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viernes, 27 de junio de 2014

ALIEN: LA RESURRECCIÓN. Quizá debieron dejar todo como estaba...


ALIEN: LA RESURRECCIÓN
Alien: Resurrection

Jean-Pierre Jeunet, 1997

Existen dos ediciones de esta película: El corte original para cines de 109 minutos, que según dice Jenuet, es la Edición del Director pues él se sintió muy satisfecho con el resultado final de la cinta y la Edición Especial de 116 minutos. La única diferencia son un prólogo y un epílogo alternativos (que están muy mamones, la verdad) y un par de escenas extendidas, particularmente aquéllas con diálogos que mencionaban a Newt... además del divertido diálogo en el que se menciona que la corporación Weyland-Yutani fue absorbida por Wal-Mart.

Uno de los grandes aciertos de las películas de Alien, que fue lo que les permitió sobrevivir a lo largo de más de dos décadas, fue el hecho de que cada cinta pertenece a un género diferente. Aunque todas están enmarcadas en un planteamiento de Ciencia-Ficción y Horror, cada una de las entregas de esta saga toma prestados elementos de diferentes subgéneros. La cinta original es una obra maestra del Terror, la segunda parte es una cinta bélica, la tercera es un Thriller y esta cuarta, una comedia.
    La historia se desarrolla 200 años después de la tercera película. Después de muchos años de estudios y experimentos fallidos, los doctores Wren (J.E. Freeman) y Geridan (el siempre genial Brad Douriff) logran clonar a Ellen Ripley (Sigourney Weaver en su última encarnación del personaje) gracias a una muestra de sangre recuperada de Fiorina 161. Por supuesto, clonar a Ripley no es sino un mero paso en el proceso para obtener el verdadero objetivo: el embrión de alien reina que llevaba dentro cuando murió. Los científicos logran su propósito y comienzan a criar xenomorfos en la nave laboratorio Auriga, propiedad del Ejército de los Sistemas Unidos, para lo cual necesitan humanos, mismos que son vendidos como cargamento por el pirata espacial Frank Elgyn (Michael Wincott, a quien quizá recuerden con una larga y sedosa cabellera como el villano de El cuervo [Proyas, 1994]).


    Como cabría suponer, los xenomorfos logran escapar mientras los secuaces de Elgyn quedan atrapados en la nave infestada de creaturas. Además, se encontraran con el clon de Ripley, cuyo ADN se ha mezclado con el de los aliens brindándole fuerza y habilidades sobrehumanas, además de sangre ácida. Pero esta nueva Ripley no parece tan interesada en salvar a la humanidad como la anterior, ¿será que su parte xenomorfa busca más que escapar del Auriga?
    Si tomamos en cuenta sólo las Ediciones del Director de las cuatro películas de la saga, ésta sería sin dudas la más débil de todas. No es terrible, pero a comparación de las anteriores sí queda a deber, además de que la fórmula se siente gastada. Los realizadores trataron de introducir nuevos elementos al universo de Alien; pero la verdad es que eso del los aliens súper inteligentes y el híbrido humano-xenomorfo no termina de cuajar… De hecho, al respecto de esta última creatura, casi parece que la misma gente que hizo la peli trataba de satirizar el hecho de que la fórmula ya se había agotado.
    Originalmente, el guión fue escrito por el nerdo profesional Joss Whedon (creador de las series de TV Buffy, la cazavampiros [1997-2003] y Firefly [2002-2003], y guionista de The Avengers [2012]) y su propuesta para esta secuela era mucho más oscura y menos cómica —en realidad el tono un tanto ramplón de la peli se debe a Jeunet—. Las principales diferencias entre el guión de Whedon y la versión final son varios personajes que fueron eliminados de la cinta, así como el enfrentamiento final con el Híbrido que, en el guión de Whedon, de llevaba a cabo en la Tierra.
    Además, en el guión original, el Híbrido era una criatura mucho más grande, casi del tamaño del alien reina y más parecida a un cangrejo. Sin embargo, los realizadores decidieron cambiar el diseño de la creatura para que fuera más creíble que poseía ADN humano.


    Por cierto que se anunció con bombo y platillo que dicho híbrido sería una creción original diseñada por H.R. Giger; sin embargo, el artista suizo se negó a participar en la cinta, por lo que el diseño corrió de nuevo por cuenta de Woodruff y Gillis. De cualquier modo, Giger escribió una carta de protesta a Fox, misma que fue ignorada. En respuesta, el artista suizo abrió un foro en su página web titulado Alien: Insurrection, para que los fans se quejaran en contra de la casa productora.
    Mientras tanto los mencionados Woodruff y Gillis, por órdenes de Jeunet, diseñaron al Híbrido como una creatura hermafrodita (siguiendo con la idea planteada por Ridely Scott en la primera película) que claramente poseía los genitales de ambos sexos. Después de la filmación, el director reconoció que se había excedido y que el aspecto del monstruo  era demasiado grotesco —aun para él y para esta clase de películas—, por lo que los genitales del monstruo fueron removidos digitalmente en la postproducción.
    El elemento sexual que era parte de la base de la primera cinta volvió en ésta. Sin embargo, mientras en la obra maestra de Scott dicho elemento era mucho más sutil y ambiguo, alcanzando tintes de surrealismo, en esta película la cosa se vuelve, si no más explícita, sí más burda… ¿O soy el único al que le pareció que en esa escena en la que Ripley cae en un nido de aliens, se aparea con uno de ellos? Seguro no, porque os productores quisieron eliminar esa escena hasta que la Weaver amenazó con no participar en las campañas de promoción de la cinta si lo hacían. 


    El diseño de las creaturas para esta película es extraño y por la iluminación que se usó en ella se pierden muchos de los detalles. En muchas tomas sólo parecen masas oscuras, rugosas y babosas. Por cierto que esta es la primera película en la que se muestra xenomorfos digitígrados (gestados en humanos, quiero decir), lo cual es una contradicción si se toma en cuenta que estas creaturas tienen ADN humano, lo que los hace más inteligentes y les permite gesticular, articular sonidos y exhalar vaho —se suponía que los xenomorfos no respiraban y por eso podían sobrevivir en el vacío, como en la primera peli—. 
    Toda la película tiene por todos lados el sello autoral de Jeunet: Actuaciones caricaturescas, planos cerrados, iluminación lateral para resaltar volumen, filtros en colores ambarinos y sepias, abuso del zoom-in, la obsesión por usar actores feos  —¿Ron Perlman y Dominique Pinon en una misma película? ¿Qué es esto? ¿Freaks 2?— y todos esos elementos que le dieron su toque tan especial a películas como Delicatessen (1991) o Amèlie (2001) están presentes en ésta. De lo que aún no estoy muy seguro es de que sean adecuados para el universo de Alien...
    De hecho, todo el diseño de los sets y los vestuarios tiene un feeling muy particular que no sabría cómo describir. Supongo que sería una cosa como “Avant-Garde de los 90”; pero más kitsch. El asunto es que uno ve esta cinta, aunque sólo sea por un par de minutos, y no le cabe duda de que se trata de una cinta europea de los noventa... ¡Hombre! Como ver un videoclip de Aqua.


