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domingo, 30 de marzo de 2014

LAS TORTUGAS NINJA. ESPECIAL DEL 30 ANIVERSARIO. Primera Parte.


LAS TORTUGAS NINJA
Teenage Mutant Ninja Turtles

Steve Barron, 1990

Es cierto que se trata de una película que sirve más como vehículo de mercadotecnia que otra cosa. Cierto es también que el guión no es lo más profundo y que tiene un montón de errores de continuidad; y muy cierto que sí ha envejecido un poco… Pero para la mayoría de la gente que fuimos niños en esta época, esta peli fue lo máximo. Además, cualquier cinta donde haya artistas marciales capaces de realizar coreografías adentro de semejantes botargas merece respeto.
    Quince años atrás, la rata mascota de un inmigrante japonés y cuatro tortugas cayeron a una alcantarilla y entraron en contacto con un químico mutágeno que les dio forma humanoide, inteligencia súper desarrollada y la habilidad de hablar como surfistas de los sesenta. Splinter (voz de Kevin Clash), la rata —por alguna extraña razón—, aprendió de su amo, Hamato Yoshi, el arte del ninjitsu y con él entrena a las tortugas para luchar por la justicia.
    En la actualidad (de 1990), una ola delictiva azota a la Ciudad de Nueva York. Esta ola parece tener conexión con el misterioso clan ninja conocido como El Pie, así como con el pasado de Splinter. Ahora, las cuatro tortugas con la ayuda de sus amigos, la reportera April O’Neil (Judith Hoag) y el vigilante enmascarado Casey Jones (el genial Elias Koteas antes de que aprendiera a actuar), deberán detener al infame clan, mismo que ha estado reclutando a los niños y jóvenes de la ciudad para cometer sus fechorías.


    Las Ninja Tortugas Adolescentes Mutantes fueron creadas en 1983 por los artistas amateurs Kevin Eastman y Peter Laird. Eastman rentaba un cuarto en la casa de New Hampshire donde vivían Laird y su futura esposa y, siendo ambos artistas aficionados, fundaron los Mirage Studios... que eran una tomada de pelo, por eso se llamaban “Mirage” (“espejismo” en inglés); se trataba de dos restiradores en la sala de la casa y nada más.
    Cierta noche, mientras Laird veía la televisión, Eastman lo molestaba mostrándole un boceto de algo a lo que llamó “Ninja Turtle”: Una tortuga parada sobre sus patas traseras, con una máscara y chacos amarrados a las patas delanteras. Al cabo de un par de horas, los artistas ya habían desarrollado la idea básica de cuatro tortugas mutantes que peleaban usando técnicas del Ninjitsu.
    Para la primavera de 1984, Eastman y Laird ya habían escrito y dibujado lo que sería el primer número (y según pensaron ellos, el único, por eso la portada no tiene número) de Teenage Mutant Ninja Turtles. Con el dinero que habían recibido por su reembolso de impuestos y un préstamo del tío de Eastman, Quentin, los artistas publicaron el cómic de forma independiente con un tiraje de apenas 3000 ejemplares… ¡que se agotaron en un mes! Y el resto es historia.
    De hecho, incluso durante los primeros números del cómic se mantuvo un tono más bien satírico que trataba de ridiculizar a muchos otros cómics de la época. Por citar sólo un ejemplo, el temido clan ninja de El Pie es una parodia del clan de La Mano que entrenó a Elektra en los cómics de Marvel.


    Para 1990, gracias en gran medida a la serie de dibujos animados que se transmitía por televisión, los personajes estaban en la cúspide de la fama, así que era momento de dar el paso a la pantalla grande. Con un presupuesto estimado en 13 y medio millones de dólares (cifra que fue apenas la décima parte de las ganancias totales de la cinta, haciendo de ésta la película independiente más rentable de la historia), la co-producción de Golden Harvest Productions (la compañía fílmica hongkonesa que producía las películas de Jackie Chan en su tierra natal) y efectos especiales creados por el Jim Henson’s Workshop, la película se filmó en locaciones y estudio en Carolina del Norte.
    Algo que es muy interesante hacer notar es que los cómics de las Tortugas Ninja no eran para niños. Con su tono underground más cercano al del fanzine, su violencia sumamente gráfica y sus temáticas más oscuras, fueron un hit entre los adolescentes y adultos jóvenes de la época. Y es que, finalmente, las Tortugas eran quinceañeros y los escritores tuvieron una sensibilidad muy atinada para retratar sus problemas en el papel.
    Me parece que, además de la serie de dibujos animados producida por Fox Kids (2003-2010), y eso los primeros episodios, esta película es la única adaptación a la pantalla en la que se trató de conservar el espíritu y el tono oscuro y violento de los cómics originales de los quelonios. Aunque sí se incluyeron algunos elementos de la primera serie de dibujos animados, como el que Miguel Ángel hable como surfista, que April O’Neil sea reportera (en los cómics es la asistente del científico Baxter Stockman) o el cambio más notorio de todos: que las Tortugas usen cintas de colores para sus antifaces, pues en el cómic todas llevaban cintas rojas... bueno, eso lo sabemos por las portadas, porque los primeros cómics eran en blanco y negro.


