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domingo, 21 de junio de 2015

MUNDO JURÁSICO. Es agradable ver una película donde los dinosaurios resuelven sus diferencias hablando.



MUNDO JURÁSICO
Jurassic World

Colin Trevorrow, 2015


Antes que nada, debo advertirles que todo este texto va a tener spoilers, así que procedan bajo su propia responsabilidad.

Por fin la espera ha terminado y los fans de Jurassic Park tenemos una nueva entrada de la franquicia. En una etapa muy primigenia durante la concepción de esta película (por ahí de 2004), se coqueteó mucho con la idea de que en la cinta aparecieran soldados mutantes, híbridos de humano y dinosaurio. Aunque se desarrollaron diseños sobre esta propuesta, la idea fue descartada. Posteriormente, se trabajó sobre la idea de una pandemia causada por un virus mesozoico y que la clave para obtener una cura estaba en los dinosaurios creados por InGen.
    Finalmente, Universal se decidió por una idea menos extravagante y quienes hayan leído la segunda parte de mi reseña sobre Parque Jurásico, notarán que el argumento de la película ya estaba más o menos definido desde 2013.


    Y por cierto, el estreno de una cuarta entrega de esta franquicia después de casi quince años de ausencia de las pantallas no es una casualidad ni una respuesta a las peticiones de los fans. En los años siguientes vamos a estar viendo la resurrección de muchas sagas clásicas de Universal Pictures —como los ya anunciados remakes de La creatura de la Laguna Negra, La momia y un spinoff de King Kong— debido a la compra del estudio por parte de Comcast, quienes desean explotar las franquicias que hiciera famosa a la compañía.
    La historia va así: Zach (Nick Robinson) y Gray (Ty Simpkins) son enviados por sus padres a pasar una semana de vacaciones con su tía, Claire (Bryce Dallas Howard), una empresaria “workaholic” con obsesión por el control, quien resulta ser directora de Jurassic World: “Un parque de diversiones del futuro donde los dinosaurios cobran vida a través de avanzadas técnicas de clonación” y que fue construido por la compañía InGen en Isla Nublar, la locación donde hace más de veinte años intentaran construir el Jurassic Park original.
    El nuevo parque tiene éxito, pero la supuesta demanda del público por atracciones cada vez más emocionantes lleva a los genetistas del parque a crear un híbrido genético al que denominan Indominus Rex y que, como era de suponerse, se escapa, poniendo en riesgo la integridad de todo el parque. Será la misión de Claire y su antiguo interés romántico, el entrenador de velociraptors, Owen (Chris Pratt, a quien quizá recuerden como StarLord en Guardianes de la galaxia [Gunn, 2014]), detener al I-Rex antes de que acabe con todos los animales del parque... y quizás con Zach, Gray y el resto de los visitantes.



    Bien, de esta sinopsis una cosa salta inmediatamente a la vista: Aunque bien podría ser el inicio de una nueva trilogía (un reboot), esta película es una secuela directa de la primera cinta de Parque jurásico (Spielberg, 1993). No pasa por alto la segunda y tercera partes; pero hay más elementos de la película original que de las otras.
    Y precisamente ahí radica su éxito. Aunque puede ser disfrutada por públicos de todas las edades, el objetivo de esta cinta es llegarnos a los que vimos la original en su momento. Básicamente la mitad del sustento de la cinta es el factor nostalgia.
    Me refiero a que mientras la veía no pude evitar sentir como si estuviera escuchando un disco de covers: Como si los realizadores hubieran tomado sus escenas favoritas de la primera película y hubieran hecho su versión, eso sí, con la consigna de divertirse y no ser demasiado respetuosos con el material original. En este sentido, me pareció que utilizaron una estrategia parecida a la de Alien:La resurrección (Jeunet, 1997) pues se trata de una cinta más ligera con un tono cómico mucho más notorio y que por momentos raya incluso en la parodia de las películas anteriores. Aunque en una primera impresión esto podría considerarse una falla, en realidad se trata de uno de los puntos fuertes de la cinta.


