STREET FIGHTER: LA BATALLA FINAL
Street Fighter
Steven E. De Souza, 1994
¿Por qué sera que todas,
pero absolutamente todas las películas basadas en videojuegos son malas? Bueno,
bueno, Resident Evil 2: Apocalipsis (Witt,
2004) tiene sus momentos, está bien, y la verdad es que no he visto Hitman:
Agente 47 (Gens, 2007); pero por regla general las películas de Live-Action (o
como les llamo yo: Cosplay con presupuesto) basadas en videojuegos son malas
como películas y como adaptaciones. De hecho, precisamente la saga de Resident
Evil ha sido la única en romper la maldición: Nunca antes de ella se había
completado una trilogía de películas basadas en un juego de video.
Y aunque hoy día es algo más o menos común,
a mediados de los noventa el adaptar historias del entretenimiento electrónico
a la pantalla grande era un terreno apenas experimental. Para estos momentos
sólo teníamos la infumable película de Double
Dragon (Yukich, 1994) y la vomitiva cinta de Super Mario Bros. (Jankel y Morton, 1993). Bueno, y si quieren
tomarla en cuenta, el especial de dibujos animados de Pac-Man (1982).
Así pues, cuando la chaviza de aquellos
años nos enteramos de que iban a sacar la película de Street Fighter, se nos cayeron los calzones de la emoción. Para
aquellos años, no había nada más genial que Street
Fighter II: The World Warrior (Capcom, 1991)… Bueno, sí, Mortal Kombat (Midway Games, 1992); pero
por eso Capcom lanzó la actualización Super
Street Fighter II: The New Challengers (Capcom, 1993) que fue en la que
—dizque— se basaron para hacer la película.
Entonces, la historia de la peli, que a
veces de manera fortuita coincide con la del videojuego, va así: El dictador en
ascenso general M. Bison (lo que quedaba del genial Raul Julia) ha tomado el
poder del ficticio país de Shadaloo (fonetización del japonés del inglés Shadowlaw), una península en el sudeste asiático —en el videojuego es una isla,
ya empezamos mal— y ha secuestrado a un grupo de visitadores de las Naciones
Aliadas (ficcionalización que mezcla la ONU con la OTAN). Para detenerlo antes
de que mate a los rehenes, las NA envían al Cnel. William Guile (Jean Claude Van Damme) y a un grupo de
soldados a su cargo para detener a Bison. Guile tiene cuentas pendientes que
saldar con Bison y en el camino se hará de poderosos aliados como la reportera
(WTF?) Chun-Li Zang (Ming-Na Wen) o los peleadores callejeros y
pseudotraficantes de armas Ryu Hoshi (cuyo nombre se empeñan en pronunciar
“Raiu”, interpretado por Byron Mann) y Ken Masters (Damian Chapa), y enemigos
temibles como Victor Sagat (Wes Studi) o el lerdo Zangief (quizá el único
personaje más o menos bien caracterizado de la peli, interpretado por el genial
Andrew Bryniarski, a quien la fama le llegó ya tarde gracias a su actuación
como Leatherface en el remake de La
masacre de Texas [Nispel, 2004]).
Incluso cuando vi la película por primera
vez, a mis tiernos nueve añitos, me di cuenta de que algo estaba mal. Por
desgracia, conforme la he vuelto a ver a medida que he ido creciendo, me he
dado cuenta de que todo en esta película está mal. Pero iré por partes.
Por principio de cuentas, se tomaron tantas
libertades con la historia que ésta dejó de parecerse a la original del
videojuego. ¿Por qué Guile es el personaje principal? ¿Si Guile es gringo por
qué tiene ese marcadísimo acento francés? ¿Por qué Vega (Jay Tavare) es feo?
¿Por qué E. Honda (Peter Navy Tuiasosopo) es hawaiano? ¿Por qué Chun-Li es
reportera? ¿Por qué Balrog (Grand L. Bush) está en el equipo de los buenos?
¿Por qué dicen que esa madre que sale en la película es Blanka (Robert Mammone)?
¿Por qué Sagat está fláccido? ¿Por qué hay tantos balazos? ¿Por qué alguien
hizo esta maldita película? ¿Por qué?
Las actuaciones de todos, de absolutamente
todos, son pésimas. Es... no sé qué epíteto usar, “sobrecogedor” supongo, ver
la interpretación de Raul Julia en ésta, su última película. El pobre se ve muy
enfermo, cansado y por momentos no puede evitar soltar una mirada de “¿Qué
carajos estoy haciendo aquí?”; pero sobre todo, se ve mucho muy lejos de aquel
Julia que se hiciera legendario gracias a su interpretación de Homero Addams,
apenas cuatro años atrás. Y, aun con todo eso es la mejor (o quizá la única)
actuación de toda la cinta.
Y hablando de las actuaciones, quizá el
único punto bueno de esta película fue que dio a conocer a la hermosa, aunque
diminuta, Kylie Minogue fuera de su natal Australia. Interpretando a la
británica Cammy (y eso me hizo recordar el chiste que hace Dr. House sobre los
australianos y los británicos), y aunque en Australia ya había aparecido en
varias telenovelas, me alegra que la Minogue sea toda una diva del pop, porque
como actriz apesta. ¿Por qué tiene que jadear para decir todos sus parlamentos?
¿Está en una película porno? ¿Acaso es Stevie, el amigo de Malcolm?
