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domingo, 23 de marzo de 2014

300: EL NACIMIENTO DE UN IMPERIO... O como me gustó llamarle: "302"


300: El Nacimiento de un imperio
300: Rise Of an Empire

Noam Murro, 2014

A la lista cada vez más nutrida de las secuelas tardías e innecesarias (Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal [Spielberg, 2008] y Psicosis II [Franlin, 1983], las estoy viendo a ustedes) se suma esta nueva entrega de la saga de 300... A la que deberían quitarle el 300, pues ya no se trata de los héroes de las Termópilas, y deberían quitarle lo del “nacimiento de un imperio”, pues eso tampoco se vio en la película.  
    No soy fanático de la primera parte, por no decir que nunca terminó de convencerme; siempre me pareció que era pura forma y nada de fondo (admito, eso sí, que la forma es excelsa), y la verdad nunca le vi mérito a prácticamente calcar las vinñetas de la novela gráfica en la pantalla. Menos mal que en esta “prediasecuela” está esa escena topless de Eva Green, que si no la peli sería una verdadera pérdida de tiempo. Por cierto que amenaza con no ser la última.


    Así como en la trilogía original de videojuegos de Resident Evil (Capcom, 1996-1999), el 3 sucedía antes, durante y después del 2 (entiéndase: ya se agotó el argumento original), esta película sucede antes, durante y después de la primera peli.
    En esta nueva entrega se narra la presunta historia del rey de Atenas, Temístocles (Sullivan Stapleton) héroe de la Batalla de Maratón, quien años después de asesinar al rey persa Darío (Max Decker), debe enfrentar la venganza de su hijo, Jerjes (Rodrigo Santoro), quien invade Grecia con un poderoso ejército comandado por la sanguinaria Artemisia (la hermosa Eva Green, a quien me gustaría ver en otro papel que no fuera el de “la loca de la fiesta que coge ferozmente”). Y... ya, realmente no pasa más nada en una hora y cuarenta minutos de película… además de la escena topless de Eva Green.
    Es obvio que el ánimo historicista de esta película es nulo y mal haría un servidor en criticarla por ello. Pero es que hay conceptos básicos que se manejan en ella de forma equivocada y que llegan a fastidiar. Me refiero particularmente al concepto de “Nación Griega” ¡Que no existía! Las polis griegas eran ciudades-estado; es decir, cada ciudad era un país en sí mismo. Eso y que usen “Calisto” como nombre de hombre… entre tantas otras cosas.


    Es increíble que, a pesar de que el presupuesto para esta película fue casi el doble que el de su predecesora, se ve bastante más chafa. Incluso los efectos especiales se ven más falsos. Y, al tratarse básicamente de una película sobre batallas navales, es desesperante que en ningún momento logra uno dejar de notar que los barcos fueron grabados en un tanque (porque se ve, en cada toma). ¿Lo más triste del asunto? ¡Ni siquiera fue así! ¡Toda la película fue grabada en seco en estudios de sonido en Bulgaria, el agua fue agregada digitalmente en postproducción!
    En general toda la película hace gala de una manufactura pobre, de hecho, mientras la veía no podía sacarme de la cabeza a Invasión 2: Héroe de la Federación (Tippett, 2004): una secuela salida directamente en video de una película blockbuster. Vamos, hasta Stapleton le da un aire físicamente a Richard Burgi, actor protagónico de la insufrible secuela de Starship Troopers (Verhoeven, 1997).
    Así pues, los pobres valores de producción distraen de todo lo demás... O quizá es sólo que todo lo demás es tan poco interesante que uno termina notando que las rodelas,  los yelmos y las espadas son de vil fibra de vidrio; bueno, no, la verdad es que no hicieron mucho por ocultarlo. Por cierto ¿de qué material maravilloso están hechas las capas de los guerreros atenienses? Lo pregunto porque aun después de una cruenta batalla, las capas siguen completamente intactas… ¡Caray! Si eran indestructibles, tal vez los soldados habrían corrido con mejor suerte si se hubieran rebujado en ellas.


    Eso sí, tiene varias escenas sumamente cómicas… aunque no estoy muy seguro de que ésa haya sido la intención de los realizadores. Pero ¿qué le hace falta a una mala película para mejorar? ¡Explosiones, claro! Y es que, perdón, pero un trirreme acorazado que explota haría sonrojar al mismísimo Bob Esponja.
    Cuando apareció la novela gráfica de 300, en 1998, una de las grandes críticas (Alan Moore la destrozó) que le hicieron al guión de Frank Miller fue que era demasiado pedestre. Los espartanos se expresaban de forma poco elegante y vulgar (supongo que los críticos hicieron la inevitable comparación con las epopeyas homéricas). De acuerdo, uno termina por aceptar que Leonidas de 300 y Marv de Sin City dicen más o menos las mismas obscenidades, se convirtió en parte del estilo. Pero en el caso de esta cinta, que no contó con la participación de Miller, los diálogos son toscos y pobres y se nota un esfuerzo infructuoso de los guionistas por copiar los de la primera parte.
    El diseño de arte es decente, eso sí. Por desgracia, se siente completamente fuera de contexto. Y es que el vestuario y los escenarios del ejército persa se ven muy padres; pero creo que hubieran sido mucho más apropiados para una adaptación fílmica de Dune. Es más, en mi cabeza sustituiré los vestuarios de los Harkonnen en la película de Dune (Lynch, 1982) por éstos.


    También recuerdo que me pareció que la primera cinta funcionaba mejor como videoclip que como película. No es el caso de esta secuela. La música es bastante poco memorable y apenas si realza la acción en las escenas de batalla… que palidecen bastante en comparación con las de la cinta original. Aunque hay una escena topless de Eva Green.
    Por cierto, aunque en los créditos de esta película se acredita como “Basada en el cómic de Frank Miller”, esto no es del todo cierto. Así como sucedió con Kick Ass, el cómic Xerxes de Miller, en el que supuestamente se basó le peli, se escribió al mismo tiempo que el guión de su contraparte cinematográfica, por lo que hay sendas diferencias entre ambos. De hecho, la película originalmente se iba a titular Xerxes, pero luego decidieron cambiarlo por 300: La batalla de Artemisia. Finalmente, desecharon ambos títulos por considerarlos demasiado exóticos.


    En fin, se trata de una secuela innecesaria que se esfuerza demasiado por sacar más argumento de donde no hubo mucho para empezar. Entretenida, eso sí, y por lo menos a mí sí me sacó unas buenas carcajadas; pero no hay nada mucho más allá. No deja de parecer la secuela para video de la película original, y si me la pasé mencionando lo de la escena topless de Eva Green fue porque verdaderamente no le encontré nada más interesante a todo el desmadrito ese.

PARA LA TRIVIA: En los primeros tratamientos del guión, puesto que la película estaría más apegada a la idea de Miller, la historia que se narraba era la de Jerjes y cómo llegó a ser el Dios Emperador que aparece en pantalla. El personaje de Temístocles fue añadido en borradores posteriores del guión hasta que finalmente se convirtió en el protagonista de la cinta.


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