    En general, ésta es una de esas películas que cuando uno ve dan la impresión de estar armadas de pedazos de otras películas. Digo, hay muchas escenas que parecen haber sido extraídas directamente de Alien, el octavo pasajero (Scott, 1979) y Aliens: El regreso(Cameron, 1986) e insertadas en esta película. Además, gran parte del desmadrito me recordó a esas películas setenteras de desastres y, en general, toda la cinta me recordó enormemente a Tiburón 3 (Alves, 1983).
    El elemento de Ciencia Ficción que fue tan característico de la primera parte prácticamente sólo estuvo presente en ella y ha desaparecido de la saga casi por completo. En cambio, Mundo jurásico se enfoca mucho más a la acción y a la aventura; pero logra un equilibrio entre acción trepidante y un guión decente… a diferencia de la tercera parte, que era pura acción sin sentido y lo dejaba a uno sintiéndose vacío después, como sexo casual.
    Es más, a diferencia de su predecesora, esta cuarta entrega tiene un discurso interesante: A final de cuentas, se trata de una sátira —que se ve acentuada por el tono de comedia de todo el show— de la corporativización absurda del entretenimiento que se vive en nuestros días... Lo que no evitó que Mercedes Benz, Hasbro, Coca-Cola, Verizon y otros tantos metieran sus marcas en la película, por cierto.


    En un segundo nivel hay también un discurso en contra de los organismos transgénicos. Digo, el Indominus Rex es un híbrido transgénico que finalmente es derrotado por el Tyrannosaurus Rex, un animal “orgánico” —tan orgánico como un dinosaurio de probeta con genes mutantes de rana pueda ser—. Por cierto, la T. Rex que aparece en esta película supuestamente es la misma que apareció en la primera, por eso tiene cicatrices en el pescuezo dejadas por los velociraptors.
    Incluso hay una escena en la que el Dr. Wu (BD Wong) dice: No hay nada natural en Jurassic World —Por supuesto que no, ¿vieron la nariz de Claire?— y en este sentido el diseño de producción es muy interesante. Todas las instalaciones del parque fueron diseñadas para verse artificiales y tener ese look de las cosas hechas “para turistas”.
    Toda la cinta —y es justo denominarla tal pues fue filmada en película de 35mm, en vez de grabada directamente en formato digital como es la tendencia actual— está llena de referencias para deleite de los fans, como la aparición del Dr. Henry Wu (único personaje de la película original que regresa, aunque Laura dern estuvo vinculada con al proyecto en sus etapas iniciales), o la escena en la que Zach y Gray encuentran las ruinas del centro para visitantes original, donde hay montones de “reliquias” como los googles de visión nocturna, el jeep de John Hammond o el banner en el que se lee “When Dinosaurs Ruled the Earth”.
   Asimismo, como se ha vuelto una especie de tradición en esta franquicia, se incorporaron elementos de las novelas que fueron dejados fuera de las películas anteriores.


    Por un lado, Gray menciona que otra forma de obtener ADN de dinosaurio es a través de la médula ósea, que no queda muy claro cómo; pero este era el procedimiento que originalmente describe Crichton en el primer libro.
    Por el otro, tenemos la habilidad del I-Rex para camuflarse con su entorno. En la película esta facultad la adquiere el dinosaurio gracias a que desarrolló cromatóforos especiales pues le fueron injertados genes de sepia. En la novela de El mundo perdido, son los Carnotaurus quienes poseen este poder.
    Hay también que mencionar que el Mosasaurus que vemos en pantalla es alimentado con tiburones, como un guiño al clásico dirigido por Steven Spielberg; o que Zara (Katie McGrath), la asistente de Claire encargada de cuidar a sus sobrinos, está leyendo un libro con la foto de Ian Malcolm en la contraportada. Y no olvidemos los lanzacohetes que Crichton incluye entre las medidas de seguridad del parque en el primer libro.
    Y por cierto, la escena en la que una parvada de pterosaurios ataca al helicóptero era el final original de El mundo perdido (Spielberg.1997).
    Sin embargo, de todo este banquete de Easter Eggs, mi favorito fue la aparición de Skinner. Quienes ya llevan un rato en esto de la fanaticada de JP quizá recuerden la última serie de figuras deacción de la primera película. En ella aparecían dos figuras humanas de cazadores furtivos conocidos como Evil Raiders, uno parecido a Cocodrilo Dundee llamado “Dr. Snare” y un biker calvo y de barba llamado “Skinner”. En la secuencia en la que los mercenarios de InGen llegan a Isla Nublar, uno de ellos, calvo y de barba, le dispara a un Dimorphodon desde el helicóptero. Se supone que ése es Skinner.



