CAPITÁN
AMÉRICA Y EL SOLDADO DEL INVIERNO
Captain
America: The Winter Soldier
Anthony Russo y Joe Russo, 2014
Recuerdo que durante mucho
tiempo estuve renuente a ver la primera película basada en este personaje, pues
nunca ha sido uno de mis superhéroes favoritos; aunque sí me muestro parcial
hacia el villano Red Skull como uno de los mejores. Además, los créditos anunciaban que la había dirigido
el inepto profesional Joe Johnston, autor de churros insoportables como Jumanji (1995), Jurassic Park III (2001) o El
hombre lobo (2010). Sin embargo, cuando por fin le di la oportunidad, quedé
gratamente complacido por cómo manejaron toda la historia y los elementos del
universo del Capitán América.
Para esta secuela, mi escepticismo renació;
pero después de escuchar varios comentarios favorables sobre la cinta, me
decidí a verla y, aunque me parece que es bastante diferente a la primera, he
de decir que tampoco decepciona. En general, la opinión que he escuchado es que
esta segunda entrega supera a la anterior, aunque no concuerdo.
Esta secuela, cuyos hechos acontecen
después de los sucedidos en The Avengers:
Los vengadores (Whedon, 2012; me re-patean las traducciones redundantes de
títulos, pero siempre pongo el título oficial para México en el blog), narra la
historia de una conspiración para desaparecer a la agencia S.H.I.E.L.D. que incluye
un atentado en contra de su director, Nick Fury (Samuel L. Jackson, que a pesar
de que me cae tan bien, no me pareció que le cambiaran la raza al personaje) y
todo un complot para acusar a Steve Rogers/ Capitán America (Chris Evans) por
sedición. Al volverse un proscrito, Rogers es perseguido por un escuadrón de
mercenarios liderados por el misterioso sicario conocido como Winter Soldier
(Sebastian Stan) y sólo podrá recurrir a Natasha Romanoff/ Black Widow
(Scarlett Johansson con un bronceado que se ve terrible en HD) y Sam Wilson/ Falcon
(Anthony Mackie); pero… ¿En quién puede confiar realmente Rogers cuando parece
que las más altas esferas del gobierno estadounidense están involucradas en la
conspiración?
Al igual que la cinta anterior, ésta me
agradó bastante. Por supuesto, tiene sus fallas, pero en general se deja ver
con un cubo grande de palomitas y otro de refresco. Las actuaciones son
decentes, nada del otro mundo y, la piedra angular de todo el numerito, los
efectos especiales, son bastante impresionantes. Algo que sí se agradece en ese
rubro es el hecho de que los directores hayan tratado de hacer todo lo posible
con efectos tradicionales y stunts, tratando de reducir al mínimo el uso del
CGI.
La trama de esta cinta es complicada y el
guión es complejo; creo que más de lo usual en películas de este tipo, lo cual
la vuelve muy interesante. Por desgracia, éste es también uno de los puntos
débiles pues el resultado final es una película dispareja. Me refiero a que
toda la primera mitad es una especie de thriller político aderezado con algunas
muy bien logradas escenas de acción.
Sin embargo, durante la segunda mitad de la
peli, mandan a volar la trama y la llenan de esas escenas de acción que son
espectaculares; pero que terminan por no llevar a ningún lado. Quizá no sobran
del todo, pero después de la parte verborreica y llena de suspenso del
principio, simplemente se ven fuera de lugar. Incluso parece que uno está
viendo una película diferente. Eso sí,
la pelea del Capitán América contra el villano cuyo nombre da título a la
película está muy bien lograda y es emocionante.
Sin embargo, el héroe que se lleva la
película es sin duda Falcon. Creado por el legendario Stan Lee y el artista
Gene Colan, Falcon fue el primer superhéroe afroamericano de Marvel Cómics y
apareció por primera vez en Septiembre de 1969 en Capitán América #117. Originalmente
se trataba de Samuel Thomas Wilson, un cetrero que vivía en Manhattan y
entrenaba a su halcón llamado Redwing, y que después era reclutado por un grupo
de supuestos cazadores que, según se revelaría más tarde, eran nazis bajo las
órdenes de Red Skull. Rogers lo hace ver su error y Wilson toma la identidad de
Falcon para reivindicarse. El mayor logro de esta cinta en el aspecto del
diseño, a gusto de un servidor, fue cambiar el colorido traje de Falcon y
lograr que no se viera ridículo en pantalla.