    El mantenerse fieles a este tono y concepto les granjeó una buena cantidad de problemas a los productores. Por principio de cuentas, Jim Henson, creador de los Muppets y cuyo estudio fabricó las botargas para esta cinta, quedó muy a disgusto e incluso un tanto escandalizado por la cantidad de violencia mostrada en el corte final de la película (aunque eso, curiosamente, no le impidió cobrar o participar en la secuela).
    Por cierto que una jugada muy inteligente de los creadores de las botargas de las Tortugas fue la de asegurarse que la película se filmara con muy poca luz. La primera regla de los efectos especiales dice: “Nunca muestres más de lo que sabes que vas a poder mostrar”.
    En segundo término, ya que la película resultó más violenta de lo que la mayoría de los involucrados esperaba, la compañía juguetera Playmates Toys, quienes aún hoy día producen las figuras de acción basadas en los personajes, se negaron a sacar una línea de juguetes inspirada en la cinta… ¡Por favor! ¡Como si eso hubiera detenido a alguien antes! En 1979 Kenner produjo una figura de acción basada en Alien: El octavo pasajero (Scott, 1979) ¡y eso que la peli era clasificación R! … aunque sí hay que admitir que tuvo que ser retirada del mercado por la presión de las asociaciones de padres de familia.
    Finalmente, los censores pidieron que se retiraran varias escenas y que se modificaran otras tantas para no darle a esta película la clasificación PG-13. Como resultado, algunas secuencias fueron removidas completamente y la escena en la que Tatsu (Toshihiro Obata) golpea a uno de sus discípulos en un ataque de ira fue doblada para que se entendiera que el chico había sobrevivido, en vez de morir como sucedía en el corte original (de hecho, en la novelización de la película es claro que se muere). Asimismo, muchas de las escenas de April O’Neil, particularmente aquéllas en las que mostraba su interés romántico por Casey Jones, fueron eliminadas por completo, lo que tuvo como consecuencia que la actriz Judith Hoag rechazara participar en la secuela.


    Así pues, el resultado final es una película decente aunque dispareja. Hay algunas partes que son de un humor más bien ramplón y chistes claramente de slapstick, mientras que otras, como la narración del asesinato de Tang Shen y Yoshi[1] o la derrota de Rafael (voz de Josh Pais) a manos de los ninjas de El Pie, son mucho más oscuras y serias. Además, aunque creo que exageraron un poco al decir que era una película demasiado violenta, sí es agradable notar que en las ediciones en DVD y Blu-Ray se alcanza a apreciar que, después de las peleas, las tortugas tienen moretones y cortadas en la piel, justo como en los cómics.
    Las escenas de pelea están muy bien montadas. Quiero decir que la edición es muy buena, porque si uno se pone a verlas con detenimiento, se dará cuenta de que en realidad las coreografías son bastante simples y la mayoría de las pelas está resuelta con trucos de cámara. Además, casi todas estas escenas fueron filmadas en estudio (sí, gracias a la Alta Definición se puede notar que los edificios en el fondo de la azotea donde Rafael es vencido son un decorado).
    Las actuaciones son cumplidoras y nada más; pero vamos, la película no se trata de eso. Sobresale, eso sí, la interpretación de Elias Koteas. Digo, cabe señalar que él, Judith Hoag y Michael Turney (quien interpreta al problemático adolescente Danny) fueron casi los únicos actores de la cinta cuyas voces no fueron dobladas. Curiosamente, los dos actores que doblaron las voces de personajes japoneses son estadounidenses.
    Y hablando de los villanos, me parece que son bastante adecuados. Quizá Tatsu resulta un poco camp... bueno, toda la película, pues; pero Shredder sí se acerca bastante a lo propuesto en los cómics, en los que no era un villano atolondrado con mala suerte como en los primeros dibujos animados, sino un sanguinario jefe criminal con un retorcido código de honor. El vestuario de este personaje siempre me ha impresionado y a la fecha creo que es una de las mejores adaptaciones, visualmente hablando, de un personaje de cómics a la pantalla grande... Quizá el único problema es que el actor que lo interpretaba era demasiado bajito y, con ese casco, se veía como tachuela en los planos abiertos.


    La banda sonora de la película es completamente un producto de su época, tanto así que creo que dos años después no hubiese podido funcionar. Además de las piezas instrumentales compuestas para esta peli, el soundtrack incluyó temas originales de los artistas de moda, como This Is What We Do del rapero MC Hammer, Spin That Wheel de Hi-Tek 3 o, mi favorita, T.U.R.T.L.E. Power de Partners In Kryme. Un verdadero monumento a lo kitsch.
    Una película mediana, vivo testimonio de su época que, aun con sus limitantes, es más disfrutable que cualquiera de las secuelas o, incuso, de otras películas similares de la actualidad... Bueno, la verdad no sé si haya películas como ésta en la actualidad, creo que las pelis de botargas murieron con el siglo XX. Ha envejecido, sí, pero los temas que maneja, como los conflictos padre/hijo, la rivalidad fraternal o la delincuencia juvenil siguen vigentes.
    Por si hiciera falta, ahora que Nickelodeon compró los derechos de la franquicia, un reboot está en camino. No se sabe mucho sobre la cinta, excepto que las tortugas serán personajes creados completamente en CGI (que parecen los hijos perdidos de Hulk) y April O’Neil será interpretada por la incompetente pero atractiva Megan Fox (WTF?).

PARA LA TRIVIA: El personaje de April O’Neil se llama así porque el número 1 de los cómics de las Tortugas apareció en Abril de 1984.

