ROBOCOP
José Padilha, 2014
Siendo tan fanático como lo soy
de la primera versión, recuerdo perfectamente que me había hecho el propósito
de no pagar un boleto por ver esta película. Recuerdo muy bien que fue hace
como dos años cuando se filtraron las primeras imágenes del diseño del nuevo
RoboCop, y que fueron vapuleadas por los fans: Un cyborg de colores morado y
gris (habrán copiado la combinación del SuperNintendo) que según los indignados
conocedores era un plagio descarado de Iron Man... Bueno, sí lo era, la verdad
sea dicha.
El proyecto fue engendrado en medio de
numerosos conflictos y dificultades. El primero de ellos fue el mencionado
arriba. El segundo fue el rechazo por parte de Hugh Laurie para participar en
la cinta. Originalmente, los productores se acercaron a él para ofrecerle
interpretar al personaje de Raymond Sellars; pero el músico y actor británico
los mandó a volar diciéndoles que refritear RoboCop era una de las peores ideas
que había escuchado.
Finalmente, la comunidad virtual se deshizo
en burlas contra este remake al revelarse que en EE.UU. se estrenaría con la
clasificación PG-13 (para mayores de 13 años); en contraste con la primera
versión que, como ya he mencionado en este espacio anteriormente, tuvo que ser
reditada para que no le dieran la clasificación X (para mayores de 21 años) por
su alto contenido de violencia.
Con todo y todo, nada detuvo a este
proyecto, que parecía nacido para perder, y la verdad es que el resultado final
no es tan malo como podría esperarse. Hablando en términos de remakes, no es
tan genial como La mosca (Cronenberg,
1986) pero tampoco es tan inmundo como El
día que la Tierra se detuvo (Derrickson, 2008).
Esta versión de RoboCop se sitúa en el año
2028 en la ciudad de Detroit. El detective Alex Murphy (Joel Kinnaman)
investiga una red de contrabando de armas; pero justo cuando empieza a meter
las narices más profundo, le es tendida una trampa con un coche bomba. Murphy
queda gravemente herido (así es, no muere hecho una pulpa sanguinolenta como en
1987).
La compañía OmniCorp, bajo la dirección del
magnate Raymond Sellars (Michael Keaton), ha hecho una fortuna con sus robots
de pacificación urbana en Medio Oriente y desea introducirlos en el mercado
doméstico. Sin embargo, los políticos se oponen a dicho proyecto; así que para
convencer a la opinión pública, OmniCorp crea un policía cyborg con lo que
quedó de Murphy.
Por principio de cuentas, puedo decir que
una jugada brillante para realizar esta película fue cambiar radicalmente su
planteamiento. Mientras la película clásica fue una sátira sobre la
privatización de los servicios públicos y, en un segundo nivel, sobre el
desplome del mercado automotriz estadounidense, esta cinta se adapta al
contexto económico social actual y se enfoca en el corporativismo ambicioso y
la mercadotecnia. De hecho, este RoboCop fue fabricado en China.
Jugada inteligente, sí; aunque ahora que
reflexiono al respecto, quizá pudo abusarse de ella en algunos momentos. Digo,
realmente Murphy, a diferencia de la película anterior SPOILER logra vengar su propia muerte como a la mitad de la
película TERMINA SPOILER y lo demás
es una cuestión más de intrigas corporativas. Aunque sí es interesante y le da
un giro a la historia, la verdad yo sí prefería ver a RoboCop acribillando
criminales que enfrentándose a los tipos de Mercadotecnia y Relaciones
Públicas.
Y eso es otra cosa. Francamente sí me
molesta cuando los refritos resultan ser más fresas que las versiones
originales (Sangriento San Valentín
[Lussier, 2009], estoy viendo en tu dirección), y en esta peli pasa eso todo el
tiempo. Digo, RoboCop usa, la mayor parte del tiempo, una pistola tasser. Es
decir, ni siquiera mata a los criminales, sólo los neutraliza. Aunque efectiva,
la escena de la balacera en el laboratorio de drogas pierde la mitad de su
sabor.
Y a este mismo respecto ¿qué hay de los
villanos? Digo, ¿los que salen en esta película son villanos dignos de RoboCop?