En el caso de Winter Soldier, su identidad
secreta, James Buchanan Barnes, apareció desde el primer número de la serie
original del Capitán América en 1941, creado por Joe Simon y el legendario Jack
Kirby. “Bucky” se convirtió en el compinche del Capitán América (una especie de
Robin, de hecho) y se creyó que había muerto en 1945, tratando de desactivar
una bomba plantada por el Barón Zemo. Sin embargo, Bucky sobrevivió. Perdiendo
un brazo, y sufriendo daño cerebral y amnesia, Bucky cae en las aguas congeladas
del Mar del Norte y es rescatado por el Ejército Soviético, quienes lo lleva a
Moscú, donde se le implanta un brazo biónico y se le programa como un asesino
encubierto al servicio de la U.R.S.S. además de que tiene un amorío con Black
Widow (¿Y quién no en el universo Marvel, por favor? Creo que es requisito para
sacar una membresía de Blockbuster).
La historia de ambos personajes
(particularmente de Winter Soldier) fue más o menos adaptada fielmente al
filme. Sería interesante ver cómo la seguirán desarrollando en posteriores
entregas, pues en los cómics, Bucky toma el lugar de Steve Rogers cuando este
muere (o eso creímos todos) al final de la saga Civil War.
Algo que me ha gustado de ambas películas
de Capitán América, es el tratamiento que le dan a su tema central: El
patriotismo. Dejando muy aparte el que esta cinta sea un producto más del monopolio
del entretenimiento Disney/ Marvel —¿Han notado que estos tipos tienen al menos
dos películas en cartelera al mes?— me gusta cómo manejan este valor.
Mucha gente con la que he hablado me ha
señalado que se negó a ver la primera película porque “es pura propaganda
gringa”. La verdad, cuando yo la vi me pareció que el tema era mucho más
profundo (vamos, tan profundo como una película de éstas puede llegar a ser,
tampoco es Cassavetes): precisamente se trata de un hombre que descubre la
diferencia entre la mera propaganda y el verdadero patriotismo, y encuentra
dicho valor dentro de él.
El discurso en esta segunda parte va más o
menos por el mismo tenor y es que ¿a quién puede acudir Rogers cuando las
instituciones del estado al que juró proteger lo traicionan? Precisamente: al
hombre común y corriente, representado en este caso por Wilson —Y si alguien
está pensando que un tipo con alas mecánicas no es un hombre común y corriente,
recuerden que estamos hablando del universo Marvel—. Así, el mensaje termina
siendo que una Nación no es sus instituciones, sino su gente y que es
precisamente la gente el único agente de cambio verdadero para un país (nada
mal para Disney, ¿no?). Se incluye por ahí el dilema moral sobre si se debe
sacrificar la libertad en aras de la paz, además.
Así pues, se trata de una película palomera
pero eficiente. No es la octava maravilla, pero resulta muy entretenida y la
parte de thriller político está bien lograda. Quizá es demasiado larga, ya que
la segunda parte no tiene prácticamente ningún sustento y son sólo peleas y
balazos, se vuelve un tanto monótona después de lo denso del guión de la
primera mitad. Esta película tiene un tono más “serio” que la original y deja
atrás bastantes elementos “camp”. No es la mejor peli de superhéroes, pero es
muy recomendable.
PARA
LA TRIVIA: Según lo declaró en una entrevista, Robert
Redford aceptó aparecer en esta cinta porque sus nietos son fans de los
superhéroes de Marvel y quería que lo vieran en una de sus películas (hay que
ver lo que hace la vejez).
SPOILER: En
el epílogo de la cinta, ése que ya se volvió tradición en las pelis de Marvel y
que es siempre una jugosa carnada para los fans, se presenta a los hijos de
Magneto: La Bruja Escarlata y Quicksilver.
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