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domingo, 25 de mayo de 2014

STREET FIGHTER: LA BATALLA FINAL. También merece que le celebremos sus 20 años, ella no tiene la culpa de haber nacido así.


STREET FIGHTER: LA BATALLA FINAL
Street Fighter


Steven E. De Souza, 1994

¿Por qué sera que todas, pero absolutamente todas las películas basadas en videojuegos son malas? Bueno, bueno, Resident Evil 2: Apocalipsis (Witt, 2004) tiene sus momentos, está bien, y la verdad es que no he visto Hitman: Agente 47 (Gens, 2007); pero por regla general las películas de Live-Action (o como les llamo yo: Cosplay con presupuesto) basadas en videojuegos son malas como películas y como adaptaciones. De hecho, precisamente la saga de Resident Evil ha sido la única en romper la maldición: Nunca antes de ella se había completado una trilogía de películas basadas en un juego de video.
    Y aunque hoy día es algo más o menos común, a mediados de los noventa el adaptar historias del entretenimiento electrónico a la pantalla grande era un terreno apenas experimental. Para estos momentos sólo teníamos la infumable película de Double Dragon (Yukich, 1994) y la vomitiva cinta de Super Mario Bros. (Jankel y Morton, 1993). Bueno, y si quieren tomarla en cuenta, el especial de dibujos animados de Pac-Man (1982).


    Así pues, cuando la chaviza de aquellos años nos enteramos de que iban a sacar la película de Street Fighter, se nos cayeron los calzones de la emoción. Para aquellos años, no había nada más genial que Street Fighter II: The World Warrior (Capcom, 1991)… Bueno, sí, Mortal Kombat (Midway Games, 1992); pero por eso Capcom lanzó la actualización Super Street Fighter II: The New Challengers (Capcom, 1993) que fue en la que —dizque— se basaron para hacer la película.
    Entonces, la historia de la peli, que a veces de manera fortuita coincide con la del videojuego, va así: El dictador en ascenso general M. Bison (lo que quedaba del genial Raul Julia) ha tomado el poder del ficticio país de Shadaloo (fonetización del japonés del inglés Shadowlaw), una península en el sudeste asiático —en el videojuego es una isla, ya empezamos mal— y ha secuestrado a un grupo de visitadores de las Naciones Aliadas (ficcionalización que mezcla la ONU con la OTAN). Para detenerlo antes de que mate a los rehenes, las NA envían al Cnel. William Guile (Jean Claude Van Damme) y a un grupo de soldados a su cargo para detener a Bison. Guile tiene cuentas pendientes que saldar con Bison y en el camino se hará de poderosos aliados como la reportera (WTF?) Chun-Li Zang (Ming-Na Wen) o los peleadores callejeros y pseudotraficantes de armas Ryu Hoshi (cuyo nombre se empeñan en pronunciar “Raiu”, interpretado por Byron Mann) y Ken Masters (Damian Chapa), y enemigos temibles como Victor Sagat (Wes Studi) o el lerdo Zangief (quizá el único personaje más o menos bien caracterizado de la peli, interpretado por el genial Andrew Bryniarski, a quien la fama le llegó ya tarde gracias a su actuación como Leatherface en el remake de La masacre de Texas [Nispel, 2004]).
    Incluso cuando vi la película por primera vez, a mis tiernos nueve añitos, me di cuenta de que algo estaba mal. Por desgracia, conforme la he vuelto a ver a medida que he ido creciendo, me he dado cuenta de que todo en esta película está mal. Pero iré por partes.


    Por principio de cuentas, se tomaron tantas libertades con la historia que ésta dejó de parecerse a la original del videojuego. ¿Por qué Guile es el personaje principal? ¿Si Guile es gringo por qué tiene ese marcadísimo acento francés? ¿Por qué Vega (Jay Tavare) es feo? ¿Por qué E. Honda (Peter Navy Tuiasosopo) es hawaiano? ¿Por qué Chun-Li es reportera? ¿Por qué Balrog (Grand L. Bush) está en el equipo de los buenos? ¿Por qué dicen que esa madre que sale en la película es Blanka (Robert Mammone)? ¿Por qué Sagat está fláccido? ¿Por qué hay tantos balazos? ¿Por qué alguien hizo esta maldita película? ¿Por qué?
    Las actuaciones de todos, de absolutamente todos, son pésimas. Es... no sé qué epíteto usar, “sobrecogedor” supongo, ver la interpretación de Raul Julia en ésta, su última película. El pobre se ve muy enfermo, cansado y por momentos no puede evitar soltar una mirada de “¿Qué carajos estoy haciendo aquí?”; pero sobre todo, se ve mucho muy lejos de aquel Julia que se hiciera legendario gracias a su interpretación de Homero Addams, apenas cuatro años atrás. Y, aun con todo eso es la mejor (o quizá la única) actuación de toda la cinta.
    Y hablando de las actuaciones, quizá el único punto bueno de esta película fue que dio a conocer a la hermosa, aunque diminuta, Kylie Minogue fuera de su natal Australia. Interpretando a la británica Cammy (y eso me hizo recordar el chiste que hace Dr. House sobre los australianos y los británicos), y aunque en Australia ya había aparecido en varias telenovelas, me alegra que la Minogue sea toda una diva del pop, porque como actriz apesta. ¿Por qué tiene que jadear para decir todos sus parlamentos? ¿Está en una película porno? ¿Acaso es Stevie, el amigo de Malcolm?


