muy notorias, incluso más que en Viernes 13 (Cunningham, 1980). Sin
embargo, creo que las diferencias son suficientes como para que esta cinta
resulte emocionante y no se sienta como “pan con lo mismo”.
Si algo nos ha enseñado la escuela
inaugurada por La masacre de Texas
(Hooper, 1974) es que, para triunfar, una película slasher debe tener dos cosas
sobresalientes, puede que apeste en todo lo demás, pero dos cosas deben estar
ahí: Un asesino con una máscara interesante y una chica pechugona corriendo en
camiseta. Lo asombroso en Sangriento San
Valentín es que nos queda a deber a la chica, pero aun así funciona bien.
El asesino enfundado en un sucio traje de
minero con una máscara antigases que le cubre el rostro es un gran recurso
porque, como bien lo maneja la cinta, cualquiera podría ser el homicida. Es
decir, casi todos los hombres del grupo trabajan en la mina, por lo que tienen
libre acceso a ese tipo de equipamiento. Éste es uno de los puntos fuertes de
la cinta, lo mantiene a uno preguntándose si realmente Harry Warden escapó del
manicomio o si se trata de un impostor.
En el otro apartado, la cinta fracasa
miserablemente. Ya no digamos que, a gusto de un servidor, le faltaron
desnudos; sino que casi no hay explotación de escenas de sexo. Sólo en el
prólogo hay una secuencia de una rubia en ropa interior, ni es un desnudo y se
ve tan fuera de lugar que estoy casi seguro de que los productores la pusieron
ahí para que la película vendiera más y captara la atención del público desde
el inicio.
Hasta el momento, para ser una película
slasher y según nuestro análisis, Sangriento
San Valentín lleva un acierto (un asesino con máscara interesante) y un
fallo (no hay desnudos) ¿Cuál será el punto del desempate? ¡Las escenas de
asesinatos por supuesto! Admitámoslo, ya sea ver a Kevin Bacon con una flecha
atravesada en la garganta (Viernes 13),
a Johnny Depp succionado por un colchón asesino (Pesadilla en la calle del Infierno, Craven, 1984) o a Paris Hilton
con el cráneo ensartado en un tubo —sin albur— (La casa de cera, Collet-Serra, 2005), una parte medular de las
películas slasher es la creatividad que los realizadores le pongan a las
escenas de asesinatos.
Y aquí es donde nuestra película supera
tanto a Halloween como a Viernes 13 y a La masacre de Texas (que eran los principales slashers que existían en aquella
época). Sus secuencias de homicidios son impresionantes, tan impresionantes que
nadie pudo verlas en 1981.
Las escenas de asesinatos en Sangriento San Valentín son gloriosas y
el equipo de efectos especiales no escatimó recursos para mostrar heridas,
quemaduras y sangres tan realistas como pocas veces se habían visto en
pantalla. Tan, pero tan realistas que estas escenas fueron retiradas del corte
original para cines de la película por los censores, quienes las consideraron
demasiado perturbadoras para el público. Apenas en la Edición Especial lanzada
en DVD en 2009 estas escenas fueron difundidas al público por primera vez y
reinsertadas en la película. Mis favoritas son al tipo al que le cuecen la cara
en una olla con salchichas hirviendo y el cadáver de la señora metido en una
secadora.
Las actuaciones no son precisamente buenas,
pero ¿Quién ve películas slasher por las actuaciones? Particularmente Kelman
desmerece por lo que, aun cuando al principio de la cinta parece asumir un rol
protagónico, los realizadores tuvieron el buen tino de no cargar todo el
interés de la historia en él. Así, para la segunda mitad de la peli, se vuelve
mucho más interesante descubrir quién es el asesino en traje de minero.
Como no podía ser de otro modo, esta
película está plagada de lugares comunes (bueno, digamos que en 1981 no eran
tan comunes) como el viejo del pueblo que advierte a todos sobre la tragedia
que está por desatarse y al que todos tiran de loco, el policía estricto pero incompetente,
el gordito simpático que nos duele cuando muere (o al revés), la fiesta
celebrada a escondidas y otros tantos más. A pesar de todo, la historia está
bien llevada y el ritmo es bueno, por lo que nada de esto cansa en momento
alguno.
Hay una linda vuelta de tuerca al final,
mismo que se ve truncado por la censura por contener una secuencia en la que
alguien se corta un brazo con un cuchillo de caza. Es muy interesante hacer la
comparación con la edición original, porque particularmente el final es difícil
de entender sin algunas de las escenas que se eliminaron de este corte.
¡Me encantan las tomas de corazones
extirpados y metidos en cajas de chocolates, se ven repugnantes!
Extraña y quizá afortunadamente, esta
película no generó secuelas —Mihalka se acercó a Paramount con el argumento
para una segunda parte, pero la casa productora rechazó la oferta debido a los
pobres resultados en taquilla de la peli original—; aunque sí un remake en 3D
en 2009, que resulta, por lo menos a mi gusto a nivel de argumento y narrativa, anodino y cansino, y que trata de emular la vuelta de
tuerca de la primera versión resultando increíblemente predecible. Eso sí, he
de admitir que ver un zapapico volando hacia uno en glorioso 3D es una
experiencia única que vuelve a esta cinta una de las mejores pelis de horror en
Tercera Dimensión.
La única historia de horror para San Valentín más terrorífica que ésta es la de su origen, cuando las compañías fabricantes de tarjetas de felicitación notaron que sus ventas bajaban terriblemente entre Año Nuevo y Día de las Madres, y decidieron crear una festividad para llenar ese déficit.
PARA
LA TRIVIA: Las sangrientas escenas de mutilaciones y
destripamientos creadas por el artista de efectos especiales Thomas R. Burman
son tan grotescas que el director George Mihalka vomitó al ver una de ellas
durante la revisión del material filmado aquel día.
PARA
LA TRIVIA FOBOCINÉFILA: Esta película fue producida por
Paramount Pictures, la misma casa que produjo Viernes 13. En una toma puede apreciarse un calendario que marca “Jueves
12”, de lo que se infiere, siguiendo esta pequeña broma de los realizadores,
que el Viernes anterior a San Valentín es Viernes 13 —¡Justo como este año!—.
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