    Según los rumores, la idea de esta película era que se tratara de la transición en la que el personaje de Ellen Ripley salía de la saga; un poco como lo que fue Pesadillaen la calle del Infierno 3: Los guerreros del sueño (Russell, 1987) para su franquicia. Mucho se especulaba sobre si esta cinta sería el inicio de toda una nueva saga que se centraría en la historia de Annalee Call (interpretada por la tomboy, aunque no por eso menos sexy, Winona Ryder); empero, debido a la mala recepción que tuvo esta cinta por parte de la crítica, además de que un par de años después la carrera de Ryder se fue al demonio, este plan nunca se concretó. Tendrían que pasar siete años para que los xenomorfos regresaran a la pantalla con la inmunda saga de Alien vs Depredador.
    Algunos críticos se han referido a esta cinta como decepcionante y es fácil ver por qué. Aunque incorpora un par de elementos nuevos, como la hibridación de las especies o la primera vez que la acción de esta saga se transporta bajo el agua; en general es una especie de mezcla de elementos repetidos de las cintas anteriores —incluso se recicló al animatrónico del alien reina de Aliens: El regreso (Cameron, 1986)—. Además, el hecho de estar retrasando la llegada de los xenomorfos a la Tierra hace que toda la saga se sienta estancada para este punto… De todos modos, según la terrible Alien vs Depredador (Anderson, 2004), los aliens siempre estuvieron aquí...  y uno se pregunta “¿entonces para qué tanto desmadre?”.
    Además, creo que el tono fársico de todo el numerito sí fue un experimento fallido. Uno entiende que la idea era darle una identidad propia a esta cinta que le permitiera ser el inicio de una nueva saga; sin embargo, como que ver a Ron Perlman y a Dan Hedaya haciendo muecas y bizcos no le va. Hay diálogos muy bien logrados y algunos chistes bastante efectivos, pero en general creo que esta película se aleja demasiado de lo planteado por las anteriores.


    A final de cuentas, esta cinta será la conclusión definitiva para la saga. Ripley logró su misión: destruyó a los aliens y salvó al planeta, además de que por fin, después de casi 260 años, pudo regresar a él. Se siente que esta película está coqueteando muy peligrosamente con la secuelitis innecesaria de otras sagas… Vamos, finalmente, todos esos monstruos que creíamos invencibles como Freddy, Jason, Michael Myers, Leatherface, Pinhead o incluso los mismísimos Drácula, el monstruo de Frankenstein y el Hombre lobo, fueron destruidos pos la fiebre de las secuelas interminables.   
    Para evitar dicho debacle, los productores de Fox intentaron mover las películas de alien en otra dirección: la de los crossovers con Depredador, mismos que desde finales de los 80 habían sido planteados en los cómics y popularizados con los videojuegos a mediados de los 90. De hecho, durante la etapa primigenia de Alien: La Resurrección se planteó la idea de incluir depredadores en la cinta, pero fue desechada rápidamente. Al fallar esta alternativa, se buscó regresar a la fuente original: Una saga de precuelas dirigida y producida por Ridley Scott cuya primera entrega fue Prometeo (2012) y que, dicho sea de paso, sirve para dejar fuera de la cronología oficial a Alien vs Depredador.


PARA LA TRIVIA: Durante las negociaciones iniciales, Sigourney Weaver se había negado a aceptar de nuevo el papel de Ripley, por lo que en los primeros tratamientos de guión se clonaría a Newt y no a Ripley. Una vez que la Weaver aceptó salir en la película a cambio de que le pagaran 11 millones de dólares y la volvieran productora ejecutiva de la cinta, se escribió el personaje de Call, mismo que originalmente fue ofrecido a Angelina Jolie, quien lo rechazó.
    Asimismo, en curiosidades del cast, mencionaré que el actor William H. Macy audicionó para el papel del Dr. Gediman, pero fue rechazado por la producción. Y, en un afán por reunir a las dos estrellas de Los cazafantasmas (Reitman, 1984), el personaje del Dr. Wren fue escrito originalmente para Bill Murray, quien no quiso participar en el proyecto.
   
PARA LA TRIVIA GEEK: En los cómics, la historia continúa con el crossover Aliens vs Predator vs Terminator (2000… no, es en serio). En esta saga de dos partes se narra que, ya en la Tierra, Call y un grupo de mercenarios buscan a Ripley para pedirle su ayuda para detener un proyecto científico conducido por el Ejército en el que se busca mezclar ADN humano con el de los xenomorfos para crear un súper soldado.
    Pronto se revela que el Dr. Trollenberg, quien está a cargo del proyecto, es en realidad un Terminator (que en esta saga son cosa del pasado y ha permanecido encubierto durante un par de siglos) que planea mezclar el ADN de los aliens con el programa de los Terminators para crear un ejército de terminators orgánicos (ya lo eran, pues son cyborgs, pero aquí el chiste es que se cultiven en vez de construirse).
    Call, Ripley y su equipo logran infiltrarse en el laboratorio de Trollenberg, donde se enfrentarán a los depredadores que han venido a cazar a la nueva raza creada por el científico.


lunes, 23 de junio de 2014

ALIEN 3. ¿La hermana fea de la serie o sólo una joven incomprendida?


ALIEN 3
Alien3

David Fincher, 1992

Existen dos cortes de esta película. El estreno original para cines de 1992 y la edición conocida como “Assembly Cut” (no se le considera una Edición del Director pues, aunque sigue más o menos el montaje que había hecho Fincher, esta edición no fue supervisada por él ni contó con su aprobación). La diferencia es de cerca de media hora de escenas reinsertadas y otras tantas escenas alternativas —como la del rescate de Ripley o en la que el xenomorfo emerge de una res en lugar de un perro— que en general le dan mucha más cohesión a todo el asunto, además de desarrollar más ampliamente los elementos de un thriller que toma el fanatismo religioso como eje. Este tema se volvería recurrente en la filmografía de Fincher como bien lo mostró en Seven, los siete pecados capitales (1995).

