BATMAN:
EL CABALLERO DE LA NOCHE ASCIENDE
The Dark Knight Rises
Christopher Nolan, 2012
Cuando un proyecto fílmico
es planteado desde un inicio como una trilogía, generalmente sigue una
estructura en la que cada una de las entregas es como un acto de una obra
dramática más grande. Casi siempre, lo que se procura en la segunda parte es
explorar líneas argumentales y elementos radicalmente opuestos a los de la
primera parte; por esta razón en El
Imperio contraataca (Kershner, 1980) el Imperio Galáctico triunfa sobre la
Alianza Rebelde, en X-Men 2 (Synger,
2003) los X-Men se alían con la Hermandad del Mal, y una nutrida cantidad de
etcéteras. Del mismo modo, las terceras partes suelen ser una especie de
síntesis de las dos primeras y, por lo general, retoman elementos expuestos en
la primera entrega; por esa razón es que Casey Jones regresa en Tortugas Ninja III (Gillard, 1993), Luke
Skywalker vuelve a Tatooine en El regreso
del Jedi (Marquand, 1983), y el alien en Alien 3 (Fincher, 1992) vuelve a ser sólo uno. La tercera parte de
la trilogía de El Caballero de la Noche cumple exactamente con esta fórmula.
Han pasado ocho años desde la muerte de
Harvet Dent (Aaron Eckhart), por la cual Batman (Christian Bale) fue
incriminado y obligado a desaparecer. Durante ese tiempo, Gotham City ha
avanzado enormemente en la guerra contra el crimen, implantando leyes y penas
más severas inspiradas por la figura de Dent; durante ese periodo, mientras
tanto, Bruce Wayne se ha convertido en un ermitaño recluido en su mansión. Por
su parte, el comisionado de policía Jim Gordon (Gary Oldman) sigue la pista del
mercenario Bane (Tom Hardy), quien se ha refugiado en el subterráneo de Gotham
junto con un ejército listo para dar un golpe de Estado a la ciudad. A la par,
la caída de las acciones de Wayne Enterprises debida a un supuesto error de Bruce
Wayne, el nombramiento de Miranda Tate (Marion Cotillard) como directora de la
compañía y la aparición de la esquiva ladrona profesional, Selina Kyle (Anne
Hathaway), son sólo más alicientes para convencer a Batman de volver a la
ciudad.
A ocho años de haberse estrenado la primera
parte de la trilogía, Nolan se despide con un cierre espectacular que, como ya
hizo costumbre en esta saga, es una crítica a la sociedad contemporánea. En
esta ocasión el director británico pasa a cuchillo temas como los contratos
sociales, los mecanismos del poder, el terrorismo y las revoluciones sociales.
En esta película, las bases de la sociedad capitalista como la conocemos son
cimbradas en el microcosmos que es Gotham City, pero que por momentos recuerda
a Roma.
Esta cinta,
por lo menos en su primer acto, sigue más o menos fielmente la primera mitad de
la saga de cómics de La caída del
Murciélago (1993-1994); mientras el segundo y tercer actos están un poco
más inspirados por la saga del Terremoto de Ciudad Gótica que apareció dentro
de la serie regular del Hombre Murciélago.
A gusto de un servidor, esta cinta es la
que tiene el guión más fuerte de toda la trilogía. La historia está muy bien
planteada y, gracias a una narrativa ágil, el ritmo es bastante bueno, tanto
que ni se sienten las dos horas y cuarenta y cinco minutos que dura. En esta
cinta se cierran muchas de las líneas argumentales y cabos sueltos que se
habían planteado desde la primera cinta (como por qué Ra’s Al Ghul era
interpretado por un japonés); pero lo hace de forma sutil y orgánica, dando
tiempo a que todo termine, no como George Lucas que quiso resolver toda la
nueva trilogía de Star Wars en los
últimos 20 minutos del Episodio III (2005).
Al respecto de los personajes, todos ellos
son complejos y uno que otro incluso tienen una predecible vuelta de tuerca en
la película, lo que los vuelve muy ricos. Nuevamente, el apabullante Michael
Cane se avienta una escena de antología en la que el fiel mayordomo Alfred
Pennyworth discute con Bruce Wayne (nuevamente Christian Bale, a quien ya se le
empieza a notar el peso de los años). Todas las interpretaciones son geniales,
y en este caso ninguna queda a deber. La caracterización de todo el elenco es
más que convincente.
Y ya entrados en ese rubro, es más que
conocida la enorme cantidad de licencias que se toma Nolan con respecto a los
personajes del Batiuniverso. Sin embargo, suele salir venturoso de estos
experimentos, y este caso no es la excepción.
Por principio de cuentas tenemos a Selina
Kyle, que no es Gatúbela (Catwoman pa’ los cuates). De hecho, Nolan prohibió a
los miembros del elenco y del staff que se refirieran al personaje con dicho
nombre, pues quería evitar a toda costa cualquier asociación con la versión
camp de la serie de televisión protagonizada por Adam West. Ironías aparte, el
diseño de vestuario que escogieron para Hathaway es un referente directo al
utilizado por Julie Newmar, la primera (y mejor, a mi gusto) Catwoman de la
serie de los 60.