  
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[1] En los cómics la historia es así: Hamato Yoshi y Tang Shen están comprometidos; pero Oroku Nagi, miembro del Clan de El Pie desea a Shen. Cierta noche, Nagi va a la casa de Shen e intenta violarla, al resistirse, Nagi la golpea brutalmente. En eso llega Yoshi y, en un arrebato de furia, asesina brutalmente a Nagi. Con el crimen y la deshonra a cuestas, Yoshi huye a EE.UU. con Tang Shen donde piensa comenzar de nuevo. Sin embargo, es seguido por Oroku Saki, hermano menor de Nagi y quien busca venganza por su muerte. Años después de asesinar a Yoshi y Shen, Saki tomará la identidad del líder criminal conocido como The Shredder.

domingo, 23 de marzo de 2014

300: EL NACIMIENTO DE UN IMPERIO... O como me gustó llamarle: "302"


300: El Nacimiento de un imperio
300: Rise Of an Empire

Noam Murro, 2014

A la lista cada vez más nutrida de las secuelas tardías e innecesarias (Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal [Spielberg, 2008] y Psicosis II [Franlin, 1983], las estoy viendo a ustedes) se suma esta nueva entrega de la saga de 300... A la que deberían quitarle el 300, pues ya no se trata de los héroes de las Termópilas, y deberían quitarle lo del “nacimiento de un imperio”, pues eso tampoco se vio en la película.  
    No soy fanático de la primera parte, por no decir que nunca terminó de convencerme; siempre me pareció que era pura forma y nada de fondo (admito, eso sí, que la forma es excelsa), y la verdad nunca le vi mérito a prácticamente calcar las vinñetas de la novela gráfica en la pantalla. Menos mal que en esta “prediasecuela” está esa escena topless de Eva Green, que si no la peli sería una verdadera pérdida de tiempo. Por cierto que amenaza con no ser la última.


    Así como en la trilogía original de videojuegos de Resident Evil (Capcom, 1996-1999), el 3 sucedía antes, durante y después del 2 (entiéndase: ya se agotó el argumento original), esta película sucede antes, durante y después de la primera peli.
    En esta nueva entrega se narra la presunta historia del rey de Atenas, Temístocles (Sullivan Stapleton) héroe de la Batalla de Maratón, quien años después de asesinar al rey persa Darío (Max Decker), debe enfrentar la venganza de su hijo, Jerjes (Rodrigo Santoro), quien invade Grecia con un poderoso ejército comandado por la sanguinaria Artemisia (la hermosa Eva Green, a quien me gustaría ver en otro papel que no fuera el de “la loca de la fiesta que coge ferozmente”). Y... ya, realmente no pasa más nada en una hora y cuarenta minutos de película… además de la escena topless de Eva Green.
    Es obvio que el ánimo historicista de esta película es nulo y mal haría un servidor en criticarla por ello. Pero es que hay conceptos básicos que se manejan en ella de forma equivocada y que llegan a fastidiar. Me refiero particularmente al concepto de “Nación Griega” ¡Que no existía! Las polis griegas eran ciudades-estado; es decir, cada ciudad era un país en sí mismo. Eso y que usen “Calisto” como nombre de hombre… entre tantas otras cosas.


    Es increíble que, a pesar de que el presupuesto para esta película fue casi el doble que el de su predecesora, se ve bastante más chafa. Incluso los efectos especiales se ven más falsos. Y, al tratarse básicamente de una película sobre batallas navales, es desesperante que en ningún momento logra uno dejar de notar que los barcos fueron grabados en un tanque (porque se ve, en cada toma). ¿Lo más triste del asunto? ¡Ni siquiera fue así! ¡Toda la película fue grabada en seco en estudios de sonido en Bulgaria, el agua fue agregada digitalmente en postproducción!
    En general toda la película hace gala de una manufactura pobre, de hecho, mientras la veía no podía sacarme de la cabeza a Invasión 2: Héroe de la Federación (Tippett, 2004): una secuela salida directamente en video de una película blockbuster. Vamos, hasta Stapleton le da un aire físicamente a Richard Burgi, actor protagónico de la insufrible secuela de Starship Troopers (Verhoeven, 1997).
    Así pues, los pobres valores de producción distraen de todo lo demás... O quizá es sólo que todo lo demás es tan poco interesante que uno termina notando que las rodelas,  los yelmos y las espadas son de vil fibra de vidrio; bueno, no, la verdad es que no hicieron mucho por ocultarlo. Por cierto ¿de qué material maravilloso están hechas las capas de los guerreros atenienses? Lo pregunto porque aun después de una cruenta batalla, las capas siguen completamente intactas… ¡Caray! Si eran indestructibles, tal vez los soldados habrían corrido con mejor suerte si se hubieran rebujado en ellas.


    Eso sí, tiene varias escenas sumamente cómicas… aunque no estoy muy seguro de que ésa haya sido la intención de los realizadores. Pero ¿qué le hace falta a una mala película para mejorar? ¡Explosiones, claro! Y es que, perdón, pero un trirreme acorazado que explota haría sonrojar al mismísimo Bob Esponja.
    Cuando apareció la novela gráfica de 300, en 1998, una de las grandes críticas (Alan Moore la destrozó) que le hicieron al guión de Frank Miller fue que era demasiado pedestre. Los espartanos se expresaban de forma poco elegante y vulgar (supongo que los críticos hicieron la inevitable comparación con las epopeyas homéricas). De acuerdo, uno termina por aceptar que Leonidas de 300 y Marv de Sin City dicen más o menos las mismas obscenidades, se convirtió en parte del estilo. Pero en el caso de esta cinta, que no contó con la participación de Miller, los diálogos son toscos y pobres y se nota un esfuerzo infructuoso de los guionistas por copiar los de la primera parte.
    El diseño de arte es decente, eso sí. Por desgracia, se siente completamente fuera de contexto. Y es que el vestuario y los escenarios del ejército persa se ven muy padres; pero creo que hubieran sido mucho más apropiados para una adaptación fílmica de Dune. Es más, en mi cabeza sustituiré los vestuarios de los Harkonnen en la película de Dune (Lynch, 1982) por éstos.