¡Por favor! Clarence Boddicker (Kurtwood Smith), el villano de la primera
RoboCop, haría que cualquiera de estos
ñoños mojara los pantalones con sólo arquear una ceja… Hasta Hob (Gabriel
Damon), ese niño mafioso de Robocop 2
(Kershner, 1990), manejaba armas automáticas y tenía sangre fría como el hielo.
En el apartado del diseño me parece que la
cinta sale del paso, pero no airosa. El diseño de RoboCop está bien, supongo,
incluso me pareció atinado el chiste en el que hacen referencia al diseño
original de 1987. Este RoboCop es mucho más dinámico, incluso corre y puede
saltar muy alto… supongo que mientras no vuele como el de Robocop 3 (Dekker, 1993) todo está bien. También me pareció
agradable que durante como la mitad de la película, el cyborg conserva un diseño
similar y un color plateado muy parecido al original (el color original de
RoboCop es un extrañísimo gris aluminio irisado) y hasta después lo cambian a
negro y a un diseño más onda teléfono celular.
El diseño que no me terminó de convencer
fue el del ED-209 que en esta cinta dejó de parecer un pollo robot (¡ja!) para
parecer una motoneta.
Hubo otra cosa que me gustó: Las
actuaciones. Quizá Joel Kinnaman, el nuevo Alex Murphy/RoboCop no tenga un
desempeño sobresaliente, y la verdad no le llega ni a los talones a Peter
Weller, pero la mayoría de los actores de soporte se desempeña bastante bien.
El tono satírico de la cinta se mantiene con el personaje de Pat Novak,
interpretado por Samuel L. Jackson, quien es el conductor de un programa de TV
de debate político con ideas ultraderechistas… aunque por momentos parece que sólo
está repitiendo su personaje de Djangosin cadenas (Tarantino, 2012).
Por el otro lado tenemos a Jackie Earle
Haley (mejor conocido por su papel de Rorschach en Watchmen: Los vigilantes [Snyder, 2009]) haciendo magistralmente su
papel habitual de “ese pequeño cabrón” y a Michael Keaton, quien hace lo que
puede con un personaje que de verdad se nota que fue escrito pensando en Hugh
Laurie.
Pero sin duda quien se roba la película es
el camaleónico Gary Oldman interpretando al Dr. Dennett Norton, creador de
RoboCop. La columna vertebral de la película es, de hecho, la relación de este
Gepetto del futuro con su creación. Un personaje complejo que va desde el
científico corporativo, mercenario y que es presionado para satisfacer las
necesidades mercadotécnicas, a un creador responsable con su obra. Creo que
este punto es lo mejor de esta película.
El marcador final queda así: No es ni de
chiste tan buena como RoboCop: El
defensor del futuro (Verhoeven, 1987); pero tampoco es tan mala como RoboCop 3 (que, de hecho, fue la primera
peli del personaje en obtener la clasificación PG-13). Digamos que está en el
nivel de RoboCop 2. Entretenida,
interesante y bien hecha, quizá el único gran defecto que tiene es tener que
cargar con la cruz de ser el refrito de una de las películas más emblemáticas
del género... ¿Y cómo olvidarlo, si a lo largo de toda la cinta se la pasan
haciendo referencia a la peli de 1987 con diálogos como “I would’nt buy that
for a dollar!” o el legendario “Dead or alive, you’re coming with me”?
PARA
LA TRIVIA: El director José Padilha y el actor Joel Kinnaman
lucharon fuertemente con el estudio para defender su idea de una película
clasificación R; sin embargo, cuando el presupuesto original de 60 millones de
dólares se duplicó, los productores se aseguraron de obtener la clasificación
PG-13 para atraer a más público. Padilha, en una conversación telefónica con su
colega Fernando Meirelles, se quejó amargamente de la frustración que le
ocasionaba la falta de control creativo sobre el proyecto y de que los
productores lo vigilasen todo el tiempo para asegurarse de que no filmara nada
fuera de lo previsto. Cuando la conversación salió a luz pública, Padilha fue “convencido”
de hacer declaraciones contradiciéndola y asegurando que estaba satisfecho con
la película.
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