    En general la película tiene un buen ritmo y nunca se hace aburrida... Se hace absurda en partes, eso sí; pero nunca aburrida. Y tiene el gran mérito de que es la primera película de la saga en la que aparecen niños que uno no quiere estrangular a los cinco minutos… Igual son odiosos, el mayor es un pusilánime y el otro, un chantajista sentimental (igual que su madre); pero soportables.
    Lo que me hace pensar que quizá la película no sea tan absurda después de todo. Recuerdo que cuando la estaba viendo pensé: “Si ya llamaron a todos los Gyrospheres para que regresaran a la base ¿Por qué Zach se empeña en desobedecer? ¿Cómo puede haber alguien tan irresponsable como para desobedecer las más básicas reglas de seguridad? Luego recordé que tuve una novia que sí tenía algún problema irracional con seguir reglas y por culpa de ella detuvieron Superman: The Last Escape y perdió un celular en la Canoa vikinga, todo en el mismo día en Six Flags… Y ya no me pareció absurdo.
    ¿Y cómo es que Claire —quien, por cierto, viste de blanco como homenaje al personaje de John Hammond— puede andar toda la película corriendo en tacones? Aunque Howard sí realizó la mayoría de sus escenas en tacones, para lo cual tomó un entrenamiento exhaustivo para fortalecer sus tobillos.
    Ahora, se supone que el I-Rex tiene ADN de Velociraptor, ¿no? Y por eso cuando mandan a los raptors entrenados a cazarlo, ellos se alían con él en vez de atacarlo… Si la otra mitad del I-Rex es ADN de T-Rex ¿Por qué carajo la mandan a pelear contra él? ¿Nunca se les ocurrió que igualmente podrían aliarse los dos?
    Y finalmente, lo que siempre pienso de las películas en las que buscan crear “armas biológicas” o “súper-soldados”: Racismos aparte, ¿no es más barato seguir usando inmigrantes ilegales como carne de cañón?


    En la lista de los fallos yo pondría la relación romántica de Claire y Owen, que se siente forzada y metida con calzador para complacer al público que porque realmente aportara algo a la historia —me gustó mucho más el beso frustrado de Lowery (Jake Johnson)—.
    Del mismo modo, hay muchas líneas de la psicología de los personajes que pudieron explotarse y se quedaron en meros apuntes: Una escenita en la que Claire entendiera por fin que no puede tener el control de todo hubiera sido muy agradecida, o alguna otra en la que descubriera que en el fondo sí quiere tener hijos (como le pasó a Alan Grant en la primera película)… o ¿qué pasó con la novia de Zach? Digo, nos mostró durante 2 horas de película que le vale madres, pero como que le faltó llegar a una conclusión.
    El otro elemento que no me gustó tanto fue la música. Esperaba nuevas versiones de los temas compuestos por Williams; pero no fue el no tenerlos lo que me decepcionó. Fue el hecho de que el tema de los velociraptors sea tan condenadamente parecido al tema principal de la película Fuerza siniestra (Hooper, 1985).
    Y la verdad, sí se extrañaron los dinosaurios animatrónicos. En esta cinta sólo se ven unos cuantos en pantalla: Las cabezas de los velociraptors, el Apatosaurus agonizante y el hocico del I-Rex. Al menos estos animatrónicos fueron construidos por los discípulos de Stan Winston.
    Finalmente, tengo que decir que sigue sin convencerme la idea del Indominus Rex. Digo, habiendo tantos dinosaurios tan interesantes y tantos nuevos descubrimientos que nunca han aparecido en la saga de Jurassic Park, ¿por qué tuvieron que inventar un dinosaurio nuevo?