    También recuerdo que me pareció que la primera cinta funcionaba mejor como videoclip que como película. No es el caso de esta secuela. La música es bastante poco memorable y apenas si realza la acción en las escenas de batalla… que palidecen bastante en comparación con las de la cinta original. Aunque hay una escena topless de Eva Green.
    Por cierto, aunque en los créditos de esta película se acredita como “Basada en el cómic de Frank Miller”, esto no es del todo cierto. Así como sucedió con Kick Ass, el cómic Xerxes de Miller, en el que supuestamente se basó le peli, se escribió al mismo tiempo que el guión de su contraparte cinematográfica, por lo que hay sendas diferencias entre ambos. De hecho, la película originalmente se iba a titular Xerxes, pero luego decidieron cambiarlo por 300: La batalla de Artemisia. Finalmente, desecharon ambos títulos por considerarlos demasiado exóticos.


    En fin, se trata de una secuela innecesaria que se esfuerza demasiado por sacar más argumento de donde no hubo mucho para empezar. Entretenida, eso sí, y por lo menos a mí sí me sacó unas buenas carcajadas; pero no hay nada mucho más allá. No deja de parecer la secuela para video de la película original, y si me la pasé mencionando lo de la escena topless de Eva Green fue porque verdaderamente no le encontré nada más interesante a todo el desmadrito ese.

PARA LA TRIVIA: En los primeros tratamientos del guión, puesto que la película estaría más apegada a la idea de Miller, la historia que se narraba era la de Jerjes y cómo llegó a ser el Dios Emperador que aparece en pantalla. El personaje de Temístocles fue añadido en borradores posteriores del guión hasta que finalmente se convirtió en el protagonista de la cinta.


martes, 18 de marzo de 2014

BLADE RUNNER. Dentro de 5 años los replicantes se rebelarán contra nosotros.


BLADE RUNNER

Ridley Scott, 1982

Existen cinco versiones oficiales de esta película (bueno, siete; pero dos de ellas son simplemente remasterizaciones de otras versiones ya existentes): El corte original para cines de EE.UU. (1982), el corte internacional para cines (1982), la controvertida Edición del Director (1992, que por cierto, es mi favorita), La edición Definitiva (2007) y el recién difundido “Work print” (la edición que se mostró en las proyecciones de prueba anteriores al estreno de la peli). Básicamente, las diferencias sustanciales se observan entre la edición original y la Edición del Director. Muchos críticos afirman, y la verdad es que concuerdo con ellos, que son dos películas completamente distintas.
    Este artículo se refiere principalmente a la versión original, pero haré un par de comparaciones al final con la Edición del Director. En general se advierte que el primer corte de la película era más “comercial”, en el sentido de que era más complaciente y más accesible al público.
  
 Quizá ésta sea la película más personal de Scott (bueno, el mismo autor lo reconoce así) y, aunque se echaría un tête-a-tête con Alien: El octavo pasajero (1979) como la obra más representativa del cieneasta británico, creo que Blade Runner lleva un sello autoral más claro. Vamos, finalmente muchos de los elementos que Scott exploró en Alien fueron madurando y consolidándose para crear Blade Runner.
    Aunque está basada en la novela corta ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Del maestro de la Ciencia Ficción Phillip K. Dick, la verdad es que la cinta simplemente toma la anécdota literaria como pretexto para desarrollar una película mucho más profunda e interesante (de hecho, según se sabe, Ridley Scott jamás leyó la novela), que combina la estética del Cyberpunk con la narrativa del Film Noir para crear una obra que trasciende su fuente original y a su director para convertirse en uno de los pilares de la Ciencia Ficción.


    En el año 2019, la Corporación Tyrell ha perfeccionado la creación de replicantes, seres humanos (o animales, pues tanto en la peli como en el texto original de Dick los animales están prácticamente extintos) artificiales construidos con las más avanzadas técnicas de manipulación genética y biónica (digamos que son una especie de cyborgs cultivados sobre diseño). La actual generación de replicantes, la NEXUS 6, es una copia perfecta de los seres humanos, pues incluso pueden sentir emociones y ser tan inteligentes como cualquier persona; por lo que no pasa mucho tiempo antes de que los replicantes se rebelen contra sus amos humanos.
    Para reducir riesgos, los replicantes NEXUS 6 han sido programados para tener un periodo de vida de sólo cuatro años y han sido obligados a permanecer en las estaciones espaciales. Sin embargo, un grupo de seis replicantes liderado por el maquiavélico Roy Batty (Rutger Hauer) se amotina en una mina de la Luna y logra llegar a la Tierra. La policía de Los Angeles encomienda al exdetective Rick Deckard (Harrison Ford en el pináculo de su carrera y en la que, quizá junto con Star Wars [Lucas, 1977], sea su mejor interpretación), miembro de la unidad especializada en la localización y eliminación de replicantes conocida como Blade Runners, para que encuentre a los insubordinados y los mate antes de que sea demasiado tarde.


