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sábado, 6 de junio de 2015

LA ISLA SINIESTRA. De vuelta al "Thriller psicológico"


LA ISLA SINIESTRA
Shutter Island

Martin Scorsese, 2010

Pasa con una inusitada frecuencia pero sí pasa, y cuando pasa es en verdad satisfactorio. Me refiero a que hay veces en que adquiero una película prácticamente a ciegas y cuando la veo resulta ser muy buena. En este caso, de esta cinta sólo sabía que se trataba de un thriller ambientado en la posguerra y que era obra de una de las mancuernas artísticas más prolíficas en la cinematografía de los últimos años, la conformada por Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio. Ya viendo la película, me encantó descubrir que poseía un reparto de primer nivel en el que, además del ya mencionado DiCaprio, participaban Mark Ruffalo, Sir Ben Kingsley, Elias Koteas, Jackie Earl Haley y el siempre excelente Max von Sydow.
    En 1954, el agente federal Teddy Daniels (DiCaprio) y su compañero Chuck Aule (Ruffalo) son llamados para investigar la desaparición de una interna en el Hospital Ashecliffe para criminales dementes de Shutter Island. Cuando llegan se encuentran con muchos inconvenientes para realizar su investigación: una tormenta perpetua que asola la isla, el hecho de que no pueden sacar nada claro de interrogar a los pacientes y, peor aún, la negativa casi absoluta de las autoridades del sanatorio para colaborar. Teddy, atormentado por dolorosos recuerdos del pasado, se da cuenta conforme pasan las horas de que el director de la institución (Kingsley) no sólo parece estar ocultando algo, sino que también parece tener planes para él y no lo dejará escapar de la isla tan fácilmente.

    Esta cinta captó toda mi atención desde los primeros minutos. Las secuencias de inicio, con la llegada a la isla, nos anuncian que estamos por embarcarnos en una espiral que desciende hasta los más recónditos y oscuros rincones de la mente humana. Con una música grandilocuente y macabra, y clarísimas influencias de la obra de Alfred Hitchcock la peli abre presentando un misterio sin reparos ni concesiones: ¿Dónde está Rachel?
    Las circunstancias de su desaparición son por demás extrañas. También es muy sospechosa la actitud del Dr. Cawley (Kingsley), quien trata de frenar la investigación poniéndole trabas cada que le es posible. Asimismo, el apoyo de Cawley es el misterioso Dr. Naehring (von Sydow), quien es en realidad de origen alemán… Y Daniels lo descubre pues él estuvo en combate durante la Segunda guerra Mundial y los recuerdos de los horrores que vivió no lo dejan en paz… ¿O es que alguien ha estado drogando su comida? ¿O sus cigarrillos? ¿Qué está pasando en Shutter Island? ¿Serán ciertas las hipótesis de Aule sobre experimentos ilegales de técnicas de control mental, heredadas de los nazis, con los pacientes de Ashecliffe? Es más… ¿Existió una paciente llamada Rachel? Los médicos de Ashecliffe parecen estar conspirando en contra de Daniels para volverlo loco y que no descubra la verdad, ya que uno de los internos del manicomio parece estar ligado a la trágica muerte de su esposa años atrás.
    Esta cinta retoma muchos elementos del mejor Film Noir y los mezcla de una forma soberbia. Basada en la novela de Dennis Lehane, el guión es uno de los más inteligentes que he visto en los últimos años, lleno de vueltas de tuerca y callejones sin salida. Pasada la primera mitad de la película, uno se siente como el mismo Daniels, paranoico y desconfiado de todo y de todos. Esta película juega con el espectador de una forma audaz e ingeniosa.

    Las actuaciones son increíbles y todos los involucrados se desempeñan al tope de sus capacidades. Leo DiCaprio no sólo demuestra una vez más que es un actor comprometido y eficiente, sino que dirigido por Scorsese es capaz de reinventarse en cada cinta. Ben Kingsley, quien suele ser formidable, nos crea un sentimiento de rechazo encarnando a un personaje falaz y doble. La presencia del otrora actor fetiche de Ingmar Bergman, Max von Sydow, es inquietante durante todo el filme pues logra crear una figura siniestra, medio real y medio onírica, a través de sus movimientos, su voz y el manejo de su propio físico. Elias Koteas y Jackie Earle Haley (quien parece dotado para interpretar psicópatas, como lo mostró con Rorschach en Los vigilantes [Snyder, 2009] y su reinterpretación de Fred Krueger en Pesadilla en la calle Elm [Bayer, 2010]) están excelentes en sus papeles de pacientes del manicomio. Haley siendo un poco más extravagante y alocado, mientras que Koteas, fiel a su costumbre, es más sutil y un tanto socarrón.

    La estética de la película está muy bien lograda y llega a ser altamente sofisticada en algunas secuencias. Por principio de cuentas, hago notar el nivel de cuidado que pusieron los diseñadores de arte y los set dressers no sólo en recrear la década de los 50, sino en lograr que cobrara vida. El manicomio Achecliffe no sólo es un edificio, es una bestia enorme que se alimenta de quienes viven en ella. Asimismo, los vestuarios de cada uno de los personajes están meticulosamente diseñados para reflejar sus respectivas personalidades y, esto, como se descubrirá, es parte vital del guión.
    Los escenarios son majestuosos. Uno de los más impresionantes es la mansión donde vive el Dr. Cawley que, según él mismo explica, fue construida durante la Guerra Civil. Su estética sobrecargada y sus colores contrastantes son la clave que ordena todos los demás elementos estéticos y argumentales en el orden de un relato del más depurado Gótico Americano. Es el cerebro de la bestia.
    Los colores utilizados en las tomas son deprimentes y aportan peso dramático a las escenas. Moviéndose en una gama de grises, pardos y ámbares deslavados dan una sensación de desesperanza que impregna todo el filme.

    Esta es una de las mejores películas que he visto en lo que va del año y la recomiendo ampliamente. Es un poco larga (alrededor de dos horas y cuarto), pero la verdad es que logra atraparlo a uno de tal forma que ni se siente. Una verdadera obra maestra del cine de suspenso en la que se siente la influencia de clásicos del género como Psicosis (Hitchcock, 1960), El silencio de los inocentes (Demme, 1991) y El gabinete del Dr. Caligari (1920). 



1 comentario:

  1. Gracias por la recomendación Acabo de verla y esta simplemente genial! Vaya que DiCaprio sabe elegir sus papeles y con quien trabaja Es un actor muy valioso Y la película de plano te deja una inquietud y una sensación de encierro y de ansiedad que muy pocas películas logran El guin es simplemente sublime

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