    Al final de cuentas, el guión de la cinta termina siendo un desmadre que mordió más de lo que podía masticar. Hay demasiadas líneas argumentales, demasiados personajes y demasiados elementos, y nada logra cuajar al final. Personajes como T.Hawk (Gregg Rainwater) —que por cierto, aunque peleaba en nombre de México en el videojuego, no era mexicano; sino un nativo americano despojado de sus tierras— o Dhalsim (Roshan Seth) están completamente de más... ¡Y todavía se ponen a introducir personajes inventados como el Cp. Sawada. Por cierto, Fei Long, el peleador de Hong Kong, no aparece en esta película por cuestiones de derechos de autor, pues era un tributo a/ fusil de Bruce Lee. De hecho, según dice un rumor, el personaje de Sawada originalmente iba a ser Fei Long, pero los realizadores tuvieron que cambiarlo de última hora por cuestiones de derechos de autor.
    Entre los aciertos de la peli, que sí tiene unos cuantos, debo mencionar que en las coreografías sí se preocuparon porque más o menos los actores imitaran los estilos de pelea y algunos agarres y movimientos especiales del videojuego (vamos, Cammy hace ese agarre con las piernas tan suyo y Honda sí hace el hand slap). Por desgracia, no sé qué pasó que los realizadores también terminan viéndose tímidos con esto y algunos poderes como el Hadoken de Ryu o el Shoryuken de Ken se ven de lo más chafa. Y lo peor: ¡Le dan una explicación científica a los poderes de Bison! ¿Para qué? ¡En el juego el tipo tiene poderes psíquicos, no un traje que manipula los campos electromagnéticos!


    El  otro acierto de la película, hay que reconocérselos, tiene dos, es que sí hay muchos guiños al videojuego en los escenarios que se ven en pantalla. Claro, lo ideal hubiera sido que intentaran recrear los escenarios del videojuego; pero bueno, por lo menos sí podemos ver el enrejado del escenario Vega, la estatua de Buda en el escenario de Sagat, la campana en el escenario de Bison,  el mural del tsunami en el escenario de E. Honda y… y… y, bueno, creo que eso sería todo. ¡Ah, sí! Y el tablero de la arcadia de Super Street Fighter II: The New Challengers en la consola de mando de Bison.
    Claro que también pudieron esforzarse un poco porque no se notara que las paredes de roca de la guarida de Bison estaban hechas de cartón. Por cierto, en los aposentos privados de Bison se pueden ver muchos muebles hechos con huesos humanos, que aunque están padres, botan un poco; esto es porque la mayoría de ese mobiliario (incluido ese impresionante candelabro de huesos humanos) se construyó para La masacre de Texas 2 (Hooper, 1986).


    Así pues, quizá ésta sea la peor película basada en videojuegos... Bueno, no, se echa un tête-a-tête con Super Mario Bros. (Yankel y Morton, 1993)… o con Mortal Kombat:La aniquilación (Leonetti, 1997) … Y la verdad es que las de Resident Evil son horrendas después de la tercera... Y las de Tomb Raider... ¿A quién engaño? ¡Las películas de live action basadas en videojuegos son todas espantosas! Street Fighter: La batalla final sobresale de entre las demás porque es aún peor que el promedio y porque en su época no eran tan comunes; pero la situación no parece haber mejorado en veinte años. ¿Quieren ver una buena película de videojuegos? Vean Ralph: El demoledor (Moore, 2012)... es más o menos lo mismo que Monsters, Inc, (Docter et al, 2001) pero con personajes de videojuego en vez de monstruos...
    Por si todo lo anterior fuera poco, ésta no sólo es una de las peores películas basadas en videojuegos; ¡sino uno de los peores videojuegos basados en películas! Y es que para promocionar la cinta, Campcom decidió lanzar el videojuego para arcadia Street Fighter: The Movie (1995). Este juego utilizaba fotogramas digitalizados de los actores de la película (como Mortal Kombat) en vestuarios ridículos y tenía uno de los peores gameplay que se recuerde en la historia de los videojuegos. A la plantilla de peleadores del videojuego original se restaron Blanka, fei Long y Dhalsim, y se agregó al Cp. Sawada y a  Blade (un soldado de las tropas de Bison) de la peli, y una cosa chistosísima que decía ahí que era Akuma… Todo de pena ajena.


PARA LA TRIVIA: Como reacción ante el bodrio que fue esta cinta, Capcom de Japón decidió producir un largometraje de animación (anime, para los entendidos) basado en Super Street Fighter II. Esta película es infinitamente superior a su contraparte norteamericana —y no sólo porque muestra un desnudo de Chun-Li—, pero ninguna distribuidora quiso exhibirla en cines en América. Durante las negociaciones por traer la cinta a nuestro continente, mucho se rumoró que el anime de Street Fighter sí aparecería en cines en México; pero a la hora de la hora, Videovisa se echó para atrás. ¿El resultado? Hasta el año 2000, Street Fighter: The Animated Movie fue la película más pirateada en la historia de nuestro país.

PARA EL CHISME: Según lo reveló años más tarde en una entrevista, Van Damme se encontraba completamente drogado durante la mayor parte del tiempo de la filmación en Tailandia, además de que sostuvo una relación extramarital con la Minogue.


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