    El guión, aunque un tanto complicado, es maravilloso y, a pesar de que son asesinos y renegados, no cae en la tentación de tratar a los replicantes como villanos. Es más, una de las características más formidables de esta cinta es que uno no puede evitar sentir una fuerte empatía por los insurrectos. Si uno ve la cinta desde la perspectiva de Batty, ésta se convierte en una reinterpretación del mito de Gilgamesh (que para todo fin teórico se considera la epopeya primigenia): Se trata del viaje de un hombre que busca a su creador para robarle el secreto de la inmortalidad.
    Finalmente, la única justificación que los humanos tienen para exterminar a los NEXUS 6 es que fueron los humanos los crearon.
    Incluso el mismo Deckard tiene conflictos en ciertas partes de la película, pues como el mismo lo dice: “Los replicantes no deben tener sentimientos. Tampoco los Blade Runners”. Por lo que, a final de cuentas, se da de frente con el conflicto de tener más en común con sus presas que con sus empleadores. Incluso parece tener una relación amorosa mucho más gratificante con una replicante de la que tuvo con su esposa.
    Quizá de manera un tanto superficial (y está bien pues es una película, no un libro de texto), pero la peli se toma el tiempo de tratar cuestiones filosóficas básicas, particularmente a través de la historia del personaje de Rachael (Sean Young quien, con su belleza clásica, le aporta un perpetuo aire de misterio al personaje), la asistente ejecutiva del Dr. Eldon Tyrell (Joe Turkel, mejor conocido como ese cantinero siniestro de El resplandor [Kubrick, 1980]), quien SPOILER es en realidad un replicante sin saberlo TERMINA SPOILER. Uno muy perfecto que descubre de pronto que todo lo que creyó que era su vida, son en realidad recuerdos implantados de la memoria de la sobrina del Dr. Tyrell, lo que la lleva a preguntarse ¿qué es lo real? ¿Qué es la esencia? ¿Qué es lo que hace a cada persona lo que es? ¿Qué define al ser humano como tal? Precisamente estos cuestionamientos de Rachael tienden la línea que seguirá la película en la Edición de Director.


    La estética Cyberpunk de esta cinta plantea Los Angeles en el año 2019 como una megalópolis con inmensos rascacielos, publicidad por todas partes, hacinamiento y que está llena de chinos. Un futuro en el que, curiosamente, no existen los teléfonos celulares y el nombre “Atari” era sinónimo de vanguardia tecnológica.
    Sea como fuere, no sólo la estética, sino la propuesta de Ciencia Ficción de esta película permanece como un precedente del género cuya influencia se advierte, sobre todo, en el anime. Grandes clásicos del género que toman el planteamiento de Blade Runner son la serie Bubblegum Crisis (1987) y las películas Akira (Ohtomo, 1988) y Ghost In The Shell (Oshii, 1995). Además de estas obras de animación, el genial thriller de Ciencia Ficción Días extraños (Bigelow, 1995) le debe mucho de su trama y de su tono a la obra de Scott.  
    Los efectos especiales son de primera. Tanto que uno pensaría que casi no hay tales en esta película; pero precisamente ése es el trabajo de los efectos especiales: pasar desapercibidos. Así, quizá no hay animatrónicos impresionantes o efectos visuales majestuosos; pero sí hay sutiles secuencias con miniaturas o tomas de la ciclópea ciudad que sólo pudieron ser completadas gracias al excelente trabajo de pintura mate.


    El soundtrack de esta película es algo especial. Compuesto por el músico griego Vangelis, se trata de una obra de música electrónica más vanguardistas de su época. En sí, la música se convierte en la atmósfera, en sonido ambiental y, ultimadamente, en el pulso y la voz de este futuro monstruoso en el que los hombres amenazan con convertirse en dioses.
    Un clásico por méritos propios, me atrevo a decir que Blade Runner es una de las películas más influyentes en la historia del cine, pues se ha convertido en un referente de la cultura pop en muchos otros medios además del Séptimo Arte. Se trata de una película de detectives, pero también de humanos deshumanizados y de replicantes vueltos humanos.

PARA LA TRIVIA: El papel de la replicante Pris (Daryl Hannah) originalmente iba a ser interpretado por Deborah Harry, vocalista de la banda Blondie y el de Deckard, por Dustin Hoffman.
PARA LA TRIVIA GEEK: Haya sido como tributo o como falta de imaginación de la producción, hay dos referencias directas a Alien: el octavo pasajero en Blade Runner. Por principio de cuentas, la cocineta en el departamento de Deckard es, con algunas pequeñas modificaciones, la misma cocineta de la nave Nostromo que aparecía en una escena que se eliminó del corte original.
    En segundo lugar, los mensajes en la pantalla del spinner (los autos voladores usados en la película) del personaje de Gaff (Edward James Olmos) cuando despega son las mismas pantallas de la Nostromo cuando se separa del compartimiento de carga.



A PARTIR DE AQUÍ EL TEXTO TIENE SPOILERS
SOBRE LA EDICIÓN DEL DIRECTOR: Es impresionante cómo cambia esta película con un par de inserts.
    Cabe señalar que el primer Corte del Director se publicó en 1992 directamente en video, y la calidad de las escenas reinsertadas era bastante mala. Luego, esta versión se editó en DVD y por alguna razón, al menos en México, se volvió mucho más fácil conseguir ésta que la versión original. Fue hasta 2007 cuando Scott  trabajó con los negativos originales y reinsertó escenas para después remasterizar todo el material en HD. Esta edición es la conocida como la Edición del 25 Aniversario.
    En el Corte del Director, no hay narración en off de Deckard. Por cierto que durante mucho tiempo se rumoreó que Ford había grabado esta narración en un tono deliberadamente soso para que no pudiera usarse. Finalmente, tras décadas de silencio (Durante más de veinte años, Ford se negó a hablar de la película para evitar hacer comentarios sobre sus encarnizadas y frecuentes discusiones con el director) el actor aclaró que la razón de la mala calidad de esta narración fue simplemente que el texto era malo, pues fue escrito de último momento.