     En conclusión, creo que se trata de una película decente. No me parece tan buena como las primeras dos —y no es que la segunda sea buena en realidad—; pero ciertamente no es tan mala como la tercera. Es entretenida, divertida y tiene escenas emocionantes, particularmente si uno no se cuestiona la lógica de la mayoría de ellas y, al igual que Mad Max:Furia en el camino (Miller, 2015); resulta una bocanada de aire fresco en un mercado sobresaturado de películas de superhéroes... A lo cual creo que debe otro gran porcentaje de su éxito.
    Por cierto, ¿saben que sería bien pinche interesante, gente de Universal Pictures? ¡Una película donde mostraran cómo fue que InGen recuperó el control de Isla Nublar, en lugar de rociarla con napalm como en la novela!
    Según las opiniones que he leído en línea, en general la película ha recibido buenas críticas por parte de los fans; aunque la mayoría de ellos coinciden en que le falta algo, sin que puedan precisar exactamente qué es. Después de mucho meditarlo, creo que descubrí qué le hizo falta a Jurassic World cuando la vi en el cine esta semana: Le hago falta yo a los ocho años.


PARA LA TRIVIA: Ésta es la primera película de la saga que no comienza con un ataque de dinosaurio y que no incluye ninguna escena bajo la lluvia.


miércoles, 17 de junio de 2015

SUMARIO 2014

SUMARIO 2014


jueves, 11 de junio de 2015

INDIANA JONES Y EL REINO DE LA CALAVERA DE CRISTAL. La hermanastra más fea de la serie.


INDIANA JONES Y EL REINO DE LA CALAVERA DE CRISTAL
Indiana Jones and the KIngdom of the Crystal Skull

Steven Spielberg, 2008

Los rumores acerca de una cuarta entrega de la saga de Indiana Jones comenzaron a circular desde mediados de los años noventa; sin embargo, no fue sino hasta el 2008 que la película se vio finalmente materializada. Si de por sí las cintas del famoso arqueólogo eran ya un tributo a la nostalgia y a lo kitsch, esta entrega es un abuso (pues termina siendo un tributo al tributo). Uno de sus principales problemas fue la filtración a través de la red de innumerables spoilers, que se fueron granjeando el disgusto de los fans de la serie desde semanas antes de que la cinta fuera estrenada. Así, el producto final fue una película que no logró complacer a los seguidores más asiduos de la serie ni cautivar a los nuevos públicos, y de la que el mismo Spielberg se deslindó apenas se hubo estrenado.
    En 1957, durante la Guerra Fría, Indiana Jones (Harrison Ford) es secuestrado por un comando de la KGB infiltrado en el Ejército de Estados Unidos. Bajo el mando de la terrible coronel Dra. Irina Spalko (Kate Blanchett con una terrible peluca), los soviéticos buscan apoderarse de la legendaria Calavera de Cristal, un cráneo antropoide de cuarzo de origen desconocido hallado entre los restos del OVNI siniestrado en el desierto de Roswell, Nuevo México, a finales de la década de los 40, y que se supone que otorga a quien lo posea el poder de controlar la mente de otros seres humanos. La búsqueda de Spalko y de Jones, ahora reclutado por el FBI, los llevará a las densas junglas sudamericanas en busca de la legendaria ciudad perdida de El dorado, donde no sólo se revelará el secreto del origen de la enigmática Calavera de Cristal, sino que nuestro héroe se reencontrará con asuntos pendientes de su propio pasado. 
 
    Recuerdo que fui a ver esta cinta cuando se estrenó en el cine y no me pareció tan terrible como había escuchado. Luego la volví a ver en DVD y fue que le encontré todas sus fallas y me pareció lamentable. Ahora que la he vuelto a ver en la gloria del Blu-Ray, pude apreciarla con una nueva perspectiva que me llevó a comprenderla un poco más y relacionarme con ella de un modo distinto; relación que me llevó a preguntarme: ¿Qué rayos es esto? ¡Hubo juegos de la saga original de Tomb Raider que fueron mejores que esta peli y eso que a partir del 2 ya eran bastante mediocres!
    Creo que la parte más fuerte de la película es el guión. No la historia, cuyo argumento parece haber sido escrito por Giorgio Tsoukalos, ni las actuaciones o los efectos especiales que son tan disparejos a todo lo largo de la película; sino simplemente el guión, el cómo la historia es contada y cómo se expresan los personajes. Cada uno de ellos está bien definido y se nota la evolución en su forma de pensar, quiero decir, por lo menos en el aspecto psicológico sí se nota que han pasado veinte años en la vida de Indy.