Al final de cuentas, el guión de la cinta
termina siendo un desmadre que mordió más de lo que podía masticar. Hay
demasiadas líneas argumentales, demasiados personajes y demasiados elementos, y
nada logra cuajar al final. Personajes como T.Hawk (Gregg Rainwater) —que por
cierto, aunque peleaba en nombre de México en el videojuego, no era mexicano;
sino un nativo americano despojado de sus tierras— o Dhalsim (Roshan Seth)
están completamente de más... ¡Y todavía se ponen a introducir personajes
inventados como el Cp. Sawada. Por cierto, Fei Long, el peleador de Hong Kong,
no aparece en esta película por cuestiones de derechos de autor, pues era un
tributo a/ fusil de Bruce Lee. De hecho, según dice un rumor, el
personaje de Sawada originalmente iba a ser Fei Long, pero los realizadores
tuvieron que cambiarlo de última hora por cuestiones de derechos de autor.
Entre los aciertos de la peli, que sí tiene
unos cuantos, debo mencionar que en las coreografías sí se preocuparon porque
más o menos los actores imitaran los estilos de pelea y algunos agarres y
movimientos especiales del videojuego (vamos, Cammy hace ese agarre con las
piernas tan suyo y Honda sí hace el hand slap). Por desgracia, no sé qué pasó
que los realizadores también terminan viéndose tímidos con esto y algunos
poderes como el Hadoken de Ryu o el Shoryuken de Ken se ven de lo más chafa. Y
lo peor: ¡Le dan una explicación científica a los poderes de Bison! ¿Para qué?
¡En el juego el tipo tiene poderes psíquicos, no un traje que manipula los
campos electromagnéticos!
El otro acierto de la película, hay que reconocérselos,
tiene dos, es que sí hay muchos guiños al videojuego en los escenarios que se
ven en pantalla. Claro, lo ideal hubiera sido que intentaran recrear los
escenarios del videojuego; pero bueno, por lo menos sí podemos ver el enrejado
del escenario Vega, la estatua de Buda en el escenario de Sagat, la campana en
el escenario de Bison, el mural del
tsunami en el escenario de E. Honda y… y… y, bueno, creo que eso sería todo.
¡Ah, sí! Y el tablero de la arcadia de Super
Street Fighter II: The New Challengers en la consola de mando de Bison.
Claro que también pudieron esforzarse un
poco porque no se notara que las paredes de roca de la guarida de Bison estaban
hechas de cartón. Por cierto, en los aposentos privados de Bison se pueden ver
muchos muebles hechos con huesos humanos, que aunque están padres, botan un
poco; esto es porque la mayoría de ese mobiliario (incluido ese impresionante
candelabro de huesos humanos) se construyó para La masacre de Texas 2 (Hooper, 1986).
Así pues, quizá ésta sea la peor película
basada en videojuegos... Bueno, no, se echa un tête-a-tête con Super Mario Bros. (Yankel y Morton,
1993)… o con Mortal Kombat:La
aniquilación (Leonetti, 1997) … Y
la verdad es que las de Resident Evil son horrendas después de la tercera... Y
las de Tomb Raider... ¿A quién engaño? ¡Las películas de live action basadas en
videojuegos son todas espantosas! Street
Fighter: La batalla final sobresale de entre las demás porque es aún peor
que el promedio y porque en su época no eran tan comunes; pero la situación no
parece haber mejorado en veinte años. ¿Quieren ver una buena película de
videojuegos? Vean Ralph: El demoledor
(Moore, 2012)... es más o menos lo mismo que Monsters, Inc, (Docter et al,
2001) pero con personajes de videojuego en vez de monstruos...
Por si todo lo anterior fuera poco, ésta no
sólo es una de las peores películas basadas en videojuegos; ¡sino uno de los
peores videojuegos basados en películas! Y es que para promocionar la cinta,
Campcom decidió lanzar el videojuego para arcadia Street Fighter: The Movie (1995). Este juego utilizaba fotogramas digitalizados
de los actores de la película (como Mortal
Kombat) en vestuarios ridículos y tenía uno de los peores gameplay que se
recuerde en la historia de los videojuegos. A la plantilla de peleadores del
videojuego original se restaron Blanka, fei Long y Dhalsim, y se agregó al Cp.
Sawada y a Blade (un soldado de las
tropas de Bison) de la peli, y una cosa chistosísima que decía ahí que era
Akuma… Todo de pena ajena.
PARA
LA TRIVIA: Como reacción ante el bodrio que fue esta
cinta, Capcom de Japón decidió producir un largometraje de animación (anime,
para los entendidos) basado en Super
Street Fighter II. Esta película es infinitamente superior a su contraparte
norteamericana —y no sólo porque muestra un desnudo de Chun-Li—, pero ninguna
distribuidora quiso exhibirla en cines en América. Durante las negociaciones
por traer la cinta a nuestro continente, mucho se rumoró que el anime de Street Fighter sí aparecería en cines en
México; pero a la hora de la hora, Videovisa se echó para atrás. ¿El resultado?
Hasta el año 2000, Street Fighter: The
Animated Movie fue la película más pirateada en la historia de nuestro
país.
PARA
EL CHISME: Según lo reveló años más tarde en una entrevista, Van
Damme se encontraba completamente drogado durante la mayor parte del tiempo de
la filmación en Tailandia, además de que sostuvo una relación extramarital con
la Minogue.
Surreal a inmundo.
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