    En la edición original de 1982, los productores agregaron el “final feliz” en el que Rachael y Deckard escapan al campo. Este final, de hecho, fue armadas con tomas no utilizadas del intro de El resplandor. En  este final también se revela que Rachael es un replicante especial sin fecha de caducidad (¡sí, cómo no!).
    Finalmente, y ésta es una verdadera vuelta de tuerca en el discurso de la película, a lo largo de toda la trama se van soltando pequeñas pistas que, al final, dan a entender que el mismo Rick Deckard es un replicante. En la edición original esta posibilidad sólo se planteaba como una descortesía hacia el Blade Runner; pero la edición del director toma esta línea como columna vertebral. La clave más evidente para descifrar todo este enredo es la secuencia del sueño del unicornio.  
    Así pues, al final de la Edición del Director Rachael y Deckard escapan, pero no hacia la libertad de la campiña; sino hacia el destino incierto que les espera tras haberse convertido en proscritos y hacia su propia mortalidad cercana.  

    

domingo, 9 de marzo de 2014

DREDD: EL JUEZ DEL APOCALÍPSIS. Pero esta vez sí lo hicieron bien.


DREDD: EL JUEZ DEL APOCALIPSIS
Dredd

Pete Travis, 2012

¿Recuerdan esa película con Sylvester Stallone en la que es un policía del futuro que anda en una moto voladora y tiene como patiño a un insoportable Rob Schneider? ¿No? No los culpo, la mayoría de la gente solemos confundirla con El demoledor (Brambilla, 1993); otra peli de Sly en la que es un policía del siglo XX que es despertado de un sueño criogénico en el siglo XXI para enfrentar al sanguinario criminal Simon Phoenix (Wesley Snipes). No sólo El demoledor se estrenó dos años antes, sino que en todos los aspectos posibles (incluyendo el hecho de que el vestuario no lo diseñó Gianni Versace como en El Juez [Cannon, 1995]), es superior.
    De cualquier modo, El juez estaba basada en el cómic británico  2000 A.D., creado por el escritor John Wagner y el dibujante Carlos Ezquerra en 1977. Básicamente, el cómic habla de un futuro postapocalíptico en el que EE.UU. se ha convertido en un desierto radiactivo, por lo que la población se ha concentrado en la megalópolis Metro City One. Por supuesto, tal promiscuidad ha generado un nivel de pobreza y criminalidad casi fuera de control... Casi porque por eso el Ministerio de Justicia ha creado a los Jueces, un grupo de policías de élite que están facultados para detener a los criminales, juzgarlos y ejecutarlos en la misma escena del crimen.

    En esta cinta, el juez Dredd (Karl Urban, a quien quizá recuerden como Eomer en la trilogía de El señor de los anillos [Jackson 2001-2003]) es enviado al megabloque habitacional con mayor índice de criminalidad en Metro City One, conocido como Peach Trees, para investigar una nueva red de distribución de drogas encabezada por la sanguinaria mafiosa Ma-Ma (Lena Headey). Pero la misión de Dredd no consiste sólo en detener a la narcotraficante, sino también en poner a prueba a la novata juez Anderson (la bella Olivia Thirlby), una recluta que no pasó el examen para convertirse en juez, pero que ha despertado el interés del Ministerio de Justicia debido a sus poderes psíquicos. Todo parece marchar con normalidad hasta que Ma-Ma, en un intento desesperado por no ser delatada por uno de sus secuaces aprehendido por Dredd, cierra las puertas de Peach Trees, atrapando a los jueces, a los criminales y a gente inocente dentro. Lo que está por desatarse será una verdadera guerra con el objetivo de eliminar a los jueces a como dé lugar.
    Sí, sin duda el fuerte de esta película no es su argumento. Se parece a tantas otras películas del género de acción que el listado sería larguísimo (me viene a la mente Duro de matar [McTiernan, 1988] casi de forma inmediata). A pesar de ello, esta cinta logra mantener una cierta identidad que la distancia incluso (o quizá sería mejor decir “sobre todo”) de aquella lamentable versión con Stallone.
    Y es que uno de los principales aciertos de esta película es que combina elementos del cine de acción de décadas pasadas con los de películas nuevas. Como quien diría: Ya no se hacen películas como ésta.
    Quizá el hecho de que la mayor parte de la producción sea británica le dio un poco más de libertad creativa a esta peli, lo que le permitió mostrar violencia de manera mucho más explícita. En ese sentido, encontré esta película en el tono de las grandes cintas hiperviolentas de Ciencia Ficción como Robocop (Verhoeven, 1987) y La Fortaleza (Gordon, 1992; una peli de acción dirigida por el maestro detrás de Re-Animator)… supongo que hace veinte años esta película se habría convertido en un clásico de los autobuses foráneos.


    Aunque cabe aclarar que no vi esta cinta en su formato original de 3D, sí pude percatarme de que muchas de las escenas de acción fueron planeadas para este tipo de tecnología. Gracias a la Tercera Dimensión, se puede ver cómo la sangre salpica en la pantalla, literalmente. Honor a quien honor merece: Algunas de estas secuencias sí están muy bien logradas; pero en otras la verdad es que la sangre sí se ve falsa (vamos pues, se nota que es digital… y eso es horrible).
    Por otro lado, están las escenas que se ve que fueron específicamente creadas para explotar el 3D. Me refiero a que se supone que la nueva droga creada por el cártel de Ma-Ma, llamada SLO-MO, tiene el efecto de hacer que el cerebro perciba la realidad en una centésima parte de su velocidad normal. Así pues, bajo los efectos de esta sustancia, los usuarios, y el público con ayuda de los lentes en 3D, experimentarán una película en cámara lenta, con colores intensificados y matices irisados y donde todo se ve lleno de filtros y efectos digitales. Puro artificio pues. Se ve padre, pero en realidad aporta poco a la cinta. Por cierto que dentro de este mismo conjunto de escenas se encuentran un par de “desnudos” gratuitos y más bien tímidos.