La idea original para esta película era más o menos adaptar la historia narrada en los cómics publicados por la editorial Dark Horse, que seguía las aventuras de Ripley, Hicks y Newt. Sin embargo, la rotunda negativa de Michael Biehn por repetir su papel del cabo Dwayne Hicks de Aliens: El regreso (Cameron, 1986) —según ha declarado posteriormente el actor, éste fue el peor error que cometió en su carrera— obligó a los productores a llevar el argumento en otra dirección.
    El conflicto con Biehn fue apenas el inicio de una serie de contratiempos que harían de esta cinta la producción más accidentada de toda la saga. Problemas con el presupuesto, con el elenco, con H.R. Giger, con la piratería y una encarnizada batalla entre el director y los productores fueron sólo algunas de las vicisitudes que, en última instancia, terminaron afectando el resultado final en pantalla, que quedó como sigue:
    Sin que ellos lo sepan, la Sulaco, la nave en la que viajan los sobrevivientes de la película anterior, carga un huevo de alien que eclosiona mientras se encuentran en el hipersueño. El xenomorfo causa una avería que obliga a la computadora a expulsar una cápsula de evacuación que aterrizará en el planeta Fiorina 161, utilizado como prisión de máxima seguridad por la compañía Weyland Yutani.


    La única sobreviviente al incidente es la Tte. Ellen Ripley (vuelve Sigourney Weaver y al menos para mí, fan de la serie, sigue permaneciendo como un misterio a qué hora la ascendieron de rango, si ni militar era) quien no sólo tendrá que enfrentarse a un xenomorfo completamente distinto de todos los conocidos hasta ahora, sino a la población integrada por hombres criminales de Fiorina 161.
    La tercera entrega de la saga de Alien sigue la evolución natural de una trilogía: En la primera parte se plantea el universo, en la segunda se expanden los elementos de dicho universo experimentando en nuevas direcciones, y en la tercera entrega se retoman de forma más literal los elementos de la primera parte y se les da una vuelta de tuerca.
    En el caso de Alien 3, Ripley debe combatir nuevamente con una sola creatura —sí, muchos de nosotros pensamos ¿cómo harán para superar la magnificencia de la segunda cinta? Bueno, parece que ni siquiera lo intentaron—; pero tendrá que hacerlo con todo en contra, sin armas ni tecnología y en un ambiente prácticamente medieval.


    La similitud no es accidental. La idea primigenia de esta cinta era que la nave de Ripley se estrellaba en un planeta monasterio y la creatura se gestaba dentro de un toro, por lo que tenía cuernos. Por esta razón, los monjes consideraban a Ripley una agente del mal que había traído con ella un demonio a quebrantar la paz y santidad del monasterio, desencadenando una cacería de brujas (literalmente). En este tratamiento del guión, la película acababa con un enfrentamiento mano a mano entre Ripley y el xenomorfo en medio de un campo de centeno envuelto en llamas.
    Empero, los productores pensaron que hacer de Alien 3 una película sobre fanatismo religioso era poco interesante y que la propuesta estética de Fincher era estúpida. Originalmente, el director quería que los interiores del monasterio en Fiorina 161 fueran construcciones de madera, a lo que los productores inmediatamente objetaron “¿Y de dónde carajos van a sacar madera en mitad del espacio?” Poco a poco, las ideas de Fincher fueron cayendo bajo el yugo de la producción, convirtiendo la filmación en un proceso estresante y frustrante para el joven director californiano.
    En pantalla se mantuvieron algunos de los elementos propuestos originalmente por Fincher. Por ejemplo, los interiores de madera fueron desechados; pero la película está filmada en tonos marrones, además de que casi toda la prisión parece construida a la antigüita, con ladrillo y concreto. Asimismo, en muchos de los escenarios pueden verse cruces en las paredes. Por si todo esto fuera poco, argumentando que la prisión se encuentra en muy malas condiciones y que por ello no hay luz eléctrica en grandes secciones de ésta, muchas escenas son iluminadas con velas.


    Del mismo modo, bajo el pretexto de una infestación de piojos en el planeta, todos los presidiarios llevan las cabezas afeitadas y las gruesas chamarras que utilizan, holgadas y con capucha, parecen hábitos de monje.
    Otro de los problemas que tuvo que afrontar la producción de la cinta desde el principio fue un conflicto con H.R. Giger, a quien se le había pedido originalmente que diseñara a la creatura alienígena. Cuando Giger presentó su diseño, se enteró de que, por su parte, Tom Woodruff Jr. Y Alec Gillis, exdiscípulos de Stan Winston contratados para los efectos especiales de esta película, ya habían diseñado su propia versión del xenomorfo y que sería ésta la que se usaría en el filme… incorporando algunos elementos de los propuestos por el artista suizo. Éste demandó a Fox y la casa productora, en respuesta, puso el nombre de Giger en los créditos iniciales de la película como diseñador original de la creatura.
    Las actuaciones de todos los involucrados son bastante buenas, aunque sí es interesante notar que en una prisión de máxima seguridad en los confines del espacio, los reos, que en su mayoría son asesinos, violadores y pedófilos, hablan con un refinado acento británico. Sobresalen particularmente las actuaciones de Charles Dance (actualmente interpretando a Tywin Lannister en la serie de TV, Juego de tronos) como Clemens, el médico de la prisión y Charles S. Dutton, un reo acogido como líder espiritual de sus compañeros.


