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lunes, 26 de agosto de 2013

LA DAMA DE NEGRO. ¡Aaaaaay, mamachita!




LA DAMA DE NEGRO

The Woman in Black

James Watkins, 2012
La esperada adaptación al cine de la novela gótica de Susan Hill publicada en 1983 llega para complacer al público, y para ayudar a Daniel Radcliffe a quitarse de encima el estigma de Harry Potter. El resultado final no decepciona en absoluto y, de hecho, posee varios momentos de verdadera genialidad cinematográfica, construyendo un relato de terror en la más pura tradición de Horace Walpole y Anne Radcliffe.
    El abogado Arthur Kipps (Radcliffe… Daniel, no Anne) viaja a la remota aldea inglesa de Cryphin Gifford para arreglar los papeles de la antigua mansión de Eel Marsh (atinadamente “ciénaga de las anguilas” en inglés), propiedad de la Sra. Drablow, recientemente fallecida. Kipps trata de usar el viaje como distracción que le ayude a sobrellevar la muerte de su esposa; pero al llegar al lugar, y tras las advertencias y hostilidades de los lugareños, descubrirá que la mansión de Eel Marsh está embrujada por la aparición del vengativo fantasma de una misteriosa mujer vestida de negro.

    Desde su publicación, esta novela se ha adaptado ya varias veces a varios medios. Entre estas adaptaciones se encuentran una radionovela de 4 partes, una película para televisión de 1989 y una versión para teatro que ha sido la segunda puesta en escena de mayor duración en el West End de Londres (la primera es La ratonera de Agatha Christie, que ya superó los 60 años ininterrumpidos en escena). La adaptación al español de dicha obra de teatro lleva ya casi 20 años presentándose en los escenarios de nuestro país.
    Así pues, la película de Atkins tenía dos retos por cumplir: atraer a la audiencia mainstream y complacer a los fans, quienes alababan el tono de terror y suspenso del texto original. En ambos sentidos me parece que la cinta sale bien librada. Quizá no sea una obra maestra del cine de terror, pero en general me parece muy buena.
    Toda la primera mitad de la palícula está construida con recetario. Tal cual parece que los realizadores tomaron su formulario de “Cómo hacer una peli de terror” y trataron de seguirlo al pie de la letra, consiguiendo resultados académicamente impecables.

    Este factor podría ser considerado una falla, sin embargo, durante la segunda mitad de la cinta se convierte en una virtud. Y es que si durante toda la primera parte se plantearon las reglas de lo que es formalmente una película de terror, durante la segunda los realizadores se dieron vuelo rompiendo estas mismas reglas, resultando en varias secuencias de intenso terror, frenéticas y efectivas, que no dan descanso al público.
    Aunque sí hay un par de escenas de efectos especiales, en realidad esta cinta se basa más en el suspenso y el terror. Es mucho más efectivo lo que no se ve que lo que sí aparece a plena vista. Siguiendo lo propuesto por el inmortal Stanley Kubrick en su inmortal El resplandor (1980), la película está llena de sutilezas que funcionan en muy diversos niveles; tanto en la actuación como en las partes auditiva y visual. El reflejo de la Dama de Negro en las ventanas es verdaderamente escalofriante.

    Otro gran acierto que ayuda a que las apariciones de la espectral mujer sean más efectivas es el tono que en ellas se maneja. En vez de escenas grandilocuentes, efectistas o ilustrativas, el director se decidió por usar un tono parco y lacónico que acentúa el efecto de lo sobrenatural.
    Del mismo modo, la película está filmada en tonos grises y deslavados y colores fríos que le dan una atmósfera melancólica, digna de todo buen relato gótico, que refleja el carácter de Kipps; desmoralizado por completo tras la pérdida de su esposa.
    Las actuaciones son excelentes. Aunque la gran mayoría del peso de la película recae en la actuación de Radcliffe, todos los involucrados se desempeñan magistralmente. Y Radcliffe cumple muy bien con su papel de guía por esta casa embrujada, pues además de la atmósfera y las breves imágenes sobrenaturales que nos son presentadas, son sus reacciones ante lo que experimenta lo que nos provoca terror. Y, alabado sea Cthulhu, ni rastro de Harry Potter.

    Puedo decir que realmente disfruté esta película. Es todo un banquete para los fobocinéfilos, y una película ejemplar desde un punto de vista académico. Es además una película inteligente y cautivadora que, a pesar de estar enfocada a un público más general, podría muy bien convertirse en objeto de culto en el transcurso de los próximos años. 

PARA LA TRIVIA: Daniel Radcliffe y Robert Pattinson se conocieron durante la filmación de Harry Potter y el Cáliz de Fuego (Newell, 2005) y trabaron gran amistad hasta que Pattinson comenzó a interpretar a Edward Cullen en las películas de la saga Crepúsculo. Radcliffe se daba vuelo burlándose de Pattinson por su participación en dicha serie de películas, lo que ocasionó la ruptura de la amistad. Años más tarde, en el Especial de Noche de Brujas de los Simpson XXI se hace una parodia de Crepúsculo en la que Radcliffe, como para continuar con el bullying, prestó su voz para interpretar al vampiro preadolescente.


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