    La estética general de la película es bastante agradable y me recordó a otras cintas de Ciencia Ficción como Cuando el destino nos alcance (sí, así llamaba la gente antes a Soylent Green [Fleischer, 1973]) con su visión pesimista de un futuro marcado por la escasez, el hacinamiento y la pobreza. También, sólo a título de observación, mencionaré que pude percatarme de que entre los habitantes de Peach Trees prácticamente no hay personas caucásicas... todos son latinasiáticos o negros.
    Al respecto de los vestuarios puedo comentar que en su mayoría son sencillos y realmente se ven poco futuristas. Específicamente hablando de los vestuarios de los jueces, éstos me despiertan sentimientos encontrados. Por un lado, me parece que se ven bien, vaya, sólo parecen una versión modificada de un traje de motociclista y me encanta que se hayan alejado lo más posibles de la propuesta glam y francamente ridícula que diseño Versace hace casi dos décadas. Pero por otro lado, debo admitir que aquel diseño estaba mucho más apegado a lo que se mostraba originalmente en los cómics... Ahora que reflexiono al respecto, me doy cuenta de que quizá no me gusta cómo se ve Dredd en los cómics, (cuyo look, según el mismo Ezquerra, se basó en el de David Carradine en Death Race 2000 [Bartel, 1975]) siempre me ha parecido que le sobra color.


    Las actuaciones son cumplidoras, nada sobresaliente en realidad. Es chistoso cómo Urban, al igual que Christian Bale, tiene la creencia de que al ponerse algo que les cubra la cara automáticamente debe engolar la voz. Ese es otro aspecto que me agradó de la cinta: Dredd jamás se quita el casco (para mantenerse fiel al personaje del cómic, que hace lo propio) y siempre mantiene su jeta de pocos amigos, al contrario de la peli con Stallone en la que casi todo el tiempo llevaba el rostro descubierto (debe haber sido una cláusula en el contrato de Sly, las estrellas de Hollywood suelen pedir ese tipo de cosas).
    No es una gran película, pero sí una peli de acción entretenida. Además, es bastante refrescante encontrar una cinta como ésta en medio del montón de películas de acción para adolescentes que se han apoderado del mainstream en las últimas décadas. Divertida, sangrienta y retoma la vieja tradición del héroe del melodrama de acción que siempre dice una frase ingeniosa antes de despacharse a los criminales (lo cual, visto desde una óptica realista, en realidad suena medio psicópata).


 PARA LA TRIVIA: Michael Biehn, quien gozó de moderada fama durante los ochenta por su interpretación de héroes de acción y Ciencia Ficción, como el cabo Dwayne Hicks en Aliens: El regreso (Cameron, 1986) y Kyle Reese en Elexterminador (Cameron, 1984), auducionó para el papel de Dredd; pero fue rechazado.

PARA LA TRIVIA GEEK: El primer guión para adaptar al cine los cómics de Judge Dredd se comenzó a escribir desde inicios de los ochenta. Sin embargo, todo mundo le metió mano al guión y fue cambiado radicalmente con el paso de los años. Finalmente, este guión se convirtió en la base para el guión de Robocop, el defensor del futuro (Verhoeven, 1987) y el proyecto para la peli de Dredd fue archivado hasta mediados de los 90.  
     
  
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lunes, 3 de marzo de 2014

ROBOCOP... Sí, otra vez.


ROBOCOP

José Padilha, 2014

Siendo tan fanático como lo soy de la primera versión, recuerdo perfectamente que me había hecho el propósito de no pagar un boleto por ver esta película. Recuerdo muy bien que fue hace como dos años cuando se filtraron las primeras imágenes del diseño del nuevo RoboCop, y que fueron vapuleadas por los fans: Un cyborg de colores morado y gris (habrán copiado la combinación del SuperNintendo) que según los indignados conocedores era un plagio descarado de Iron Man... Bueno, sí lo era, la verdad sea dicha.
    El proyecto fue engendrado en medio de numerosos conflictos y dificultades. El primero de ellos fue el mencionado arriba. El segundo fue el rechazo por parte de Hugh Laurie para participar en la cinta. Originalmente, los productores se acercaron a él para ofrecerle interpretar al personaje de Raymond Sellars; pero el músico y actor británico los mandó a volar diciéndoles que refritear RoboCop era una de las peores ideas que había escuchado.


    Finalmente, la comunidad virtual se deshizo en burlas contra este remake al revelarse que en EE.UU. se estrenaría con la clasificación PG-13 (para mayores de 13 años); en contraste con la primera versión que, como ya he mencionado en este espacio anteriormente, tuvo que ser reditada para que no le dieran la clasificación X (para mayores de 21 años) por su alto contenido de violencia.
    Con todo y todo, nada detuvo a este proyecto, que parecía nacido para perder, y la verdad es que el resultado final no es tan malo como podría esperarse. Hablando en términos de remakes, no es tan genial como La mosca (Cronenberg, 1986) pero tampoco es tan inmundo como El día que la Tierra se detuvo (Derrickson, 2008).
    Esta versión de RoboCop se sitúa en el año 2028 en la ciudad de Detroit. El detective Alex Murphy (Joel Kinnaman) investiga una red de contrabando de armas; pero justo cuando empieza a meter las narices más profundo, le es tendida una trampa con un coche bomba. Murphy queda gravemente herido (así es, no muere hecho una pulpa sanguinolenta como en 1987).