    Los efectos especiales son bastante decentes. Aunque se utilizaron muchos efectos tradicionales, como las botargas, los puppets y la impresión óptica, también se utilizaron efectos de vanguardia que en esa época se encontraban aún en su fase experimental. Por ejemplo, ésta fue la primera película en la que se utilizaron gráficos por computadora para hacer un fotomontaje… aunque ese alien verde correteando por los techos se ve increíblemente poco convincente.
    El controversial diseño de la creatura es interesante y se diferencia bastante de lo que vimos en las entregas anteriores. En esta ocasión el xenomorfo es cuadrúpedo y de color marrón verdoso, tiene una complexión más delgada y su abdomen y cola son mucho más largos. Perdió, además, los “dígitos” que le salían de la espalda y su cabeza vuelve a ser lisa, aunque más corta. Este es el primer alien en tener “labios” en la boca lo cual, por cierto, es una de las ideas pirateadas a Giger. Además, creo que la forma en la que por fin logran destruirlo es la más original de toda la saga... poco glamorosa, eso sí; pero original.
      La fotografía es excelente (en toda la saga lo es) y la iluminación, soberbia. El aspecto visual de la película logra crear una atmósfera con tintes expresionistas que transmite un sentimiento muy especial. En ese sentido, al igual que la primera película pero con una estética diferente,  Alien 3 alcanza un tono gótico que lo sumerge a uno en el mundo cuasimedieval de Fiorina 161. Tan efectivo es este apartado de la película que apuesto a que no soy el único que siente que en los pasillos de esa cárcel o hace un calor sofocante y seco o un frío glacial y ventoso, dependiendo de la escena.
    Aunque suele considerarse que ésta es la entrada más débil de la trilogía original, la verdad es que no está exenta de cierto encanto. Es un cierre de trilogía decente —levantemos la mano todos los que queríamos volver a ver al alien reina— y, por lo menos, es la última película de la saga en mantener elementos de terror. Es mucho más recomendable el Assembly Cut, pero aun así la edición normal se deja ver y se queda digamos que en un punto medio: No es tan buena como la primera cinta, pero tampoco es tan mala como Aliens vs Depredador 2 (Hermanos Strause, 2007).


SOBRE LA EDICIÓN “ASSEMBLY CUT”
Es bien sabido que Fincher, que hizo de esta película su ópera prima, quedó en muy malos términos con los productores después de que éstos prácticamente le arrebataron el control creativo de la cinta. El montaje final de la peli estrenado en 1992 correspondió más a la versión de Gordon Carroll que a la de Fincher y deja muchos elementos fuera.
    De hecho, fue tan dramático el corte que se hizo de la película, que si uno pone atención, hay personajes que desaparecen mágicamente sin dejar rastro; además de otros errores de continuidad y en general un tono que se siente superficial. Estas fallas se resuelven con el Assembly Cut.
    Ya mencioné algunas de las escenas alternativas de esta cinta; pero hay otras también muy interesantes, como la escena extendida de la morgue y la autopsia de Newt, la escena en la que Golic (Paul McGann) come cereal después del ataque del alien o la escena en la que se revela que el Bishop (Lance Henriksen) que aparece al final y trata de persuadir a Ripley para que entregue el xenomorfo que lleva dentro a la Compañía no es un androide.


    Incluso la secuencia del final tuvo que ser cambiada de último momento —aunque en este caso sí me atrevo a decir que el cambio fue para bien— pues uno de los miembros del staff se robó el rollo donde estaba filmada dicha escena y lo anduvo pirateando entre sus conocidos.
    Sin embargo, lo verdaderamente sobresaliente de este corte fue la reinserción de varias escenas que arman una línea argumental completa que había quedado fuera de la versión original. En ella, Golic, asesino serial y violador de mujeres, ve en el xenomorfo una especie de dios y se pone a su servicio. ¿Recuerdan que como a media película hay una secuencia donde planean atrapar al alien dentro de un contenedor para residuos tóxicos y todo termina en incendio, y que después de ese punto desaparece la mitad de los personajes y la historia se vuelve confusa? Bueno, pues en el Assembly Cut podemos ver que es Golic quien lo libera. 
    La única escena que sí quedó fuera del Assembly Cut es aquélla en la que se muestra el abrazarrosotros del alien reina, el cual es más grande, negro, con dedos palmeados, espinas en el lomo y una aleta en la punta de la cola.

BUENO, ¿Y DE QUÉ NOS PERDIMOS?
Según se sabe, los primeros tratamientos del guión seguían más o menos el argumento planteado por los muy exitosos cómics publicados a finales de los 80 por la editorial Dark Horse. Aparecidas después de la segunda cinta, fueron tres las sagas de los cómics que siguieron con la cronología de ésta, a saber:



ALIENS: ESTALLIDO (Aliens: Outbreak, 1988)
Originalmente publicada en blanco y negro por cuestiones de falta de presupuesto, esta historia sucede diez años después de Aliens: El regreso. Ya en la Tierra, Newt se encuentra recluida en un hospital psiquiátrico, mientras que Hicks, desfigurado por la sangre ácida de xenomorfo que le salpicó la cara, es un vagabundo alcohólico. Nada se sabe del paradero de Ripley, quien se encuentra prófuga de la justicia (acusada de terrorismo o algo así, realmente nunca lo explican del todo).
    La compañía Weyland Yutani descubre la ubicación del planeta de origen de los aliens y envían una nave para capturar especímenes. A dicha misión se suma Hicks, quien ayuda a Newt a escapar de la clínica justo antes de que su memoria sea borrada por completo y la lleva con él.


    Otra compañía logra conseguir un alien reina y lo lleva a la Tierra, donde empieza a producir huevos. La situación parece estar bajo control hasta que una secta religiosa que ve a los xenomorfos como enviados de Dios libera a la reina y sus miembros se ofrecen en sacrificio, lo que cusa que la Tierra sea infestada rápidamente. Los pocos sobrevivientes huyen del planeta en un éxodo masivo.



ALIENS: ASILO DE PESADILLA (Aliens: Nightmare Asylum, 1990)
Continuando con la historia de Estallido, Newt y Hicks descubren que la nave en la que lograron escapar de la Tierra transporta un cargamento de xenomorfos hacia una ubicación desconocida. La nave entra en modo de piloto automático y los lleva a una estación espacial gobernada por el general Spears.
    Spears busca domesticar a los xenomorfos y entrenarlos para crear un ejército que luche contra su propia especie y así recuperar la Tierra. El General toma como huésédes/prisioneros a Newt y Hicks y les presume su plan.  


    Por supuesto, cuando el militar demente regresa a la Tierra y pone en práctica su plan, todo se va al demonio. Newt y Hicks descubren que en el planeta aún hay humanos sobrevivientes, escondiéndose entre las ruinas de las antiguas ciudades. Y justo al final, reaparece Ripley.    