    Por desgracia, en todo lo demás no, y eso me ha parecido chocante desde siempre. La sexta película en la saga de Rocky, Rocky Balboa (Stallone, 2006), es también una secuela tardía y en ella el conflicto surge precisamente del hecho de que Rocky (Sylvester Stallone) ya está demasiado viejo para seguir boxeando. En nuestra cuarta parte de Indiana Jones, en cambio, la avanzada edad de Indy sólo es apuntada superficialmente al incio de la cinta y después parece olvidarse por completo. De tal suerte, en pantalla aparece un Harrison Ford de 66 años haciendo las mismas acrobacias que cuando tenía 36; lo cual, sin ánimo de ofender a nadie, resulta simplemente ridículo.
    Supongo que pensando en esto, los realizadores transfirieron el protagonismo de muchas de las escenas de acción y persecuciones al personaje de Mutt Williams (Shia LaBeouf); pero admitámoslo, el protegido de Spielberg tiene más tipo de nerd buena onda pero teto que de héroe de acción. De hecho, antes del estreno de la cinta se rumoraba fuertemente que se planeaba que ésta entrega fuera una película de transición, y que a partir de ella comenzaría una nueva saga de Indiana Jones con LaBeouf como protagonista; pero su fracaso con la crítica y los fans, y su resultado más bien pobre en la taquilla parecen haber disuadido a los productores de llevar a cabo dicho plan… hasta el momento.

    Si bien uno de los aspectos que más me gustó de la entrega anterior de la saga fue su autenticidad, en ésta me quedaron a deber… y mucho. En general los fans se mostraron preocupados por la utilización de efectos especiales en CGI en esta película, pero Spielberg acalló las inquietudes cuando declaró que “sólo utilizaría la tecnología digital en las escenas que fuera estrictamente necesario”. Empero, más rápido cae un hablador que un cojo, y la primera imagen que vemos en pantalla, apenas transcurridos 20 segundos de película (literalmente, los conté), es un perrito de la pradera completamente animado por computadora saliendo de su madriguera… ¡también digital! Así pues, los efectos por computadora francamente echan a perder muchas escenas de acción que de otro modo habrían sido impactantes; la más notoria de ellas es el enfrentamiento con espadas entre Williams y Spalko a bordo de un par de vehículos soviéticos mientras atraviesan la selva peruana.
    Con todo y todo, por momentos la peli sí logra cautivar el espíritu de las cintas originales de Indiana Jones, y hasta puedo decir que tres cuartas parte de la cinta sí son decentes, e incluso un par de escenas, si uno pone un poquito de su parte, hasta disfrutables. Incluso puede uno disfrutar de las actuaciones del británico Ryan Winstone y del prodigioso (y también británico) John Hurt, quien es uno de mis actores favoritos casi desde que tengo memoria, como el enloquecido profesor Oxley. La última media hora de la película, incluido el final, es pura basura y le da al traste al resto.

    Lo único que sí me parece genial sobre esta peli es que gracias a ella, Hasbro (quienes producen también las figuras de acción de Star Wars) lanzó al mercado una extensa línea de figuras de acción basadas en las cuatro películas de Indiana Jones. Altamente detalladas y articuladas, estas figuras se convirtieron en artículos de altísimo valor coleccionable casi de inmediato.
    A pesar del repudio general por parte de la crítica, la fanaticada y el público inocente hacia esta película, Steven Spielberg ya anunció oficialmente sus intenciones de dirigir Indiana Jones 5. Quizá en esta ocasión la antigua reliquia que Indy deba encontrar sea su propia acta de nacimiento…


PARA LA TRIVIA: En el guión original de esta película se había escrito una escena para el Dr. Henry Jones Sr., padre de Indiana Jones interpretado por Sean Connery; sin embargo, casi desde un inicio Connery se rehusó a participar en la película. Aun así, tanto su personaje como el de Marcus Brody (Denholm Eliott) aparecen en pinturas y fotografías en varias escenas, e Indy se lamenta por el fallecimiento de ambos.