    La compañía OmniCorp, bajo la dirección del magnate Raymond Sellars (Michael Keaton), ha hecho una fortuna con sus robots de pacificación urbana en Medio Oriente y desea introducirlos en el mercado doméstico. Sin embargo, los políticos se oponen a dicho proyecto; así que para convencer a la opinión pública, OmniCorp crea un policía cyborg con lo que quedó de Murphy.
    Por principio de cuentas, puedo decir que una jugada brillante para realizar esta película fue cambiar radicalmente su planteamiento. Mientras la película clásica fue una sátira sobre la privatización de los servicios públicos y, en un segundo nivel, sobre el desplome del mercado automotriz estadounidense, esta cinta se adapta al contexto económico social actual y se enfoca en el corporativismo ambicioso y la mercadotecnia. De hecho, este RoboCop fue fabricado en China.
    Jugada inteligente, sí; aunque ahora que reflexiono al respecto, quizá pudo abusarse de ella en algunos momentos. Digo, realmente Murphy, a diferencia de la película anterior SPOILER logra vengar su propia muerte como a la mitad de la película TERMINA SPOILER y lo demás es una cuestión más de intrigas corporativas. Aunque sí es interesante y le da un giro a la historia, la verdad yo sí prefería ver a RoboCop acribillando criminales que enfrentándose a los tipos de Mercadotecnia y Relaciones Públicas.


    Y eso es otra cosa. Francamente sí me molesta cuando los refritos resultan ser más fresas que las versiones originales (Sangriento San Valentín [Lussier, 2009], estoy viendo en tu dirección), y en esta peli pasa eso todo el tiempo. Digo, RoboCop usa, la mayor parte del tiempo, una pistola tasser. Es decir, ni siquiera mata a los criminales, sólo los neutraliza. Aunque efectiva, la escena de la balacera en el laboratorio de drogas pierde la mitad de su sabor.
    Y a este mismo respecto ¿qué hay de los villanos? Digo, ¿los que salen en esta película son villanos dignos de RoboCop? ¡Por favor! Clarence Boddicker (Kurtwood Smith), el villano de la primera RoboCop,  haría que cualquiera de estos ñoños mojara los pantalones con sólo arquear una ceja… Hasta Hob (Gabriel Damon), ese niño mafioso de Robocop 2 (Kershner, 1990), manejaba armas automáticas y tenía sangre fría como el hielo.
    En el apartado del diseño me parece que la cinta sale del paso, pero no airosa. El diseño de RoboCop está bien, supongo, incluso me pareció atinado el chiste en el que hacen referencia al diseño original de 1987. Este RoboCop es mucho más dinámico, incluso corre y puede saltar muy alto… supongo que mientras no vuele como el de Robocop 3 (Dekker, 1993) todo está bien. También me pareció agradable que durante como la mitad de la película, el cyborg conserva un diseño similar y un color plateado muy parecido al original (el color original de RoboCop es un extrañísimo gris aluminio irisado) y hasta después lo cambian a negro y a un diseño más onda teléfono celular.
    El diseño que no me terminó de convencer fue el del ED-209 que en esta cinta dejó de parecer un pollo robot (¡ja!) para parecer una motoneta.


    Hubo otra cosa que me gustó: Las actuaciones. Quizá Joel Kinnaman, el nuevo Alex Murphy/RoboCop no tenga un desempeño sobresaliente, y la verdad no le llega ni a los talones a Peter Weller, pero la mayoría de los actores de soporte se desempeña bastante bien. El tono satírico de la cinta se mantiene con el personaje de Pat Novak, interpretado por Samuel L. Jackson, quien es el conductor de un programa de TV de debate político con ideas ultraderechistas… aunque por momentos parece que sólo está repitiendo su personaje de Djangosin cadenas (Tarantino, 2012).
    Por el otro lado tenemos a Jackie Earle Haley (mejor conocido por su papel de Rorschach en Watchmen: Los vigilantes [Snyder, 2009]) haciendo magistralmente su papel habitual de “ese pequeño cabrón” y a Michael Keaton, quien hace lo que puede con un personaje que de verdad se nota que fue escrito pensando en Hugh Laurie.
    Pero sin duda quien se roba la película es el camaleónico Gary Oldman interpretando al Dr. Dennett Norton, creador de RoboCop. La columna vertebral de la película es, de hecho, la relación de este Gepetto del futuro con su creación. Un personaje complejo que va desde el científico corporativo, mercenario y que es presionado para satisfacer las necesidades mercadotécnicas, a un creador responsable con su obra. Creo que este punto es lo mejor de esta película.

    El marcador final queda así: No es ni de chiste tan buena como RoboCop: El defensor del futuro (Verhoeven, 1987); pero tampoco es tan mala como RoboCop 3 (que, de hecho, fue la primera peli del personaje en obtener la clasificación PG-13). Digamos que está en el nivel de RoboCop 2. Entretenida, interesante y bien hecha, quizá el único gran defecto que tiene es tener que cargar con la cruz de ser el refrito de una de las películas más emblemáticas del género... ¿Y cómo olvidarlo, si a lo largo de toda la cinta se la pasan haciendo referencia a la peli de 1987 con diálogos como “I would’nt buy that for a dollar!” o el legendario “Dead or alive, you’re coming with me”?

PARA LA TRIVIA: El director José Padilha y el actor Joel Kinnaman lucharon fuertemente con el estudio para defender su idea de una película clasificación R; sin embargo, cuando el presupuesto original de 60 millones de dólares se duplicó, los productores se aseguraron de obtener la clasificación PG-13 para atraer a más público. Padilha, en una conversación telefónica con su colega Fernando Meirelles, se quejó amargamente de la frustración que le ocasionaba la falta de control creativo sobre el proyecto y de que los productores lo vigilasen todo el tiempo para asegurarse de que no filmara nada fuera de lo previsto. Cuando la conversación salió a luz pública, Padilha fue “convencido” de hacer declaraciones contradiciéndola y asegurando que estaba satisfecho con la película.