ALIENS: GUERRA EN LA TIERRA (Aliens: Earth War, 1991. Después de estrenarse la tercera cinta, se publicó una edición compendiada en la que el título fue cambiado por Guerra de hembras [Female War])
Ripley se reencuentra con Newt y es reclutada por el Ejército para una misión suicida: Viajar al planeta de los aliens y destruir a la Reina Madre, un alien de inmenso tamaño y poder cuya función es poner huevos de los que nacerán exclusivamente reinas alien. Se supone que por el lazo hormonal/telepático que existe entre todos los miembros de la especie, la destrucción de la Reina Madre dejará confundidos e incomunicados a los nidos de la Tierra, dando una oportunidad a los humanos para reconquistar el planeta.
    Ripley toma la misión, pero decide ir un paso más allá: Captura a la Reina Madre y estrella la nave donde la llevan prisionera en la Tierra, exterminando de paso el nido principal en nuestro planeta.



    Esta serie de cómics fue repudiada por los fans y no es para menos: el arte es bastante inferior al de las sagas anteriores y el guión es un desmadre del que poco puede sacarse en claro. Los personajes además son bastante planos y acartonados y la mayoría de los personajes secundarios son copias al carbón de los personajes de Aliens: el regreso.
    Con Guerra en la Tierra Dark Horse puso fin a la historia de Ripley en los cómics.



      

lunes, 16 de junio de 2014

MALÉFICA. ¡Vaya! Yo pensé que Maléfica debía ser pues... maléfica...


MALÉFICA
Maleficent

Robert Stromberg, 2014

¿Recuerdan La Bella Durmiente (Geronimi, 1959) de Disney? En su año, y aún mucho tiempo después, fu el largometraje de dibujos animados más costoso jamás producido con un presupuesto que ascendió a los seis millones de dólares. La película es una obra de arte por donde se le vea. ¿Recuerdan esa animación meticulosa y esos fondos finamente detallados? Pero, sobre todo, ¿recuerdan a Maléfica, el hada malvada que no fue invitada al bautizo de la princesa Aurora y, en venganza, dejó caer sobre ella una maldición mortal? Estoy casi seguro que no soy el único al que le daban escalofríos cuando aparecía este personaje en pantalla por primera vez. ¿Recuerdan que, después de Chernabog en Fantasía (Ferguson et al, 1940), Maléfica es prácticamente la encarnación del Mal? Bueno, pues mejor vayan olvidándolo porque todo eso quedó fuera de esta versión.
    La película narra la historia de Maléfica, una bella y bondadosa hada —que curiosamente es una niña, a pesar de que las hadas ni envejecen ni tienen bebés, por eso se los roban a los humanos— que vive en el bosque encantado y que, cierto día por azares del destino traba una bella amistad con un niño humano llamado Stefan (Michael Higgins). Como cabría esperar, la amistad se convierte en otra cosa conforme los dos niños se convierten en adolescentes y posteriormente en jóvenes adultos.


    Y quiero hacer una pausa para hacer notar que esto apenas si es la tercera parte de la cinta y ya está plagado de incongruencias. Como ¿por qué Maléfica envejece? ¿Por qué es la única hada que tiene alas emplumadas y cuernos de cabra? ¿Por qué es la única hada que es de tamaño humano? Quizá la explicación sería que se trata en realidad de un híbrido —como Sookie Sotckhouse, la pobre—… pero nunca lo mencionan en la peli. Sea como fuere ¿por qué Maléfica siempre se llamó Maléfica? ¡No tiene sentido! Digo, Anakin Skywalker se cambió el nombre cuando se convirtió al Lado Oscuro... ¡Hasta Luzbel cambió de nombre cuando se volvió malvado!
    Volviendo a la película, Stefan (Sharlto Copley), ahora un joven campeón, ambiciona casarse con la princesa Leila (Hannah New) para heredar el reino. Con tal de conseguir dicho objetivo, Stefan cumple con el desafío del rey Henry (Kenneth Cranham) de matar al mayor enemigo del reino: el hada Maléfica (Angelina Jolie con pupilentes). Stefan seduce al hada para después traicionarla y cortarle las alas —representando una violación, según se entiende—.
    Y aquí recuerdo una escena donde Aurora (Elle Fanning, la hermana menor de Dakota) le pregunta a Maléfica “¿Todas las hadas tienen alas?” y no recuerdo qué le contesta el hada, pero según yo debió responder: “Sí, pero somos como las hormigas: las perdemos cuando nos desvirgan”.


    Pero estoy divagando de nuevo. Una vez que Stefan se casa con Leila y hereda el reino, tienen una hija llamada Aurora. Maléfica asiste al bautizo de la niña —o supongo que eso era, pues en las películas de Disney está estrictamente prohibido hacer cualquier alusión a religión alguna— y deja caer sobre ella la maldición de que al cumplir los dieciséis años se pinchará el dedo con el huso de una rueca y morirá... sólo para arrepentirse un minuto más tarde y condenarla a un sueño del que sólo podrá despertar con un beso de amor verdadero —sí, sí, olvídense de que fue el regalo de Primavera lo que la salvó—. Y de ahí pa’l real la historia es la misma de La Bella Durmiente, pero mal contada.
    De hecho, toda la película da esa impresión: como si alguien estuviera tratando de contar el cuento de La Della durmiente de memoria, pero olvidara pasajes enteros y los rellenara con cosas sacadas de la manga. Sí, la narración se centra en el punto de vista de Maléfica, pero le quitan todo lo que hacía interesante al personaje. Ya no es la encarnación del Mal cuya mera presencia ensombrece el cielo, sino una persona bastante corriente en busca de lo que todos conocemos como venganza,  pero cuando es llevada a cabo por una feminazi —como es éste el caso— se llama justicia... por lo menos hasta que descubrimos que en realidad tiene corazón de pollo ¡Bah!
    Toda la película me recordó a la infame novela Drácula: el no muerto (2009). Este libro, escrito por Ian Holt, historiador y guionista experto en Drácula, y Dacre Stoker, sobrino nieto del célebre escritor irlandés, pretende ser una secuela —no sólo eso, sino que se jacta de ser la secuela oficial— de la novela original pero con una vuelta de tuerca. Se explica pues que Drácula no era el malo, sino que la verdadera villana era Erzsebet Bathory y todo fue un malentendido. No, en verdad, de eso se trata el libro.