Esta No-Catwoman (jajaja, recordé ese
episodio de Los padrinos Mágicos
cuando Cosmo se convierte en Súper-No-Es-Cosmo) está muy inspirada por la
aproximación que del personaje escribió Jeff Loeb para la saga de cómics Hush (2002-2003). Asimismo, se enfatiza
el carácter de Selina Kyle como una superviviente, cínica y pragmática, que cae
más en la categoría de súper antihéroe que en la de villano. Se hacen también
varios guiños a la ambigüedad sexual de Catwoman que tanto ha sido explotada en
los cómics desde finales del siglo pasado.
El resultado es una No-Catwoman bastante
cercana a la idea original de la Catwoman de los cómics y que además se ve
increíble en ese traje de spandex.
En el equipo de los villanos tenemos a
Bane. Esta interpretación del personaje está muy lejos, alabados sean los
dioses quienesquiera que sean, del matón descerebrado y ridículo que trabajaba
como esbirro de Poison Ivy (una Uma Thurman de pena ajena) en la insufrible Batman & Robin (Schumacher, 1997);
pero, y también hay que decirlo, por lo menos en forma también se aleja
bastante del terrorista y narcotraficante cubano vestido de luchador que venció
a mano limpia a Killer Croc a su llegada a Gotham City en la mencionada Caída del Murciélago.
En si, en el fondo, el personaje de Bane
que aparece en esta peli sí es cercano al de los cómics. Sin embargo, éste
tiene un carisma mucho mayor. Bane arma una revolución en Gotham, pero no para
hacerse con el poder, sino para otorgar el poder a la ciudadanía. En este
sentido, Nolan aborda una faceta poco discutida del terrorismo: es el último
recurso de las voces que no son escuchadas. Sin embargo, conforme la película
avanza, se revela que esta revolución es en realidad parte de un plan mucho más
grande.
A pesar de que le quitaron la máscara de
luchador, el diseño de Bane me parece bastante afortunado. Lo único que sí no
me gustó mucho fue ¿dónde quedó el Bane?
En los cómics se suponía que la fuerza sobrehumana de este supervillano
provenía de la droga llamada Bane, de la que siempre llevaba una dotación que
constantemente se inyectaba en su torrente sanguíneo (vaya, pues sí, como en la
insufrible Batman & Robin…). Sin
embargo, en esta cinta, dicho elemento quedó fuera por completo.
También como fanático aferrado de Batman
creo que hablo por muchos más al decir que sí echamos un poco en falta la
aparición de Azrael; sin embargo, el incluirlo en esta película la habría
alargado innecesariamente. La saga completa en los cómics se compone de 4
partes: La espada de Azrael, La caída del Murciélago, La Cruzada del Murciélago y Duelo de Murciélagos.
En general se trata de una gran película y
un gran cierre de trilogía. Son bastante evidentes los esfuerzos de Nolan
porque no se pudiera continuar con la línea argumental planteada en esta saga,
así que la próxima aparición del Hombre Murciélago tendrá que empezar desde
cero.
Como lo mencioné antes, en términos de
guión me parece la mejor lograda de las tres partes, es más redonda y más
equilibrada. Sin embargo, también he de decirlo, es la que tiene el peor final.
Para empezar, la muerte de Bane es completamente
anticlimática; incluso creo que llega a ser indigna de un personaje de tal
talla como se construyó durante el resto de la película. Por otro lado, el
epílogo es completamente innecesario; es ocioso y sobre explicativo, pero,
sobre todo y eso sí me parece imperdonable, es complaciente. Esta película
puede disfrutarse perfectamente y, de hecho creo que se disfruta más, sin los
últimos cinco minutos. En la segunda película de los Expedientes X, Quiero creer (Carter, 2008), SPOILER
el epílogo muestra un final feliz en el que Mulder y Scully terminan
juntos; justo lo que los fans esperamos 15 años para ver, pero que nadie se
había atrevido a mostrar; TERMINA EL
SPOILER empero, en este caso, el
epílogo aparece hasta que los créditos finales han avanzado 5 minutos, así que
uno puede no verlo si no quiere… o si se sale de la sala de cine justo después
de que acaba la película.
PARA
LA TRIVIA: Las tres finalistas entre las actrices que
audicionaron para el rol de Selina Kyle fueron Anne Hathaway, Keira Knightley y
Jessica Biel. Mientras tanto, la terna finalista para interpretar a Miranda
Tate estaba compuesta por Marion Cotillard, Naomi Watts y Rachel Weisz.
PARA
LA TRIVIA GEEK: Hace varios años, cuando la línea argumental
que tomaría esta cinta era aún incierta, muchos rumores circulaban por aquí y
por allá. Entre los más fuertes estaban los villanos que aparecerían en la
cinta: Se habló muy fuertemente de la aparición de The Riddler, interpretado
por Heath Ledger; e incluso en fechas ya muy cercanas al inicio de la filmación
se aseguraba la aparición del Dr. Hugo Strange interpretado por Robin Williams,
y de Harley Quinn. De hecho, mientras audicionaba, Anne Hathaway creyó que lo
hacía para el personaje de Quinn.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario