MILLENIUM
3: LA REINA EN EL PALACIO DE LAS CORRIENTES DE AIRE
Luftslottet som sprängdes
Daniel Alfredson, 2009
La épica conclusión de la
Trilogía Millennium es un viaje que remueve hasta lo más profundo de la
sociedad sueca. No sólo es el descenso al Mäelstrom que supone el pasado de
Lisbeth Salander (Noomi Rapace), sino un laberíntico recorrido por una caja de
Pandora llena de complots políticos y espionaje internacional. Luego de que el
final de La chica que soñaba con un
cerillo y un galón de gasolina (Alfredson, 2009) nos dejara en suspenso sobre el incierto futuro de la hacker, y
con más preguntas que respuestas sobre su pasado, todos los cabos sueltos se
atan en esta cinta que, a diferencia de las anteriores dos, está mucho más
equilibrada en cuanto a sus dosis de acción y suspenso.
Lisbeth Salander se recupera del ataque de Alexander
Zalachenko (Georgi Staykov) en un hospital de Estocolmo. Custodiada fuertemente
por la policía, pues sigue siendo la principal sospechosa de los asesinatos de
Dag Svensson (Hans Christian Tulin) y Mia Bergman (Jennie Silfverhjelm),
Salander se encuentra además impedida físicamente para escapar e incomunicada
del resto del mundo. En el cuarto de al lado se encuentra en recuperación
Zalachenko, quien buscará terminar con Lisbeth de una vez por todas. Ahora más
que nunca, la hacker necesitará de los pocos amigos que le quedan para salvar
su vida, limpiar su nombre y desenmascarar a los traidores del gobierno sueco.
Recuerdo que cuando leí esta novela
disfruté enormemente cómo Larsson jugaba con la tensión en la primera parte del
libro. El suspenso de quién podría caminar primero, Salander o Zalachenko, y
qué haría cuando pudiera caminar era simplemente magistral. Por desgracia,
dicho suspenso se perdió completamente al adaptar la obra al cine. En realidad
creo que toda la primera parte de la peli transcurre demasiado rápido y es por
esta razón que el suspenso no se genera como debería.
De hecho, el ritmo es tan acelerado que la
muerte de Zalachenko y el descubrimiento de los conspiradores dentro de las
altas esferas del gobierno sueco pasa casi desapercibido. Francamente, el
malvado Salla merecía un fin mejor. Básicamente todos los eventos del libro
están consignados en la película, pero la mayoría se ven a vuelo de pájaro para
economizar tiempo, y algunos como la salida de Erika Berger (Lena Endre) de
Millennium y el subsecuente acoso del que se vuelve víctima, son adaptados para
no desviar la atención del público.
Y éste es el principal defecto de la
película, creo yo. Adaptar un libro de casi 900 páginas (es el más largo de los
tres) a una película de dos horas y media debe ser una tarea colosal. Más cuando
hay tantas subtramas, líneas argumentales tangentes, detalles, personajes y
tonos diferentes.
En el caso del tono creo que la cinta tiene
su mayor acierto. La primera cinta era casi al cien por ciento una novela
detectivesca al más puro estilo de Sherlock Holmes; un thriller hecho y
derecho, vamos. La segunda entrega, con la persecución de Salander, la cacería
de Ronald Niederman (MIcke Spreitz) y el espionaje a la redacción de
Millennium, aunque seguía con el estilo de folletín detectivesco, se enfocaba
más hacia la acción. En esta tercera cinta tenemos ambas cosas de forma
bastante equilibrada. Así, a pesar de que la trama se vuelve complicada de
seguir por momentos, la película atrapa al espectador (ya después se pone uno
al corriente) desde el inicio hasta el final.
Al igual que en las entregas anteriores,
las actuaciones están en muy buen nivel, los actores se ven cómodos en sus
personajes y la mancuerna Nyqvist-Rapace sigue teniendo una química envidiable;
a pesar de que en esta película es en la que pasan menos tiempos juntos en
pantalla.
De hecho, esa es la fortaleza del libro que
logró mantenerse en la cinta. Cada uno de las novelas de la trilogía se basa en
la exploración de diferentes tipos de relaciones entre los dos personajes
centrales. En esta tercera parte, tanto en la novela como su versión fílmica,
se explora la dinámica de los personajes cuando se encuentran inminentemente
separados.
Al mismo tiempo, después del impactante
final que tuvo Salander en la película anterior, se desarrolla al personaje y
se le plantea como un ser humano complejo y frágil. Se derriban las barreras
que ella misma había levantado en la primera cinta y se nos permite ver la
relación causa-efecto en la creación de la personalidad de Lisbeth salander. Y,
mucho más importante para ella misma, descubre que necesita tanto a los demás
como los demás necesitan de ella; en especial de Blomkvist (MIkael Nyqvist).
Así pues, la película sigue manteniendo el
estándar de calidad de las dos partes anteriores, pero aquí sí se siente un
poco la prisa por terminar. Y en realidad ésa es la púnica queja que tengo al
respecto… Bueno, ésa y que los efectos de maquillaje siguen siendo bastante
malitos. Al final, con las prisas y el montón de eventos que suceden en la
película, el meollo del asunto termina diluyéndose.
Aunque eso sí debo reconocerlo: Es uno de
los mejores finales de trilogía que he visto en cine últimamente. Redondo,
conciso y alejado de los trillados clichés del melodrama. De hecho, es tan
bueno que es uno de esos finales en los que uno empieza a lamentarse porque no
quiere que se acaben…
PARA
LA TRIVIA: Al momento de su muerte, Stieg Larsson dejó inconcluso
el manuscrito de un cuarto libro de la serie Millennium. Por desgracia (o por
fortuna, según quiera vérsele),los encarnizados pleitos legales que por las
regalías de la franquicia Millennium han librado la exesposa de Larsson y su
última pareja han impedido que cualquier proyecto por terminar el libro se vea
concretado. A la fecha no se ha revelado detalle alguno sobre la trama o los
personajes que aparecerían en esta cuarta novela.
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