    Odio cuando hacen eso. Odio que expliquen “los motivos del lobo” porque suelen darle en la madre. Si el monstruo tiene una justificación para hacer lo que hace, entonces deja de ser un monstruo. Es como en Hannibal: el origen del mal (Webber, 2007), cuando nos explican que el pobrecito Hannibal Lecter tuvo que convertirse en caníbal y después le agarró el gusto a fuerza de costumbre, lo que humaniza al personaje y, ultimadamente, le da al traste.
    Lo mismo pasa con Maléfica en esta película. Todas las “maldades” que hace están plenamente justificadas y ni maldades son. Caray, los malos ratos que hace pasar a las hadas madrinas de Aurora, Knotgrass (Imelda Staunton), Flittle (Lesley Manville) y Thistletwit (Juno Temple) —otrora conocidas como Flora Fauna y Primavera o Merryweather en inglés, aunque para como salen de mensas en esta película bien pudieron llamarse Moe, Curly y Larry— son si acaso travesuras. En verdad, parece que uno está viendo un mal episodio de Hechizada (1964-1972)… o peor aún, la vomitiva película de Hechizada (Ephron, 2005).
    Además de esto, la película tiene un discurso claramente misándrico, en el que los hombres del mundo son los malos y los tontos, y las feminazis rulean; excepto por Diaval (Sam Riley), el esbirro metrosexual de Maléfica... que ultimadamente ni era humano, sino que fue transformado en tal a partir de un cuervo.
    Además, sí se llega a advertir una cierta relación lésbica entre Maléfica y Aurora. Por la falta de maldad verdadera, el corazón de pollo de Maléfica y su sexualidad dudosa  propongo que el título de esta película se cambie de Maleficent a Ambivalent.


    Y la historia sigue más o menos así en escenarios que se ven grabados en estudio cuando no son CGI. Por cierto que algo que sí me provocó esta cinta fue una terrible nostalgia por la obra de Jim Henson. Con todas las hadas y criaturitas que aparecen en pantalla creadas gracias a la magia de las computadoras, no pude dejar de remitirme a obras como El cristal encantado (Henson y Oz, 1982) o Laberinto (Henson, 1986) e imaginar cómo se hubieran visto si el legendario creador de los Muppets hubiese sido el encargado de darles vida.
    Y hablando de las criaturas... ¿qué pasa con el dragón? Pasó de ser tal en la versión original a una especie de pollo desplumado en esta versión y, como para rematar, ni siquiera es la propia Maléfica quien se transforma en el monstruo. Y es cuando terminé preguntándome ¿Cómo resultó que el dragón de Live Action se ve tan chafa en comparación con el de dibujos animados? Incluso en Fantasmic, el show en vivo de Disney World, cuando Maléfica se convertía en dragón (completamente en vivo, por cierto) y lanzaba bocanadas de fuego se sentían escalofríos.
    Finalmente, para terminar con mis quejas, señalaré que esta cinta fue producida por Angelina Jolie... ¡Y se nota! Se nota que todo el numerito está armado para que la Jolie se luzca —aunque eso sí, ¿quién mejor para interpretar a un hada que roba niños que una señora que los colecciona en la vida real?—. Se castearon actores apenas decentes para que no le roben foco a la “actuación” de la Jolie —la escena en la que se duele por sus alas perdidas debería ser censurada por mala— y, lo que es muy importante, que Aurora no sea ni remotamente bonita. Y, por si no quedara claro que la hija de John Voight es la estrella del show este, durante los créditos finales se puede escuchar su melodiosa voz interpretando la ya de por sí dudosa versión cantada del waltz de La Bella Durmiente.
    Debo admitir, eso sí, que al menos por el tipo físico el casting está bien hecho. Según se comentó en algún momento de la producción, éste fue el factor decisivo para armar el reparto de la cinta.


    En lo que sí se luce esta película, y que resulta un festín en HD, es precisamente en el apartado del diseño de arte. Particularmente los vestuarios de la Jolie son geniales, excéntricos y con un toquecito glam que tan bien le va al mundo de las hadas —finalmente se supone que son ellas las que poseen el glamour—.
    Del mismo modo, el bosque de espinos y las criaturas que lo habitan tienen formas y diseños interesantes... aun cuando el reino de las hadas parece un fusilazo del planeta Pandora de Avatar (Cameron, 2009). En general todos los elementos usados para darle vida a este universo están bastante bien ubicados y tienen diseños padres.
    Queda a deber el maquillaje, eso sí, que corrió a cargo del genio en dicho arte Rick Baker (responsable de maquillajes como los de Un hombre lobo americano en Londres [Landis, 1981] o la infumable versión de Burton de El planeta de los simios [2001]); pero que no aguantó el HD. Hay varias escenas donde se notan los bordes del prostético que la actriz llevaba en el rostro... Y ahora que lo menciono, ¿por qué hay tal cantidad de primeros planos en esta película? Bien pudieron armarla toda con selfies...
    Quizá consideren que he sido demasiado duro al juzgar esta película, pero eso se ganan esos productores al meterse con mi cuento de hadas favorito —ya puedo ver cómo les debe estar doliendo— y, francamente, no me gustó esta película. Debo admitir que sí solté varias carcajadas, pero fueron menos que las veces que me levanté de mi asiento a gritarle a la pantalla —hay quienes lo hacen con los partidos de futbol, yo lo hago con las películas—.
    Así pues, se trata de una película entretenida pero nada más. Si uno es fan del cuento o de las películas clásicas de Disney, como en mi caso, la encontrará decepcionante. Además, nunca pude definir exactamente a qué público iba dirigida esta cosa: me queda claro que no es una peli cabalmente infantil, pero si iban a hacer una película más madura pudieron darle un tono mucho más oscuro... Quizá sea una película de quinceañeras, deberé preguntarle a las que conozco.
    Y por todas estas razones, cambié de opinión y propongo que esta película no se titulada Maleficent; sino Inefficient.

PARA LA TRIVIA: En esta película, el cuervo sirviente de Maléfica se llama Diaval, cuya pronunciación en inglés es parecida a “devil” (diablo); mientras que en la versión de dibujos animados, su nombre es Diablo (así en español).

viernes, 13 de junio de 2014

ALIENS: EL REGRESO. Nunca segundas partes fueron buenas, pero siempre hay excepciones que confirman la regla.


ALIENS: EL REGRESO
Aliens

James Cameron, 1986

Existen dos versiones de esta película: El corte original de cines de 1986 con 2 horas y 17 minutos de duración y la Edición Especial de 1990, con 2 horas y 37 minutos de duración. La diferencia son varias escenas extendidas y otras tantas reinsertadas, incluyendo las legendarias escenas de la hija de Ripley y la de los papás de Newt. Dichas escenas dan más fuerza a la línea narrativa de la relación entre Ripley y Newt, lo que le da más contundencia a la segunda mitad de la peli. Por cierto que esta cinta fue la primera en contar con una Edición Especial (o corte del director) comercial, que salió exclusivamente a la venta, en una edición muy limitada, en formato VHS allá por 1990.

Si bien la primera cinta de esta saga revolucionó las películas de Ciencia Ficción, esta secuela fue la creó toda una mitología. El director canadiense James Cameron, quien había obtenido un inusitado éxito y demostrado tener buen ojo para el género con su película anterior, El exterminador (1984), y su esposa, la productora Gale Anne Hurd (actualmente productora de la serie de T.V. The Walking Dead), fueron convocados por la Twentieth Century Fox para realizar la tan esperada y tanto tiempo pospuesta secuela de Alien: eloctavo pasajero (Scott, 1979).
    El reto era grande y por eso mismo la casa productora se había mostrado renuente a producir la ansiada secuela. Con frecuencia, la secuela de una película de éxito cae en una de dos fallas: O los realizadores tienen miedo de echar a perder la fórmula de éxito de la cinta original y la continuación termina siendo más de lo mismo, una mera copia del original —como Shrek 2 (Adamson et al., 2004)— o los realizadores saben que no pueden competir con la primera parte y hacen algo tan diametralmente opuesto que cuesta trabajo creer que ambas películas son parte de una misma saga —como El ejército de las tinieblas (Raimi, 1992), que oficialmente sí es la tercera parte de la trilogía de The Evil Dead—.


    Cameron, de manera muy inteligente, llevó la saga en la dirección indicada: tomó los elementos más representativos de la primera entrega y los expandió en direcciones interesantes. Esclareció varios puntos sobre el comportamiento y el ciclo de vida de las criaturas, introdujo la idea de un alien reina y de una estructura social tipo colmena. Además se redujo un tanto la dosis de terror en esta cinta para dar paso a la acción.
    57 años después de los hechos narrados en la primera película, la cápsula de escape en la que Ripley (Sigourney Weaver, magistral) por fin es rescatada y llevada a la estación espacial Gateway. Ahí, Ripley se entera de su situación y llevada a juicio por la destrucción de la Nostromo, en el que es defendida por Carter Burke (Paul Reiser en el mejor papel de su carrera… sí, el mejor de los dos). Poco tiempo después, Ripley es requerida por Burke para fungir como asesora de un escuadrón de marines coloniales que van a investigar la colonia terraformadora en LV-426 —sí, el planetoide de la primera cinta, rebautizado en los cómics como Acheron— con la que se ha perdido contacto.
    Al llegar al lugar, Ripley y los marines descubren que la colonia entera ha sido invadida por las criaturas —que a partir de esta cinta son llamadas xenomorfos— de las que Ripley creía haber escapado. La colonia está infestada por cientos de xenomorfos y la única sobreviviente es una pequeña niña llamada Newt (Carrie Henn). La operación sale terriblemente mal cuando los marines quedan atrapados en el nido de las criaturas, donde tendrán que enfrentarse a peligros insospechados si es que desean salir con vida de ahí.


    Creo que uno de los principales aciertos de esta película es lo bien escritos que están los personajes. Casi todos los marines están increíblemente bien delineados y son memorables a pesar de que aparecieran poco tiempo en pantalla. Con frecuencia el fallo de los personajes en este tipo de cintas es que sólo están para rellenar y como están uniformados, a la mitad de la cinta a uno deja de importarle quién es quién —Despertar del Diablo 2 (Weisz, 2007), te hablo a ti—.
    ¿Cómo olvidar al noble cabo Dwayne Hicks (Michael Biehn, quien también protagonizó la película anterior de Cameron, El exterminador), al inepto teniente Gorman (William Hope), el leal androide Bishop (el genial Lance Henriksen, quien también estuvo en El exterminador), el aguerrido soldado Drake (Mark Rolston), la ruda soldado Vasquez (Jenette Goldstein, quien aparecería en Terminator 2: El Juicio Final [Cameron, 1991]) o al payaso del grupo, el soldado Hudson (Bill Paxton)?
    Por cierto que Al Matthews, quien interpretó al sargento Apone, era un auténtico sargento del cuerpo de marines de EE.UU. En aras del realismo y para molestia de los actores, durante el tiempo que duró el rodaje, Matthews despertaba a todo el elenco a las cinco de la mañana para hacer ejercicio y practicar tácticas de combate.
    Otro de los muy grandes aciertos de la peli son los efectos especiales. A pesar de que esta cinta se estrenó hace ya casi treinta años, los efectos especiales apenas si han envejecido. Es más, me atrevo a decir que muchos de los efectos en esta cinta se ven aún más reales que los efectos e cualquier película siguiente de la saga... Quizá exceptuando Prometeo (Scott, 2012), pero incluyendo las terribles Alien vs Depredador. Muchas técnicas fueron utilizadas para la creación de esta cinta, pero sin duda las que más llamaron la atención fueron las utilizadas para crear a los xenomorfos.


    Las criaturas en esta ocasión fueron creadas por el gurú de los animatrónicos (y uno de mis ídolos personales, por cierto) y colaborador frecuente de Cameron, Stan Winston, el mismo artista detrás de los dinosaurios de ParqueJurásico (Spielberg, 1993). Winston y su equipo tomaron el diseño original de Giger y prácticamente lo “tunearon” para darle una apariencia más agresiva y más como de insecto. En vez del color negro lustroso de la primera cinta, los xenomorfos de esta son de colores marrón o azul; tienen más picos, cinco dedos en lugar de seis que además son más largos, y una cabeza llena de protuberancias y orificios en vez de la cabeza lisa de la primera cinta.
    Cuenta cierta anécdota que el equipo de artistas del Stan Winston Studio estaba muy entusiasmado porque el departamento de vestuario de Twenieth Century Fox había accedido a prestarles la botarga original del alienígena de la primera cinta... hasta que lo desempacaron. Los artistas pudieron comprobar de primera mano que más de la mitad del monstruo que aparecía en la película de 1979 era creado gracias a una excelente fotografía e iluminación, pues la botarga de látex incluía un par de tenis converse y varias secciones del cuerpo en las que el staff de plano le había pegado macarrones secos pintados de negro para realzar la textura.
    Sin embargo, el más grande triunfo del diseño, fruto del arduo trabajo que realizaron durante meses Winston y su equipo frente al restirador, es el alien reina. Según esta cinta, la estructura social del xenomorfo es como la de una colmena de hormigas o abejas, en la que hay una sola hembra fértil encargada de regir a todas las demás. Esta clase particular de xenomorfo mide cuatro metros de altura, tiene dos pares de brazos, un aguijón venenoso en la cola  —¿de verdad una criatura que lo puede convertir a uno en brocheta con su aguijón necesita veneno?— y un característico cráneo alargado y plano con forma de corona.


    Lo que más me gusta del diseño de esta criatura es que sí, parece una cucaracha del tamaño de un autobús; pero aun así lograron incluir en ella rasgos femeninos. Es decir, uno ve al alien reina y se nota que es la hembra que lleva la batuta de la colmena —a diferencia de Alien vs Depredador (Anderson, 2004) donde el alien reina termina pareciendo un tiranosaurio—.
    De hecho, el planteamiento del alien reina vino a despejar muchas incógnitas que habían quedado de la primera parte sobre el ciclo vital de la criatura. En una de las escenas nunca filmadas de la primera peli, Ash (Ian Holm) menciona que los tripulantes de la Nostromo probablemente aún no habían visto a la criatura en su etapa madura. Este diálogo no se filmó, pero sí se conservó en la novelización de la cinta escrita por Allan Dean Foster.
    Muchos fans se preguntan por qué el alien no ataca a Ripley a bordo de la cápsula de escape al final de la primera cinta. En ese momento, hubo tres hipótesis: (1) El metabolismo del alien es muy rápido y ya había concluido su ciclo vital, por lo que se escondió en la cápsula esperando su propia muerte; (2) la criatura sabía que su única posibilidad de sobrevivir era pasando desapercibida como polizón o (3) el xenomorfo no había completado aún su desarrollo, por lo que se escondió en la cápsula para entrar en fase de pupa. Esta última opción es retomada en el videojuego Aliens vs Predator (Rebellion, 2010), en el que el final cuando se juega controlando al alien es que éste se convierte en una reina.
    Empero, tanto en los cómics como en la tercera película, se puntualizó lo que parecía evidente desde la segunda: que la reina alien no es un estado en el desarrollo del xenomorfo; sino una casta aparte de la misma especie.


    Y una de las escenas que desde mi tierna infancia me han fascinado, e incluso obsesionado, es precisamente la pelea final entre Ripley, a bordo de un traje montacargas (Power Loader), y el alien reina —denominada afectuosamente por los fans como la Guerra de las Madres—. Es simplemente sublime. Echando mano de prácticamente todas las técnicas de efectos especiales disponibles en la época, el equipo de filmación logró crear una secuencia de batalla inolvidable y extremadamente realista.
    Las actuaciones son espectaculares lo que, en conjunción con los efectos especiales —quizá la única escena de efectos especiales que queda a deber sea aquélla en la que se estrella la nave de rescate—, logra crear una película en la que uno puede simplemente dejarse llevar y disfrutar la experiencia.
    Hablando de los efectos especiales, me complace decir que de verdad son impresionantes. Lo que es aún más increíble es el hecho de que muchos fueron creados con las técnicas más simples. Y no diré que “eran la punta de la tecnología en 1986” ni que “para su época fueron muy buenos”; estos efectos especiales son una mezcla de técnicas antiguas (como al retroproyección o la perspectiva forzada) con las técnicas más avanzadas de la época (como los animatrónicos) en una demostración envidiable de ingenio, todo con el fin de dar vida a un universo que en manos menos diestras resultaría completamente inverosímil.
     Un efecto especial funciona cuando uno no se da cuenta de que está ahí y en esta película abundan los ejemplos: la ya mencionada pelea entre Ripley y el alien reina, los exteriores de la colonia terraformadora  Hadley’s Hope o la entrada al nido de los xenomorfos —la mayoría de la gente no nota que estos escenarios eran solamente maquetas—, o las escenas de los Power Loaders —¿no se habían preguntado antes cómo hicieron para moverlos?— o, mi gran favorita, aquella secuencia en la que los marines sobrevivientes escapan a través de un ducto de ventilación y los xenomorfos que los persiguen, delante de nuestros ojos y sin cortes o trucos de cámara, reptan por el piso y después por la pared.  
    Incluso en el caso de la Edición Especial, cuya duración podría parecer excesiva —ya ven que a Cameron le gustan las películas largas—, el visionado de esta cinta es entretenido y emocionante.


    Mención aparte merece el magistral soundtrack compuesto por James Horner, del cual hablé anteriormente en mi lista de soundtracks favoritos. Una banda sonora de influencia mayoritariamente militar expande la dimensión de esta película y de veras que logra engancharlo a uno en lo que está viendo, así como ayudar a la historia que se cuenta para emocionar a su público.
    Al igual que la primera cinta, ésta se convirtió en una de las más influyentes obras de la Ciencia Ficción cinematográfica; tanto que aún hoy día muchas películas siguen su estructura. Como las más evidentes descendientes directas de esta película puedo citar Mimic (Del Toro, 1997), Invasión (Verhoeven, 1997), El huésped maldito (Resident Evil pa’ los cuates, Anderson, 2002), Exterminio 2 (Fresnadillo, 2007), Titanes del Pacífico (Del Toro, 2013), Godzilla (Edwards, 2014) y un nutrido grupo de etcéteras.       
    La recepción de la película fue grandiosa, cuadruplicando su presupuesto en ganancias en taquilla. Incluso hay quienes dicen que esta cinta es mejor que la primera. Yo no sé si me atrevería a afirmar tal cosa, pero sí puedo decir sin reparos que está a la altura de su predecesora. Éste es James Cameron en su máxima expresión, cuando su mentalidad de “más grande es mejor” realmente lo ayudó a expandir una idea que parecía insuperable.



PARA LA TRIVIA: Sigourney Weaver es una de las principales activistas en contra de la libre venta de armas en EE.UU. Según afirma, mientras estaba filmando esta cinta no se dio cuenta de la cantidad de armas y violencia que hay en ella —incluso la nave Sulaco tiene forma de ametralladora—, por lo que, cuando vio el resultado final, quedó muy a disgusto (según se rumora, en parte por eso co-produjo las siguientes dos entregas de la saga). Debido a estas diferencias, Weaver nunca (hasta este año) había permitido que se utilizara su rostro en figuras de acción basadas en su personaje de Ellen Ripley. Irónicamente, la única nominación al Oscar que la actriz ha recibido fue por su interpretación en esta cinta.